miércoles, 26 de julio de 2017

Ricardo II de Inglaterra ★ |•••► #FRANCE #Genealogia #Genealogy ♛

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Ricardo II de Inglaterra (Burdeos, 6 de enero de 1367 - Yorkshire, c. 14 de febrero de 1400), llamado también Ricardo de Burdeos fue rey de Inglaterra desde 1377 hasta su derrocamiento en 1399.

Nacido en Burdeos en 1367 siendo el segundo hijo de Eduardo de Woodstock llamado el Príncipe Negro y su esposa Juana de Kent. En 1372, a la muerte de Eduardo de Angulema, su hermano mayor, se convirtió en el segundo en la línea de sucesión al trono inglés, solamente precedido por su padre. Posteriormente, la muerte de este en 1376 lo convierte en el heredero del trono de su abuelo. Al año siguiente, con la muerte del rey Eduardo III de Inglaterra el 21 de junio de 1377, Ricardo sube al trono con sólo 10 años.

Durante los primeros años de su reinado, el gobierno estuvo a cargo de un consejo. La aristocracia prefirió esto en lugar de una regencia encabezada por Juan de Gante, tío del monarca, sin embargo Juan tuvo gran influencia en el gobierno. La revuelta de los campesinos en 1381 representó el primer gran reto que tuvo que enfrentar durante su reinado, en la cual el joven rey jugó un papel importante en la supresión exitosa de esta crisis. Sin embargo en los años siguientes, la dependencia del rey de un pequeño número de cortesanos causó descontento entre los más influyentes quienes se rebelaron y en 1387 el control del gobierno pasó a manos de un grupo de aristócratas conocidos como los Lords Appellant. Para 1389 Ricardo había recuperado el control y durante los ocho años siguientes mantiene la paz con sus antiguos adversarios.

Es recién en 1397 cuando Ricardo toma represalias con los antiguos rebeldes, los cuales en su mayoría son exiliados o ejecutados. Los dos años siguientes son conocidos como la tiranía de Ricardo II. En 1399 tras la muerte de Juan de Gante desterró de por vida a su primo Enrique Bolingbroke. En junio del mismo año Enrique invadió Inglaterra con un pequeño ejército el cual creció rápidamente. A pesar de que Enrique decía solamente querer su patrimonio perdido, pronto se hizo evidente su intención de reclamar el trono para sí mismo. Sin encontrar mucha resistencia, Enrique depuso a Ricardo y se hizo proclamar rey como Enrique IV. Ricardo murió en prisión en febrero de 1400, al parecer fue dejado morir de inanición sin embargo aunque persisten las interrogantes sobre su destino final.

De Ricardo se decía que era alto, guapo e inteligente. Aunque probablemente no fue demente, como anteriormente los historiadores solían creer, pudo haber sufrido hacia el final de su reinado de lo que los psicólogos modernos llamarían un "trastorno de personalidad". Menos belicoso que su padre o abuelo, trató de poner fin a la Guerra de los Cien Años que Eduardo III había iniciado. Además, era un firme creyente en la prerrogativa real, algo que le llevó a limitar el poder de la aristocracia y contar con un séquito privado para su protección personal. A diferencia de la corte fraterna y marcial de su abuelo, Ricardo cultivó un ambiente refinado en su corte, en la que el rey era una figura elevada, con el arte y la cultura en el centro.

La reputación póstuma de Ricardo se debe en gran medida a William Shakespeare, cuyo obra Ricardo II muestra a su mal gobierno y posterior derrocamiento por parte de Enrique como causantes de la Guerra de las Rosas, en el s. XV. Los historiadores modernos no aceptan dicha interpretación, sin embargo tampoco lo exoneran como causante de su propio destronamiento. La mayoría de ellos coinciden en que, a pesar de que sus políticas no eran sin precedentes, la manera en la que las llevó a cabo era inaceptable para la clase política, y esto condujo finalmente a su caída.

Primeros años®

Letra historiada de un manuscrito del s. XIV. En él se muestra a Eduardo, príncipe de Gales arrodillado ante su padre, Eduardo III de Inglaterra.
Ricardo de Burdeos, llamado así por su lugar de nacimiento, fue el menor de los hijos de Eduardo, príncipe de Gales y de Aquitania llamado posteriormente el Príncipe Negro y su esposa Juana de Kent. Su padre, heredero al trono de Inglaterra, era hijo de Eduardo III y se había distinguido como comandante militar durante las primeras fases de la Guerra de los Cien Años, principalmente en la batalla de Poitiers en 1356. Sin embargo, después de numerosas aventuras militares, contrajo disentería en España en 1370, de la cual nunca se recuperaría y tuvo que regresar a Inglaterra al año siguiente.1​ Por otra parte, su madre Juana de Kent se había visto involucrada en una disputa matrimonial entre Thomas Holland, conde de Kent y William de Montacute, conde de Salisbury de la cual salió victorioso el primero. Tras enviudar en 1360, Juana contrajo matrimonio el 10 de octubre de 1361 con Eduardo, príncipe de Gales. Dado que Juana era nieta de Eduardo I y prima hermana de Eduardo III el matrimonio requirió la aprobación papal.2​


Armas de Ricardo, príncipe de Gales
Ricardo nació en el palacio arzobispal de Burdeos, en el principiado de Aquitania el 6 de enero de 1367, siendo el segundo hijo de la pareja. De acuerdo a fuentes de la época, tres reyes —los de Castilla, Navarra y Portugal— estuvieron presentes en su nacimiento.3​ Esta hecho y el haber nacido en la epifanía, fue posteriormente usada en la simbología religiosa del díptico de Wilton, pintura anónima de finales del s. XIV, donde Ricardo es uno de los tres reyes que rinden homenaje a la Virgen y el Niño.4​ En 1371 con la muerte de Eduardo de Angulema, su hermano mayor, Ricardo se convierte en el heredero de su padre.5​ Finalmente en 1376, su padre muere tras sucumbir a su larga enfermedad. Tras esto, la cámara de los comunes temía que Juan de Gante, tío de Ricardo, usurpara el tronoa​ por lo que Ricardo fue investido inmediatamente como príncipe de Gales, además de los otros títulos que poseía su padre.7​

El 21 de junio del año siguiente muere Eduardo III y Ricardo es coronado rey el 16 de julio de 1377 contando solamente con 10 años de edad.8​ Una vez más los temores de la ambición de poder de Juan de Gante influyeron en las decisiones políticas y se evitó formar una regencia encabezada por los tíos del rey.9​ El gobierno fue conducido por la realeza ayudados por una serie de concejos, de los que Gante fue excluido.3​ No obstante, tanto este como su hermano menor Tomás de Woodstock, conde de Buckingham tuvieron gran influencia nominal en los asuntos de gobierno.

Con el tiempo los amigos y consejeros del rey, especialmente Sir Simon de Burley y Robert de Vere, adquirieron cada vez más poder ganándose la desconfianza de los Comunes interrumpiéndose los concejos en 1380.3​ Aumentando el descontento general, se establecieron tres impuestos entre 1377 y 1381 con el objetivo de financiar campañas militares en el continente, las cuales resultaron en un fracaso.10​ Para 1381 existía un gran descontento contra la clase gobernante en los niveles más bajos de la sociedad inglesa.11​

La revuelta de los campesinos®
Artículo principal: Rebelión de Wat Tyler

Wat Tyler asesinado por William Walworth mientras Ricardo II se dirige a la multitud. Manuscrito Gruuthusem, en las Crónicas de Froissart, c. 1475
A pesar que el impuesto de 1381 fue el detonante de la revuelta campesina, la verdadera raíz del conflicto radica en las tensiones entre campesinos y los terratenientes originadas en los cambios económicos y demográficos que a su vez ocasionó la peste negra.3​ La rebelión comenzó en Kent y Essex a finales de mayo de 1381, y el 12 de junio, grupos de campesinos se reunieron en Blackheath, cerca de Londres, bajo el liderazgo de Wat Tyler, John Ball y Jack Straw. El palacio Savoy de Juan de Gante fue incendiado. Simon Sudbury, arzobispo de Canterbury y lord canciller del rey, además de Robert Hales, el lord tesorero, fueron asesinados por los rebeldes,12​ quienes exigían la abolición de la servidumbre.13​ El rey, quien permaneció refugiado en la Torre de Londres junto a sus cancilleres, estaba de acuerdo en el hecho que la Corona no poseía las fuerzas suficientes para aplastar la rebelión y que la única solución viable era negociar.14​

No está claro que tanto intervino Ricardo en las deliberaciones, quien contaba con catorce años, pero los historiados han sugerido que fue uno de los que propuso negociar.3​ Dichas negociaciones se llevarían a cabo el 13 de junio junto al río pero la gran cantidad de personas que ocuparon sus riveras imposibilitó al monarca desembarcar y se vio obligado a regresar a la torre.15​ Sin embargo, el día siguiente logró reunirse con los rebeldes en Mile End, al este de Londres.16​ A pesar de que Ricardo accedió a sus demandas, rebeldes continuaron con los saqueos y asesinatos.17​ Al día siguiente, el rey se reunió con Wat Tyler en Smithfield y reiteró su posición de cumplir con sus demandas pero el líder rebelde no estaba convencido de la sinceridad de Ricardo. Ante esto, la inquietud entre los hombres de Ricardo creció estallando un altercando durante el cual William Walworth, alcalde de Londres, bajó a Tyler de su caballo y fue asesinado.18​ La situación se tornó tensa cuando los rebeldes se dieron cuenta de lo ocurrido pero Ricardo actuó con calma y exclamó ≪Yo soy su capitán, síganme≫b​ y llevó a la multitud fuera del lugar. Mientras tanto Walworth reunió a sus hombres para rodear a los rebeldes, sin embargo Ricardo les concedió el indultó y les permitió regresar a sus hogares.20​

Sin embargo, el rey pronto revocó los estatutos de libertad e indultos concedidos reiniciándose la rebelión ante la cual Ricardo se dirigió personalmente a Essex para reprimirla. El 28 de junio en Billericay el rey derrotó a los últimos rebeldes durante una pequeña escaramuza poniendo fin a la revuelta campesina.13​ A pesar de su corta edad, Ricardo demostró coraje y determinación en el manejo de la rebelión. Es probable que la rebelión ayudara a formar la postura absolutista que más tarde sería fatal para su reinado.3​

Mayoría de edad®

Ricardo y Ana, grabado del Liber Regalis, c. 1382.
Es hasta la revuelta campesina que la figura de Ricardo comienza a emerger con claridad en los anales.21​ Uno de sus primeros actos significativos después de la rebelión fue su matrimonio el 20 de junio de 1382 con Ana de Luxemburgo, hija del emperador germánico Carlos IV de Luxemburgo y su esposa Isabel de Pomerania.22​c​ El matrimonio era de gran importancia estratégica; con Europa dividida por el Gran Cisma, Bohemia y el Sacro Imperio eran vistos como potenciales aliados contra Francia en la Guerra de los Cien Años.d​ Sin embargo, el matrimonio nunca fue popular en Inglaterra y a pesar de las grandes sumas de dinero otorgados al Sacro Imperio, no se logró ninguna victoria militar.24​ Ana murió en 1394 víctima de la peste sin haberle dado a Ricardo ningún hijo, no obstante fue muy llorada por su viudo.25​

