martes, 18 de diciembre de 2012

Abuelos Maternos


Angel Alamo Ybarra
Mi abuelo Materno:
Cariñosamente lo llamabamos Granpapa.

ÁNGEL ÁLAMO YBARRA, el último mantuano.
Por: Carlos Maldonado-Bourgoin
Escritor, historiador y crítico de arte.
Tengo a los Álamo en la casa del afecto. Ellos ocupan y comparten un lugar muy particular al de mis abuelos reales, están en el álbum de mis recuerdos, en la esfera de mis cultos, de mis devociones y en mi eterna gratitud.
Vivíamos en tiempos revueltos, preocupaba mucho la lucha subversiva de la izquierda, cuando conocí a Ángel Álamo Ybarra y a su distinguidísima esposa Belén Borges Ustáriz de Álamo, ellos eran sencillamente encantadores. Fue en los años sesenta en casa del excelente historiador y escritor Juan Uslar Pietri, de grata recordación también para mí. Desde entonces, comencé a tratar y frecuentar a los Álamo, me hice parte de su entorno familiar. Con genuino cariño y respeto los llamaba Don Ángel y Doña Belén, en tono más virreinal que caraqueño.
Me encantaba escucharlos con todos aquellos relatos hechos con gracia y naturalidad, contados especialmente por Ángel en primera persona del plural. Acontecimientos y personajes, todos estos protagonistas y hacedores de nuestro gentilicio que eran parte de su propia morada del más rancio linaje de la colonia: el obispo Ybarra, primer venezolano con jerarquía eclesiástica, el prócer José Ángel de Álamo llamado “el dandy de Barquisimeto” firmante del Acta de Declaración de Independencia, los altos oficiales del Ejército Libertador Diego y Andrés Ybarra, leales edecanes de Simón Bolívar... y la primera dama Ana Teresa Ybarra, esposa del general Antonio Guzmán Blanco.
Recuerdo como si fuera ayer que Ángel me llevaba a visitar sitios históricos como las ruinas de la Hacienda Ybarra, de su familia hasta que fue vendida para la construcción de la Ciudad Universitaria, la Casa Natal del Libertador, la Cuadra Bolívar, la Quinta de Anauco… Ir al centro con Ángel era un auténtico programa lleno de sorpresas. Nos íbamos en carro y el chófer nos dejaba en el estacionamiento de la Casa Amarilla o en algún garaje cercano. Justo al lado en el Hotel El Conde un mediodía Ángel dio una charla rotaria sobre la Caracas de Ayer, otras veces fuimos a la Catedral, la Sociedad o el Museo Bolivarianos donde también hizo alguna intervención como en la colocación del retrato de José Ángel de Álamo su pariente.
Mi querido amigo Ángel era un ciudadano criollo muy notorio. Por su temperamento y carisma alguien me lo comparó un día con Don Vicentico Martínez Martelo, muy distinguido y popular personaje de Cartagena, organizador del Certamen Nacional de Belleza de Colombia. Y es que él siempre tenía algo amable y caluroso que decir o que preguntar, saludaba o era saludado por gente de todo tipo, clase y condición social. Se mostraba interesado en el otro y, en algunos casos, era capaz de recordar el nombre, el apellido y dar una pequeña semblanza de este. Por las calles y los espacios públicos caraqueños iba un Ángel como descubriendo el color, el calor y el olor de las cosas, lleno de plenitud y de alegría por vivir.
En esas grandes recepciones en la Cancillería, junto a Don Ángel Álamo Ybarra tuve la oportunidad de tener muy cerca, de darle la mano y hasta hablarle a un Charles De Gaulle, Gustav Heinemann, Indhira Gandi, al Presidente Raúl Leoni, Menca Fernández de Leoní su esposa y a Carmen Sofía su hija. Una vez recuerdo con especial humor que terminamos yendo −todos vestidos de frac− a los Hermanos Álvarez de la Gran Avenida, había mucha hambre y por lo tarde de la noche no teníamos otra opción. Fuimos testigos del escándalo que armó un trigeño joven que a todo gañote desde lejos gritaba y gesticulaba: −Dáme un nervioso caldozo−. Todos nos miramos estupefactos, delegados y embajadores extranjeros que estaban cordialmente restaurándose en compañía de nosotros.
Durante su rica y larga existencia, Ángel tuvo ocupaciones que le dieron cierta experiencia y mucho roce. Fue de Compañía de Húsares para la conmemoración del Centenario del la Muerte del Libertador, hizo servicio público como Bombero Voluntario llegando al grado de capitán. También se lució como presidente del Club Venezuela, Club Paraíso y Caracas Country Club, haciendo de estos emblemáticos espacios centros muy activos. La prensa reseña momentos sociales y culturales de relieve. Ángel fue también Rey Momo, presidió la Junta del Carnaval de la ciudad. Y muy acertadamente se desempeñó como Embajador de Venezuela en Rep. Dominicana y en el Perú.
En el Hogar Americano, presidido varios años por Ángel, nos sumamos a las galas del Cuatricentenario de Caracas. Un selecto grupo de jóvenes preparamos y ensayamos la Cuadrilla Venezolana bajo su dirección, también servimos como guías culturales turísticos en la ciudad. En esas fechas Ángel me enseñó y me llevó al balcón lateral de la Casa Amarilla por donde se tiró Cipriano Castro en el terremoto del mil novecientos. Jamás nos pudimos imaginar que a pocos días sucedería una catástrofe semejante en Caracas y el Litoral.
