viernes, 2 de junio de 2017

Roberto II de Francia ★ |•••► #FRANCIA #Genealogia #Genealogy ♛

Roberto II de Francia
Para otros usos de este término, véase Roberto II.
Roberto II el Piadoso
Rey de Francia
Robert II of France (coloured).jpg
Información personal
Otros títulos Duque de Borgoña (1004-1016)
Reinado 24 de octubre de 996-20 de julio de 1031
Coronación 25 de diciembre de 987 (Orleans)
Nacimiento 27 de marzo de 972
Orleans
Fallecimiento 20 de julio de 1031
Melun
Predecesor Hugo Capeto
Sucesor Enrique I
Familia
Casa real Dinastía de los Capetos
Padre Hugo Capeto
Madre Adelaida de Aquitania
Descendencia Hugo (1007-1025)
Enrique (1008-1060) Red crown.png
Adela de Flandes (1009-1079)
Roberto el Viejo (1011-1076).

Roberto II de Francia o Roberto II "el Piadoso", o bien en francés como Robert II le Pieux (Orleans, 27 de marzo de 972-Melun, 20 de julio de 1031) fue el rey de Francia desde 996 hasta 1031. Hijo de Hugo Capeto y de su esposa Adelaida de Aquitania, fue el segundo rey franco de la dinastía de los capetos.

Fue asociado al trono desde 987 y asistió a su padre en asuntos militares. Su sólida formación supervisada por Gerberto de Aurillac en Reims, le permiten ocuparse de cuestiones religiosas de las que se convierte en garante (dirige el concilio de Verzy en 991 y el de Cheles en 994). Desde 996 continúa la política de su padre, manteniendo la alianza con Normandía y Anjou para contener las ambiciones de Eudes II de Blois.

Luego de una larga lucha que comienza en abril de 1003, conquista el ducado de Borgoña cuyo duque anterior Enrique I de Borgoña -su tío sin descendencia legítima- había cedido a su hijastro Otón-Guillermo.

Los desórdenes conyugales de Roberto el Piadoso con Rozala de Italia y Berta de Borgoña (que le valieron la amenaza de excomunión), junto a la mala reputación de Constanza de Arles, contrastan fuertemente con el semblante piadoso y al límite de la santidad que nos deja su biógrafo Helgaudo de Fleury en su obra La Vida del rey Roberto el Piadoso (Epitoma vitae regis Roberti pii). Allí se presenta su vida como un modelo a seguir, con innumerables donaciones a establecimientos religiosos, caridad hacia los pobres y sobre todo gestos considerados sagrados como la curación de leprosos: es el primer rey francés al que se le atribuyen milagros. Al fin de su reinado se evidencia la debilidad del mismo, debiendo enfrentar la revuelta de su esposa Constanza de Arles y de sus propios hijos (Enrique y Roberto) entre 1025 y 1031.


2.5 La herejía en Orleans (1022)

Historiografía ®
Su historiografía se consolida tiempo después de la época de Roberto el Piadoso y está vinculada a la instauración de la Paz de Dios, entorno al año mil, orientada a proteger los bienes de la iglesia y de los señores. Mientras desde Jules Michelet, los historiadores han sostenido que el pasaje del año mil estuvo pautado por un miedo generalizado al fin del mundo, esta tesis es refutada por el historiador Georges Duby y por Sylvain Gouguenheim, profesor de historia medieval de la Escuela Normal Superior de Lyon.1

De hecho, durante el fin del siglo x y principios del siglo xi, se vivió el comienzo de un profundo cambio económico y social con un aumento de la producción agrícola y de los intercambios comerciales vinculados a la difusión del uso de la moneda de plata. Del mismo modo, la etapa final de las invasiones vikingas y las continuas guerras señoriales implicaron, a partir de 1020, la proliferación de castillos privados -contraviniendo la prohibición establecida- y la consolidación de la caballería como nueva élite social, cuyos orígenes se remontan al de los caballeros carolingios.

A diferencia de su padre, se conservan fuentes eclesiásticas contemporáneas de Roberto el Piadoso que evocan su vida. En primer lugar, la biografía escrita por Helgaudo de Fleury (Epitoma vitae regis Roberti pii, circa 1033), abadía de Saint-Benoît-sur-Loire,2 que constituye un panegírico del rey. Una fuente fundamental se encuentra en Historiarum libri quinque del monje borgoñón Rodolfus Glaber finalizadas en 1047. Rodolfus Glaber es la fuente más completa sobre el reinado de Roberto II, debido al uso de la red cluniacense con información de todo occidente. En segundo orden, también cabe mencionar la Histoire de Richer de Reims y el poema « Ascelin» del obispo Adalberón de Laon, que fue dedicado al rey Roberto y describe la sociedad de la época.

Biografía®
Juventud y Formación®
Artículos Principales: Dinastía Robertina, Hugo Capeto

Heredero del jefe de los Francos®

Moneda de Hugo Capeto, « Duque por la Gracia de Dios» (Dux Dei Gratia), atelier de París (Parisi Civita), finales del siglo x.
Al igual que con su padre Hugo Capeto, no se conoce con certeza ni la fecha ni el lugar de nacimiento de Roberto, aunque los historiadores se inclinan principalmente por el año 972 en la ciudad de Orleans, capital del ducado robertino desde el siglo ix.3 Roberto fue el único hijo varón del duque Hugo y su esposa Adelaida de Poitiers; su nombre es igual al de su ancestro Roberto el Fuerte, quien murió enfrentando a los vikingos en 866. El resto de la familia real lo integraban sus hermanas Giselle, Eduviges y Adelaida.Nota 1

Durante el siglo x, la dinastía robertina fue la familia aristocrática más poderosa e ilustre del reino Franco. Ya en décadas anteriores, dos integrantes del clan fueron elevados al trono, desplazando a la dinastía carolingia: Odón (888) y Roberto el Fuerte (922). El ducado robertino llega a su apogeo en 956 a la muerte de Hugo el Grande, abuelo de Roberto el Piadoso. Hugo Capeto quien sucede muy joven a su padre no logra imponerse de igual modo, mientras la figura del ducado y la familia comienzan a declinar, perdiendo vasallos que transfieren su lealtad directamente al rey Lotario.4

La juventud de Roberto estuvo marcada por los incesantes intentos del rey Lotario para recuperar la Lorena, «cuna de la familia carolingia» de manos del emperador Otón II:

Como Otón dominaba Bélgica (Lorena) y Lotario se la quería apoderar, los dos reyes tramaron uno contra el otro pérfidas maquinaciones y golpes de fuerza, afirmando ambos que su padre la había poseído.
Richer de Reims, vers 991-998.5
En agosto de 978, el rey Lotario lanza de improviso un asalto general a Aix-la-Chapelle donde residía la familia imperial, que escapa por poco de ser capturada. Después del saqueo del palacio imperial y sus alrededores, regresa a Francia Occidental trayendo consigo las insignias del Imperio. En venganza, Otón reúne en el mes de octubre un poderoso ejército e invade el reino de Lotario. Este por su parte, sin tropas suficientes para resistir la invasión se ve obligado a refugiarse en los dominios de Hugo Capeto, quien se convierte así en el salvador del reino carolingio.6 Este hecho marcará un giro en la situación de la dinastía robertina y del joven Roberto. El obispo Adalberón de Reims, que inicialmente era un hombre de Lotario se inclina progresivamente hacia la corte de Aquisgrán, por la que también siente simpatía y está unido por lazos de parentesco.

En el año 987, su padre había logrado de la nobleza el reconocimiento de su hijo Roberto como sucesor como rex designatus, iniciándose de esta forma el reinado de sus sucesores en Francia, que duraría en forma directa hasta 1328 e indirecta, con interrupciones por las repúblicas e imperios napoleónicos, hasta 1848.

Una educación ejemplar®

Moneda anónima atribuible a Reims y al arzobispo Gerberto de Aurillac o a Arnulfo de Francia, fin del siglo x.
Hugo Capeto, que era iletrado y no manejaba el latín, comprende que su destino requiere del apoyo del arzobispo de Reims. En vez de enviar a su hijo Roberto con el maestro Abón de Fleury cerca de Orleans, decide enviarlo a Reims con Adalberón entorno a 984, para que reciba su educación. A finales del siglo x, la escuela de Reims tenía la reputación de ser la más prestigiosa del occidente cristiano. Adalberón asigna la educación de Roberto a su propio secretario Gerberto de Aurillac, futuro papa Silvestre II y uno de los hombres más cultos de su época.7

Las enseñanzas de Gerberto de Aurillac, debieron incluir bases de latín, además del trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía). Esta era la educación que en la época recibían los religiosos y eran muy contados los laicos que accedían al nivel de instrucción de Roberto, además del vínculo con la visión del mundo eclesiástico.Nota 2

Después de unos dos años de estudios en Reims, vuelve a Orleans. Su nivel intelectual es destacado en el ámbito de la música por otro gran intelectual de la época, Richer de Reims.9 Según Helgaudo de Fleury, durante su adolescencia sufre una enfermedad grave, al punto de que sus padres temen por su vida. Es entonces que Hugo y Adelaida van a rezar a la iglesia de la Santa Cruz de Orleans, donde ofrendan un crucifijo de oro y un cáliz de oro de unos 30kg. Milagrosamente, Roberto se cura.10

Su piadosa madre lo envía a las escuelas de Reims y lo confía al maestro Gerberto, para ser educado e instruido en las materias liberales.
Helgaudo de Fleury, Epitoma vitae regis Roberti pii, circa 1033.11
Roberto es asociado al trono (987)®
Una vez convertido en rey de los francos, Hugo Capeto busca acabar con la alternancia entre Carolingios y Robertinos en el trono y propone a Adalberón de Reims la asociación de Roberto al trono. En principio Adalberón, en cuyos planes estaba la integración del reino de los francos en el imperio otoniano, se rehúsa; según Richer de Reims habría respondido al rey «no tengo el derecho a crear dos reyes el mismo año». Entretanto, el conde de Barcelona Borrell II había pedido el auxilio real para luchar contra Almanzor y al parecer fue Gerberto de Aurillac (anteriormente protegido de Borrell II) quien convenció al arzobispo de Reims, que accede bajo presión, con el argumento de inestabilidad en el reino si sucediera algo a Hugo Capeto durante la campaña.12


Moneda de Roberto II acuñada en Soissons
La consagración de Roberto, a diferencia de la de su padre, fue detallada con precisión por Richer de Reims. La ceremonia se realizó en la catedral de la Santa Cruz de Orleans el día de Navidad de 987. El joven Roberto de quince años, estaba vestido de púrpura bordada con hilos de oro y fue aclamado, coronado y consagrado por el arzobispo Adalberón Reims, el mismo que consagró a su padre unos meses antes.13 Para algunos historiadores, la fecha de la consagración es el 30 de diciembre de 987, un día no religioso, debido a que Adalberón habría dudado mucho antes de ceder. R.-H. Bautier, « L’avènement d’Hugues Capet et de Robert le Pieux», Le Roi de France et son royaume autour de l’an mil, Picard, París, 1992, p. 35. El cronista subraya que Roberto es el rey «sólo de los pueblos del oeste, entre el Mosa y el océano», pero no «rey de los galos, los aquitanos, los daneses, los godos, los españoles (condado de Barcelona) ni los gascones» como su padre. Una vez lograda la asociación al trono de Roberto, su padre comienza a buscar una princesa real con quien casarlo. Inicialmente enfoca la búsqueda hacia Bizancio, lo que evitaría cualquier problema de consanguineidad y aportaría un enorme prestigio al linaje robertino. Con este fin envía al emperador de oriente, Basilio II, una carta escrita por Gerberto de Aurillac pidiendo la mano de su hija para el joven Roberto. Como no se recibieron respuestas de Bizancio, Hugo Capeto elige para su hijo a Rozala de Italia, viuda del conde Arnulfo II de Flandes e hija del rey de Italia, Berengario II, quien le dobla la edad. Roberto se casa en la primavera de 988 con Rozala quien aportó al dominio robertino Montreuil, Ponthieu y una posible regencia sobre el condado de Flandes, considerando la corta edad de su hijo y conde Balduino IV.14 15

El episcopado, principal apoyo del rey®
Roberto dirige los asuntos religiosos®
Una vez casado y consagrado, Roberto colabora en la administración del reino, como lo prueba la presencia de su firma, junto a la de Hugo Capeto, en numerosos documentos oficiales. Las fórmulas utilizadas son variadas como «el muy glorioso rey Roberto» presente en una carta a Corbie fechada en abril de 988, o «filii nostri Rotberti regis ac consortis regni nostri» en una carta a Saint-Maur-des-Fossés de junio de 989.16 et 35. A partir de 990, su firma aparece en todos los oficios reales. Facilitado por la vasta formación recibida de Gerberto de Aurillac, su primera tarea fue presidir las reuniones episcopales:

Él (Roberto) asistía a los sínodos episcopales, discutiendo con los obispos los problemas eclesiásticos.
Richer de Reims, abril 990.17
A diferencia de los últimos carolingios, los primeros capetos se vincularon a un conjunto de obispos al noreste de París (Amiens, Laon, Soissons, Châlons, etc.) cuyo apoyo sería determinante en los acontecimientos siguientes. En uno de los oficios, ambos reyes aparecen como intermediarios entre el clero y el pueblo (mediatores et plebis) y, según Gerberto de Aurillac, ellos remarcaban la necesidad de esa mediación: «...no queriendo abusar en nada del poder real, decidimos todos los asuntos de la República recurriendo al consejo y consulta de nuestros fieles».18 Hugo y Roberto necesitaban el apoyo de la Iglesia para asegurar su legitimidad y porque los contingentes del ejército real provenían en gran parte de los obispados.19 Roberto ya aparecía a los ojos de sus contemporáneos como un soberano piadoso (de ahí que se lo empezara a llamar así) y vinculado a la Iglesia por múltiples razones:

su formación en las disciplinas liberales;
su presencia en los sínodos de obispos;
la dedicación que hace Abón de Fleury de su colección canónica;
el hecho de que concediera frecuentemente el perdón a sus enemigos;
sus donaciones a varias abadías.
Carlos de Lorena se apodera de Laon (988-991)®
Carlos de Lorena, el último pretendiente carolingio al trono, toma por asalto la ciudad de Laon, capital del reino durante los últimos carolingios. Hugo y Roberto, con la participación de contingentes militares de los obispados, ponen sitio a la ciudad en dos oportunidades, sin lograr recuperarla.Nota 3 Preocupados por el fracaso, Hugo contacta a varios soberanos para obtener su apoyo (el papa Juan XV, la emperatriz Teófano, madre del joven Otón III), sin obtener resultados para su causa. Luego de la muerte de Adalberón de Reims (24 de enero de 989), Hugo Capeto hace elegir como nuevo arzobispo al carolingio Arnulfo de Francia, hijo ilegítimo del rey Lotario, en vez de a Gerberto de Aurillac, con la intención de que su sobrino Carlos de Lorena devolviera Laon. Carlos aspiraba a todo el Reino Franco y se niega a entregar Laon. Además, Arnulfo le entrega Reims, lo que constituye traición al rey Hugo Capeto que recientemete lo había designado.20

La situación cambia cuando Adalberón (Ascelin), obispo de Laon y sobrino de Adalberón de Reims traiciona a Carlos y lo entrega a Hugo Capeto durante la semana santa de 991:21 22 es el vínculo con el episcopado el que salva el trono capeto in extremis. En junio del mismo año, Arnulfo es acusado de traidor y juzgado en concilio, en presencia de Roberto, en la abadía de Verzy. A pesar de las protestas de Abón de Fleury, Arnulfo es depuesto y días después Gerberto de Aurillac es nombrado arzobispo de Reims con el apoyo de su antiguo alumno Roberto. El papa Juan XV no acepta el proceso e intenta convocar un nuevo concilio en Aix-la-Chapelle, pero los obispos confirman en Chelles la decisión tomada (invierno 993-994), defendiendo la independencia de Roma controlada por el imperio.23 24

Gerberto y Ascelin: dos lealtades dudosas®
A la muerte de su superior Adalberón de Reims, Gerberto se siente en la obligación de seguir las intrigas del nuevo arzobispo Arnulfo, decidido a entregar Reims a Carlos de Lorena. Aunque la documentación es escasa sobre este tema, induce a pensar que el maestro ha cambiado de posición hacia el bando de Carlos. Ciertas hipótesis manejan la posibilidad de que la corte otoniana cuyos intereses servía, haya pedido a Gerberto, antiguo partidario de la mutatio regni, apoyar a Carlos basado en la legitimidad del linaje:

El hermano de Lotario Augusto, heredero del trono, fue expulsado. Sus oponentes (Hugo y Roberto), mucha gente piensa que recibieron el reino provisionalmente. ¿Con qué derecho el heredero legítimo fue desheredado?
Gerbert d’Aurillac, Lettres, 990.25
La familia Carolingia todavía tenía raíces en el pueblo franco.26 Se instala así una duda sobre la legitimidad de la corona de Hugo y Roberto, pero el mismo Gerberto, viendo cambiar la situación en contra de Carlos de Lorena, vuelve a cambiar de bando en el correr del año 991. Devenido en arzobispo de Reims por la gracia del rey Roberto escribe:

con la aprobación de los dos príncipes, el señor Hugo Augusto y el exelentísimo rey Roberto.
Gerbert d’Aurillac, Lettres, 991.27
En cuanto a Ascelin, obispo de Laon, después de haber traicionado a Carlos y Arnulfo, se vuelve contra la corona. Se sabe que a principios de 993, intriga junto a Odón I conde de Blois para capturar a Hugo y Roberto durante una entrevista en Metz con Otón III. El plan incluía coronar a Luis de Lorena (hijo de Carlos de Lorena) rey de los francos, quedando Odón como duque de los Francos y Ascelin arzobispo de Reims. La conspiración queda expuesta y Ascelin es puesto bajo arresto domiciliario28 y finalmente depuesto por el sínodo de Pavía de 998.