Michael de la Pole fue una pieza fundamental en las negociaciones de dicho matrimonio3​ y a pesar de provenir de una familia de mercaderese​ logró ganarse la confianza del rey y gradualmente se vio involucrado con su corte y su gobierno personal.26​ Posteriormente, Ricardo lo nombró lord canciller en 1383 y dos años después fue creado conde de Suffolk.27​ Otro miembro del círculo cercano del rey era Robert de Vere, conde de Oxford quién durante este período fue el favorito del rey. El linaje de los Vere, a pesar de ser antiguo, era relativamente modesto para pertenecer a la nobleza inglesa.28​ Su cercanía con el monarca fue mal visto por la clase política y esta sensación se incrementó cuando Ricardo lo creó duque de Irlanda en 1386.29​30​ El cronista Thomas Walsingham ha sugerido que la relación entre ambos era de naturaleza homosexual, sin embargo es conocida la animadversión del cronista hacia el rey.31​

La tensión entre los favoritos del rey y la clase política pronto se vio reflejada en la guerra con Francia. Mientras que su corte personal prefería negociar, sus tíos Juan de Gante y Tomás de Woodstock instaron en realizar una campaña a gran escala con el objetivo de proteger las posesiones inglesas3​ enviándose a Henry le Despenser, obispo de Norwich al mando de una cruzada que resultó en un fracaso.3​ Ante esta derrota en el continente, el monarca enfocó sus esfuerzos en Escocia, aliado de Francia y en 1385 Ricardo lideró personalmente una expedición punitiva contra su vecino del norte32​ la cual fracasó teniendo que regresar sin haberse enfrentado a los escoceses.33​ Mientras tanto, un levantamiento en Gante (actual Bélgica) evitó una invasión francesa al sur de Inglaterra.34​ Debido a estas derrotas militares, las relaciones entre el rey y su tío Juan de Gante se deterioró aún más y este dejó Inglaterra en 1386 para dedicarse por completo a sus pretensiones sobre la Corona de Castilla en medio de rumores de un complot en su contra.3​ Sin Juan de Gante, el liderazgo de la oposición del rey pasó a Woodstock —creado recientemente duque de Gloucester— y a Richard FitzAlan, conde de Arundel.3​

Crisis de 1386-1388®

Robert de Vere, favorito de Ricardo II huyendo de la batalla del puente Radcot, en 1357. En las Crónicas de Froissart, c. 1475
La amenaza de una invasión francesa no desapareció, por el contrario se incrementó en 1386.3​ En octubre de ese año Michael de la Pole en su condición de lord canciller solicitó al Parlamento incrementar las defensas del reino a un nivel sin precedentes.35​ Sin embargo el Parlamento, que presuntamente trabajaba con el duque de Gloucester y el conde de Arundel,3​35​ se negó a considerar cualquier solicitud presentada por Pole hasta que fuera removido del cargo.36​ El monarca rehusó despedir a nadie a petición del Parlamento37​ y no fue hasta que fue amenazado con su destitución cuando Ricardo se vio obligado a ceder y retirar a Pole de su puesto.38​ Tras su salida, se creó una comisión para revisar y controlar las finanzas reales.39​

Ante esta ofensa a su dignidad real, Ricardo realizó un viaje por todo el reino entre febrero y noviembre de 1387 con el objetivo de reunir apoyo a su causa.40​ Tras colocar a Robert de Vere como Juez de Chester creó una base militar leal en Cheshire,41​ y se aseguró que Robert Tresilian, presidente del Tribunal Supremo emitiera una resolución donde tachaba de desleal y traicionera la conducta del Parlamento.42​

A su regreso a Londres, el rey se enfrentó a Woodstock, Arandel y a Thomas de Beauchamp, conde de Warwick ante quienes interpuso un recurso de apelaciónf​ acusándolos de traicionar a De la Pole, Vere, Tresilian y otros de sus partidarios como Nicholas Brembre, alcalde de Londres y Alexander Neville, arzobispo de York.43​ Mientras esperaba los refuerzos militares de Chesire bajo el mando de Vere, Ricardo procuró alargar las negociaciones entre él y los acusados.44​ A Woodstock, Arandel y Warwick se le unieron Enrique, conde de Derby (hijo de Juan de Gante y futuro Enrique IV) y Thomas de Mowbray, duque de Norfolk, grupo al que se le conocería posteriormente como los Lords Appellant. El 20 de diciembre de 1387 ambos bandos se encontraron en el puente Radcot, donde Vere y sus fuerzas fueron derrotados y este se vio obligado a huir del país.45​

Ante la derrota de sus partidarios, Ricardo se vio obligado a ceder ante las demandas de los Lords Appellant: Brembre y Tresilian fueron condenados y ejecutados mientras que Vere y De la Pole —quien también huyó del país44​— fueron condenados a muerte en ausencia por el Parlamento en febrero de 1388 y Neville, al pertenecer al clero, fue privado de sus facultades también en ausencia.46​ Además se ejecutaron una gran cantidad de caballeros de la corte de Ricardo, entre ellos Simon de Burley.47​ De esta forma, los apelantes lograron asestar un gran golpe a Ricardo al deshacerse de su círculo cercano de favoritos y partidarios.3​

Una frágil paz®

Matrimonio entre Isabel y Ricardo II. En las Crónicas de Froissart, c. 1475
En los meses siguientes a la rebelión, Ricardo logra restablecer poco a poco su autoridad real. La política externa de los Lords Appellant resultaron en un fracaso al no lograr construir una amplia coalición antifrancesa e incluso el norte del reino sufrió una incursión escocesa que resultó con la derrota inglesa en la batalla de Otterburn en agosto de 1388.48​ Para entonces Ricardo, quien contaba con más de 20 años, tenía pleno derecho para gobernar en su propio nombre.49​ Por otra parte, Juan de Gante volvió a Inglaterra en 1389, sin embargo su influencia en el gobierno fue moderada.50​

Ricardo asumió el control total del gobierno el 3 de mayo 1389, alegando que los problemas pasados eran resultado a los malos consejeros que había tenido. Esbozó una política exterior que contradijo las acciones de los Lords Appellant centrándose en la búsqueda de la paz y la reconciliación con Francia, además de comprometerse a disminuir la carga de los impuestos sobre el pueblo de manera significativa.49​ Los siguiente ocho años de su reinado y tras haberse reconciliado con sus antiguos adversarios, Ricardo gobernó pacíficamente Inglaterra.3​ Sin embargo, como probaría la historia, las rencillas y humillaciones pasadas no se olvidaron jamás,51​ en especial la ejecución de su antiguo mentor, Sir Simon de Burley.52​

Con la estabilidad nacional asegurada, Ricardo dedicó sus esfuerzos en establecer una paz duradera con Francia. En 1393, una propuesta que habría aumentado considerablemente el territorio de Aquitania, entonces posesión inglesa, fracasó al incluir el vasallaje del rey inglés al rey de Francia, una condición que resultaría inaceptable para el pueblo.53​ Sin embargo, logró establecer en 1396 una tregua de 28 años.54​ Como parte de esta, Ricardo contraería matrimonio con Isabel, hija del rey Carlos VI de Francia cuando cumpliera la mayoría de edad. Hubo dudas acerca del compromiso, ya que debido a la corta edad de Isabel, de solo seis años, imposibilitaba el nacimiento de un heredero al trono inglés por algunos años.g​

A diferencia de su política con Francia, su postura respecto a Irlanda fue diferente. Los señores feudales ingleses en Irlanda corrían el riesgo de ser invadidos y solicitaron una rápida intervención del monarca inglés.56​ En otoño de 1394 Ricardo se dirigió a Irlanda donde permaneció hasta mayo del año siguiente. Su ejército de ocho mil hombres fue el más grande ejército que estuvo en la isla británica durante la Baja Edad Media.57​ La invasión fue un rotundo éxito logrando someter a su autoridad a los señores irlandeses.58​ Esta victoria militar representó uno de los mayores logros de su reinado reforzando el apoyo a su causa, sin embargo el dominio inglés en Irlanda fue de corta duración.3​

Crisis de 1397-1399®
El período conocido por los historiados como la tiranía de Ricardo empezó a finales de la década de 1390.59​ Para julio de 1397 el rey tenía bajo arresto a Gloucester, Arundel y Warwick, sus antiguos detractores. El motivo de estas detenciones no están del todos claros, ya que aunque las crónicas sugieren un complot en su contra no hay evidencias de que este fuese el caso,60​ siendo más probable que Ricardo se sintiera con el suficiente poder para tomar represalias y eliminarlos por su participación en los eventos de 1386-1388.61​ Richard Fitzalan, conde de Arundel fue el primero en ser llevado a juicio en 1397 siendo posteriormente condenado y ejecutado.62​ Tomás de Woodstock, duque de Gloucester fue encarcelado por el conde de Nottingham en Calais donde permaneció a la espera de su juicio. A medida que el juicio se acercaba, Nottingham llevó la noticia de la muerte de Gloucester. Se cree que probablemente el rey ordenó matarlo para evitar la vergüenza de la ejecución de un príncipe de sangre real.63​ Thomas de Beauchamp, conde de Warwick fue condenado a muerte pero se le cambió la pena a cadena perpetua mientras que Thomas Arundel, arzobispo de Caterbury y hermano de Richard Fitzalan fue desterrado de por vida.64​ Tras la caída de sus antiguos opositores, Ricardo persiguió a sus aliados y procesó a varios hombres por haber sido leales a los Lords Appellant. Les impuso grandes multas que trajo ingresos a la Corona aunque la legalidad de estos impuestos fue cuestionada por cronistas contemporáneos.3​


Juan de Gante, centro de la política inglesa durante más de 30 años. Su muerte en 1399 provocó un clima de inseguridad en el país.
Estas acciones fueron en parte posible gracias a la complicidad de Juan de Gante además de otros nobles que llegaron a sobresalir gracias a esto, los cuales fueron llamados despectivamente dukketti.65​ John Holland y Thomas Holland fueron promovidos de condes de Huntingdon y Kent a duques de Exeter y Surrey respectivamente. Entre otros de sus partidarios pueden mencionarse Juan Beaufort, conde de Somerset, Eduardo de Norwich, duque de York, John Montacute, conde de Salisbury y Thomas le Despenser, conde de Gloucester.h​ Con sus antiguos enemigos fuera del terreno político, Ricardo recompensó con nuevos feudos a sus nuevos partidarios.67​