Después de esa tragedia una tarde Ángel me invitó a cenar en El Greco, un sitio en Macaracuay. Al lado del restaurante había una discoteca y podías ver a la clientela bailando. Al sonar la bostella (variante de tarantella italiana), que se baila con pasos y saltos largos hasta que la música se detiene, de seguidas los bailarines se echan en la pista y esperan a que vuelva nuevamente el ritmo. Como todos estábamos obsesionados con el terremoto. Ángel asoció con un temblor de tierra esto de echarse al piso y ágilmente se metió debajo de la mesa como un experto en defensa civil. No sabía si reírme o disimular, pero mi natural fue agacharme y rescatar tranquilizando al amigo su equívoco, al incorporarse celebramos y brindamos. Muchas, muchísimas son las anécdotas que puedo recordar con esta gran persona que fue Ángel Álamo Ybarra.
Después de su muerte a comienzos de los setenta, continué frecuentando a Doña Belén y a sus hijas Belén, Elena, Isabel y Morella. Los almuerzos dominicales en su casa o en su apartamento de Las Mercedes eran una cita necesaria y reconfortante. Se dieron allí momentos musicales y literarios poco frecuentes. Tuve el honor y el privilegio de tener un sitio como hijo en esa mesa servida con elegancia, pero sobre rendida con cariño y gran sencillez. Evoco con muchísima añoranza a Ángel y a Belén Álamo que tienen ganados un ancho y generoso espacio en la esfera de nuestros afectos más queridos.
Finalmente, honremos en esta semblanza las imágenes de Ángel Álamo Ybarra, el último mantuano, y la de Belén que fue una de las mujeres más bellas de su época. Ellos representan lo criollo, lo genuino, el país que se nos fue… sin quedar a cambio algo comparable ni valedero, ellos representan una parte muy respetable de nuestra venezolanidad amable, hospitalaria, coloquial... Rescatemos esa Venezuela aunque sólo sea en nuestra memoria más íntima..
Caracas, 03 de octubre del 2008-
Nace en Caracas un martes 12-11-1889
Educado en el Colegio Francés y Colegio Alemán y en la Universidad Central de Venezuela. Opto metrista.
Estudios de Diplomacia.
Comisionado del Ministerio de Fomento para el estudio de las variedades de semillas de caña de azucar y maquinaria en Puerto Rico.
Fundador y Presidente , durante varios períodos de la cámara Agrícola de Venezuela.
Presidente Vitalicio de la Camara Agrícola de Venezuela.
Presidente de la primera convención Nacional de Agricultores.
Concejal durante varios periodos por las Parroquias de Altagracia , Carayaca y Macuto.
Vicepresidente del Ilustre Concejo Municipal del Distrito Federal y Presidente.
Delegado por el Territorio Amazonas a la convención Mineralogía 
Miembro de la Junta directiva del Hipodromo Nacional , durante varios periodos. Inspector de parque y Jardines en el distrito Federal .
Secretario de la Camara de Diputados del Congreso Nacional.
Secretario de la camara del Senado.
Inspector de Obras Públicas del distrito Federal .
Varios cargos en el Ministerio de Hacienda , en la dirección de Aduanas , en la dirección del tesoro. Representante del estado de Aragua en el Centenario de la Batalla de Carabobo.
Delegado a la Feria y entrega de la llave del Condado de Miami.
Jefe de la Dirección de Bienes Nacionales y Estadística.
Nombrado en la Organizaciòn del Catastro de Caracas.
Sub-intendente de tierras Baldías del Departamento Vargas.
Administrador Principal de correo en la Guaira .
Sub-director general de Correo. Direrctor de la Dirección Principal de Correo.
Presidente de la Junta de Sufragios de La Parroquia de Carayaca.
Maestro de Ceremonias y Guarda Muebles del MInisterio de Relaciones Interiores.
Director Presidente de White Star Milk .
Director del Centro Azucarero de la Ceiba . Tesorero de la Asociación de Agricultores de Venezuela . Presidente de la Compañía Urbanizadora de Los Palos Grandes . Presidente de la Urbanización Alamo en Macuto. Adjunto al inspector general de Obras Públicas del Distrito Federal . Director suplente de las Obras en la avenida Bolívar. Inspector General de Obras Municipales , jardines y plazas de la Parroquia Macuto  del departamento Vargas . Presidente de la Inversora Alamar . Miembro de la comisión nacional para recobrar la Guayana Esequiba. (150 mil hectáreas arbitrariamente tomada por los ingleses. Secretario Partícular del Ministro de Relaciones Interiores.  (Doctor Diogenes Escalante)



Belen Borges Ustariz
Mi abuela Materna:
Cariñosamente le decíamos Granmama.
Nació en Valencia y formaba parte de una de las familias más distinguidas de Valencia, se casó con mi abuelo Se caso el 31 de enero de 1919.
Le gustaba reunir a la familia todos los domingos y tenía una conversación muy enriquecedora y era muy aguda en sus comentarios. Casi siempre invitaba a una persona muy destacada con su esposa y le gustaba que todos tuviéramos conversación con el invitado especial. En diciembre nos reunía a toda la familia y hacíamos intercambio de regalos entre lo primos y cantábamos alrededor del árbol de navidad y luego cantábamos todo tipo de aguinaldos. Cocinaba delicioso y sus almuerzos eran exquisitos y la mesa era acompañada con un lujo de reyes. Mi Granmama vivió un tiempo en el Perú porque mi abuelo fue embajador en el Perú y estando allá se le ocurrió variar una receta Peruana para convertirla en el famoso Chupe Caraqueño.

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