Problemas conyugales®
Separación de Rozala®
Luego de unos tres o cuatro años de casado (entorno a 991-992), el joven Roberto repudia a Rozala -con quien se había tenido que casar a instancias de su padre-, por la diferencia de edades y al ver que no era probable que le diera un heredero. Ella vuelve a sus dominios de Flandes junto a su hijo el conde Balduino IV y Roberto retiene el puerto de Montreuil, que era parte de la dote de Rozala y es un punto estratégico en el Canal de la Mancha.29 El divorcio de Roberto constituye un desafío a su padre, que podría ser el inicio de un camino para reinar sólo. Sin embargo, como después de varios años la unión no daba herederos, Hugo Capeto y sus consejeros no se oponen al divorcio.

«El rey Roberto, llegado a la edad de diecinueve años, en la flor de su juventud, repudia, porque ella era muy vieja, a su esposa Suzana (Rozala), italiana de origen.»
Richer de Reims, Histoire, 996-998.30
Relación con Berta de Bretaña (996-1003)®
Una vez soltero, Roberto busca una esposa que le pueda dar la tan esperada descendencia. A principios del año 996, probablemente durante la campaña militar contra Odón de Blois, conoce a la condesa Berta de Borgoña, esposa de Odón. Ella es la hija del rey de Borgoña Conrado III y de Matilde de Francia, hija de Luis IV de Ultramar. Hugo Capeto se opuso a esta relación;31 Gerbert d'Aurillac también se opone, por lealtad a Hugo Capeto, pero argumentando motivos canónicos. debido a la rivalidad con la casa de Blois cuyas posesiones rodeaban el dominio real en la Isla de Francia.32 Además de razones sentimentales, Roberto tenía interés en los territorios que Berta aportaría al dominio real. Cuando Odón muere en marzo y Hugo Capeto en octubre de 993, el camino al matrimonio se empieza a despejar.

Según Michel Rouche, la reina Adelaida de Aquitania favoreció esta alianza política, buscando debilitar el cerco que amenaza la casa en, particular sus dominios en la Isla de Francia. En efecto, los territorios de Odón comprendían Blois, Chartres, Melun y Meaux. La pareja espera los nueve meses reglamentarios tras la muerte de Odón, de manera que otro de los motivos es tener hijos legítimos que aseguren la sucesión y Roberto aún no tiene.33

Pero existían dos aspectos que obstaculizaban la unión. Por una parte la consanguineidad: Hedwige de Sajonia, madre de Hugo Capeto y la abuela materna de Berta, Gerberga de Sajonia, eran hijas del emperador Enrique el Pajarero y de Matilde y por tanto Hugo y Berta eran primos en segundo grado, con lo que se requería una dispensa papal. Por otra parte, Hugo era el padrino de Teobaldo, el hijo mayor de Berta. Según el derecho canónico, el casamiento es imposible.Nota 4 33 Entretanto, comienza una relación carnal y Roberto pone bajo su control una parte del condado de Blois. Toma a su conde la ciudad de Tours y toma Langeais a Fulco Nerra, rompiendo así la alianza con Anjou, hasta ese momento fiel sostén del difunto rey Hugo Capeto. Con este comienzo de reinado, las alianzas se invierten.35

Berta, la esposa de Odón, tomó al rey Roberto como protector y defensor de su causa.
Richer de Reims, Histoire, 996-998.36

La excomunión de Roberto el Piadoso, en una pintura de Jean-Paul Laurens, 1875, óleo en tela, París, museo de Orsay. En realidad, la excomunión no llegó a ser promulgada por el papa.37
La pareja no tuvo inconvenientes en encontrar obispos complacientes que los casara; lo hicieron entre noviembre y diciembre de 996 por Archambaud de Sully, arzobispo de Tours,31 con el desacuerdo del papa Gregorio V. Para restablecer las buenas relaciones con la Santa Sede, el joven monarca anula la sentencia del concilio de Saint-Basle, libera al arzobispo Arnulfo de Francia y lo restaura en la sede episcopal de Reims. Gerberto de Aurillac se ve obligado a pedir refugio en la corte de Otón III en 997. Sin embargo el papa no cede y llama al orden a Roberto y Berta por lo que considera una «unión incestuosa».38 Los concilios reunidos en Pavía (febrero de 997) y Roma (verano de 998) confirmaron la posición del papa y los condenaron a hacer penitencia por siete años, en caso de que no se separaran, se expondrían a la excomunión. Pero al cabo de cinco años de unión, Berta y Roberto no habían tenido descendencia: sólo engendraron un hijo, que nació muerto. La elección de Gerberto al pontificado (Silvestre II) en abril de 999 no cambia nada la situación; luego de un sínodo el nuevo papa confirma la condena del rey de Francia, quien debe asumir su «perfidia».37 Finalmente, los siete años de penitencia se cumplen durante 1003.39

Vinieron a la Sede Apostólica y después de haber culminado su penitencia, volvieron a sus dominios (Postea ad sedem apostolicam venientes, cum satisfactione suscepta peitentia, redierunt ad propria).
Yves de Chartres, IX, 8, carta al rey Enrique I de Francia39
Constanza de Arlés se hace reina (1003-1032)®

Constanza de Arlés, nueva reina de los Francos, una fuerte personalidad del siglo xi. Grabado de fines del siglo xix.
Al no tener hijos, Roberto decide casarse nuevamente, a pesar de que la relación sentimental con Berta sigue siendo estrecha.39 Como la iglesia no reconoció el matrimonio de Roberto con Berta, no se entendió necesario seguir el proceso de divorcio. Se casa por tercera vez entre 1003 y 1004 con una princesa lejana a quien no conocía para evitar todo tipo de parentesco. Constanza de Arlés tiene 17 años y es hija de Guillermo I, conde de Provenza y Arlés y de Adelaida de Anjou.40 Esta familia Provenzal adquirió gran prestigio durante el siglo X cuando el conde Guillermo I (llamado el libertador) expulsó definitivamente a los sarracenos de La Garde-Freinet en 972 y su madre había sido reina de Francia entre 982 y 984 por su matrimonio con el rey carolingio Luis V. Además, la familia está emparentada con la casa de Anjou, con la que se restablecen las alianzas.41

Pero Constanza es una esposa que no hace feliz al rey. La personalidad de la reina da lugar a comentarios muy desfavorables por parte de los cronistas: «vanidosa, avara, arrogante, vengativa», a pesar que este tipo de comentarios son muy raros en el siglo XI, en particular con una reina. Por otra parte, se sabe que los provenzales que acompañaron a Constanza a la corte fueron menospreciados y excluidos por los Francos. Siguiendo a los escritos contemporáneos, el contacto entre las dos cortes a principio del siglo xi fue un verdadero «choque cultural». Raoul Gabler, por ejemplo, subraya el rechazo de los eclesiásticos francos más conservadores a la moda provenzal, porque implica novedad y por tanto desorden. En general los provenzales del año mil no usaban ni barba ni bigotes (lo que para los francos era considerado afeminamiento) y también usaban la cabeza rapada (cosa que los francos reservaban a los eclesiáticos). Estas situaciones debieron influir en el comportamiento de la Reina.42 43 Según Helgaudo de Fleury, el mismo rey temía a su esposa,44 quien aparentemente había cegado ella misma a su confesor acusado de herejía.

La única ventaja del matrimonio fue que Constanza tuvo una numerosa progenie:

Alix de Francia (1003-aproximadamente 1063), casada con Renaldo I de Nevers, conde de Nevers.
Hugo de Francia (aproximadamente 1007-1025), asociado al trono de su padre. Murió antes que éste.
Enrique I de Francia (aproximadamente 1008-1060), rey de los Francos.
Adela de Francia (aproximadamente 1009-1079), esposa de Ricardo III de Normandía y de Balduino V de Flandes.
Roberto de Francia (aproximadamente 1011-1076), primer duque de Borgoña de la dinastía de los capetos.
Odón (aproximadamente 1013-entre 1057 y 1059), considerado «imbécil» e incapaz de gobernar según la crónica (terminada en 1138) de Pierre, hijo de Béchin, canónico de San Martín de Tours.
Genealogía de los Robertinos entre los siglos IX y XI
Durante el reinado de Roberto el Piadoso, Constanza protagoniza muchas intrigas con el objetivo de preservar un lugar preponderante en la corte franca. Raoul Glaber remarca precisamente que la soberana lleva «el control de su marido». Para los contemporáneos, una mujer que dirige a su marido implica una situación anormal. No obstante, el rey no ha dejado de amar ni de ver a Berta de Borgoña, lo que divide la corte en bandos. En determinado día del año 1008, el rey y su fiel amigo Hugo de Beauvais estaban de caza en un bosque cerca de Orleans, cuando una docena de hombres de armas aparecen y se lanzan sobre Hugo y lo asesinan ante los ojos del rey. El crimen fue dirigido por Fulco de Nerra y seguramente ordenado por la reina.Nota 5 Roberto, hastiado de la situación al cabo de seis o siete años de matrimonio acude al papa personalmente, acompañado de Angilramme (un monje de San Riquier) y de Berta de Borgoña, entre 1009 y 1010, sin ocultar que busca la anulación del matrimonio con Constanza,46 con el argumento de su participación en el asesinato de Hugo de Beauvais. Odorannus, un monje de Saint-Pierre-le-Vif en Sens, explica en sus escritos que durante el viaje Constanza se retiró afligida a sus dominios de Theil y también que se le apareció san Savinien y tres días después volvió Roberto y dejó definitivamente a Berta. A partir de ese momento, Berta desaparece de la documentación y muere en enero de 1010.47

Los problemas continúan, ya que la disputa entre las dos reinas sólo oculta la rivalidad entre las casas de Blois y Anjou. En medio de esta disputa, después de la victoria militar de Odón II de Blois sobre Fulco de Nerra en Pontelvoy (1016), la reina Constanza buscó fortalecer la posición de su familia en la corte. Para eso ella y su clan angevino presionan al rey de asociar al trono a Hugo,48 su hijo primogénito, de manera de asegurarse la regencia en caso de muerte de Roberto. Contra la opinión de los consejeros reales y los príncipes territoriales, Roberto cede y así, según indica Raoul Glaber, Hugo fue consagrado a la edad de 10 años el día de pentecostés de 1017 (9 de junio), en la iglesia abaical de Saint-Corneille de Compiègne.49 Si bien la asociación favorecía marcadamente a una de las grandes familias nobles -y podía poner en riesgo la propia vida del monarca-, Roberto consideró que la asociación era la mejor manera de consolidar la dinastía y evitar que otra de las familias nobles disputara el trono a su muerte. Por otra parte, no entrega ningún poder real a su hijo, que por este motivo es humillado constantemente por la reina. Cuando asumió la mayoría de edad, Hugo se rebeló contra su padre; muere en el transcurso de esa rebelión, tal vez de una caída de su caballo50 en Compiègne entre 1025 y 1026, con apenas 18 años de edad.

La reina se opone a la asociación de su segundo hijo Enrique, buscando la asociación de su otro hijo Roberto, a quien prefiere. En esta oportunidad Roberto impone su criterio de consolidación dinástica y Enrique es coronado en Reims el día de pentecostés de 1027.51

Conquistas Territoriales®
El rey Roberto define una política clara: recuperar la función condal para su beneficio, ya sea apropiándosela o designando para ella a obispos afines; es la misma política seguida por los Otónidas, la dinastía más poderosa de occidente en esa época. La victoria más resonante de Roberto es la adquisición del ducado de Borgoña. El duque Enrique I de Borgoña murió en octubre de 1002, sin heredero legítimo. Otón Guillermo era hijo de Gerberge de Chalon, segunda esposa de Enrique I, además de ser conde palatino de Borgoña por herencia de su padre Adalberto II de Ivrea y conde de Mâcon por su matrimonio con Ermentrudis de Roucy. Según la crónica de San Benigno de Dijon, fue designado heredero del ducado,:52 « Según el testimonio del cronista Guillermo de Jumiège, Enrique lega su ducado al rey Roberto II que con orgullo arrogante, los Borgoñones se niegan a reconocer como duque». teniendo el apoyo de varios señores borgoñones, pero se muestra más interesado en sus posesiones más allá del Saona -condado de Borgoña- y también hacia Italia de donde es originario.,53 «Hay fuertes indicios de que fue candidato a la corona de Lombardía en 1016; ya había repartido entre sus hijos los condados de Macon y de Borgoña. En 1024, dona en presencia del rey a la abadía piamontesa de Fruttuaria, fundada por Guillermo de Volpiano, el viejo monasterio de San Martín de Aquamarine y murió el 24 septiembre de 1026.» Por otra parte, el ducado de Borgoña conseguido en 94354 por Hugo el Grande,55 padre de Enrique I y abuelo de Roberto, era considerado por éste, parte del dominio familiar Robertino.56 Borgoña era un rico ducado, que incluía varias ciudades importantes como Dijón, Auxerre, Langres, Sens. La rivalidad entre Hugo I de Calon, obispo de Auxerre que era partidario del rey Roberto con el conde Landry de Nevers, quien era yerno y aliado natural de Otón Guillermo además de tener derechos naturales sobre Auxerre, desencadena la intervención armada de Roberto. Éste, junto a Ricardo II de Normandía, juntan sus tropas y penetran en Borgoña en la primavera de 1003, pero son dentenidos frente a Auxerre y Saint-Germain d’Auxerre. En 1005, Roberto y sus tropas vuelven con más éxito y toman Avallon en pocos días de combate y después Auxerre. Durante el asedio a Auxerre, Otón Guillermo se encuentra en el bando del rey,57 por lo que debió mediar un tratado.58 «… acuerdo que incluiría sin duada el matrimonio de uno de los hijos de Otón con una hija del duque de Normandía, …». Con la mediación del obispo Hugo de Chalon, el conde Landry se reconcilia con el rey reconociéndole los condados de Avallon y Auxerre. Tras los acuerdos de 1005-1006, Otón Guillermo reconoce que el título ducal y el conjunto de las posesiones del anterior duque Enrique I revierten al dominio Robertino. La ciudad de Dijón permanece en posesión del irreductible obispo de Langres, Bruno de Roucy, que no quiere que Roberto se asiente a ningún precio.