Sin embargo, Ricardo veía a los Lancaster como amenazas potenciales a su poder. Los Lancaster, representados por su tío Juan de Gante y el hijo de este, Enrique Bolingbroke, conde de Derby no solo eran una de las familias más poderosas de Inglaterra sino que dado su origen real podían disputarle el trono en caso de no tener descendencia.68​ La discordia se desató en el círculo real cuando en 1397, Bolingbroke y Thomas de Mowbray se opusieron uno al otro.67​ Según Bolingbroke, Mowbray había afirmado que ambos, como antiguos Lords Appellant eran los siguiente en la línea de la venganza real. Mowbray negó estas afirmaciones, ya que de ser ciertas era equivalentes a traición.65​

El parlamento decidió que la disputa se resolvería mediante un duelo, pero en el último momento Ricardo cambió la pena al exiliar a ambos: Mowbray de por vida y Bolingbroke por diez años.69​ El 3 de febrero 1399, Juan de Gante murió y Ricardo aprovechando el momento extendió la pena a Bolingbroke al exilio perpetuo, además de desheredarlo.70​ Con Bolingbroke en París, Ricardo se sentía seguro ya que los franceses tenían poco interés en desafiar a Ricardo y poner en peligro la paz entre ambos reinos.71​ Pronto Ricardo abandonó Inglaterra rumbo a Irlanda comandando una nueva expedición.72​

Derrocamiento y muerte®

Ricardo II siendo detenido por el conde de Northumberland. Miniatura en las Crónicas de Froissart
En junio de 1399 Luis, duque de Orleans ganó poder en la corte de su hermano Carlos VI de Francia. La política de acercamiento entre Francia e Inglaterra no se ajustaban a las ambiciones políticas de Luis, por lo que le resultó oportuno permitir a Enrique Bolingbroke salir de Francia con dirección a Inglaterra.73​ A finales de junio de 1399, Bolingbroke desembarcó en Ravenspurn, en Yorkshire.74​ Reunido con Henry Percy, conde de Northumberland, lo convenció que su único fin era recuperar su patrimonio perdido obteniendo el apoyo del conde.75​ El rey se había hecho acompañar por sus caballeros y los miembros de la nobleza leales a él en su expedición a Irlanda, por lo que Enrique encontró poco resistencia en su avance al sur. Edmundo de Langley, duque de York, quien actuaba como protector del reino no tuvo otra opción que ponerse de lado de Enrique.76​ Ricardo se retrasó en su regreso de Irlanda y no llegó a Gales hasta el 24 de julio.74​ Ya en Gales, se reunió el 12 de agosto con el conde de Northumberland en el castillo de Conwy para iniciar las negociaciones.77​ El 19 de agosto Ricardo entregó a Enrique el castillo de Flint, prometiendo abdicar si se le perdonaba la vida.78​ Ambos regresaron a Londres, donde Ricardo a su llegada fue encarcelado en la Torre de Londres el 1 de septiembre.79​

A pesar de que Enrique estaba determinado a tomar el trono, encontrar una justificación a dicha acción resultó ser un problema.3​ Para legitimar su ascenso al trono se argumentó que Ricardo a través de su tiranía y mal gobierno se había hecho indigno de ser rey.80​ Sin embargo, Enrique no era el siguiente en la línea de sucesión: el heredero presunto era Edmundo Mortimer, conde de la Marca, quien descendía del segundo hijo de Eduardo III, Leonel de Amberes, duque de Clarence mientras que Juan de Gante, padre de Enrique, era el tercer hijo de Eduardo III.81​ Este problema se solucionó alegando que mientras Enrique era descendiente por línea directa masculina, Edmundo lo era a través de su abuela.i​ La versión oficial de los hechos indica que Ricardo abdicó voluntariamente en favor de Enrique el 29 de septiembre.83​ A pesar que esto probablemente no fue el caso, el Parlamento se reunió al día siguiente y acepto la abdicación de Ricardo y Enrique fue coronado como Enrique IV el 13 de octubre.84​

Lo que pasó con Ricardo tras su derrocamiento no es del todo claro, siendo trasladado de la Torre de Londres al castillo de Pontefrac poco antes de culminar el año.85​ A pesar de que el nuevo soberano no tuvo inconveniente alguno en dejarlo vivo, esta situación cambió cuando se enteró que los condes de Huntingdon, Kent, Somerset y Rutland, además de Thomas Despenser —todos despojados de sus privilegios tras la caída de Ricardo— planeaban asesinarlo para restaurar a Ricardo en el trono.86​ Aunque evitado este suceso, Enrique se dio cuenta del peligro que significaba que Ricardo siguiera con vida. Se cree que este fue dejado morir de hambre en o alrededor del 14 de febrero de 1400, aunque quedan dudas acerca de la forma y la fecha en que murió.3​ Su cuerpo fue llevado al sur de Pontefract y exhibido en la antigua Catedral de San Pablo el 17 de febrero antes de su entierro en la parroquia de Kings Langley el 6 de marzo.

Aunque existieron rumores de la supuesta supervivencia de Ricardo, estos jamás tuvieron eco en Inglaterra.87​ Sin embargo en Escocia un hombre identificado como Ricardo llegó a manos del regente duque de Albany y presentado en el castillo de Stirling como el difunto monarca sirviendo para mantener las disputas dinásticas de varios anti-Lancaster y las intrigas lolardas en Inglaterra. El gobierno de Enrique IV lo tachó de impostor y varias fuentes de ambos lados de la frontera sugieren que el hombre sufría de una enfermedad mental, describiéndose como un "mendigo" al momento de su muerte en 1419, sin embargo fue enterrado como un rey en el convento dominicano local en Stirling. Mientras tanto, en 1413, Enrique V —en un intentó de expiar el supuesto asesinato de Ricardo por su padre y silenciar los rumores de la supervivencia del mismo— decidió trasladar el cuerpo del difunto rey en Langley a su actual reposo, en la abadía de Westminster. Aquí mismo Ricardo había preparado una tumba elaborada, donde habían sido sepultados los restos de su esposa Ana.88​

La corte de Ricardo®
Díptico de Wilton

Ricardo adorando a la Virgen y el Niño, acompañado por sus santos patronos: Edmundo Mártir, Eduardo el Confesor y Juan el Bautista

A la izquierda, las armas atribuidas de Eduardo el Confesor empaladas con las del rey y a la derecha el White Hart, el emblema personal de Ricardo
En los últimos años del reinado de Ricardo, y particularmente en los meses posteriores a la supresión de los Lords Appellant en 1397, el rey disfrutó de un virtual monopolio de poder en el país, una situación inusual en la Inglaterra medieval.89​ Es en este período en particular, la cultura en la corte del rey emergió, la cual se diferenció notablemente de la de las épocas anteriores. Una nueva forma de tratamiento se desarrolló: hasta entonces el rey era llamado a menudo simplemente como "alteza", pero a partir de entonces esto cambió a ser tratado como "majestad real", o "alta majestad". Se decía que en las fiestas solemnes Ricardo se sentaba en su trono en el salón real durante horas sin hablar y cualquiera a quien mirara tenía que inclinarse ante él.90​ La inspiración para esta nueva suntuosidad y el énfasis en dignidad vino de las cortes en el continente europeo, no sólo de las francesas y checas de donde habían provenido las dos esposas de Ricardo, sino también de la corte que su padre había mantenido durante su residencia en Aquitania.91​

El enfoque que Ricardo tenía acerca de la realeza estaba arraigada en su fuerte creencia en la prerrogativa real, cuya inspiración se puede encontrar en su juventud, cuando su autoridad fue desafiada por primera vez por las revuelta campesina y posteriormente por los Lords Appellant.92​ Ricardo rechazó el enfoque que tuvo su abuelo Eduardo III respecto a la nobleza y cuya corte fue un consejo de guerra basado en la interdependencia del rey con sus nobles de más confianza como capitanes.93​ Desde el punto de vista de Ricardo, esta situación había puesto en manos de la nobleza gran cantidad de poder. Para evitar depender militarmente de esta, siguió una política de paz con Francia.94​ Al mismo tiempo, desarrolló su propio séquito militar personal, más grande que la que cualquier rey inglés había tenido a su disposición hasta entonces, quienes llevaron insignias con el White Hart (en español: ciervo blanco), el cual fue su emblema personal.95​ De esta forma, Ricardo fue entonces libre para desarrollar un ambiente cortesano en el rey era una figura venerada distante mientras que el arte y la cultura, en lugar de la guerra, fueron en el centro.96​97​

Mecenazgo y artes®
Como parte de su campaña para ensalzar su autoridad y a diferencia de sus predecesores, Ricardo cultivó la imagen real haciéndose retratar98​ conservándose solos dos pinturas: un retrato tamaño natural que se conserva en la abadía de Westminster (c. 1390) y el díptico de Wilton (1394-1399), un retrato portátil del cual se presume estaba destinado a acompañarlo en su campaña a Irlanda.99​100​ Estos son uno de los pocos ejemplos ingleses supervivientes de la pintura gótica internacional, estilo desarrollado en las cortes del continente, especialemte París y Praga.101​ Los gastos de Ricardo en joyería, tejidos y orfebrería fueron más elevados que en las pinturas pero como lo que sucedió con sus manuscritos iluminados, apenas existen obras supervivientes que se puedan relacionar con él, a excepción de una corona, uno de los mejores logros de la orfebrería gótica y que probablemente perteneció a su esposa Ana.102​j​


El salón de Westminster, en el s. XIX
Entre los mayores proyectos arquitectónicos de Ricardo destaca el Salón Westminster, el cual fue reconstruido durante su reinado,104​ posiblemente impulsado tras la culminación de la magnífica sala en el castillo de Kenilworth por Juan de Gante en 1391. Quince estatuas de tamaño natural de los monarcas ingleses fueron colocadas en nichos en las paredes y un techo artesonado diseñado por Hugh Herland, la más grande creación de la arquitectura medieval realizada en madera, permitió a las tres naves románicass originales ser reemplazados por un solo enorme espacio abierto, con un estrado al final donde Ricardo se asentaba aisladamente.k​ La reconstrucción del salón Westminster había sido iniciada en 1245 por Enrique III, no fue hasta la época de Ricardo cuando se reinició tras haber estado inconclusa durante más de un siglo.106​

Respecto a la literatura, fue importante el mecenazgo de su corte consolidando el inglés como un idioma literario.3​ Aunque existe poca evidencia para atribuirle a Ricardo un apoyo especial a la poesía, fue en su corte que esta llegó a progresar.107​ Incluso Geoffrey Chaucer, el mayor poeta inglés de la época, le sirvió al rey como diplomático, funcionario de aduanas y maestro de obras del rey mientras escribía sus trabajos más conocidos.108​109​ Chaucer anteriormente había trabajo bajo las órdenes de Juan de Gante y escribió The Book of the Duchess como un elogio a Blanca de Lancaster, primera esposa de Gante.110​ Además John Gower, colega y amigo de Chauser escribió Confessio Amantis como parte de un encargo directo de Ricardo, sin embargo posteriormente Gower quedaría desencantado con el monarca.111​

Semblante y valoración®
Los escritores contemporáneos, incluso los que menos simpatizaban con el rey, coinciden en que Ricardo fue el más bello rey, aunque su rostro era blanco, redondeado y femenino, dando a entender que le faltaba masculinidad.112​ Además era atlético y alto, ya que al abrirse su tumba en 1871 se comprobó que medía seis pies de altura.113​ También era inteligente y culto, sin embargo tendía a tartamudear cuando estaba agitado.114​ Aunque el retrato conservado en la abadía de Westminster es probablemente fiel al monarca, no pasa lo mismo con el Díptico Wilton, el cual retrata al rey significativamente más joven de lo que era en el momento, cuando posiblemente ya tenía barba.115​ En el aspecto religioso, Ricardo era ortodoxo y hacia el final de su reinado se convirtió en un fuerte opositor de la herejía lolarda.116​ Además era particularmente devoto del rey Eduardo el Confesor y alrededor de 1395 empaló sus armas con las armas atribuidas de este.3​ Aunque no era un rey guerrero como lo fue su abuelo, Ricardo disfrutaba de torneos, así como la caza.117​


Retrato anónimo de Ricardo II, s. XVI
La opinión popular que se tiene de Ricardo está sobre todo influenciada por la obra de William Shakespeare sobre el rey, Ricardo II. El Ricardo de Shakespeare era un rey cruel, vengativo e irresponsable que solo alcanzó una apariencia de grandeza después de su caída.118​ Sin embargo Shakespeare al escribir esta obra de ficción tomó muchas libertades e hizo grandes omisiones, basando su obra principalmente en obras de otros escritores, tales como Edward Hall y Samuel Daniel, quienes a su vez basaron sus escritos en cronistas contemporáneos como Thomas Walsingham.119​ Hall y Daniel formaron parte de la historiografía Tudor, la cual era antipática a Ricardo.120​ La ortodoxia Tudor, reforzada por Shakespeare, veía en el mal gobierno de Ricardo el origen de la guerra de las Dos Rosas con la consiguiente crisis civil que representó, la cual no terminó hasta 1485 con la subida al trono del primer Tudor, Enrique VII.121​ Esta idea fue aceptada hasta fechas tan tardías como el s. XIX, llegando solo a ser cuestionada a partir del s. XX.122​ En épocas recientes los historiadores prefieren estudiar la Guerra de las Rosas y el reinado de Ricardo II como dos hechos aislados.123​

El estado mental de Ricardo ha sido un punto importante de debate histórico desde que los primeros historiadores académicos empezaron a tratar el tema en el s. XIX. Uno de los primeros historiadores modernos en separar al rey de la persona fue William Stubbs, obispo de Oxford. Stubbs argumentó que hacia el final de su reinado, la mente de Ricardo estaba perdiendo su equilibrio por completo.124​ El historiador Anthony Steel, quien escribió una biografía detallada del rey en 1941, adoptó un enfoque psiquiátrico del asunto y concluyó que el rey sufría de esquizofrenia.125​ Esto fue cuestionado por V. H. Galbraith, quien argumentó que no había ninguna base histórica para tal diagnóstico,126​ punto de vista compartido por los historiadores posteriores de la época, como Anthony Goodman y Anthony Meta.3​ Nigel Saul, quien escribió una de la más recientes biografías académicas sobre Ricardo II, reconoce que pese a no existir ninguna base para suponer que el rey sufría de alguna mental, este mostró claros signos de una personalidad narcisista, y hacia al final de su reinado la comprensión de Ricardo se estaba volviendo más débil.127​

Una de las principales cuestiones historiográficas concierne a su proceder político y las razones de su fracaso. Se pensaba que su reinado contenía elementos de la primitiva monarquía absoluta moderna como lo llegó a tener la casa de Tudor.128​ Más recientemente, el concepto que Ricardo tuvo de la realeza ha sido visto por algunos como no tan diferente de la de sus antecedentes y que estaba perfectamente contenida dentro de la monarquía tradicional.3​129​ Sin embargo, sus acciones eran demasiado extremas y los cambios demasiados abruptos. Por un lado, la ausencia de guerra estaba destinada a reducir la carga de los impuestos y de esta forma ayudar a la popularidad de Ricardo con la Cámara de los Comunes. Sin embargo, esta promesa nunca se cumplió, ya que el costo de la comitiva real, la opulencia de la corte y el lujoso patrocinio de Ricardo de sus favoritos resultó tan caro como la guerra lo hubiera sido, sin ofrecer beneficios proporcionales.94​ En cuanto a su política de contención militar, esta más tarde fue emulada por Eduardo IV y Enrique VII, pero la dependencia exclusiva de Ricardo con el condado de Cheshire disminuyó el apoyo del resto del país.130​131​ Como el historiador Simon Walker concluye: Lo que él buscaba no era, en términos contemporáneos, ni injustificada ni inalcanzable, pero fue la manera en la que lo buscó lo que lo traicionó.

Eduardo de Woodstock ★ |•••► #REINO UNIDO #Genealogia #Genealogy





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Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo →Edward, the Black Prince is your 16th great uncle.
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his mother → Edward III of England 
her father →  Edward, the Black Prince 
his son
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Edward de Woodstock KG (Woodstock, 15 de junio de 1330 - Londres, 8 de junio de 1376), llamado el Príncipe Negro fue el primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra y su esposa, la condesa Felipa de Henao y el padre del rey Ricardo II de Inglaterra. Fue el primer duque de Cornualles (desde 1337), príncipe de Gales (desde 1343) y príncipe de Aquitania (entre 1362 y 1372) siendo presunto heredero a la Corona desde su nacimiento.

Llamado por sus contemporáneos simplemente como Eduardo de Woodstock, debido al lugar de nacimiento, no fue llamado el Príncipe Negro hasta el siglo XVI, haciendo referencia a la supuesta armadura que portaba. Era un líder militar excepcional, y sus victorias sobre los franceses en las batallas de Crécy y Poitiers lo hicieron muy popular en vida. En 1348 se convirtió en el primer caballero de la Orden de la Jarretera, siendo uno de sus fundadores.

El príncipe Eduardo murió un año antes de su padre, convirtiéndose en el primer príncipe de Gales que no se convirtió en rey de Inglaterra. A la muerte de su padre Eduardo III, el trono pasó a su hijo Ricardo, que en ese entonces aún era menor de edad.

Richard Barber considera que Eduardo "ha atraído relativamente poca atención de los historiadores serios, pero figura ampliamente en la historia popular."2​


Biografía®

Letra historiada de un manuscrito del s. XIV. En él se muestra a Eduardo, príncipe de Gales recibiendo Aquitania de su padre, Eduardo III de Inglaterra.
Eduardo nació el 15 de junio de 1330 en el palacio de Woodstock, en Oxfordshire siendo el primogénito del rey Eduardo III de Inglaterra y su esposa Felipa de Henao. Fue nombrado conde de Chester el 18 de mayo de 1333, duque de Cornualles el 17 de marzo de 1337 (siendo el primero que llevó dicho título) y finalmente investido como príncipe de Gales el 12 de mayo de 1343 cuando tenía 12 años de edad.3​ En Inglaterra, Eduardo sirvió como regente simbólico durante ciertos períodos de los años 1339, 1340 y 1342, mientras que su padre Eduardo III se encontraba en campañas militares. Durante este tiempo asistió a todas las reuniones del consejo y realizó las negociaciones con el papado respecto a la guerra en 1337. Además desempeñó el cargo de Gran sheriff de Cornualles en 1340-1341, 1343, 1358 y 1360-1374.4​

Eduardo se había criado con su prima Juana, "la bella doncella de Kent."5​ Eduardo obtuvo permiso para el matrimonio del papa Inocencio VI y dispensa por casarse con una pariente de sangre, como había ocurrido con sus padres, Eduardo III y Felipa de Henao, que eran primos segundos. Se casó con Juana el 10 de octubre de 1361 en el castillo de Windsor. El matrimonio causó algo de controversia, principalmente debido a la enrevesada historia marital de Juanaa​ y al hecho de que el matrimonio con una inglesa desperdiciaba una oportunidad de formar una alianza con una potencia extranjera.

Cuando estaba en Inglaterra, Eduardo residía normalmente en el castillo de Wallingford en Berkshire (desde 1974 en Oxfordshire) o en el castillo de Berkhamsted en Hertfordshire.

Nombrado por su padre príncipe de Aquitania, se desempeñó como representante del rey inglés en ese territorio, donde Eduardo junto a Juana mantuvieron una corte. Además fue el lugar de asilo de reyes exiliados como Jaime IV de Mallorca y Pedro I de Castilla.

Este último, derrocado por su medio hermano, Enrique de Trastámara, ofreció a Eduardo el señorío de Vizcaya en 1367 a cambio de su ayuda para recuperar su trono. Eduardo salió victorioso en la batalla de Nájera (3 de abril de 1367), en la que derrotó a los ejércitos combinados de Francia y Castilla, comandados por Bertrand du Guesclin. Sin embargo Pedro no pagó por completo y se negó a ceder Vizcaya, alegando la falta de consentimiento de sus estados. Eduardo se retiró a Guyena en julio del mismo año.6​

Regresó a Inglaterra en enero de 1371 y murió el 8 de junio de 1376 (una semana antes de su 46° cumpleaños) después de padecer durante años lo que probablemente fue una disenteria amebiana, contraída diez años antes durante su campaña militar en Castilla.7​

Eduardo y la caballería®
Eduardo vivió en un siglo de decadencia para el ideal de la caballería.8​ Por un lado, después de capturar a Juan el Bueno, rey de Francia, y Felipe el Atrevido, su hijo menor, en la batalla de Poitiers, los trató con gran respeto, dando incluso en un momento dado permiso a Juan para regresar a su hogar, y se narra que rezó con Juan en la catedral de Canterbury. Destacadamente, permitió que durante un día se preparara la batalla de Poitiers, de manera que ambos bandos pudieran discutir la batalla entre sí, de manera que el cardenal de Périgord pudiera apelar a ambos para mantener la paz. Sin embargo, algunos señalan que "él podía haber estado ganando tiempo para terminar de colocar a sus arqueros".9​

Por otro lado, sus tendencias caballerescas eran superadas en ocasiones por su eficacia y rapidez. El repetido uso por parte de Eduardo de Woodstock de la estrategia de cabalgadas, quemando y saqueando las ciudades y las granjas, no coincidía con las nociones contemporáneas de caballería, pero era bastante efectiva para conseguir el objetivo de sus campañas y debilitando la unidad y economía de Francia.8​

Desempeño militar®
Fue un brillante caudillo militar. Intervino en la campaña de Flandes de 1345 en el frente septentrional, que tuvo escasa relevancia y acabó después de tres semanas cuando uno de los aliados de Eduardo, Jacob van Artevelde, anterior cervecero y eventual gobernador de Flandes, fue asesinado por sus propios ciudadanos.