El reino de Roberto el Piadoso a fines del siglo X.
En Sens se desarrolla una lucha entre el conde Fromondo II y el arzobispo Leotherico por el control de la ciudad. Leoterico, que es cercano al rey se opuso a la construcción de una importante torre defensiva ordenada por el conde. En 1012, Renardo el Malvado sucede a su padre Fromondo en el condado y la situación empeora por el vínculo con el obispo de Langres, Bruno de Roucy, con el nuevo conde, que es su tío maternal y enemigo del rey Roberto. El arzobispo de Sens, aislado, apela al rey, quien deseaba intervenir por múltiples razones: Sens era una de las principales sedes archiepiscopales del reino, era el camino obligado para entrar en Borgoña y porque con su posesión partía en dos los dominios de Odón II de Blois. El conde es excomulgado y atacado por las tropas reales que toman Sens el 22 de abril de 1015. Reinardo que es aliado de Odón de Blois, propone un acuerdo a Roberto: continuar ejerciendo el cargo condal y que a su muerte este revirtiera a la corona. Reinardo muere cuarenta años más tarde, pero Roberto ya había puesto el condado bajo su control, integrándolo definitivamente al dominio real.59 Una vez terminada la conquista de Sens, Roberto se dirige a Dijón para terminar la conquista de Borgoña. Según la crónica de la abadía de San Benigno de Dijón fue el abad Odilón de Cluny quien con su intervención conmovió al rey quien renuncia al asalto, aunque su retirada también pudo haber estado motivada por la presencia de Humberto de Mailly y Guy le Riche, dos bravos lugartenientes del conde de Dijón, quienes dirigían la defensa de la ciudad.60 El obispo de Langres, Bruno de Roucy, muere a fines de enero de 1016. Días más tarde vuelven las tropas reales a Dijón y Roberto instala a Lambert de Bassigny como obispo de Langers, a cambio de que le entregue Dijón y su condado.61 62 Así, después de casi quince años de campañas militares y diplomáticas, el rey logra retomar la posesión del ducado de Borgoña que había pertenecido a su abuelo. El título ducal se le entrega a su hijo menor, Enrique, pero dada su corta edad el rey mantiene el gobierno y el control del ducado en sus manos. La muerte en 1025 de Hugo de Francia, hermano menor de Enrique, hace que éste sea finalmente el heredero de la corona real y el título ducal pasa a manos de su hermano siguiente Roberto, posteriormente llamado de Borgoña o el Viejo, cuya descendencia regirá Borboña hasta mediados del siglo xiv. Las tierras allende el Saona, el condado de Borgoña, se integra en el Imperio y sigue sus destinos.63 64 Cuando Burcardo de Vendôme, conde de París y fiel servidor de Hugo Capeto, muere entre 1005 y 1007, el condado no es entregado a su hijo Renaudo. Cuando a su vez éste también muere en 1017, el rey se apropia de sus condados de Melun y Dreux. El arzobispo de Bourges, Dagoberto, muere en 1012. Roberto designa directamente como sucesor a Gazulin, anciano abad de Fleury; pero el vizconde Godofredo de esta ciudad, intenta intervenir personalmente en la elección del sucesor de Dagoberto, e impide al nuevo obispo hacerse cargo de la sede. Debieron intervenir Odilón de Cluny, el rey Roberto y el mismo papa Benedicto VIII para que Gazulin accediera a la sede.65

La herejía en Orleans (1022)®
Artículo principal: El caso de herejía en Orleans

Primera página de un manuscrito de Miracula Santi Benditi en el que André de Fleury da cuenta de la herejía de Orleans, siglo xi. Archivos departamentales del Loiret, H20
Durante el tránsito por el año mil se vivió en Occidente un fuerte movimiento por la reforma de la iglesia (reforma de Cluny) y un auge de la religiosidad, vinculada al misticismo y al miedo por el juicio final, lo que trajo aparejado un «despertar de la herejía» y persecuciones por parte de las autoridades eclesiásticas y civiles. Durante la Alta Edad Media, no se habían conocido este tipo de persecuciones. Es en el siglo xi y con este proceso en Orleans, que comienza la prolongada y negra historia de la quema de herejes en el Occidente cristiano: Orleans (1022), Milán (1027), Cambrai (1078). En el caso del rey Roberto, el caso de los herejes de Orleans constituye un elemento fundamental de su reinado y, aún para la época, un impacto sin precedentes.66 La documentación de los sucesos nos llega exclusivamente a través de fuentes eclesiásticas: Raoul Glaber, Ademar Chabannes, Andre de Fleury, Jean de Ripoll y Paul de Chartres. El cambio de milenio extendió la idea de una sociedad corrompida y quedó en evidencia el fuerte contraste entre las riquezas de la Iglesia y la humildad predicada por Jesucristo. En este contexto, algunos clérigos denuncian la sociedad de la época e instan a renovar la sociedad cristiana. La cuestión no es nueva; ya en el siglo ix, se habían dado controversias entre eruditos sobre el dogma, la eucaristía, el culto a los santos, etcétera, pero 1022 la controversia es de una naturaleza completamente diferente. Raoul Glaber cuenta la historia de un campesino llamado Leutrad de Vertus (Champaña) quien alrededor de 994, decide separarse de su esposa, destruir el crucifijo de la iglesia local y predicar que los campesinos de su aldea no paguen los diezmos, fundamentado en la lectura de las Santas Escrituras. El obispo de su diósesis, Gibuin I de Châlons lo convoca y debate con él en público, estableciendo que sus propuestas eran heréticas. Abandonado por todos, Leutrad se suicida. Esta situación se repitió a lo largo del siglo xi con varias personas que disentían con la ortodoxia católica: fueron puestos a debatir con clérigos muy instruidos en público, de manera que ellos y su mensaje quedaran en ridículo y fueran desacreditados ante los ojos del pueblo llano.67 Por su parte Ademar de Chabannes señala alrededor de 1015-1020, la aparición de maniqueos en Aquitania, sobre todo en las ciudades de Toulouse y Limoges.

Surgen en varias partes predicadores instando a la renuncia a las relaciones carnales, la destrucción de las imágenes, la inutilidad de la medicación de la Iglesia para la salvación del alma y el repudio a los sacramentos (en especial el bautismo y matrimonio). La Iglesia reacciona acusándolos de herejía. Raoul Glaber sostiene en sus escritos que Satanás fue liberado «después de mil años» como anuncia el Apocalipsis y que es el inspirador de todos los herejes, desde Leutard hasta los de Orleans. Otro de los contemporáneos manifiesta:

«Ellos (los herejes) pretendían tener fe en la Trinidad en divina unidad y en la encarnación divina del Hijo de Dios, pero era falso ya que también sostenían que los bautizados no podían recibir el Espíritu Santo en el bautismo y que después de un pecado mortal no era posible recibir el perdón.
André de Fleury, circa 1025.67  »
Los cronistas difieren en el origen de la herejía orleanesa: para Ademar de Cabannes provino o de un campesino de Perigaud, mientras que para Raoul Glaber la origina una mujer de Ravennes. En lo que coinciden es en que lo más inadmisible es que el mal se radique en Orleans, la ciudad real, sede de la catedral de la Santa Cruz donde fue bautizado y consagrado el rey Roberto. Algunos canónicos de la catedral, próximos a la corte, eran partidarios de estas doctrinas consideradas heréticas: Teodato, Herberto (prior de la Iglesia de Saint-Pierre-le Puellier), Foucher y en particular Etienne (confesor de la reina Constanza) y Lisoie (del coro de la catedral), entre otros. El rey es advertido por Ricardo de Normandía en la Navidad de 1022, los canónicos son arrestados e interrogados por largas horas. Raoul Glaber sostiene que ellos reconocen pertenecer a la «secta» desde hace tiempo y que su designio era convencer a la corte real de sus creencias (rechazo a los sacramentos, prohibiciones alimentarias, sobre la virginidad de María y sobre la Trinidad). Estos detalles seguramente sean ciertos, por el contrario parecería que la intención de él y otros cronistas fue demonizar a los participantes del «círculo de Orleans» acusándolos de practicar orgías sexuales, de adorar al diablo y otros crímenes rituales. Éstas, eran las mismas acusaciones hechas a los cristianos durante la Antigüedad Tardía.68 67

«En ese momento, diez de los canónicos de la Catedral de la Santa Cruz de Orleans, los que parecían más piadosos que los otros, fueron declarados culpables de ser maniqueos. El rey Roberto, ante su negativa de volver a la fe, los despojó de la dignidad sacerdotal, luego los expulsó de la Iglesia y al final los entregó a las llamas.»
Ademar de Chabannes, circa 102569
Según la leyenda, Etienne, el confesor de la reina, habría recibido un golpe de bastón que le habría perforado un ojo. El rey Roberto hizo montar una enorme pira en las afueras de la ciudad el 28 de diciembre de 1022, esperando atemorizarlos, pero queda impactado con la reacción:

«Seguros de si mismos, no se atemorizaron por el fuego; anunciaron que saldrían ilesos de las llamas y tranquilos se dejaron atar en la pira. Por supuesto fueron totalmente reducidos a cenizas y no se encontró siquiera un trozo de sus huesos»
Ademar de Chabannes, circa 102569
Este encarnizamiento sorprende a los contemporáneos e incluso a los historiadores modernos. Los distintos cronistas se muestran horrorizados por las prácticas heréticas, pero no comentan en ningún momento la sentencia; Helgaudo de Fleury hace silencio sobre todo el episodio.


Los condenados formaban parte del entorno de la reina Constanza de Arlés. Miniatura que representa a la reina ante su hijo, Enrique I. Grandes Crónicas de Francia de Carlos V, BNF, Fr.2813, f.177
Los motivos del rey para tomar una resolución tan violenta y alejada de los usos de la sociedad desde hacía siglos, son objeto de debate entre los historiadores. De hecho el resultado es que por el proceso instruido y dirigido por el rey y la corte triunfa el partido de Eudes de Blois y se instala un procedimiento cruel para sanjar diferencias doctrinales, que perduraría en Europa y otras áreas del mundo bajo su influencia por varios siglos.

Uno los motivos que se plantean es la sincera piedad del rey Roberto y su temor a las diferencias doctrinales en el reino.
Otro es que, con la destitución del obispo Thierry II de Orleans -que había sido designado por apoyo del rey- con el argumento de sus vínculos con los herejes y la designación de Olderico que era el candidato de Odón II de Blois, comienza el proceso de alianzas que se verifica en 1024 cuando invaden coordinadamente la Lorena y el Reino de Borgoña para repartírselos:70 «en otras palabras, la acusación de herejía habría constituido un pretexto conveniente, probablemente reforzado por las especulaciones intelectuales de los canónigos, para facilitar un compromiso con los señores rivales de Roberto en el dominio real»71
Una tercera causa, vinculada con las anteriores es la relación cada vez más tensa entre el rey y la reina Constanza de Arlés,Nota 6 quien ahora estaba muy próxima a los canónigos y el obispo Thierry. Se puede suponer que Roberto rompe con el partido angevino, sostén tradicional del rey contra los condes de Blois y al que Constanza está vinculada por su madre, para aproximarse a la casa de Blois en particular a su primera esposa Berta de Borgoña, madre de Odón II de Blois y abuela del obispo Olderico.70
De esta manera, las motivaciones religiosas, políticas y conyugales son sin dudas complejas y pueden estar combinadas en la explicación de la determinación real, teniendo presente además que Roberto al tomar la iniciativa de convocar el sínodo, deja de manifiesto también su autoridad en materia de defensa de la Iglesia y de la fe.72

Fin del reinado®
El rey del año mil®
Artículo principal: Edad Media#El año mil
Los terrores falsos®

El Hijo enviado por Dios Padre para salvar al género humano de Satanás. Apocalypse de Saint Sever, circa 1060, Biblioteca Nacional, París.
El terror o miedo del año mil, es un mito del siglo xvi, basado en una cronología de Sigeberto de Gembloux (siglo xii), antes de ser tomados por los historiadores románticos (con la excepción de Jules Michelet) durante el siglo xix. Estos trataron de explicar que los cristianos occidentales estaban aterrorizados por el pasaje del año mil al siguiente en el que Satanás podría resurgir del abismo y provocar el fin del mundo. El cristianismo es una religión escatológica, que exige de los hombres un comportamiento ideal durante la vida terrenal para tener la esperanza de obtener la Salvación Eterna a partir del Juicio Final. Esta creencia doctrinal está presente a lo largo de toda la Edad Media y en particular durante los siglos X y XI, período durante el cual la Iglesia todavía es vista como sagrada y está muy apegada a lo ritual. Sin embargo no debe confundirse lo escatológico con el milenarismo: es decir la creencia del fin del mundo en el año mil y el regreso de Cristo a la Tierra.73

El origen está en el Apocalipsis según san Juan, que profetiza el regreso de Satanás mil años después de la encarnación de Cristo:

«Porque vi un ángel descender del cielo llevando en su mano la llave del Abismo y también una enorme cadena; y tomó al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo».
Apocalipsis 20:1-3, siglo I DC74
Ya en el siglo v, san Agustín había interpretado el milenarismo como una alegoría espiritual en la que el número «mil» no significa más que un largo período de tiempo no determiando numéricamente (De civitate Dei contra paganos). Algunos años después, el concilio de Éfeso decide condenar oficialmente la concepción literal del milenio. A partir del fin del siglo x, se evidencia un interés creciente dentro del clero por el Apocalipsis, que se manifiesta por la difusión en todo occidente de Comentarios del mismo (Apocalipsis de Valladolid, Apocalipsis de Saint-Saver, etc.). Aun así, la Iglesia mantiene el control del movimiento milenarista.75

Junto a esta posición oficial de la Iglesia, el análisis de las fuentes, todas eclesiásticas, puede generar contradicciones. «La enormidad de los pecados acumulados durante siglos por los hombres», remarcan los cronistas, hace pensar que los contemporáneos efectivamente creían que el mundo iba hacia la perdición y que el momento del fin del mundo se acercaba. Raoul Gabler, es una vez más una de las escasas fuentes sobre este tema. Escribió su Histoires ente 1045 y 1048, es decir unos 15 años después del milenio de la pasión (1033):

Se creía que el orden de las estaciones y los elementos, que había reinado desde el comienzo en todos los siglos pasados, volvería al caos y que esto era el fin del género humano.
Raoul Glaber, Histoires, IV, circa 1048.76
De hecho, el monje borgoñón describe la situación varios años después manteniendo una vez más una visión escatológica, fiel al Apocalipsis. Su objetivo es interpretar los signos como la acción de Dios que deben ser vistos como advertencias enviadas a los hombres para que hagan actos de penitencia. Estos signos son atentamente advertidos por los clérigos. Se señalan los incendios (catedral de Orleans en 989, los arrabales de Tours en 997, catedral de Chartres en 1020, Abadía de Fleury en 1026,....), los desastres naturales (terremotos, las sequías, el cometa, hambrunas), la invasión de los paganos (los sarracenos que vencieron a Otón II en 982) y finalmente la proliferación de herejías propagadas por mujeres y campesinos (Orleans en 1022 y Milán en 1027). Y agrega:


Representación de los Vikingos datada entre el siglo ix y x
«Estos signos concuerdan con la profecía de Juan, según la cual Satanás sería desencadenado después de mil años».
Raoul Glaber, Histoires, IV, circa 1048.77
Por otra parte, hay que tener en cuenta que en el entorno del año mil, sólo una parte ínfima de la población Franca (poco más que la élite eclesiástica) era capaz de calcular el año en curso con fines litúrgicos o jurídicos (fechar las cartas reales). Los que podían determinar con precisión la fecha, concebían un «milenio desdoblado» entre la encarnación (año 1000) y la resurrección (año 1033). Además, si bien la era cristiana se comienza a usar a partir del siglo vi, su uso no se generaliza hasta la segunda mitad del siglo xi. En resumen, la ubicación temporal del momento no se hacía por los años; la vida estaba regulada por las estaciones, las oraciones diarias y sobre todo las grandes fiestas religiosas y esto variaba según el lugar (el año en Inglaterra comenzaba en Navidad y en Francia comenzaba en pascuas.75 Ése era el tiempo para el hombre de la época.

Nada en sus escritos prueba que hubiera habido efectivamente un terror colectivo. Entorno al año 960, a demanda de Gerberga de Sajonia, el abad Adson de Montier-en-Der escribe un tratado (Sobre el nacimiento de la época del Anticristo) en el que reseña un índice de lo que las Santas Escrituras refieren sobre el Anticristo. Llega a la conclusión de que el fin de los tiempos no sobrevendrá antes que los reinos del mundo se separen del Imperio. En Abón de Fleury, el pasaje al segundo milenio no pasó desapercibido, ya que entorno al año 998 hace una petición a Hugo Capeto y su hijo ya asociado al trono: Roberto. En ella acusa a un clérigo, que aunque era estudiante, reivindicaba el fin del mundo durante el cambio de milenio. Por tanto, incluso los grandes intelectuales del siglo x son antimilenaristas.78 75

«Se me ha hecho saber que en el año 994 los sacerdotes de París anunciaron el fin del mundo. Están locos. No hace falta más que abrir el texto sagrado, la Biblia, para ver que no se sabrá ni el día ni la hora.»
Abón de Fleury, Petición a los reyes Hugo y Roberto, circa 998.74
Desde Edmond Pognon, los historiadores modernos han demostrado que no existieron grandes terrores populares. Sin embargo durante la década de 1970, aparece una nueva explicación. Georges Duby sostiene que aunque no haya existido un terror popular manifiesto entorno al año mil, se puede detectar una «inquietud difusa» y permanente en el Occidente cristiano de la época. Probablemente hubiera a fines del siglo x personas consternadas con la proximidad del año mil y con ciertas inquietudes, pero seguramente serían muy minoritarios ya que las personas más instruidas como Abón de Fleury, Raoul Glaber o Adson de Montier-en-Der no lo creían.Nota 7 Nota 8

Cambios en el Feudalismo®
Artículos principales: Feudalismo y Mota castral.