Mostró su bravura a los 16 años en la Batalla de Crécy, en el frente septentrional, que dañó al ejército francés durante diez años, permitiendo el asedio de Calais con poca resistencia convencional antes de que estallara la plaga. Incluso cuando el ejército de Francia se recuperó, las fuerzas que desplegaron eran alrededor de la cuarta parte de la que tuvieron en Crécy (como se vio en Poitiers). Normandía pasó a estar virtualmente bajo control inglés, pero se decidió centrar los esfuerzos en el norte de Francia, dejando en lugar de ello Normandía bajo control de aliados vasallos de Inglaterra.

Además participó de forma arriesgada y decidida contra los franceses durante la Guerra de los Cien Años.


El Príncipe Negro según un dibujo de un manuscrito ilustrado.
Intervino en el sitio de Calais, durante el cual los habitantes sufrieron enormemente y se vieron reducidos a comer perros y ratas.10​ El asedio dio lugar al control personal y vasallático de los ingleses sobre el norte de Francia antes de la paz temporal debida a la peste negra. Hubo una contraofensiva francesa, pero Calais permaneció en manos inglesas.

También estuvo en "Les Espagnols sur Mer" o la batalla de Winchelsea en aguas del canal de La Mancha donde la flota inglesa derrotó a la flota castellana.

Realizó una gran razzia en el año 1355 por toda la región de Aquitania-Languedoc, que dañó el sur de Francia económicamente, y provocó el resentimiendo hacia el trono francés entre los campesinos franceses. Esta cabalgada también estableció una preparó la zona para la conquista, abrió alianzas con los vecinos de Aquitania, siendo la más destacada la de Carlos II de Navarra, e hizo que muchas regiones se orientaran hacia la autonomía respecto a Francia, pues no era un país tan unido como Inglaterra. Después de este pacto con el rey Carlos de Navarra, combatió contra los ejércitos de Juan II de Francia.

Las campañas por Aquitania le dieron un control más firme sobre la región, mucha tierra de la que obtener recursos y personas con las que poder luchar por el rey Eduardo.

En el año 1356, participando en las operaciones de la guerra contra Francia, Eduardo comandó un ejército de más de 7.000 soldados. Dirigió a sus fuerzas en la lucha, logrando una grandiosa victoria sobre la caballería pesada francesa en la Batalla de Poitiers. En esa decisiva acción apresa al rey Juan II de Francia, al que lleva como rehén a Inglaterra. Esta campaña de Poitiers en la región del Loira-Aquitania provocó que no hubiera ningún líder militar francés, supuso un desafío para Carlos el Sabio, y más aristócratas murieron en Crécy y Poitiers que por la Peste Negra. El ejército francés resultó perjudicado para los siguientes trece años, fomentó la anarquía y el caos que llevó en último término a la firma del Tratado de Brétigny en 1360.

Intervino en la campaña de Reims, después de la cual se alcanzó finalmente el acuerdo con el tratado de Brétigny. Por medio de este acuerdo diplomático, el rey de Francia recupera su libertad cediendo valiosos territorios a los británicos quienes no obstante reciben alrededor de un tercio de Francia más que un poco menos de la mitad que es lo que habrían recibido por el tratado de Londres. Esto se debe al fracaso a la hora de tomar Reims, lo que llevó a la necesidad de un salvoconducto para salir de Francia. Como resultado de ello, se llevó a un acuerdo menor y Eduardo III se vio obligado a dejar a un lado sus pretensiones al trono francés. Francia aún se vio obligada a pagar un enorme rescate de alrededor de cuatro veces el producto interior bruto de Francia por Juan II de Francia. El rescate que se pagó, no obstante, fue un poco inferior al exigido por los ingleses, y Juan el Bueno no fue devuelto a los franceses. Así, esta campaña dio lugar resultados ambivalentes, pero en su mayor parte fue positiva para Eduardo. Uno ha de recordar que Eduardo III nunca renunció explícitamente a su pretensión al trono, y que alrededor de la mitad de Francia estaba controlada por los ingleses, de todas formas, a través de sus muchos vasallos. En aquella ocasión su padre el rey Eduardo III lo nombró duque y lugarteniente de Guyena y Aquitania.

Posteriormente traslada su residencia a Castilla, se vincula políticamente con el rey Pedro I y juntos luchan contra Enrique de Trastámara, aliado de Carlos V de Francia. En dicha guerra sus fuerzas vencen en la batalla de Nájera en 1367. Salvó temporalmente a Pedro el Cruel de un golpe, confirmando así la dedicación castellana a la causa del Príncipe. Luego Pedro I entró en constantes desavenencias y toda una serie de acciones en contra del Príncipe Negro, a causa de no pagarle lo acordado por prestarle ayuda armada, por lo que éste decide abandonar Castilla, dejando solo a Pedro I en la lucha.

Como resultado del asesinato de Pedro, el dinero que el príncipe invirtió en el esfuerzo de guerra no le rindió beneficio y Eduardo quedó en la práctica en bancarrota. Esto obligó a gravar Aquitania con fuertes impuestos para aliviar los problemas financieros de Eduardo, lo que llevó a un círculo vicioso de resentimiento en Aquitania y la represión de este resentimiento por Eduardo. Carlos el Sabio, rey de Francia, supo aprovecharse de este resentimiento contra Eduardo en Aquitania. Sin embargo, el príncipe se convirtió temporalmente en Señor de Vizcaya.

El sitio de Limoges en 1370 en la región aquitana, después de lo cual Eduardo de Woodstock se vio obligado a dejar su puesto debido a su enfermedad y problemas financieros, pero también debido a la crueldad del asedio, que vio la masacre de alrededor de tres mil residentes de acuerdo con el cronista Froissart. Sin el príncipe, el esfuerzo de guerra inglés contra Carlos el Sabio y Bertrand Du Guesclin estaba destinado al fracaso. El hermano del príncipe, Juan de Gante no estaba interesado en la guerra con Francia, sino más bien en la guerra de sucesión en Castilla. Nuevos datos ponen en evidencia que el relato de las atrocidades inglesas fue exagerado por Froissart.11​ Pero esta pretensión no encaja con el servicio de Froissart a Felipa de  Henao, reina consorte de Eduardo III.

El rey Eduardo III y el príncipe navegaron rumbo a Francia desde Sandwich con cuatrocientos barcos que llevaban cuatro mil hombres de armas y diez mil arqueros, pero después de seis semanas de mal tiempo, perdieron el rumbo y volvieron a Inglaterra.

Enfermedad®

Logros heráldicos originales del Príncipe Negro expuestos en la catedral de Canterbury.
Eduardo de Woodstock parecía tener buena salud hasta 1366. No enfermó hasta su campaña en España para restaurar a Pedro I en el trono de Castilla.12​ En esta expedición, su ejército sufrió tanto de disentería que se dice que uno de cada cinco ingleses no regresó a su país.12​13​ Eduardo, el Príncipe Negro, contrajo una enfermedad en esta expedición que lo afectaría el resto de su vida, hasta su muerte en 1376. Está generalmente admitido que contrajo disentería amébica pero algunos se manifiestan en contra de esta creencia por consideraar que no podría haber seguido viviendo diez años luchando contra la disentería.13​ Otros diagnósticos posibles son edema, nefritis, cirrosis o una combinación de estas enfermedades.12​13​ Su enfermedad le impidió continuar en el campo de batalla. No obstante, en 1370, el príncipe tuvo que dejar su lecho de enfermo y organizar un ejército para defender Aquitania contra Carlos V de Francia.12​

En 1371, la salud de Eduardo declinó hasta el punto de que sus médicos le aconsejaron abandonar Burdeos y regresar a Inglaterra. Después de hacer mucha dieta y descanso en Inglaterra, el príncipe tuvo cierta mejoría. En 1372, navegó con el rey Eduardo III pero fracasó a la hora de alcanzar la costa francesa debido a los vientos contrarios.12​ Después de esta expedición fracasada, la salud del príncipe declinó drásticamente. A menudo se desmayaba de pura debilidad. Así siguió hasta su muerte en 1376, a la edad de 45 años.12​

Muerte y enterramiento®

Efigie en su tumba.

Tumba
Eduardo falleció en el palacio de Westminster el 8 de junio de 1376, a los 45 años de edad. Pidió ser enterrado en la cripta de la catedral de Canterbury, más que cerca del santuario , y se preparó una capilla allí como una capilla para él y su esposa Juana, condesa de Kent. Actualmente es la capilla protestante francesa, y contiene en la bóveda representaciones de su rostro y de los escudos de los dos. Sin embargo, esto fue ignorado después de su muerte y fue enterrado en la parte sur del santuario de Tomás Becket detrás del coro. Su tumba está formada por una efigie de bronce bajo un baldaquín representando la Santísima Trinidad, con sus "logros" heráldicos14​ colgando sobre el baldaquino. Los logros han sido reemplazados hoy por réplicas, aunque los originales aún se pueden ver cerca. El baldaquín fue restaurado en 2006.

Como eres tu, a veces lo fui yo.

Como yo soy, tú serás.
Pensé poco en nuestra muerte
Mientras podía respirar.
En la tierra tuve grandes riquezas
Tierra, casas, un gran tesoro, caballos, dinero y oro.
Pero ahora soy un triste prisionero,
En lo más profundo de la tierra, ahí yago.
Mi gran belleza, toda ha desaparecido,
Mi carne desaparecida hasta el hueso.


-Epitafio inscrito alrededor de su efigie15​
Matrimonio e hijos®

Anillo con el sello del Príncipe Negro en el Louvre
Eduardo tuvo hijos naturales, nacidos todos antes de su matrimonio.

De Edith de Willesford (fallecida después de 1385):

Sir Roger Clarendon (1345/60 - ejecutado en 1402); se casó con Margarita (fallecida en 1382), hija de Juan Fleming, barón de la Roche.16​
De madres desconocidas:

Eduardo (nacido h. 1349 - murió joven)
Sir Juan Sounder17​
Sir Carlos FitzEdward (nacido h. 1352-)
El 10 de octubre de 1361, en la localidad de Windsor, se casó con su prima Juana de Kent (1328-1385), nieta de Eduardo I. Era hija y heredera de Edmundo de Woodstock, conde de Kent, el hijo menor del rey Eduardo I y su segunda esposa, Margarita de Francia. Este matrimonio fue por auténtico amor, habiéndose realizado sin el consentimiento del rey Eduardo III —por el escándalo ocasionado por la bigamia de la condesa de Kent—, teniendo los novios que permanecer en Francia hasta 1371, cuando pueden volver a Inglaterra, ya con la bendición del soberano.