Castillo de Gisors en Francia.
El feudalismo es un término complejo cuyo estudio histórico es delicado. «Es un conjunto de instituciones y de relaciones que involucran a toda la sociedad, que por tanto es llamada feudal»79 Los modernos medievalistas no están de acuerdo sobre la cronología ni sobre el mecanismo en el que se consolida el feudalismo. Por un lado están los «mutacionistas» (G. Duby, P. Bonnassie, J.-P. Poly, E. Bournazel…) que sostienen que hubo una mutación entorno al año mil y que el siglo xi provocó una ruptura con la sociedad de la época, sustituyendo a la vieja sociedad carolingia. Por otra parte, se consolida una nueva corriente llamada de los «tradicionalistas» (D. Barthélemy, K.-F. Werner, E. Magnou-Nortier, O. Bruand…) que sostienen que el feudalismo se consolidó progresivamente desde el siglo ix al xii sin rupturas. Para estos últimos la imagen equivocada de ruptura que sostienen los «mutacionistas» surge de una interpretación errónea de las fuentes.80

La jurisdicción carolingia (siglo ix-1020 aprox.)®
Durante la Alta Edad Media, ya existía un cierto vínculo feudal ya que ciertos poderosos otorgaban un beneficio (beneficium) a sus leales (en general tierra). Por tanto, la sociedad ya está basada en una «servidumbre» latente que se diferencia por el acceso a la justicia: sólo los hombres libres acceden a ella, mientras que los no libres son castigados y protegidos por sus amos.Nota 9 El rey y los príncipes del siglo x todavía usaban la Justicia para defender sus bienes y sus derechos, imponiendo multas como el Heriban (impuesto de 60 sous a quienes no acuden a servir en las huestes del señor) y confiscando los bienes de quienes los ofenden.82

El propio devenir económico y social carolingio, sumado a los cambios militares que impusieron las invasiones vikingas, provocaron que a partir del entorno de 920, la autoridad pública se comienza a ubicar en varios puntos estratégicos (rutas, ciudades, lugares defensivos, etcétera). Las alianzas matrimoniales unen los hijos reales con los de las familias condales desde el siglo ix: varias dinastías entran en juego, lo que hace decir a Adalberón de Laon:

Archivo:Hommage au Moyen Age-miniature.jpg
Un vasallo arrodillado realiza la inmixtio manum durante el homenaje a su señor, sentado. Un escribiente toma nota. Todos están sonrientes.
«Los linajes nobles, descienden de sangre de reyes»
Adalberón de Laon, Poema al rey Roberto, circa 1027-1030.83
Los textos ya hacen referencia a un juramento de fidelidad: el beso (osculum) generalmente usado como gesto de paz entre parientes o aliados. Por el contrario el homenaje (commandatio) era visto inicialmente como un gesto humillante y según parece sólo algunos condes lo llegaron a realizar como sumisión al rey.84

Del lado de los humildes, la fidelidad también pude ser de orden servil, como en el caso de los impuestos personales, que a lo largo del siglo ix se transforman en «homenaje servil».

Para hacer frente a los crecientes deberes condales, los condes comienzan a delegar parte de estas funciones en los lugartenientes de sus castillos antiguos o en construcción. Estos últimos a su vez, van delegando algunas de sus propias funciones en otros delegados más humildes (típicamente la asamblea judicial para los más humildes era la vicaría). De esta forma la sociedad se va estratificando o feudalizando.85

Surgimiento de los Señoríos (entorno a 1020-1040)®

La fortaleza de Montlhéry, símbolo de la revuelta castellana en la Île-de-France (ruinas de los siglos XII-XIII
Georges Duby explica que entre 980 y 1030 los pagus de la alta Edad Media se van transformando progresivamente en territorios centralizados por su fortaleza pública, que se transforma rápidamente en la sede del poder de las familias nobles. Por todo el reino se construyen castillos en madera primero y en piedra después, sobre motas naturales o artificiales (hay una verdadera proliferación a partir de 1020 y desde esta fecha la mayoría se construye en piedra o se sustituye en piedra la mota anterior de madera). La mota no es necesariamente la residencia principal, pero se constituye en un punto donde se afirma la legitimidad del poder señorial. También se verifican ciertos cambios de orden jurídico.86 87 Los señores, delegados por los condes en los castillos, privatizan la justicia pública y la hacen hereditaria. Esto es llamado por ciertos historiadores el «choc châtelain» y es visto como una verdadera revolución social. En los límites del dominio real de Roberto el Piadoso, es el propio rey quien ordena la construcción de fortalezas (como Montlhéry o Montfort-l'Amaury) para la defensa de los dudosos condes vecinos.88 Estas fortalezas son custodiadas por señores (como Guillermo de Monfort) quienes para hacer valer su justicia en el territorio (districtus) contratan militares (caballeros) de distintos extractos sociales (nobles sin herencia, hombres libre ricos, algunos campesinos con tierra e incluso algunos siervos) y establecen con ellos lazos de vasalleje. De esta manera se va completando la pirámide feudal:

La pirámide feudal entorno al año 103089 90
Rey Conde Señor Caballero Siervo
El primero entre pares (responsable del reino, de la guerra y de la paz). Príncipe territorial con sangre real. Originalmente funcionario del rey, se vuelve independiente en el curso del siglo ix (responsable del condado). Emparentados con las familias condales, inicialmente eran funcionarios del conde, que se independizan en el curso del siglo xi (responsables del señorío: castillo y su jurisdicción). Combatiente a caballo y auxiliar del señor, es responsable de asegurar los derechos del señor en escala local. Depende de un señor de la tierra, al que paga un impuesto fijo (censo) por su dependencia y derechos de uso de instalaciones banales (molino, prensa, horno,...) al mismo señor u otro que instalara dichos elementos en tierras del anterior.
Este nuevo sujeto, acumula fuerzas y legitima su poder enlazando siempre que puede con la nobleza de sangre. En el proceso, el conjunto de los poderes públicos se van privatizando: es el bannum. Algunos de estos nuevos señores, llegan a convertirse en condes y fundar familias condales. Georges Duby muestra en su tesis que entre 980 y 1030, los señores desertan de la corte del conde de Mâcon, se apropian del señorío y terminan acaparando todo el poder local.91 92 Si bien se refuerza la independencia de estos poderes locales, también se verifican homenajes del vasallo al señor y se desarrolla un conjunto de ayudas vasalláticas que se van precisando jurídicamente (fidelidad, apoyo y consejo militar...) y los señores tratan de hacer cumplir a sus vasallos por la fuerza. En definitiva, el beneficio se va transformando en feudo (feodum) y la propiedad completa (alodio) se hace cada vez más rara.

El establecimiento de los señoríos banales®

"Los cuatro caballeros". Apocalipsis de Valladolid, circa 970, Biblioteca de Valladolid, España.
El objetivo de los señores no es obtener una independencia política plena de los condes (lo que los expondría a las ambiciones de otros señores), sino asegurar un sólido dominio sobre sus siervos. En este sentido, entorno a 1030 en el condado de Provenza, los señores obligan a los campesinos libres (alodiales) a entrar en dependencia a cambio de algún bien o remuneración.93

Una de las características de la época feudal, es la proliferación de lo que los textos llaman «malos usos» (malas costumbres). Durante el reinado de Carlos el Calvo, el edicto de Pîtres (864) ya hace referencia a las costumbres, lo que hace pensar que habría una continuidad jurídica entre la época carolingia y el año mil. En general, la documentación no permite hacer una descripción detallada de los distintos tipos de ingresos, los derechos sobre la tierra, las casas o las parcelas ni de la población involucrada. Estos usos son reputados como nefastos y nuevos por las comunidades campesinas, pero hay casos en los que al parecer no eran tan nuevos o tan abusivos.Nota 10

Desde la época carolingia, el campesino vive en un mansus (o tenencia, casa con un terreno cultivable, en general de tamaño suficiente para mantener a una familia) al que trabaja a cambio de un impuesto y de corveas. El impuesto podía consistir en un pago por habitante (cens) o, más generalmente parte de la producción (champart) o ambas. La corvea consistía en trabajar gratuitamente en la producción del señor. El señor recurre a la justicia pública, la vicaría (condal o real) en los casos en que no obtuvo esa competencia. Este es el sistema del señorío territorial.

A partir de los años 1020-1030, junto al señorío territorial aparece un nuevo estamento jurídico. El campesino sigue pagando los derechos feudales (cens o champart) a su señor territorial, pero un nuevo señor (el caballero respldado por sus topas) se apodera de forma más o menos violenta de la justicia pública que toma de su conde. Ocupa la vicaría e impone a los campesinos del señorío sus derechos banales: la comunidad se ve obligada a someterse jurídicamenta a esta usurpador y pagarle regalías por el uso del molino, el horno, la prensa (aceite o vino), las vías (caminos o canales), que es lo que se denominan banalidades.

Para algunos historiadores (Duby, Bonnassie) los nuevos señores restablecieron la igualdad entre hombres libres y no libres sometiendo a todos a la condición de siervos. Para otros (Barthélemy), no hay más que un cambio de nombre en los textos, mientras la condición sigue incambiada desde los tiempos carolingios (es decir una especie de «homenaje servil», más que una situación de esclavitud). Este es el sistema del señorío banal.Nota 11

Los conflictos locales llamados «feudales» tienen su origen en la percepción de regalías por parte de tal señorío o tal otro, lo que representa un ingreso financiero considerable. Todos los caballeros son responsabilidad del castillo: el señorío. Sin embargo, no se corresponde con un espacio centralizado organizado entorno del castillo; es un territorio fluctuante a merced de guerras privadas. Antes de 1050, es difícil encontrar alguna propiedad perfectamente asociada a un señorío.97 El señor es muchas veces señor territorial y señor de banalidades y para controlar mejor esas funciones (ingresos y poder) delega muchas veces a sus vasallos los caballeros, tal o cual derecho (la vicaría de un señorío, el censo de otro, la corvea en otro...). Por este mecanismo se desarrolla una auténtica maraña de señoríos, que atomiza los derechos sobre la tierra poniendo en entredicho el concepto de propiedad y multiplicando las cargas a los campesinos.98

Roberto el Piadoso y la Paz de Dios®
Artículo principal: Paz de Dios

Institución de la Paz de Dios, Libro de los Macabeos, Biblia de Saint-Pierre-de-Roda, fines del siglo x o principios del siglo xi (Biblioteca Nacional, París).
La Paz de Dios es un «movimiento conciliar de iniciativa episcopal» que surge durante la segunda mitad del siglo x al sur de la Galia y que se propaga en las décadas siguientes (1010-1030) en ciertas regiones septentrionales.

Durante mucho tiempo la historiografía la explicó como una respuesta al fracaso de las estructuras carolingias en un contexto de creciente violencia, durante un período que Georges Duby llamó «Primera Era Feudal» o «Mutación Feudal».99 Hoy se tiene una idea más relativa de la Paz de Dios, en particular por dos cuestiones para las que no se encuentran respuestas:

la imposibilidad de que la iglesia haya concebido en aquel momento una sociedad de lazos horizontales, cuando figuras como Adalberón de Laon y Gerardo de Cambrai despreciaban a los siervos del campo, a pesar de la necesidad de su trabajo;
las dificultades para que el desarrollo económico de los siglos X y XI se hubiera verificado, si efectivamente el marco general era de ese estado de violencia y anarquía.100
Se sabe que los movimientos por la paz ya existían en la Alta Edad Media. En este sentido, desde la época carolingia estaba presente la preocupación por la deshonra que implicaban los asesinatos y violaciones a la Iglesia. Según Christian Lauranson-Rosaz, los primeros signos de la Paz de Dios surgieron en las montañas de Auvernia entorno a Clermont donde la Iglesia predicaba que «la paz vale más que todo».



Características de su reinado®
Ya en el trono, Roberto II obtuvo el reconocimiento de su hijo primogénito Hugo, como sucesor suyo, pero la muerte de éste convertiría en futuro sucesor a Enrique.

Fue un defensor de la Iglesia y protector de la cultura, además de precursor fundamental de la expansión de la orden cluniaciense.

El piadoso Roberto hizo pocos amigos y muchos enemigos, que incluiría a sus propios hijos quienes más tarde se rebelarían.

Matrimonio y Descendencia®
Roberto II de Francia se había casado en primeras nupcias con su prima cuarta Berta de Borgoña, sobrina del duque Otón-Guillermo de Borgoña, aunque de este enlace no tuviera descendencia.101

Por medio de este matrimonio obtuvo el Ducado de Borgoña y le arrebató a la nobleza los condados de Dreux y Melun en el año 1017.102

Este matrimonio no era del agrado del papa Gregorio V, a causa del cercano parentesco y porque durante el pontificado del antecesor papa Juan XV, se había depuesto a Arnulfo del arzobispado de Reims que fue sustituido, con la oposición papal, por Gerberto quien fuera nombrado Silvestre II contando con el apoyo del anterior rey francés Hugo Capeto, y por lo cual exigió a Roberto que anulara el enlace. Éste al negarse provocó que fuera excomulgado, al igual que el arzobispo de Reims que había autorizado el casamiento.

Al final terminó por separarse el matrimonio y le quitara el apoyo al Silvestre II ya que deseaba un acercamiento con el papa. Esto provocó que en un concilio celebrado en Pavía en el año 997, se restituyera como arzobispo de Reims a Arnulfo y se condenara como usurpador a Gerberto, además de levantar la excomunión.101

Roberto se enlazó por segunda vez con Constanza de Arles —aunque al haber sido anulado el anterior matrimonio, estas fueron sus primeras nupcias— hija del príncipe de Provenza (desde 991), mujer muy temperamental cuyo carácter contrastaba intensamente con el de Roberto el Piadoso; pasó a la Historia por defender a ultranza los derechos de su hijo al trono.103 De este matrimonio nacieron siete hijos:

Hedwige de Francia (1003-1063), casada con Renauld, conde de Nevers.
Hugo (1007-1025). Asociado al trono por su padre, murió antes que lo pudiera suceder.
Enrique (1008-1060). Rey de Francia, con el nombre de Enrique I.
Adela de Flandes (1009-1079), casada con el conde Balduino V de Flandes. Su hija Matilde fue esposa de Guillermo I de Inglaterra.
Roberto el Viejo (1011-1076). Primer duque de Borgoña de la casa capetiana. Fue abuelo de Enrique de Borgoña, padre de Alfonso I de Portugal y padre de Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI el Bravo, rey de Castilla y León.
Eudes de Francia (1013-1056) nació con retardo mental.
Constanza de Francia (1014-¿?), casada con Manasses Conde de Dammartín.
Guerras civiles y fallecimiento®
Sus hijos Hugo, Enrique y Roberto, se habían rebelado contra su padre dando lugar a una guerra civil, en la cual Hugo moriría en plena revuelta, en 1025.

En la continuación del conflicto con Enrique y el joven Roberto, las tropas del rey Roberto resultaron derrotadas y el rey se retiró a Beaugency, en las afueras de París, la capital.

Roberto murió en plena contienda contra sus hijos el 20 de julio de 1031 en Melun. Fue enterrado, junto con su esposa Constanza, en la Basílica de Saint Denis. Le sucedería su hijo Enrique.

Al terminar su reinado, Francia se encontraría en un proceso de importante evolución política.



Predecesor:
Hugo Capeto Rey de Francia
996-1031 Sucesor:
Enrique I
Predecesor:
Otón Guillermo Duque de Borgoña
1004-1016 Sucesor:
Enrique

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Enrique I de Francia

Rey de Francia
Henri I.jpg
Información personal
Otros títulos Ducado de Borgoña (1016–1032)
Reinado 20 de julio de 1031 - 4 de agosto de 1060
Coronación 14 de mayo de 1027 (Catedral de Reims)
Nacimiento 4 de mayo de 1008
Reims
Fallecimiento 4 de agosto de 1060
Vitry-aux-Loges
Predecesor Roberto II de Francia
Sucesor Felipe I de Francia
Familia
Dinastía Dinastía de los Capetos
Padre Roberto II
Madre Constanza de Arles
Descendencia
Con Ana de Kiev
Felipe (1052 - 1108) Red crown.png
Robert (1054-1063)
Emma (1055-1109)
Hugo el Grande

Enrique I de Francia (Reims, 4 de mayo de 1008 - Orleans, 4 de agosto de 1060), rey de Francia del 1031 hasta su muerte. Segundo hijo de Roberto II y de Constanza de Arles.

Asociado al trono por su padre a la muerte de su hermano mayor, Hugo, en 1025. Fue coronado como rex designatus en la Catedral de Reims como Rey el 14 de mayo de 1027.

A la muerte de Roberto II, disputó la corona de Francia con su hermano menor, Roberto el Viejo. Hechas las paces entre los hermanos (1032), Enrique le cedió el Ducado de Borgoña a Roberto.

Debido a la dificultad de gobernar a los señores feudales todavía demasiado conscientes de su poder y soberanía, este rey ha sido llamado en la historiografía como rey de París para evidenciar así que su poder se mostraba bastante mermado.1

Tutor de quien sería más tarde Guillermo el Conquistador, aunque con posterioridad se enfrentaría a él en dos batallas que perdería entre 1054 y 1058 por Normandía.

Casado en primeras nupcias con Matilde de Frisia y en segundas nupcias con la princesa Ana de Kiev (1024 - 1075), hija del Gran Príncipe Yaroslav I el Sabio de Kiev, de la cual tuvo tres hijos y una hija:

Felipe (1052 - 1108), Rey de Francia, con el nombre de Felipe I.
Roberto (1054-1063)
Emma (1055-1109)
Hugo el Grande (1057-1102), conde de Vermandois, esposo de Adelaida de Vermandois.

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Felipe I de Francia
Felipe I
Rey de Francia
Philip I of France · HHWXI28.svg
Información personal
Reinado 4 de agosto de 1060-29 de julio de 1108
Coronación 23 de mayo de 1059 (Catedral de Reims)
Nacimiento 23 de mayo de 1052
Tours
Fallecimiento 29 de julio de 1108
Melun
Predecesor Enrique I
Sucesor Luis VI
Familia
Casa real Casa de los Capetos
Padre Enrique I
Madre Ana de Kiev (1024 - 1075)
Consorte Berta de Holanda
Bertrada de Montfort
Descendencia Ver texto
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Felipe I1 (Tours, 23 de mayo de 1052 – Melun, 29 de julio de 1108), rey de Francia de 1060 a 1108.


Biografía®
Miembro de la dinastía de los Capetos, era hijo de Enrique I y de la princesa Ana de Kiev (1024 - 1075). Fue coronado como rex designatus siendo un niño, en 1059, y al año siguiente falleció su padre, actuando su madre de regente hasta el año 1066.

Felipe I tuvo que reprimir revueltas provocadas por el hambre que se extendieron por buena parte del territorio bajo su control. En 1077 firmó la paz con Guillermo el Conquistador, duque de Normandía, y desde su exitosa invasión y conquista de 1066, también rey de Inglaterra.

Durante el reinado de Felipe I, en 1095, tuvo lugar la Primera Cruzada, que no apoyó personalmente a causa de su conflicto con el papa Urbano II.

Felipe I murió en el castillo de Melun el 29 de julio de 1108 y fue enterrado en el monasterio de Saint-Benoît-sur-Loire y no en Saint-Denis con el resto de los monarcas capetos.

Matrimonio y descendencia®
Se casó en 1072 con Berta de Holanda, hija de Florencio I, conde de Holanda (1055-1094) y de Gertrudis de Sajonia. Sus hijos fueron:

Constanza (1078– v 1125), casada hacia 1097 con Hugo I de Champaña y posteriormente en 1106 con Bohemundo I de Antioquía.
Luis el Gordo (1081 - 1137), rey de Francia, con el nombre de Luis VI,
Enrique (1083- muerto joven),
Carlos (1085- 1096), fue abad.
Eudes (1086-1089).
Posteriormente Felipe I repudió a su esposa y se casó en 1092 con Bertrada de Montfort. Por tal motivo, fue excomulgado en 1094 por el obispo de Lyon. El papa Urbano II confirmó la medida en el Concilio de Clermont en 1095, levantándola a posterioridad, si el rey se separaba de Bertrada, cosa que Felipe I no cumplió. Con ella tuvo cuatro hijos:

Felipe (1093-1129), conde de Mantes, casado con la hija de Guido II de Montlhéry;
Fleury (1093-1147);
Cecilia (1097-1145), casada, en primeras nupcias, con Tancredo de Galilea y, en segundas, con Ponce de Trípoli, conde de Trípoli (1098-1137));
Eustaquia (¿?-¿?).


Predecesor:
Enrique I Rey de Francia
1060 – 1108 Sucesor:
Luis VI

Luis VI de Francia ★ |•••► #FRANCE #Genealogia #Genealogy ♕

Luis VI, el Gordo o el Batallador1 (en francés, Louis VI le Gros) (París, 1 de diciembre de 1081 - ¿?, 1 de agosto de 1137) en el castillo real de Béthisy-Saint-Pierre.2 rey de Francia de 1108 a 1137.

Biografía®
De la dinastía de los Capeto, nació en París, fue hijo de Felipe I de Francia y Berta de Holanda (1055 - 1094).3 Rey enérgico, tuvo un colaborador fiel en la persona de Suger, abad de Saint-Denis.

Matrimonio y descendencia®
Se casó en dos ocasiones, la primera en 1104 con Luciana de Rochefort (matrimonio que fue anulado), y la segunda en 1115 con Adela de Saboya (1100-1154). Con esta última mujer, considerada fea, pero atenta y piadosa, nacieron siete hijos y una hija:

Felipe (1116-1131) no confundir con su hermano, del mismo nombre, muerto muy pronto a causa de una caída de caballo;
Luis el Joven (1120- 1180), rey de Francia, con el nombre de Luis VII;
Enrique (1121- 1175), obispo de Beauvais (1149 – 1161) y arzobispo-duque de Reims (1161 – 1171);
Hugo (v. 1123) muerto joven;
Roberto (v. 1123 – 1188) llamado Roberto el Grande, conde de Dreux (1137 – 1184), conde de Perche;
Constanza (v. 1124 – 1180) casada en primeras nupcias en 1140 con Eustaquio IV (1127-1153), llamado Eustaquio de Blois, conde de Bolonia, sin posteridad conocida. Casada en segundas nupcias en 1154 con el conde Raimundo V de Tolosa (1134 – 1194);
Felipe (v. 1125 – 1161), obispo de París;
Pedro (v. 1125 – 1182), casado en 1152 con Élisabeth de Courtenay (v. 1135 – 1206) dama de Courtenay.
Roberto I de Dreux y Pedro I de Courtenay son el tronco de dos importantes líneas.

Curiosidades®
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Luis VI de Francia a punto estuvo de caer en manos inglesas durante la Batalla de Bremule en 1119, en Normandía, contra el ejército de Enrique I. Un soldado normando consiguió asir las riendas de su caballo y, eufórico, gritó: "¡He capturado al Rey!". Sin embargo, el monarca galo golpeó enfurecido a su captor y, mientras huía, dijo: "Un rey nunca puede ser capturado ¡ni siquiera en el ajedrez!".4

Notas®
Volver arriba ↑ Académie des inscriptions et belles-lettres Histoire littéraire de la France 1841 página 656
Volver arriba ↑ Louis VI sur le site Foundation for Medieval Genealogy
Volver arriba ↑ Philippe Delorme Aliénor d'Aquitaine : épouse de Louis VII, mère de Richard Coeur de Lion 2001, página 86
Volver arriba ↑ Isabel Margarit (2006) - Historia y Vida - 495 - Tesoros del Nilo. Editorial: Prisma Publicaciones. ISSN 0018-2354.



Predecesor:
Felipe I Rey de Francia
1108 – 1137 Sucesor:
Luis VII

Luis VII de Francia ★ |•••► #FRANCIA #Genealogia #Genealogy ♛

Luis VII de Francia,1 llamado Luis el Joven (1120 — Melun, 18 de septiembre de 1180), fue Rey de Francia de 1137 a 1180, el sexto en línea directa de la dinastía de los Capetos. Era hijo de Luis VI y de Adela de Saboya (v. 1100-1154). Se casó con: Leonor de Aquitania, Constanza de Castilla (1140-1160) y Adela de Champaña. Su hijo Felipe Augusto fue su sucesor.


Principio del reino®
Fue consagrado rex designatus en Reims el 25 de octubre de 1131 por el papa Inocencio II tras la muerte accidental de su hermano mayor Felipe (1116-1131). Después de morir su padre, Luis el Gordo fue coronado en Bourges el 25 de diciembre de 1137.

Antes de morir, su padre había concertado su matrimonio con Leonor de Aquitania (1122 – 1204), hija de Guillermo X de Poitiers, duque de Aquitania y Leonor de Châtellerault, matrimonio que tuvo lugar en Burdeos el 25 de julio de 1137. Este ventajoso matrimonio le proporcionó un dominio real casi triplicado ya que la joven esposa aportó con su dote la Guyena, Gascuña, Poitou, Lemosín, Angoumois, Saintonge y Périgord, es decir, una parte del Midi y de Oeste de Francia, equivalente a 19 ciudades actuales. El carácter del rey, devoto, ascético (quería ser monje) ingenuo y torpe, poco enérgico e indeciso, se aviene mal con el carácter fuerte de Leonor; sin embargo, los diez primeros años parecen discurrir sin problemas.

Luis VII apartó a su madre de la Corte, pero conservó a los consejeros de su padre, entre ellos al abad de Saint-Denis, Suger. Continuó con la misma política llevada por su padre y revalorizó el dominio real. Ese mismo año empiezan los trabajos de construcción de la basílica de Saint-Denis. Hizo múltiples concesiones a las comunidades rurales, fomentó la agricultura y favoreció la emancipación de los siervos. Propició el favor de las ciudades concediendo cartas de burguesía (mediante esta concesión los burgueses obtenían una serie de beneficios y los municipios se administraban de un modo independiente al señor feudal) (Étampes, Bourges), (Reims, Sens, Compiègne, Auxerre), agrupándolos alrededor de sus dominios. Y mantuvo la elección de los obispos consagrados al poder real.

En mayo de 1141, Luis VII se enfrenta al conde Teobaldo II de Champaña y al papa Inocencio II, con motivo de la toma de posesión del obispado de Langres, ya que él quería que fuera elegido un monje de Cluny, candidato Bernardo de Claraval. De nuevo vuelve a oponerse al Papa en 1141 intentando imponer su candidato para la sede de Bourgues contra Pierre de la Châtre (apoyado por el sumo pontífice). El Papa excomulga a Luis y Pierre de la Châtre se refugia en Champaña. El rey invade el condado y a su paso incendia, durante el verano de 1142, Vitry-en-Perthois y su iglesia, en la cual se hallaban refugiados los habitantes de la villa.

Para zanjar definitivamente el problema, el rey firma el tratado de Vitry con el conde Teobaldo II en el otoño de 1143, aceptando la elección de Pierre de La Châtre y consiguiendo que se anule el veto que pesa sobre el reino; el 22 de abril participa en la conferencia de Saint-Denis para solucionar el conflicto surgido entre la Santa Sede y él.

La segunda cruzada®
Artículo principal: Segunda Cruzada
Para sellar el acuerdo, el rey acepta tomar parte en la Segunda Cruzada alentada por Bernardo de Claraval y, cerca de la Navidad de 1145, Luis VII anuncia su decisión de unirse a ella para socorrer a los Estados cristianos de Palestina, amenazados por los turcos que acababan de invadir el condado de Edesa en 1144 y perpetraron la masacre de centenares de cristianos. En 1146 el rey toma la cruz, a la vez que numerosos barones, durante la asamblea de Vézelay.


Géza II de Hungría y Luis VII de Francia. Imagen de la crónica ilustrada húngara. Siglo XIV.
El 11 de junio, el rey Luis VII y Leonor parten para la Segunda Cruzada al mando de 300 caballeros y una cuantiosa armada, seguidos por decenas de millares de peregrinos. Salen de Metz y pasan por el valle del Danubio, donde son recibidos por la armada del emperador que ya los aguardaba en el Reino de Hungría. El rey Géza II de Hungría recibió a los reyes cruzados y veló porque estuviesen provistos de alimentos y refugio. Si bien el rey húngaro no tenía relaciones estrechas con el emperador germánico, sí las tenía con Luis VII, y a su llegada, Géza II en 1147 le pidió al rey francés que fuese el padrino de bautismo de su hijo Esteban. Luego de hacer escala, en Hungría, los ejércitos cruzados continuaron a través de Asia menor para ir a Constantinopla donde llegaron el 4 de octubre de 1147.

La Segunda cruzada parecía que tenía un buen comienzo, ya que estaba dirigida por los dos soberanos más poderosos de Occidente, que además, al estar instruidos por la experiencia de la Primera cruzada, la organizaron de forma muy estricta. Pero las relaciones se envenenaron rápidamente entre franceses y alemanes, y sobre todo entre cruzados y bizantinos. Conrado III y Luis VII perdieron las cuatro quintas partes de sus efectivos militares intentando atravesar Anatolia, en donde fueron diezmados por los turcos, la carestía y la enfermedad. Por último, después de desembarcar con el resto de sus tropas cerca de Antioquía, que estaba en manos de Raimundo de Poitiers, joven tío de Leonor de Aquitania, quien les recibió con muchas atenciones, los dos soberanos se estrellaron ante Damasco. Conrado y los alemanes reembarcaron el 8 de septiembre de 1148.

Raimundo esperaba que Luis VII le ayudara a combatir al enemigo que le había despojado de algunos de sus territorios, pero el rey sólo pensaba en ir a Jerusalén. Leonor intenta, en vano, convencer a su marido para que ayude a su tío Raimundo, pero el rey prefiere los consejos del templario eunuco Thierry de Galeran. Después los cronistas de la época se enfurecen y la culpan de adulterio: Guillermo de Tiro la acusa también de un incesto con su propio tío.

Luis VII, obliga a Leonor a seguirle y deja Antioquía, llegando a Jerusalén en cumplimiento del peregrinaje que se había impuesto. En junio de 1148, intenta tomar Damasco, ante la que su armada está esperando. La pareja real permanece un año en Tierra Santa antes de volver por mar, y por separado, a Francia. El rey es, allí mismo, apresado por los bizantinos, siendo liberado por el normando Roger II de Sicilia. En la primavera de 1149, Luis VII, muy afectado por el exceso de sus desgracias conyugales, abandona Jerusalén. La decepción en Occidente fue muy grande.

Al final, la participación de Luis VII en esta segunda cruzada resultó muy perjudicial para el futuro del reino, porque la expedición repercutió de manera negativa sobre todos sus planes:

Financiera, porque esta expedición empobreció considerablemente el tesoro real.
Política, porque el rey no se ocupó directamente del reino durante los dos años de ausencia y, en consecuencia, disminuyó su poder sobre los grandes feudales.
Militar, porque la cruzada fue una sucesión de derrotas militares y una parte de su caballería y de la gran armada fueron sacrificadas.
Dinástica y patrimonial, porque esta cruzada provocó la ruptura del rey con Leonor.
Territorial porque, tras la separación, Leonor recuperó todos los feudos que había aportado con su dote.
Estratégica, porque Leonor al casarse con el futuro rey de Inglaterra proporcionó inmensos territorios a la corona de Inglaterra, permitiendo así la presencia, en el continente, de un temible competidor para el rey de Francia. Por su matrimonio el rey Enrique II de Inglaterra, reinó sobre un territorio que se extendía desde Escocia a los Pirineos, comprendiendo Inglaterra, Anjou, Maine, Normandía, Aquitania y Bretaña.
La separación de Leonor®
Durante el viaje de vuelta a Francia, en noviembre de 1149, Luis VII pensó en separarse de Leonor. Pero el papa Eugenio III, tras una parada en la Abadía de Montecasino, y después el abad Suger consiguieron reconciliarlos y, en 1150, nació su segunda hija, Alix de Francia (1150-1195).

Sin embargo, tras el fallecimiento de Suger en 1151 por cuanto éste desaconsejaba la separación al considerar las valiosas posesiones de Leonor (mayores que las de Luis) y lo peligroso que sería sacarlas del gobierno del rey, éste, deseando llevarla a cabo, encuentra, en el concilio de Beaugency, el motivo para la misma: la última abuela de Leonor, Eduarda de Borgoña, era la nieta de Roberto el Piadoso, abuelo del rey (en 9º grado civil, pero en 5º grado canónico), y este hecho propicia la anulación del matrimonio el 18 de marzo de 1152. Leonor recobra la dote y el 18 de mayo de 1152 se casa, en segundas nupcias, con el conde de Anjou, Enrique II Plantagenêt, que será el rey de Inglaterra en 1154. Él tenía 19 años y ella 30.

En la primavera de 1154, Luis VII se casa, en segundas nupcias, con Constanza de Castilla (1136-1160) hija de Alfonso VII con la que tiene dos hijas, Margarita de Francia (1158-1197) y Adela de Francia (1160 -1221). La reina Constanza de Castilla muere el 4 de octubre de 1160 durante el parto de Adela.

Rivalidad con Enrique II de Inglaterra®
La anulación del matrimonio de Luis VII y Leonor fue el principio de una rivalidad continua entre los reinos de Francia e Inglaterra, que duró hasta mediados del siglo XIII. Luis VII apoya las revueltas de Bretaña y de Poitou contra Inglaterra, así como las de los hijos de Enrique II contra su padre. Contribuye a esta situación:

El despotismo de Enrique II Plantagenêt, que involucra en las revueltas a sus grandes vasallos.
El apoyo de clero al rey de Francia en razón a la piedad de Luis VII y a los estrechos lazos históricos entre el episcopado y el reino capetiano.
La rebelión de los hijos de Enrique II que exigen el patrimonio y encuentran refugio y protección al lado de Luis VII y que son apoyados por su madre Leonor de Aquitania.
En 1158, Luis VII y Enrique II Plantagenêt se reconcilian y conciertan el matrimonio entre Margarita de Francia y Enrique el Joven. Sosiego de corta duración, pues en marzo de 1159, Enrique II ataca al conde de Tolosa y, durante el verano, Luis VII obliga al rey de Inglaterra a levantar el asedio de Tolosa.