Del enlace nacieron dos hijos, ambos en Francia, cuando el príncipe y la princesa de Gales habían asumido sus deberes como príncipe y princesa de Aquitania:

Eduardo (Angulema, Francia, 27 de enero de 1365 - Burdeos, Francia, enero de 1372).
Ricardo II (Burdeos, Francia, 6 de enero de 1367 - Pontefract, h. 14 de febrero de 1400), a menudo conocido como "Ricardo de Burdeos" por su lugar de nacimiento.
De este matrimonio con Juana también se convirtió en padrastro de sus hijos, incluyendo a Tomás Holland, II conde de Kent cuya hija, Juana Holland, se casaría con el hermano de Eduardo, Edmundo de Langley. El otro hijastro de Eduardo Juan Holland, I duque de Exeter, se casaría con la sobrina de Eduardo, Isabel de Lancaster, hija de su hermano, Juan de Gante.

Títulos, tratamiento, honores y armas®

El blasón del Príncipe Negro, como heredero al trono inglés.
Armas y emblema heráldico®
Armas: En cuartos, primero y cuarto en azur semée de flores de lis de oro (Antigua Francia); segundo y tercero de gules, tres leones de oro, lampasados (Inglaterra); por encima, una banda de tres puntos de plata. Cresta: Sobre un sombrero de gules con vuelta de armiño, un león alzado con un lambel de tres pendientes de plata. Manto: gules alineados con armiño. Como Príncipe de gales, el blasón de Eduardo era el del reino, diferenciado por un lambel de tres pendientes de plata.18​


El "escudo para la paz" del Príncipe Negro.

Una talla pintada en la principal puerta del Oriel College, Oxford, representado la medalla del Príncipe de Gales.
Eduardo también usó un emblema alternativo de Sable, tres plumas de avestruz en plata, descrito como su "escudo para la paz" (probablemente significaba que era el emblema que usaba en las justas o torneos). Este escudo puede verse varias veces en su tumba, alternando con las armas reales diferenciadas. Su hermano menor, Juan de Gante, usó un escudo similar en el que las plumas de avestruz eran armiño.

El "escudo para la paz" de Eduardo se cree que inspiró el emblema de tres plumas de avestruz usado por posteriores príncipes de Gales.

El nombre "Príncipe Negro"®
Aunque a menudo se alude a Eduardo como el "Príncipe Negro", no hay ningún documento que lo denomine así contemporáneo del príncipe, ni durante más de 150 años después de su muerte. En lugar de ello, era conocido como Eduardo de Woodstock (por su lugar de nacimiento), o por alguno de sus títulos. El apodo de "Príncipe Negro" se encuentra por vez primera por escrito en dos notas manuscritas del anticuario John Leland en los años 1530 o principios de los 1540: en uno, Leland se refiere en inglés al "the blake prince"; en la otra, se refiere en latín a "Edwardi Principis cog: Nigri".19​ La aparición más antigua en letra impresa es en la Chronicle at Large (1569) de Richard Grafton: Grafton lo usa en tres ocasiones, diciendo que "algunos escritores lo llaman el príncipe negro", y (en otro lugar) que él era "habitualmente llamado el Príncipe negro".20​ Lo usa Shakespeare, en sus obras Ricardo II (escrito h. 1595) y Enrique V (h. 1599). Más parte aparece de manera destacada en el título de The History of that Most Victorious Monarch, Edward IIId, King of England and France, and Lord of Ireland, and First Founder of the Most Noble Order of the Garter: Being a Full and Exact Account Of the Life and Death of the said King: Together with That of his Most Renowned Son, Edward, Prince of Wales and of Aquitain, Sirnamed the Black-Prince ("La historia de aquel el más victorioso de los monarcas, Eduardo III, rey de Inglaterra y Francia, y señor de Irlanda, y primer fundador de la más noble orden de la Jarretera: siendo un relato completo y exacto de la vida y la muerte del mencionado rey junto con la de su hijo más famoso, Eduardo, príncipe de Gales y de Aquitania, apodado el Príncipe Negro", 1688), de Joshua Barnes.

Los orígenes del nombre son inseguros, aunque se han propuesto muchas teorías. Son de dos tipos principalmente:

la que lo hace derivar del escudo negro de Eduardo, y/o su armadura negra.
la que lo deriva de la brutal reputación de Eduardo, particularmente hacia los franceses en Aquitania.
El campo negro de su "escudo para la paz" está bien documentado (véase las Armas arriba). Sin embargo, no hay evidencia firme de que Eduardo luciera nunca una armadura negra, aunque John Harvey (sin citar ninguna fuente) se refiere a "una evidencia bastante vaga de que era descrito en francés como vestido en la batalla de Crecy "en armure noire en fer bruni" – en armadura negras de acero bruñido".21​ Richard Barber sugiere que los orígenes del nombre podrían haber estado en la pompa, en que una tradición podría haber crecido en el siglo XV de representar al príncipe con armadura negra. Apunta que varias crónicas se refieren a él como Eduardo el Cuarto (el título que habría tenido de haber sido rey si hubiera sobrevivido a su padre): este nombre obviamente habría sido confuso con el auténtico Eduardo IV ascendió al trono en 1461, y esto podría haber sido el período cuando tenía que encontrarse una alternativa.22​

La brutalidad de Eduardo en Francia está también bien documentada, y David Green cree que aquí están los orígenes del título. El soldado francés Philippe de Mézières se refiere a Eduardo como el mayor de los "jabalíes negros" - aquellos agresores que habían hecho mucho por romper las relaciones dentro de la Cristiandad.23​ Otros escritores franceses hacen asociaciones similares, y Peter Hoskins señala que una tradición oral de L'Homme Noir, que había pasado con un ejército, persistía en el sur de Francia hasta años recientes.24​ En la obra de Shakespeare Enrique V, una referencia por el rey de Francia a "ese nombre negro, Eduardo, el Negro Príncipe de Gales" sugiere que la obra de teatro podría haber interpretado el nombre de esta manera. Aquí permanece, sin embargo, una considerable duda sobre cómo el nombre podría haber pasado de Francia a Inglaterra. En 1642, Thomas Fuller comentó que el Príncipe Negro era "llamado así por sus terribles actos y no por su complexión".25​

Recientemente, sin embargo, su nombre asociado con brutalidad o felonías ha sido puesto en duda por varios historiadores. La mayor mancha en la mala reputación de Eduardo fue el saqueo de Limoges en 1370, que el cronista Jean Froissart describe "Fue un asunto de lo más melancólico - pues todas las clases, edades y sexos se arrodillaron ante el príncipe, rogando clemencia; pero estaba tan inflamado de pasión y venganza que no escuchó a nadie, sino que todos fueron pasados por la espada. Más de tres mil hombres, mujeres y niños fueron muertos ese día.".11​ Sin embargo, un documento más contemporáneo escrito por el propio Eduardo fue descubierto recientemente en un archivo español. La carta fue escrita al conde de Foix y describe que durante la invasión de Limoges el Príncipe Negro tomó "200 caballeros y hombres de armas prisioneros". Una fuente local contemporánea de una abadía en Limoges documentó "300 bajas en total en la ciudad". No hay ninguna mención a la masacre de tres mil personas o más.​ Es muy probable que Froissart en gran medida exageró los acontecimientos que dieron su nombre al Príncipe Negro.

lunes, 5 de junio de 2017

Felipa de Henao ★ |•••► #FRANCIA #Genealogia #Genealogy ♔

 (Valenciennes, 24 de junio de 1314 - castillo de Windsor, 15 de agosto de 1369) fue una noble francesa que llegó a ser reina consorte de Inglaterra por su matrimonio con Eduardo III.

Biografía®
Fue una de los 9 hijos de Guillermo I de Henao, conde de Henao, Holanda y Zelandia, y de Juana de Valois, hermana del rey Felipe VI de Francia. Su hermana mayor, Margarita, se convirtió en emperatriz consorte de Luis IV, y más tarde sucedió al hermano de ambas, Guillermo, en los títulos de la familia. En 1364, el rey Eduardo solicito dichos títulos para su mujer a los hijos de Margarita, pero no consiguió nada.

Se casó en York el 24 de enero de 1328 con el rey Eduardo III de Inglaterra y, a diferencia de muchas de las reinas anteriores, no llevó extranjeros a la corte ni impuso costumbre alguna de su país.

Acompañó a su esposo en sus expediciones a Escocia (1333) y a Flandes (1338-1340), siendo aclamada por su gran generosidad y compasión. Pasó a la historia como aquella reina de corazón noble y cálido que pidió a su esposo de rodillas que perdonara a los burgueses de Calais, a los que el rey pensaba ejecutar para darles un castigo por su rebeldía. Este episodio, como la mayor parte de lo que se sabe de esta reina, se debe al cronista Jean Froissart, que formaba parte de su corte y que describió en términos propios del renacimiento caballeresco de la época, denominada por Johan Huizinga El otoño de la Edad Media.

Tuvo 14 hijos, de los cuales sobrevivió a 13. Tres de ellos perecieron de Peste Negra en 1348.

Eduardo "el Príncipe Negro" (n. palacio de Woodstock, 15.06.1330 - m. Palacio de Westminster, 08.06.1376), nombrado duque de Cornualles (13.03.1337) y príncipe de Gales (1343).
Isabel (n. palacio de Woodstock, 16.06.1332 - m. Londres, 04.05.1379), casada con Enguerrand VII de Coucy, conde de Soissons.
Juana (n. palacio de Woodstock, II.1335 - m. de plaga, Loremo, Bayona, 02.09.1348), fallecida en camino a casarse con el rey Pedro I de Castilla.
Guillermo (n. Hatfield, 16.02.1337 - m. 08.07.1337).
Lionel (n. Amberes, 29.11.1338 - m. Alba, Piamonte, 17.10.1368), nombrado Lord-Teniente de Irlanda (1361-1367), y luego duque de Clarence (14.09.1361).
Juan (n. abadía de St. Bavon, Gante, 24.06.1340 - m. castillo de Leicester, 03.02.1399), nombrado conde de Richmond (20.09.1343).
Edmundo (n. King's Langley, Hertfordshire, 05.06.1341 - m. King's Langley, Hertfordshire, 1.8.1402), nombrado conde de Cambridge (13.11.1361) y duque de York (06.08.1385).
Blanca (n. y m. Torre de Londres, III.1342).
María (n. Waltham, cerca de Winchester, 10.10.1344 - m. 1362), casada con Juan V, duque de Bretaña.
Margarita (n. castillo de Windsor, 20.07.1346 - m. 01.10.1361), casada con Juan Hastings, conde de Pembroke.
Tomás (n. castillo de Windsor, 1347 - m. 1348).
Guillermo (n. castillo de Windsor, 24.06.1348 - m. 05.09.1348).
Juana (n. y m. 1349).
Tomás (n. palacio de Woodstock, 7.1.1355 - m. asesinado, Calais, 08.09.1397), creado conde de Buckingham (1378) y duque de Gloucester (1386).
Murió a los 55 años de edad, el 15 de agosto de 1369, por culpa de un edema o algo similar. Se le dio un funeral de estado seis meses después y fue sepultada en la abadía de Westminster.