En 1160 Enrique II rinde homenaje al rey Luis VII en Normandía en nombre de su hijo Enrique el Joven. Luis VII se alía con los condes de Flandes y de Champaña y se casa, el 13 de noviembre, en terceras nupcias, con Adela de Champaña (o Adela de Blois).

Ante el enfrentamiento entre Enrique II Plantegenêt y Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, el rey de Francia apoyó al arzobispo. Finalmente cuatro caballeros fieles a Enrique II asesinan al arzobispo.

En 1172 y 1173, Luis VII incita a Enrique y Ricardo, los hijos de Enrique II Plantagenêt a rebelarse contra su padre. A finales del 1173, Luis VII y Enrique II firman una tregua provisional y deciden, hacia la primavera de 1174, casar a sus hijos Alix de Francia y Ricardo Corazón de León.

En 1177, el Papa impone a Enrique II la conclusión del tratado de Ivry, firmado el 21 de septiembre, por medio del cual los dos reyes se juran amistad; a este tratado le siguió, el 22 de junio de 1180, la firma de un pacto de no agresión.

El 1 de noviembre de 1179, Luis VII hizo consagrar a su hijo Felipe Augusto y, consumido por una enfermedad, abandona el poder al año siguiente. El 18 de septiembre de 1180, Luis VII muere en Melun a causa de una caquexia paralítica. Al día siguiente, es inhumado en la abadía real de Saint-Port en Barbeau que él fundó cerca de Fontaine el Port, a orillas del Sena, entre Melun y Fontenebleau. Su hijo Felipe Augusto le sucedió, aunque ya ejercía el poder desde el 28 de junio de 1180, día en que su padre lo dejó en sus manos.

Balance del reinado®
Aunque educado para ser monje o fraile antes que rey, Luis VII jugó un papel importante en la historia de Francia:

Consolidó el poder real en las provincias que estaban bajo su influencia y combatió el poder feudal.
Se rodeó de consejeros de gran cualidad y publicó unas ordenanzas importantes para la gestión del reino.
El reino de Francia se enriqueció bajo su reinado, la agricultura se transformó y ganó en productividad, la población aumentó, el comercio y la industria se desarrollaron, se produjo un verdadero renacimiento intelectual y el territorio se llenó de castillos-fuertes construidos en piedra.
Sin embargo, la segunda cruzada fue calamitosa y la separación de Leonor de Aquitania fue un tremendo error, ya que procuró a un vasallo menor el medio de imponerse, situando al rey de Francia en inferioridad territorial por más de medio siglo. Necesitó la colaboración de tres grandes reyes: Felipe Augusto, Luis VIII el León y San Luis, para enderezar la situación y llegar a minimizar las consecuencias de aquella equivocada decisión.

Hijos®
Con Leonor de Aquitania:

María (1145 - 1198), casada en 1164 con Enrique I de Champaña, conde de Troyes, llamado el Liberal. Regente del Condado de Champaña de 1190 a 1197;
Alix ó Alicia (1150 -1195) casada con Teobaldo V de Blois, llamado el Bueno (1129-1191), conde de Blois (1152 -1191).
Con Constanza de Castilla, (1140 – 1160), hija de Alfonso VII:

Margarita de Francia (1158 - 1197), casada en 1172 con el príncipe de Inglaterra Enrique de Plantegenet, (muerto en 1183), y en 1186, con el rey Bela III de Hungría;
Adela (1160 -1221) (o Alix, condesa de Vexin), casada en 1195 con Guillermo III de Ponthieu (o de Montgomery).
Con Adela de Champaña (o Adela de Blois):

Felipe Augusto (1165 – 1223), rey de Francia con el nombre de Felipe II;
Inés de Francia (1171-1240), emperatriz bizantina por su matrimonio con Alejo II Comneno 1180, emperador de Constantinopla (1167- 1183). Después, por otro matrimonio en 1183 con Andrónico I Comneno, emperador de Constantinopla (1110- 1185). Hacia 1204 se casa con Teodoro Branas, señor de Adrianópolis.
Tuvo el rey además un hijo ilegítimo:

Felipe (fallecido joven en 1161).
Notas®
Volver arriba ↑ Généalogie de Louis VII sur le site Medieval Lands
Ancestros®
Ancestros de Luis VII de Francia[mostrar]
Bibliografía®
Jacques le Goff, Historia Universal siglo XXI, La Baja Edad Media, ISBN 84-323-0004-7.
Enlaces externos®
 Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Luis VII de Francia.


Predecesor:
Luis VI Rey de Francia
 Arms of the Kingdom of France (Ancien).svg

1137 – 1180 Sucesor:
Felipe II

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Felipe II de Francia
Rey de Francia
Philip II of France paplegat.jpg
Información personal
Reinado 18 de septiembre de 1180 - 14 de julio de 1223
Coronación 1 de noviembre de 1179 (Catedral de Reims)
Nacimiento 21 de agosto de 1165
Gonesse
Fallecimiento 14 de julio de 1223
Mantes-la-Jolie
Predecesor Luis VII de Francia
Sucesor Luis VIII de Francia
Familia
Dinastía Dinastía de los Capetos
Padre Luis VII de Francia
Madre Adela de Champaña
Consorte Isabel de Henao
Isambur de Dinamarca
Inés de Merania
Descendencia Con Isabel:
Luis el León Red crown.png
Roberto y Felipe (gemelos muertos al nacer, en 1190)
con Inés:
María (1198 – 1224)
Juan Tristan (muerto al nacer, en 1200)
Felipe (1201 – 1234)
Con «cierta dama de Arrás»:
Pierre Charlot (1205 – 1249), obispo de Tours.
Arms of the Kingdom of France (Ancien).svg
Escudo de Felipe II de Francia
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Felipe II de Francia, llamado Augusto (Gonesse, 21 de agosto de 1165 – Mantes-la-Jolie, 14 de julio de 1223), fue el séptimo rey de la dinastía de los Capetos, hijo y heredero de Luis VII de Francia el Joven y de Adela de Champaña. Ocupó el trono de Francia entre 1180 y 1223.

Felipe Augusto es uno de los monarcas más admirados y estudiados de la Francia medieval no sólo en razón a su largo reinado, sino también por sus importantes victorias militares y, sobre todo, por el desarrollo de los proyectos llevados a cabo para asegurar el poder real frente a los grandes señores feudales.


Comienzos del reinado (1179-1189)®

Coronación de Felipe II Augusto.
El nacimiento de Felipe Augusto en 1165 fue acogido como un milagro por la familia real. Luis VII esperó cerca de treinta años un heredero y fue su tercera esposa, Adela de Champaña, la que le dio el hijo tan esperado. Una espera que le valió a Felipe II el sobrenombre de Dieudonné (don de Dios).

Consagración®
Felipe II fue consagrado como rex designatus a los 14 años, en 1179. La ceremonia de la consagración, no obstante, tuvo que aplazarse: víctima de un accidente de caza, la vida del joven príncipe estaba en peligro. Tal gravedad fue motivo suficiente como para que Luis VII se desplazase, pese a lo delicado de su salud, a descansar sobre la tumba de Tomás Becket, el arzobispo de Canterbury muerto en 1170. Felipe Augusto fue consagrado, finalmente, en Reims por su tío el arzobispo Guillermo de Blois el 1 de noviembre de 1179. Luis VII, su padre, murió el 18 de septiembre de 1180. Felipe Augusto, rey de Francia, tenía sólo quince años.

Una de las primeras decisiones que tomó Felipe Augusto fue la de expulsar, en abril de 1182, a los judíos y confiscar todos sus bienes, una decisión que rompía con la protección acordada por Luis VII. El motivo oficial designaba a los judíos como responsables de diversas calamidades, pero el motivo real era el de reforzar, sobre todo, a las casas reales, una decisión sin duda temeraria al comienzo de su reinado. Estas medidas no duraron mucho: la interdicción del territorio, por entonces difícil de hacer respetar, terminó en 1198 y la actitud conciliadora de Luis VII volvió a imponerse como norma.

Rivalidades de poder®
Consciente de la debilidad del poder real, Felipe Augusto supo ponerse rápidamente a la altura de las circunstancias. Su matrimonio con Isabel de Henao en 1180 le aportó como dote el Artois y, en junio de ese mismo año, tres meses antes de la muerte de su padre, firmó el tratado de Gisors con Enrique II de Inglaterra. Dos acontecimientos que vinieron a reforzar la posición del joven rey frente a las casas de Flandes y de Champaña.

En 1181, el conflicto con los barones dirigido por Felipe de Alsacia, conde de Flandes, se reavivó. Felipe Augusto consiguió paralizar sus pretensiones rompiendo las alianzas que mantenía con el duque de Brabante y con el arzobispo de Colonia. En julio de 1185, el tratado de Boves confirmó al rey la posesión de Vermandois, Artois y Amiénois.

Los Plantagenet eran otra de las mayores preocupaciones de Felipe Augusto. Las posesiones de Enrique II de Inglaterra y duque de Anjou comprendían Normandía, Vexin y Bretaña. Tras dos años de guerrear (1186-1188), la situación no terminaba de definirse. Felipe II intentó aprovecharse de la rivalidad existente entre los dos hijos del rey de Inglaterra: Ricardo Corazón de León, con el que se había aliado, y Juan sin Tierra. Finalmente, se negoció una paz de statu quo cuando el papa Gregorio VIII llamó a las cruzadas tras la toma de Jerusalén por parte de Saladino en 1187. La muerte de Enrique II en julio de 1189 cerró este episodio. La partida hacia Tierra Santa era prioritaria.

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La tercera Cruzada y la rivalidad con Ricardo I de Inglaterra (1190-1199)®
Artículo principal: Tercera Cruzada
La cruzada®
Felipe Augusto y Ricardo partieron juntos para la Tercera Cruzada con la mayor parte de los barones de Francia. Felipe desde Génova y Ricardo desde Marsella embarcaron cuando finalizaba el verano de 1190, fueron sorprendidos por las temporales invernales del Mediterráneo y tuvieron que detenerse durante varios meses en Mesina, Sicilia. Allí, la rivalidad latente entre ambos reyes se hizo patente con motivo de los proyectos matrimoniales de Ricardo, que rompió su promesa de matrimonio con Alix, hermanastra de Felipe, para comprometerse con Berenguela de Navarra. Felipe Augusto abandonó Mesina en cuanto pudo, el 30 de marzo de 1191.

Felipe Augusto llegó a Acre el 20 de abril de 1191 y participó en el asedio de la ciudad en manos de los musulmanes. Ricardo llegó en junio tras pasar por Chipre; el refuerzo inglés fue bien recibido pero las querellas entre ambos reyes surgieron de inmediato. Para agravar la situación, los dos se vieron afectados por la alopecia: atacados por altísimas fiebres perdieron los cabellos y las uñas. Felipe Augusto perdió también la visión de uno de sus ojos. A pesar de todo, las operaciones militares continuaron. Los franceses consiguieron atravesar por primera vez los muros de Acre el 3 de julio, pero sin éxito alguno; después fracasaron también los ingleses. Debilitados, los asediados capitularon el 12 de julio de 1191.

La cruzada acababa de empezar, pero Felipe decidió abandonar. La muerte del conde de Flandes el 1 de junio de 1191 tras el asedio (que Felipe acababa de conocer) fue el motivo principal de su marcha, ya que la misma reabrió el problema de la sucesión flamenca. En el camino de vuelta, Felipe se detuvo en Roma, donde el Papa le autorizó a dejar la cruzada. El rey entró en París el 27 de diciembre de 1191. La crónica de ese viaje entre Roma y París es uno de los testimonios que se conservan de las vías romeas medievales.

Véase también: Crónicas de las vías romeas medievales: Felipe Augusto (1191)
La sucesión flamenca®
Esta fue la primera preocupación de Felipe Augusto a su retorno de las cruzadas. La muerte del conde de Flandes sin descendencia alguna provocó la codicia de tres pretendientes: Balduino V de Henao, conde de Henao, Eleonor de Vermandois, condesa de Beaumont y Felipe Augusto.

Finalmente, Balduino fue designado heredero de la corona del condado de Flandes tras pagar 5000 marcos de plata. No obstante, Felipe Augusto otorgó mediante un escrito de 1192 Valois y Vermandois a Eleonora, territorios que deberían ser devueltos al rey cuando ésta muriera. El rey se quedó con Péronne y Artois en nombre de su hijo, el príncipe heredero Luis (futuro Luis VIII de Francia), como heredero de la reina Isabel de Henao fallecida en 1190. Las posiciones reales del Norte quedaron, de esta manera, considerablemente reforzadas.

El problema matrimonial®

Felipe II de Francia.
Tras el fallecimiento de la reina Isabel, Felipe Augusto era consciente de que tenía que volver a casarse lo más rápidamente posible. La sucesión dinástica no estaba realmente asegurada: su único hijo Luis apenas tenía cuatro años y ya había sufrido una grave enfermedad. La elección como esposa de Isambur de Dinamarca es un misterio. Tenía dieciocho años y era hermana del rey Canuto VI de Dinamarca. Se firmó el acuerdo matrimonial al que Isambur aportó una dote de 10.000 marcos de plata y la princesa se dirigió a Francia. Felipe e Isambur se encontraron en Amiens el 14 de agosto de 1193 y se casaron ese mismo día. Al día siguiente, Felipe Augusto aplazó la coronación de la reina y la recluyó en el monasterio de Saint-Maur-des-Fossés. Felipe Augusto declaró que quería que su matrimonio fuera anulado.

Las razones para esta precipitada separación, a la que siguieron siete años de reclusión de Isambur y, por parte de Felipe Augusto, la negativa más absoluta de reconocerla como reina, son desconocidas y dieron lugar a toda clase de especulaciones posibles tanto por parte de sus contemporáneos como por los historiadores. Para defender su postura y la anulación de su matrimonio, Felipe Augusto adujo una posible consanguinidad prohibida por la Iglesia. Una asamblea de obispos y de barones dio su consentimiento y aprobación para la nulidad y el rey se casó con Inés de Méran, joven bávara, en junio de 1196.

Pero el nuevo papa, Inocencio III, elegido en 1198 no estuvo de acuerdo con esa resolución. Deseando afirmar su autoridad, ordenó a Felipe Augusto que se separese de Inés y repusiese a Isambur como reina. Como quiera que Felipe Augusto desobedeció dicha orden, la excomunión fue pronunciada sobre todo el reino de Francia el 13 de enero de 1200. Felipe Augusto dejó la causa en suspenso e Isambur continuó en cautiverio siendo trasladada a la torre de Étampes. Finalmente, el rey organizó una ceremonia de reconciliación y la excomunión fue levantada. Pese a todo, la ceremonia no devolvió a Isambur a su lugar como reina, y el proceso de anulación matrimonial siguió su curso. Felipe Augusto era, en esos momentos, bígamo. El concilio de Soissons que se celebró en marzo de 1201 concluyó sin dar solución al problema de Felipe Augusto, que abrevió los debates renunciando a la anulación de su matrimonio. En julio de 1201, Inés de Méran murió en Poissy al dar a luz a un segundo heredero: Felipe. Antes, en 1198, había nacido María, reconocida por el Papa en noviembre de 1201. La crisis se dio por suspendida y la sucesión dinástica quedó asegurada.

Felipe Augusto retomó el proceso de anulación en 1205 aduciendo la no consumación del matrimonio. Intentó forzar los acontecimientos pretendiendo casarse una tercera vez y constató, definitivamente, que todos sus proyectos sobre este asunto resultaban inútiles. El rey terminó por romper las negociaciones para la anulación en 1212 de la misma manera abrupta en que lo había hecho en 1201 y, resignado, aceptó que Isambur ocupara su lugar como reina de Francia, aunque jamás tuvo con ella relaciones conyugales.

La lucha contra Ricardo Corazón de León®
Ricardo Corazón de León continuó la cruzada tras la marcha de Felipe Augusto. Conquistó los principales puertos palestinos llegando hasta Jaffa y restableció el reino latino de Jerusalén, aunque la ciudad propiamente dicha no pudo ocuparla. Negoció, por último, una tregua de cinco años con Saladino y reembarcó en el mes de octubre de 1192. Las tempestades invernales volvieron a sorprenderle y tuvo que refugiarse en Corfú, donde fue capturado por el duque Leopoldo de Austria, que le puso en manos de su enemigo, el emperador alemán Enrique VI.

Felipe Augusto aprovechó la ocasión para negociar con Juan sin Tierra, el hermano menor de Ricardo que no creía que este regresara. Esperando recuperar la corona inglesa gracias al apoyo de Felipe Augusto, le rindió vasallaje en 1193. Después, tras el ataque de Felipe Augusto a las posesiones de los Plantagenet, Juan sin Tierra cedió al rey de Francia el este de Normandía, excepto Ruan, Vaudreuil, Vernuil y Évreux, por medio de un acuerdo firmado en enero de 1194.

Ricardo fue finalmente liberado en 1194 y su respuesta fue inmediata. Obligó a Felipe Augusto a renunciar a la parte esencial de sus recientes conquistas por medio de un primer tratado llevado a cabo en enero de 1196. Las luchas entre ellos se reiniciaron y Ricardo invadió Vexin (1197-1198). Los dos reyes buscaban apoyos, mientras Inocencio III, que trataba de poner en pie una nueva cruzada, les obligó a negociar. La situación se arregló de manera súbita: durante el asedio al castillo de Châlus, en 1199, Ricardo fue alcanzado por una flecha muriendo pocos días después, el 6 de abril, cuando contaba cuarenta y un años.

Las grandes conquistas (1199-1214)®
Las victorias frente a Juan sin Tierra®
La sucesión de Ricardo Corazón de León no resultó fácil: Juan sin Tierra tenía frente a sí a Arturo I de Bretaña (doce años), hijo de su hermano mayor Godofredo II de Bretaña, muerto en 1186, un serio pretendiente al trono. Felipe Augusto aprovechó la rivalidad existente entre ambos y, de la misma manera que se había aliado con Juan contra su hermano Ricardo, se alió esta vez con Arturo contra Juan. Felipe Augusto recibió el vasallaje del conde de Bretaña en la primavera de 1199. Esto le permitió negociar, en posición superior, con Juan sin Tierra el tratado de Goulet firmado en mayo de 1200, que resultó favorable para Felipe Augusto. Este tratado selló asimismo el matrimonio entre Luis VIII de Francia y Blanca de Castilla, sobrina de Juan.

Sin embargo, las hostilidades no cesaron y se concentraron en Aquitania. Felipe se alió, por una parte, con Arturo y, por otra, llamó a Juan, su vasallo según el tratado de Goulet, para intervenir en sus acciones en Aquitania y Tours. Juan, naturalmente, no se presentó, y la corte de Francia decretó la confiscación de todos sus feudos.

La siguiente batalla se desarrolló en el terreno militar. En la primavera de 1202, el rey emprendió el asalto de Normandía, mientras que Arturo atacaba Poitou. Pero el joven conde fue sorprendido por Juan durante el asedio de Mirebeau, donde fue hecho prisionero junto con sus tropas. Arturo de Bretaña desapareció durante los meses siguientes y, probablemente, fue asesinado a principios de 1203. Felipe Augusto aseguró su apoyo a los vasallos de Arturo y volvió a atacar Normandía durante la primavera de 1203. Desmanteló la defensa de los castillos normandos, conquistó Le Vaudreuil y puso sitio al Castillo-Gaillard en septiembre de 1203. Por su parte, Juan cometió el terrible error de abandonar Normandía para regresar a Inglaterra en diciembre de 1203. El Castillo-Gaillard fue tomado el 6 de diciembre de 1204.

Felipe Augusto pudo invadir, entonces, al mismo tiempo Normandía: Falaise, Caen, Bayeux y, por último Ruan, que capituló el 24 de junio de 1204, al darse cuenta de que no llegaba la ayuda de las tropas de Juan. Verneuil y Arques cayeron inmediatamente después afirmando el éxito de Felipe Augusto que acababa de conquistar toda la Normandía en dos años de campaña. Felipe se dirigió luego hacia el valle del Loira y tomó en primer lugar Poitiers en agosto de 1204, y en 1205 conquistó Loches y Chinon. Finalmente, Juan y Felipe, concertaron una tregua en Thouars que se hizo efectiva el 13 de octubre de 1206.

La consolidación de las conquistas®
Durante todo el período comprendido entre 1206 y 1212, Felipe Augusto se dedicó a consolidar sus conquistas territoriales. El dominio capetiano fue bien aceptado en Champaña, Bretaña y Auvernia, pero los condados de Boulogne y Flandes plantearon más problemas.

Renaud de Dammartín, conde de Boulogne, constituía su primer punto de preocupación. Pese a las atenciones de Felipe Augusto, que en 1210 casó a su hijo Felipe de Hurepel con Matilde, hija de Renaud. Este último negoció con el bando enemigo, y las sospechas de Felipe Augusto aumentaron cuando el conde empezó la fortificación de Mortain, en la Normandía occidental. En 1211, Felipe Augusto pasó a la ofensiva y tomó Mortain y Dammartín. Renaud de Dammartín huyó y se refugió en el condado de Bar, con lo que dejó de representar un problema inmediato.

En Flandes se inició un período de incertidumbre: en el verano de 1202, Balduino, conde de Flandes y de Henao se incorporó a la cuarta cruzada, participó en la toma de Constantinopla y fue nombrado emperador del nuevo imperio latino que se había fundado en mayo de 1204. En 1205 fue hecho prisionero por los búlgaros y, poco después, fue asesinado. Felipe, hermano de Balduino y conde de Namur, asumió la regencia de Flandes y juró fidelidad a Felipe Augusto pese a la oposición de sus consejeros. El rey, a fin de estabilizar el condado, casó a la única heredera de Balduino, su hija Juana con Fernando de Portugal, conde de Flandes en 1211. Felipe Augusto creyó que, de esta manera, podría contar con el vasallaje de Flandes.

El problema germánico fue otra de sus mayores preocupaciones. Tras la muerte de Enrique VI Hohenstaufen sucedida en 1197, el papa Inocencio III tenía que designar al nuevo emperador. Había dos candidatos para el cargo: por una parte, Otón de Brunswick, avalado por su tío Juan sin Tierra y favorito de Inocencio III y, por otra, Felipe de Suabia, hermano de Enrique VI, avalado por Felipe Augusto y coronado rey de los Romanos en 1205. Felipe de Suabia fue asesinado en junio de 1208 y, sin rival, Otón fue coronado emperador en octubre de 1209. Inocencio III se arrepintió enseguida de esta elección pues el nuevo emperador puso rápidamente de manifiesto sus ambiciones italianas. Otón fue excomulgado en 1210 y Felipe Augusto negoció con el rey de Sicilia, Federico de Hohenstaufen, el hijo de Enrique VI, que había sido coronado rey de los Romanos en Maguncia en 1212, una alianza con la que, Felipe Augusto, esperaba poder hacer frente a las ambiciones de Otón.

La Batalla de Bouvines®
Artículo principal: Batalla de Bouvines

La Batalla de Bouvines.
La increíble reacción de Felipe Augusto indujo a sus rivales a unirse. La coalición se concretó en 1212: se unieron a la misma, Juan sin Tierra, Otón y Renaud de Dammartín que fue el verdadero artesano de la coalición. Éste, que no tenía nada que perder, se dirigió a Francfort buscando el apoyo de Otón; después se fue a Inglaterra donde rindió homenaje a Juan, que le restableció, oficialmente, en sus posesiones inglesas. Las hostilidades entre Felipe Augusto y Juan sin Tierra se reanudaron inmediatamente.

Al mismo tiempo, las primeras operaciones de la Cruzada albigense, dirigida por los barones, enfrentaron al conde de Toulouse y a los cruzados. Felipe Augusto, concentrado en el peligro inglés, aplazó la resolución de este problema. Felipe Augusto reunió a sus barones en Soissons el 8 de abril de 1213 y dejó a cargo de su hijo, el príncipe heredero Luis el León, la expedición contra Inglaterra. Felipe Augusto obtuvo el apoyo de todos sus vasallos, salvo el de Fernando, conde de Flandes, al que él mismo había designado como tal dos años antes. Felipe Augusto recabó entonces nuevos apoyos, especialmente en el entorno de Enrique de Brabante. Tras un período de incertidumbre, Inocencio III decidió apoyar a Juan sin Tierra, un apoyo moral pero, sin duda, no desdeñable. Los preparativos para la batalla fueron lentos: el proyecto inicial de Felipe Augusto que deseaba invadir Inglaterra quedó, literalmente, abortado, cuando su flota fue asaltada, en mayo de 1213, por la coalición enemiga en Damme. Durante los meses siguientes, Felipe Augusto y Luis VIII se abalanzaron contra los condados de Boulogne y de Flandes. Las ciudades fueron rápidamente asoladas.

En febrero de 1214, Juan sin Tierra desembarcó en el continente, en La Rochelle, con la intención de sorprender a Felipe Augusto. Una estrategia que, en principio, tuvo éxito, dado que Juan consiguió adeptos entre los barones de Limousin y Poitou. En mayo de 1214, se dirigió al valle del Loira y tomó Angers. Felipe Augusto, inmerso en el conflicto de Flandes, confió a su hijo Luis el ataque contra Juan. El joven príncipe heredero se dirigió, inmediatamente, a la fortaleza de la Roche-aux-Moines. Juan sin Tierra, fue presa del pánico: la ayuda de los poitevinos era muy dudosa y Luis se acercaba acompañado por 800 caballeros. El rey de Inglaterra huyó el 2 de julio y la derrota inglesa fue absoluta. Pero la coalición no había perdido todavía: en el Norte debía dirimirse todo.

El enfrentamiento final entre los ejércitos de Felipe Augusto y los de la coalición, dirigidos por Otón, era inevitable. El 27 de julio de 1214, el ejército de Felipe Augusto, perseguido por la coalición, llegó a Bouvines con el fin de atravesar el puente del río Marque. En domingo, la prohibición de combatir era obligatoria para todos los cristianos, pero Otón decidió pasar a la ofensiva y sorprender al enemigo cuando se dispusiera a atravesar el puente. El ejército de Felipe Augusto se vio sorprendido por detrás, pero se organizó rápidamente, respondiendo a las tropas enemigas antes de enzarzarse en el puente, luchando contra la coalición. El flanco derecho francés se enfrentó a los caballeros flamencos dirigidos por Fernando. En el centro, Felipe Augusto y Otón se encontraron cara a cara. En medio de la pelea entre los caballeros, Felipe Augusto fue descabalgado, sus caballeros le protegieron, le ofrecieron un caballo fresco, y el rey volvió al asalto consiguiendo que Otón emprendiera la retirada. Por último, en el flanco izquierdo, los partidarios de Felipe Augusto se enfrentaban a Renaud de Dammartín que fue capturado tras ofrecer una prolongada resistencia. La suerte acudió en ayuda de Felipe Augusto, pese a la inferioridad de sus tropas (1.300 caballeros y 4.000/6.000 soldados a pie, contra 1.300/1.500 caballeros y 7.500 soldados a pie de la coalición). La victoria fue total: el emperador huyó, y los hombres de Felipe Augusto hicieron 130 prisioneros, entre los que se encontraban cinco condes, especialmente dos de ellos que fueron los que deshonraron el tratado: Renaud de Dammartín, y Fernando el conde de Flandes.

La coalición se disolvió tras la derrota. El 18 de septiembre de 1214, en Chinon, Felipe Augusto firmó una tregua de statu quo, por cinco años, con Juan sin Tierra que, no obstante, continuó acosando, en el Sur, los dominios de Felipe Augusto. El rey inglés regresó a Inglaterra en 1214. Después del tratado de Chinon, Juan sin Tierra abandonó todas sus posesiones del norte del Loira: Berry y Turena que junto con el Maine y Anjou fueron devueltos al dominio real, abarcando, así, un tercio de Francia, que, singularmente ampliado, quedó libre de cualquier amenaza.

Después de la victoria de Bouvines (1214-1223)®
La expedición inglesa del príncipe heredero de Francia Luis el León®
La victoria sobre el continente fue absoluta, pero las ambiciones reales no terminaron ahí, Felipe Augusto deseaba ir más lejos en su lucha contra Juan de Inglaterra. Hizo valer el hecho de que Juan tenía que ser privado del trono apelando a la traición hecha a Ricardo en 1194, así como a la muerte de su sobrino Arturo; e hizo valer una interpretación, realmente dudosa, de la genealogía de su esposa Blanca de Castilla. Luis el León dirigió una expedición contra Inglaterra. El desembarco tuvo lugar en mayo de 1216 y Luis, al frente de una numerosa tropa (1.200 caballeros, además de muchos rebeldes ingleses) conquistó el reino inglés, y se instaló en Londres. Sólo Windsor, Lincoln y Dover ofrecieron resistencia. Pero, pese a la cálida acogida ofrecida al futuro Luis VIII de Francia por parte de la mayoría de los obispos ingleses, el apoyo del Papa a Juan sin Tierra continuó siendo eficaz y Luis fue excomulgado. Juan murió, súbitamente, de una grave indigestión el 19 de octubre de 1216. Los viejos aliados de Juan hicieron coronar entonces, a toda prisa, a Enrique III de Inglaterra cuando sólo contaba nueve años. Inocencio III acababa de morir también, pero su sucesor Honorio III continuó defendiendo a los legalistas. De inmediato, los obispos retiraron su apoyo a Luis y los rebeldes se apaciguaron. El príncipe fue a Francia en busca de ayuda a principios del 1217 y regresó a Inglaterra. Esta vez fue derrotado. Luis aceptó negociar la paz en junio, negociación que concluyó en septiembre de 1217 y su excomunión fue levantada.

La actitud de Felipe Augusto frente a esta expedición fue un tanto ambigua ; en todo caso el rey no la apoyó oficialmente, pero es fácil imaginar que diera su consentimiento para la misma, por lo menos a título privado.

La cruzada albigense®
Desencadenada en 1208, la cruzada contra los heréticos albigenses volvió a enfrentar a Simón IV de Montfort, que dirigía la cruzada compuesta por los barones del Norte, y a Ramón VI de Tolosa conde de Tolosa, que apoyaba, secretamente, a los heréticos. Al mismo tiempo, Pedro II de Aragón que tenía puestas sus miras en la región, apoyó al conde de Toulouse antes de ser vencido y asesinado por Simón de Montfort en Muret, en 1213.

Después de la Batalla de la Roche-aux-Moines, Luis el León partió, por primera vez, hacia el sur de Francia en abril de 1215 y ayudó a Simón de Montfort a consolidar sus posiciones. Este último, y de acuerdo con el Papa Honorio III y Felipe Augusto fue nombrado conde de Toulouse. Pero la ciudad de Toulouse resistió el asedio que se prolongó durante largo tiempo y Simón murió en abril de 1218. El Papa nombró a su hijo Amaury VI de Montfort como sucesor y encargó a Felipe Augusto una nueva expedición. Luis el León partió en mayo de 1219, y se reunió con Amaury en el asedio de Marmande donde sus habitantes fueron masacrados. Tras cuarenta días de hostilidades Luis regresó sin haber conseguido entrar en Toulouse. Una nueva expedición fue enviada por Felipe Augusto en 1221, dirigida, esta vez, por el obispo de Bourges y el conde de la Marche que no obtuvieron éxito alguno.

Ciertamente la envergadura de estas expediciones fue muy pobre. El empeño de Felipe Augusto por someter el Midi y poner fin a la herejía albigense, parece un tanto discutible. Fue necesario esperar el reinado de sus sucesores para dar por terminado el problema albigense.

Final del reinado®
Después de Bouvines, las operaciones militares se llevaron a cabo en Inglaterra o en el Midi. Todo el norte del Loira permanecía en paz gracias a la tregua firmada en Chinon en 1215, en principio por cinco años y prolongada en 1220 con la garantía del futuro Luis VIII, una asociación que significó el principio de la transición de Felipe Augusto a su hijo y heredero.

Si bien las conquistas por medio de las armas cesaron, Felipe Augusto fue incrementado su poder aprovechándose de las sucesiones problemáticas como, por ejemplo, el caso de Champaña con la sucesión de Teobaldo I de Navarra, que le permitió hacerse con su feudo. En algunos de estos casos el rey pudo, asimismo, recuperar distintas tierras, como : Issoudun, Bully, Clermont-en-Beauvaisis e incluso Poitiers.

La prosperidad del reino, cuando finalizaba el reinado de Felipe Augusto, era incuestionable. Se estima el excedente anual del Tesoro en 25.210 libras en noviembre de 1212. En esta misma fecha, el Tesoro real ascendía a 157.036 libras, es decir, más del 80 % de la renta anual ordinaria global de la monarquía. El testamento de Felipe Augusto, redactado en septiembre de 1222, confirma estas cifras, dado que la suma de sus legados se elevaba a 790.000 libras. Este testamento fue redactado cuando el estado de salud de Felipe Augusto presagiaba su fallecimiento que se produciría diez meses más tarde.

Cuando Felipe Augusto se encontraba en Pacy decidió asistir, en contra de la opinión de los médicos, a la reunión eclesiástica que se organizó en París con motivo de la preparación de las nuevas cruzadas. No pudo soportar la fatiga del viaje y murió el 14 de julio de 1223 en Mantes. Su cuerpo fue llevado a París y los funerales fueron organizados de inmediato, en Saint Denis, celebrándose en presencia de todos los grandes del reino. Fue la primera vez en la que se enterró a un rey de Francia revestido con todas los símbolos de la realeza y con un rito solemne inspirado en los ritos de los reyes de Inglaterra.