Predecesor:
Isabel de Francia Reina Consorte de Inglaterra
1328-1369
Philippa of Hainault Arms.svg Sucesor:
Ana de Bohemia

sábado, 3 de junio de 2017

Henry I (Beauclerc), King of England ♛ Ref: KE-238 |•••► #REINO UNIDO #Genealogía #Genealogy

Padre: Guillermo el Conquistador
Madre: Matilde de Flandes


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19° Bisabuelo/ Great Grandfather de:
Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo
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 (Linea Materna)
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Henry I "Beauclerc", King of England is your 19th great grandfather.of→ Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo→  Morella Álamo Borges
your mother → Belén Borges Ustáriz
her mother → Belén de Jesús Ustáriz Lecuna
her mother → Miguel María Ramón de Jesus Uztáriz y Monserrate
her father → María de Guía de Jesús de Monserrate é Ibarra
his mother → Teniente Coronel Manuel José de Monserrate y Urbina
her father → Antonieta Felicita Javiera Ignacia de Urbina y Hurtado de Mendoza
his mother → Isabel Manuela Josefa Hurtado de Mendoza y Rojas Manrique
her mother → Juana de Rojas Manrique de Mendoza
her mother → Constanza de Mendoza Mate de Luna
her mother → Mayor de Mendoza Manzanedo
her mother → Juan Fernández De Mendoza Y Manuel
her father → Sancha Manuel
his mother → Sancho Manuel de Villena Castañeda, señor del Infantado y Carrión de los Céspedes
her father → Manuel de Castilla, señor de Escalona
his father → Ferdinand "the Saint", king of Castile and León
his father → Berenguela I la Grande, reina de Castilla
his mother → Eleanor of England, Queen consort of Castile
her mother → Henry II "Curtmantle", king of England
her father → Empress Matilda
his mother → Henry I "Beauclerc", King of England
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Henry  MP
French: Henri, Danish: Henrik, Latin: Henricus, German: Heinrich, Spanish: Enrique, Portuguese: Henrique, Norwegian: Henrik, Swedish: Henrik, Dutch: Hendrik
Gender: Male
Birth: September 1068
Selby, North Yorkshire, England (United Kingdom)
Death: December 01, 1135 (67)
Saint-Denis-le-Ferment, Department de Eure, Haute Normandie, France (Over indulgence of Lamphreys)
Place of Burial: Reading Abbey, Reading, Berkshire, England
Immediate Family:
Son of William "the Conqueror", king of England and Matilda of Flanders
Husband of Matilda of Scotland and Adelicia of Louvain
Partner of Unknown Woman de Caen, Concubine #1 of Henry I of England; Edith Ansfride, Concubine #2 of Henry I; Ansfride Concubine #3 of Henry I King Of England; ? Concubine #4 of Henry I; Sybil Corbet, Lady of Alcester, Concubine #5 Of Henry I Of England and 7 others
Father of Euphemia (Name & Sex Unconfirmed) Child of Henry I & Mathilda; Empress Matilda; William Atheling, Duke of Normandy; Adelaide de Angers (Possibly Empress Mathilda); Robert de Caen, 1st Earl of Gloucester and 21 others
Brother of Robert II "Curthose", Duke of Normandy; Adelizia de Normandie, Princess of England; William II "Rufus", King of England; Cecilia, Abbess of Holy Trinity; Richard and 4 others
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Enrique I de Inglaterra
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Enrique I de Inglaterra


Gran sello de Enrique I en su trono.
Rey de Inglaterra
5 de agosto de 1100-1 de diciembre de 1135
Predecesor Guillermo II
Sucesor Matilde I (de iure)
Esteban I (de facto)
Duque de Normandía
15 de octubre de 1106-1 de diciembre de 1135
Predecesor Roberto II
Sucesor Matilde I (de iure)
Esteban I (de facto)
Información personal
Coronación 5 de agosto de 1100
Nacimiento c. 1068
probablemente Selby, Yorkshire, Inglaterra
Fallecimiento 1 de diciembre de 1135
(aprox. 76-77 años)
Lyons-la-Forêt, Normandía, Francia
Entierro abadía de Reading
Religión católico
Familia
Dinastía Normandía
Padre Guillermo I de Inglaterra
Madre Matilde de Flandes
Consorte Matilde de Escocia (matr. 1100; fall. 1118)
Adela de Lovaina (matr. 1121; viu. 1135)
Descendencia Matilde de Inglaterra
Guillermo Adelin
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Escudo de Enrique I de Inglaterra
[editar datos en Wikidata]
Enrique I (en inglés moderno, Henry I; c. 1068-1 de diciembre de 1135), llamado «Beauclerc» (buen genio en francés) por sus intereses culturales, fue rey de Inglaterra desde 1100 hasta su muerte. Era el cuarto hijo de Guillermo I «el Conquistador» y fue educado en latín y artes liberales. Tras la muerte de Guillermo I en 1087, los hermanos mayores de Enrique, Roberto Curthose (ya Roberto II) y Guillermo Rufo (ya Guillermo II), heredaron Normandía e Inglaterra, respectivamente, pero Enrique quedó sin posesiones. Adquirió el condado del Cotentin en Normandía occidental a Roberto II, pero sus hermanos mayores le depusieron en 1091. Enrique reconstruyó gradualmente su base de poder en el Cotentin y se alió con Guillermo II contra Roberto II. Estuvo presente cuando Guillermo II murió en un accidente de cacería en 1100 y se apropió del trono inglés, con la promesa en su coronación de corregir muchas de las políticas menos populares de Guillermo II. Enrique se casó con Matilde de Escocia, pero continuó teniendo muchas amantes con quienes engendró hijos ilegítimos.

Roberto II, quien lideró una invasión en 1101, disputó el control de Enrique sobre Inglaterra; esta campaña militar terminó en un acuerdo negociado que confirmó a Enrique como rey. La paz duró poco, ya que Enrique invadió el Ducado de Normandía en 1105 y 1106 y finalmente derrotó a Roberto II en la batalla de Tinchebray. Enrique mantuvo a su hermano encarcelado por el resto de su vida. El control de Enrique sobre Normandía fue desafiado por Luis VI de Francia, Balduino VII de Flandes y Fulco V de Anjou, quien promovió los reclamos del hijo de Roberto II —Guillermo Clito— y apoyó una gran rebelión en el ducado entre 1116 y 1119. Después de la victoria de Enrique en la batalla de Brémule, se acordó un acuerdo de paz favorable con Luis VI en 1120.

Considerado por sus contemporáneos como un gobernante severo pero efectivo, Enrique manipuló hábilmente a los barones de Inglaterra y Normandía. En el primero, se inspiró en el sistema anglosajón de justicia, el gobierno local y la tributación, pero también lo fortaleció con instituciones adicionales, como el tesoro real y los jueces itinerantes. Normandía también se regía con un sistema creciente de jueces y un tesoro público. Muchos de los funcionarios que manejaban el sistema de Enrique eran «hombres nuevos» con antecedentes oscuros en lugar de familias de alto estatus, que ascendían en rango como administradores. Enrique alentó la reforma eclesiástica, pero se vio envuelto en una grave disputa en 1101 con el arzobispo Anselmo de Canterbury, que se resolvió mediante una solución comprometida en 1105. Apoyó la Orden de Cluny y jugó un papel importante en la selección del clero de Inglaterra y Normandía.

Su único hijo y heredero legítimo, Guillermo Adelin, se ahogó en el desastre del Barco Blanco de 1120, poniendo en duda la sucesión real. Enrique tomó una segunda esposa, Adela, con la esperanza de tener otro hijo, pero sus planes sobre esto fracasaron. En respuesta, Enrique declaró a su hija, Matilde, heredera de la Corona y la casó con Godofredo V de Anjou. La relación entre Enrique y la pareja se tensó y estalló un conflicto a lo largo de la frontera con el condado de Anjou. Murió el 1 de diciembre de 1135 después de una semana de enfermedad. A pesar de sus planes con su hija Matilde, el rey fue sucedido por su sobrino, Esteban de Blois, lo que dio como resultado un período de guerra civil conocida como la Anarquía.

Primeros años
Infancia y apariencia (c. 1068-1086)
Nació probablemente en Inglaterra en 1068, en el verano o en las últimas semanas del año, posiblemente en la ciudad de Selby en Yorkshire.[1]​[2]​[i]​ Su padre era Guillermo I «el Conquistador», duque de Normandía, quien invadió Inglaterra en 1066 para convertirse en rey y estableció territorios que se extendían hasta Gales. La invasión había creado una élite anglonormanda, muchas con propiedades que se extendían a ambos lados del canal de la Mancha.[3]​[4]​ Estos barones solían tener fuertes vínculos con el Reino de Francia, que en ese entonces constituía un grupo de condados y entidades políticas más pequeñas bajo escaso control del rey.[5]​ La madre de Enrique, Matilde de Flandes, era nieta del rey francés Roberto II y, probablemente, nombró a su hijo por su tío, Enrique I.[6]​

Enrique era el más joven de los cuatro hijos de Guillermo I y Matilde. Físicamente se parecía a sus hermanos mayores Roberto Curthose, Ricardo y Guillermo Rufo; como el historiador David Carpenter describió, Enrique era «bajo [de estatura], fornido[,] con el pecho en forma de barril» y con cabello negro.[7]​ Como resultado de sus diferencias de edad y la temprana muerte de Ricardo, Enrique probablemente habría visto relativamente poco a sus hermanos mayores.[8]​ Probablemente conocía a su hermana, Adela, ya que ambos tenían una edad cercana.[9]​ Existe poca evidencia documental sobre sus primeros años; los historiadores Warren Hollister y Kathleen Thompson sugirieron que se crio predominantemente en Inglaterra, mientras que Judith Green sostuvo que vivió inicialmente en el ducado.[10]​[8]​[11]​[ii]​ Probablemente fue educado por la Iglesia católica y posiblemente por el obispo Osmundo, canciller real, en la catedral de Salisbury; no está claro si esto indicaba una intención, por parte de sus padres, de que Enrique se convirtiera en miembro del clero.[13]​[14]​[iii]​ Tampoco está claro hasta qué punto se extendió su educación, pero probablemente fue capaz de leer latín y contaba con algunos estudios en artes liberales.[15]​ Recibió entrenamiento militar de un instructor llamado Robert Achard y luego fue nombrado caballero por su padre el 24 de mayo de 1086.[16]​[17]​