El ejercicio del poder regio®
Carácter y perfil psicológico®
El rey Felipe Augusto [...] era de buena constitución, con un mechón de pelo desaliñado, pero había perdido la visión de un ojo. Personalmente no era valiente, Aunque colérico y egoísta, sabía reprimir sus pasiones. No le gustaba la ostentación ni sentimental ni material. Su corte era sombría y austera. No le preocupaban las artes, ni poseía buena educación, aunque apreciaba el valor de los hombres de ciencia y buscaba su amistad por razones políticas y la conservaba gracias a su aguda y sentenciosa conversación. Como político era paciente y observador, astuto, desleal y carente de escrúpulos. Pero le dominaba el sentido del deber y la responsabilidad. A pesar de la mezquindad para consigo mismo y con sus amigos mostrábase generoso con los pobres y les protegía contra sus opresores. Era un hombre sin atractivo, antipático, pero un buen rey. Entre los francos de Oriente gozaba de un prestigio especial, pues era el soberano de las familias de las que procedían todos ellos, y muchos de los cruzados forasteros eran directa o indirectamente sus vasallos.
Steven Runciman1
Las conquistas®

Las conquistas de Felipe II Augusto.
A su muerte, Felipe Augusto, dejó a su hijo y sucesor Luis VIII, un territorio considerablemente engrandecido. El contraste entre el advenimiento de Felipe Augusto, bajo una tutela de los barones, con un dominio que le convertía en rey de la Isla de Francia más que de la propia Francia y el final de su reinado, con un dominio engrandecido al cual había que sumar los numerosos territorios sometidos por medio del vasallaje de sus señores, no podía ser más evidente. El territorio bajo el control del rey inglés estaba en Guyena, muy lejos de París.

Estas conquistas territoriales hicieron de Felipe Augusto un rey organizado, en cuyo cometido prosiguió su hijo Luis VIII. Sólo después de la Guerra de los Cien Años, pudo hacerse un recuento efectivo de las posesiones reales francesas. Establecer estas conquistas pasa, no obstante, por otros baremos, diferentes a las simples victorias militares o diplomáticas.

El gran éxito de Felipe Augusto reside en el hecho de que: al mismo tiempo que agrandaba el territorio procuraba reafirmar el poder real en estas nuevas tierras, condición indispensable de la perennidad de estas nuevas posesiones. Este objetivo se obtenía, en principio, con una nueva política de fortificaciones y castillos : Felipe Augusto hizo elaborar su inventario y, a su costa, se hicieron las construcciones en los dominios y feudos.

Las antiguas empalizadas desaparecieron y fueron reemplazadas por torreones de piedra que Felipe quería poligonales o cilíndricos, a fin de que ofrecieran una mayor resistencia a las armas de asedio, así como para evitar los ángulos muertos de la defensa. Se construyeron gran cantidad de torreones. Casi a finales de su reinado los torreones evolucionaron y se construyeron de forma cuadrangular de contornos redondeados en cada esquina. El Louvre es uno de sus mejores ejemplos. Pero eso no fue todo, la estabilización de las conquistas pasó, también, por nuevas formas de administración de los territorios.

La revolución administrativa: bailíos, prebostes y senescales®
Para huir de la espiral de la parcelación, consecuencia del sistema feudal, Felipe Augusto emprendió, rápidamente, la organización de una nueva estructura administrativa que le permitía ejercer su poder, de forma directa, sobre el territorio. Felipe Augusto organizó este sistema antes de su marcha a las cruzadas, por medio de una ordenanza-testamento de 1190, a fin de regular, durante su ausencia, la organización concerniente al poder. El rey creó, entonces, los bailíos, antigua creación de origen anglo-normanda cuyo cometido, en los territorios franceses, no quedó claramente definido. Felipe Augusto, se basó, para ello, en las reformas administrativas de Enrique II de Inglaterra llevadas a cabo en 1176.

Esta reforma se terminó alrededor de 1200, cuando ya el nombre de bailliaje se utilizó, si no oficialmente, sí de manera corriente en los actos reales. Elegidos por el rey, eran una docena de personas que recorrían el dominio en cuestión a fin de impartir justicia e iniciarse una contabilidad del reino, un dominio que alcanzó unos progresos decisivos en la segunda mitad del reinado. A diferencia del sistema feudal, los bailíos no tenían un lugar geográfico preciso (esto evolucionó después de Felipe Augusto). Su cometido no estaba ligado a la posesión de tierras, no tenían ningún poder propio, sólo eran los representantes del rey. Eran pagados, directamente, por el rey, y estaban sometidos a un control severísimo, con la obligación de rendir cuentas tres veces al año. John Baldwin señaló que el nivel salarial de los bailíos era de unos 10 sueldos a una libra, lo mismo, por ejemplo, que cobraban los caballeros mercenarios (10 sueldos). Un índice importante, tanto de su estatuto como del precio de su fidelidad.

A los bailíos les ayudaban los prebostes, otra antigua institución cuyo cometido es impreciso. Éstos, a diferencia de los bailíos, sí tenían un territorio asignado y preciso, en los que juzgaban los asuntos corrientes (los bailíos juzgaban, especialmente, por apelación) y llevaban las cuentas locales.

En algunos de los territorios conquistados durante su reinado (Anjou, Maine, Poitou, Saintonge), Felipe Augusto confió las funciones administrativas a los senescales. Este cargo, en principio hereditario, a partir de 1119 ya no fue transmisible. A diferencia del bailío, el senescal era un barón local: el riesgo de que éste tuviera un poder importante en la localidad, era considerable e incluso peligroso para el rey, podía ocurrir lo mismo que con el sistema feudal. Razón por la cual, este sistema era frecuentemente suprimido (especialmente en Normandía desde su anexión) y reemplazado por las bailías.

El nacimiento de una ideología real®
Gracias a la victoria alcanzada en Bouvines, Felipe Augusto acabó su reinado en medio de un importante fervor popular. En este contexto la ideología real progresó, quizá la señal más explícita de un Estado bajo el reinado de Felipe Augusto.

Se ha especulado con la utilización creciente que se hizo del término Francia en los textos contemporáneos y, sobre todo, de la fórmula rex Francia en un acto diplomático de 1204. Pero será preciso esperar hasta la llegada de San Luis para ver el título oficial de rex Francorum (rey de los francos) convertido en rex Franciae (rey de Francia): con Felipe Augusto, el rey continuó utilizando rex Francorum, en todos los actos que llevaban su sello. Otros progresos ideológicos son más evidentes.

A finales del reinado de Felipe Augusto, se inició una verdadera tentativa de propaganda real a través de las crónicas oficiales. Ya, a partir de 1118, Rigord, monje de Saint-Denis, redactó una crónica en latín, siguiendo la tradición de Suger, que ofreció a Felipe Augusto en 1196. La Gesta Philippi Augusti fue completándose hasta el 1208. Esta obra no fue un encargo oficial del rey, pero es, sin embargo, una crónica cuasi-oficial, puesta al servicio de la mayor gloria de Felipe Augusto (exceptuando algunas críticas concernientes a su problema matrimonial). Es, por tanto, Rigord el primero que dio a Felipe Augusto el sobrenombre de Augustus, haciendo referencia al mes en que nació y a sus primeras conquistas, elevado, por el autor, al rango de los emperadores romanos.

Felipe Augusto encargó, seguidamente, una nueva crónica en la que se debería expurgar la crónica de Rigord quitando, de la misma, los pasajes críticos y continuarla. Guillaume le Breton, clérigo y cercano a Felipe Augusto, fue el encargado de realizarla. De inmediato se puso a redactar un verdadero monumento a la gloria del rey, que partía de 1214: una crónica en verso, la Philippide, con un estilo épico, por aquel entonces muy de moda, (especialmente después del Alexandreis de Gautier de Châtillon, epopeya escrita para la mayor gloria de Alejandro). A la misma le siguieron numerosas versiones de la Philippide, la última fue terminada en 1224, un año después de la muerte del rey. En esta obra única, Felipe Augusto es presentado, en ocasiones, con un héroe, el vencedor de Bouvines y es celebrada su majestad. La evolución seguida al final de su reinado es importante, aunque las dos crónicas oficiales sean los testimonios aislados dentro del conjunto de la producción literaria del reino de Felipe Augusto.

La crónica de Rigord y la continuación de la misma hecha por Guillaume le Breton, fueron traducidas por Primat para las Grandes Chroniques de France. Por medio de esta obra, más que por la de Philippe, Felipe Augusto pasó a la posteridad.

Cabe destacar, asimismo, la contribución de Gilles de París quien, en su obra Karolinus, poema dedicado a la gloria de Carlomagno, escrito en honor a Luis VIII, en el que iguala a Felipe Augusto y a Luis con Carlomagno, uniendo en ellos la Dinastía Carolingia y la Dinastía de los Capetos, convirtiéndolos, de este modo, en los primeros y verdaderos representantes de un genus real, que transmite la realeza por medio de la sangre y que, después de Felipe Augusto, cobra una importancia vital.

El bienhechor de París®
El reinado de Felipe Augusto fue un período de grandes mejoras para París. Aunque la corte es, todavía, itinerante, París adquiere un estatuto particular que las diferentes empresas llevadas a cabo así lo atestiguan. París experimentó un gran avance durante el reinado de Felipe Augusto que se inventó la capital. Algunos hechos reseñables:

1180.- Felipe transfiere el mercado de los Campeaux (situado en los barrios del norte de la ciudad, cercano a la leprosería Saint-Lazare), al centro de París, al mismo lugar en el que se edificarían las futuras Halles. Se construyeron dos edificios cubiertos para albergar el nuevo mercado en 1183. Muy interesante para el desarrollo de este mercado central fue la reglamentación impuesta por Felipe Augusto concerniente al comercio de los comestibles esenciales (carne, pan, vino).
1186.- Felipe hizo pavimentar la calle principal de París. En la ventana de su Palacio de la Cité los cronistas escribieron: incómoda por los olores que ascienden desde la calle fangosa.
1187.- el cementerio de los Santos Inocentes, fue saneado, drenado, nivelado y se rodeó con un muro.
1190.- antes de irse a las cruzadas, Felipe Augusto, dio órdenes de empezar la construcción de un muro de contención en la orilla derecha del río.
1194.- tras el robo de los archivos reales llevado a cabo por Ricardo Corazón de León durante una de las expediciones, Felipe Augusto los hizo reconstruir. Un ejemplar de estos archivos se encuentra en París.
1200.- certificado real mediante el cual se crea la Universidad de París, un estatuto que permite a los maestros y alumnos parisinos una libertad y una seguridad importantes; además quedan relevados, en particular, de la jurisdicción eclesiástica. Estos privilegios permitieron un rápido crecimiento de las escuelas parisinas.
1202.- se terminó la construcción de la torre nueva, en la entrada Oeste de la ciudad, lo que sería el futuro Louvre.
1209-1210.- diversos trabajos en el Petit Châtelet, situado en la orilla izquierda del río (nuevas chimeneas, puertas, poternas, y una cárcel con tres estancias).
1209-1212.- construcción en la parte izquierda del río de la muralla de París.
La expansión de París no se quedó reducida a las obras ordenadas por Felipe Augusto, durante su reinado fueron creados, también, el hospicio de Sainte-Catherine (1185), el hospital de la Trinidad 1202). Asimismo, la construcción de Notre-Dame de París, empezada en 1163 progresaron a buen ritmo. En 1182 se terminó el coro y el altar mayor fue consagrado el 19 de mayo. Después se decoró la fachada Oeste, y la galería de los reyes se terminó en el año 1220, se empezó la construcción del gran rosetón y, en la misma época, se amplió el atrio.

El desarrollo de París viene confirmado por los datos demográficos que estiman que la población parisina pasó, en pocos años, de 25.000 habitantes, a los 50.000 hacia 1200 lo que la convirtió en la ciudad más grande de Europa después de Constantinopla.

Legado®
Felipe Augusto fue inhumado en la Basílica de Saint-Denis, cerca de París, después de la reorganización de la necrópolis llevada a cabo por Felipe el Hermoso, su tumba fue situada en el centro, junto con la de su hijo Luis VIII a fin de simbolizar la unión entre las líneas merovingias (a la derecha) y capetiana (a la izquierda), según la idea original de Gilles de París. Como todas las tumbas de la necrópolis, la de Felipe Augusto fue violada por los revolucionarios en 1793.

Generalmente, la imagen de Felipe Augusto, tan celebrada por los cronistas de la época, ha permanecido, en gran parte, relegada por la figura de San Luis, convertido, (y por mucho tiempo), en el modelo real por excelencia desde finales del siglo XIII. A Felipe Augusto se le recuerda principalmente por la victoria de Bouvines que permanece en la memoria de la mitología nacional francesa gracias a la obra Grandes Chroniques de France, o bien, más tarde, por los libros escolares de la III República. La iglesia de Saint-Pierre de Bouvines, edificada en 1882, fue decorada entre 1887 y 1906 con veintiuna vidrieras en las que se detalla la famosa batalla.

Los demás signos del reinado de Felipe Augusto han ido desapareciendo progresivamente. Las murallas de Felipe Augusto subsisten en París como vestigios de su reinado, el Louvre medieval fue desmantelado e integrado en el museo en 1990. Sólo la estación del metro de París, Felipe Augusto, continúa conmemorando al vencedor de Bouvines.

Descendencia®
1.- Con Isabel de Henao, condesa de Artois (1170–1190), hija de Balduino V de Henao, casada en 1180:

Luis el León (1187 - 1226). Rey de Francia, con el nombre de Luis VIII;
Felipe y Roberto (gemelos muertos al nacer, en 1190).
2.- Con Isambur de Dinamarca (1176–1238), hija de Valdemar I, rey de Dinamarca (1157–1182), hermana de Canuto VI, rey de Dinamarca (1182–1202), casada en 1193. Repudiada en 1193, y admitida oficialmente en 1200 (aunque nunca volvió a mantener relaciones conyugales):

Sin hijos
3.- Con Inés de Merania (1176–1201), hija de Bertoldo IV de Merania, casada en 1196, tuvo tres hijos naturales, de los cuales, sólo dos de ellos fueron reconocidos como herederos legítimos por el Papa Inocencio III:

María (1198 – 1224), que se casó en 1206 con Felipe I de Namur, conde de Namur, (1175–1212). Se volvió a casar, en 1213 con Enrique I, duque de Brabante (v.1165–1235);
Juan Tristán (muerto al nacer, en 1200);
Felipe (1201 – 1234), conde de Clermont y de Bolonia, se casó en 1216 con Matilde de Dammartín (v.1202–1259).
4.- Con una «cierta dama de Arrás»:

Pierre Charlot (1205 – 1249), obispo de Tours (o de ¿Noyon?).
Referencias®
Volver arriba ↑ Runciman, Steven (1981). Historia de las Cruzadas: el reino de Acre y las últimas Cruzadas III (2ª edición). Madrid: Alianza. pp. 47-48. ISBN 84-206-2061-0.
Bibliografía®
Baldwin, John, Philippe Auguste et son gouvernement - Les fondations du pouvoir royal en France au Moyen Âge, traducido del inglés por Béatrice Bonne, prefacio de Jacques Le Goff, Fayard, 1991
Duby, Georges, Le Dimanche de Bouvines, Gallimard, 1973, rééd. Folio Histoire
Cartellieri A., Philipp II August, König von Frankreich, Leipzig, 1899-1900, rééd. Aalen, Scientia Verlag, 1984
Luchaire A., Philippe Auguste et son temps, in Lavisse E., Historia de Francia desde sus orígines a la revolución, t.III, Paris, 1902, rééd. Paris, Tallandier, 1980
Beaune C., Naissance de la nation France, Paris, Gallimard, 1985, rééd. Folio histoire
Lewis, Andrew W., Le sang royal : la famille capétienne et l’État, France Xe-XIVe siècles, Gallimard/Bibliothèque des histoires, 1986
Baldwin, John, Paris, 1200, Aubier, Colección histórica, 2006
Enlaces externos®
 Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Felipe II de Francia.
Paris à l'époque de Philippe Auguste (en francés)
Biographie de l'encyclopédie catholique (en inglés)
L'église de Bouvines, et ses vitraux (en francés)
Guillermo el Bretón (ca. 1165 - ca. 1125 ó 1126): Vida de Felipe Augusto.
Texto en francés, con introducción y anotaciones en este idioma, en el sitio de Philippe Remacle (1944 - 2011): extraído de la obra de François Guizot Collection des mémoires relatifs a l'Histoire de France; ed. en París.
Introducción.
Texto de Guillermo el Bretón.
Guillermo el Bretón: Filípidas.
Texto bilingüe (latín-francés), con índice electrónico, introducción y anotaciones en este idioma, en el sitio de Philippe Remacle: extraído de la misma obra de Guizot.


Predecesor:
Luis VII Rey de Francia
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1180 – 1223 Sucesor:
Luis VIII