Territorios heredados (1087-1088)
Representado en una miniatura del s. XIII.
Representado en una miniatura del s. xiii.
En 1087, Guillermo I fue herido gravemente en una campaña en el Vexin.[16]​ Enrique se reunió con su padre moribundo cerca de Ruan en septiembre, donde el rey repartió sus posesiones entre sus hijos.[18]​ Las reglas de sucesión en Europa occidental en ese momento eran inciertas; en algunas partes de Francia, la primogenitura —en la cual el hijo mayor heredaría el título— estaba creciendo en popularidad.[19]​ En otras partes de Europa, como Normandía e Inglaterra, la tradición era dividir las tierras, con el hijo mayor tomando los territorios patrimoniales —generalmente considerados como los más valiosos— y los hijos menores con particiones o fincas más pequeñas o recientemente adquiridas.[19]​

Al dividir sus tierras, Guillermo I parece haber seguido la tradición normanda aplicándola a Normandía —que había heredado— e Inglaterra —que había conseguido con la guerra—.[20]​ El segundo hijo de Guillermo I, Ricardo, había muerto en un accidente de cacería, lo que permitió a Enrique y sus dos hermanos heredar las posesiones de su padre. Roberto, el mayor, a pesar de estar en una rebelión armada contra su padre en el momento de su muerte, recibió Normandía (ya titulado Roberto II).[21]​ Inglaterra fue entregada a Guillermo Rufo, quien contaba con el favor del rey moribundo.[21]​ Enrique recibió una gran suma de dinero, usualmente reportada como £ 5000, con la expectativa de que también se le daría el modesto grupo de tierras de su madre en Buckinghamshire y Gloucestershire.[22]​[iv]​ El entierro de Guillermo I en Caen estuvo marcado por quejas airadas de un hombre local; Enrique posiblemente fue el responsable de resolver la disputa callando al manifestante con monedas de plata.[23]​

Roberto II regresó a Normandía esperando haber recibido tanto el ducado como Inglaterra, pero descubrió que Guillermo Rufo había cruzado el Canal y había sido coronado rey, como Guillermo II.[25]​ Los dos hermanos discreparon fundamentalmente sobre la herencia y Roberto II pronto comenzó a planear una invasión de Inglaterra para apoderarse del reino, aprovechando una rebelión de algunos de los principales nobles contra su hermano.[26]​ Enrique permaneció en Normandía y asumió un rol dentro de la corte de Roberto II, posiblemente porque no estaba dispuesto a enfrentarse abiertamente con su hermano Guillermo II o porque Roberto II pudo haber aprovechado la oportunidad de confiscar el dinero heredado de Enrique si hubiera tratado de irse.[25]​[v]​ Guillermo II se apoderó de las nuevas propiedades de Enrique en Inglaterra, dejando a su hermano sin posesiones.[28]​

En 1088, los planes de Roberto II para la invasión de Inglaterra comenzaron a fallar y recurrió a Enrique, a quien propuso que le prestara algo de su herencia, pero él se negó.[29]​ Enrique y Roberto II luego llegaron a un acuerdo alternativo, en el que el duque de Normandía convertiría a su hermano en el conde de Normandía occidental a cambio de £ 3000.[29]​[vi]​ Las tierras de Enrique eran un nuevo condado emplazado en una delegación de la autoridad ducal en el Cotentin, pero se extendía a través del Avranchin, con jurisdicción sobre los obispados de ambas regiones.[31]​[32]​ Esto también le dio influencia sobre dos importantes líderes normandos —Hugh d'Avranches y Richard de Redvers— y la abadía de Mont-Saint-Michel, cuyas tierras se extendían más allá del ducado.[33]​ El ejército invasor de Roberto II no pudo salir de Normandía, lo que mantuvo a salvo en Inglaterra a Guillermo II.[34]​

Conde del Cotentin (1088-1090)
El obispo Odón (blandiendo el garrote en el centro) encarceló a Enrique entre 1088-1089. Detalle del tapiz de Bayeux (c. 1070).
El obispo Odón (blandiendo el garrote en el centro) encarceló a Enrique entre 1088-1089. Detalle del tapiz de Bayeux (c. 1070).
Enrique rápidamente se estableció como conde y formó una red de seguidores al oeste de Normandía y el este de Bretaña, a quienes el historiador John Le Patourel ha caracterizado como «la pandilla de Enrique».[35]​ Entre sus primeros partidarios estaban Roger de Mandeville, Richard de Redvers, Richard d'Avranches y Robert Fitzhamon, junto con el eclesiástico Roger de Salisbury.[36]​ Roberto II intentó deshacer su trato con Enrique y apropiarse del condado, pero el control de su hermano ya era lo suficientemente firme como para evitar esto.[37]​ El gobierno del ducado de Roberto II era caótico y algunos territorios de las posesiones de Enrique se volvieron casi independientes del control central de Ruan.[38]​

Durante este período, ni Guillermo II ni Roberto II parecen haber confiado en Enrique.[39]​ Esperando hasta que la rebelión contra Guillermo II hubiese terminado, Enrique regresó a Inglaterra en julio de 1088.[40]​ Se entrevistó con el rey inglés pero no pudo persuadirlo de que le concediera las propiedades de su madre y partió de regreso a Normandía en el otoño.[41]​ Sin embargo, mientras estuvo ausente, Odón, obispo de Bayeux, quien consideraba a Enrique como una potencial amenaza, había convencido a Roberto II de que sus hermanos estaba conspirando contra él.[42]​ Al arribar, Odón capturó a Enrique y lo encarceló en Neuilly-la-Forêt, mientras Roberto II recuperó el condado del Cotentin.[43]​ Enrique permaneció allí durante el invierno, pero en la primavera de 1089, los miembros antiguos de la nobleza normanda se impusieron al duque para que lo liberara.[44]​

Aunque ya no era formalmente el conde de Cotentin, Enrique continuó controlando el oeste de Normandía.[45]​ La lucha entre los hermanos continuó. Guillermo II siguió oponiendo resistencia en su dominio sobre Inglaterra, pero comenzó a construir una serie de alianzas contra Roberto II a través de los barones de Normandía y la vecina Ponthieu.[46]​ Roberto II se alió con Felipe I de Francia.[47]​ A finales de 1090, Guillermo II animó a Conan Pilatus, poderoso burgués de Ruan, a rebelarse contra el duque; Conan fue apoyado por muchos habitantes de Ruan e hizo peticiones a las guarniciones ducales vecinas para cambiar de lealtad también.[48]​

Roberto II hizo un llamado de ayuda a sus barones y Enrique fue el primero en llegar a Ruan en noviembre.[49]​ La violencia estalló y se produjeron luchas callejeras feroces y confusas, ya que ambos bandos intentaron tomar el control de la ciudad.[49]​ Roberto II y Enrique abandonaron el castillo para unirse a la batalla, pero Roberto II se retiró y dejó a su hermano para continuar con la lucha.[50]​ El enfrentamiento se volvió en favor de las fuerzas ducales y Enrique aprisionó a Conan.[50]​ Estaba tan furioso porque Conan se había rebelado contra su señor feudal que lo llevó a la cima del castillo de Ruan y luego, a pesar de las ofertas de Conan para pagar un inmenso rescate, lo arrojó desde la parte superior del edificio para matarlo.[51]​ Sus contemporáneos consideraron que había actuado apropiadamente al hacer un ejemplo de Conan y, por tanto, Enrique se volvió famoso por sus hazañas en la batalla.[52]​

Caída y resurgimiento (1091-1099)
Mont-Saint-Michel, donde tuvo lugar el asedio de 1091.
Mont-Saint-Michel, donde tuvo lugar el asedio de 1091.
A raíz de esto, Roberto II forzó a Enrique a abandonar Ruan, probablemente porque el papel de su hermano en la lucha había sido más prominente que el suyo y posiblemente porque Enrique había pedido ser reinstalado formalmente como conde del Cotentin.[53]​ A principios de 1091, Guillermo II invadió Normandía con un ejército lo suficientemente grande como para forzar a su hermano a un mesa de negociaciones.[54]​ Los dos hermanos firmaron un tratado en Ruan que otorgó a Guillermo II muchas tierras y castillos en Normandía. A cambio, Guillermo II prometió apoyar los intentos de Roberto II de recuperar el control del vecino condado de Maine —que alguna vez estuvo en el dominio de los normandos— y ayudar a recuperar su autoridad sobre el ducado, incluidas las tierras de Enrique.[54]​ Se nominaron entre sí como herederos de Inglaterra y Normandía, excluyendo a Enrique de cualquier sucesión mientras uno de ellos estuviese con vida.[55]​

La guerra había estallado entre Enrique y sus hermanos.[56]​ Enrique movilizó un ejército de mercenarios en el oeste de Normandía, pero, a medida que las fuerzas de Guillermo II y Roberto II avanzaban, su red de apoyo entre los barones se desmoronó.[57]​ Enrique concentró sus fuerzas restantes en Mont-Saint-Michel, donde fue asediado, probablemente en marzo de 1091.[58]​ El sitio era fácil de defender, pero carecía de agua dulce.[59]​ El cronista Guillermo de Malmesbury sugirió que cuando menguaba el agua de Enrique, Roberto II permitió a su hermano nuevos suministros, lo que provocó protestas entre él y Guillermo II.[60]​ Los eventos de los últimos días del asedio no están claros: los sitiadores habían comenzado a discutir sobre la siguiente estrategia de la campaña, pero luego Enrique abandonó Mont-Saint-Michel, probablemente como parte de una rendición negociada.[61]​[62]​[vii]​ Se fue a Bretaña y cruzó a Francia.[63]​

Los siguientes eventos de Enrique no están bien documentados; un cronista, Orderico Vital, sugirió que viajó por el Vexin francés, a lo largo de la frontera con Normandía, durante más de un año con un pequeño grupo de seguidores.[61]​ Hacia el final del año, Roberto II y Guillermo II habían reñido nuevamente y el Tratado de Ruan había sido abandonado.[64]​ En 1092, Enrique y sus seguidores tomaron la ciudad de Domfront en Normandía.[65]​ Domfront había sido controlado previamente por Robert de Bellême, pero a los habitantes no les gustó su gobierno e invitaron a Enrique a hacerse cargo de la ciudad, quien lo hizo en un golpe de Estado incruento.[66]​ Durante los próximos dos años, Enrique restableció su red de seguidores en el oeste de Normandía y formó —lo que denomina Judith Green— una «corte en espera».[67]​[68]​ Hacia 1094, estaba asignando tierras y castillos a sus seguidores como si fuera el duque de Normandía.[68]​ Guillermo II comenzó a apoyarle con dinero y le alentó en su campaña contra Roberto II; Enrique utilizó parte de estos fondos para construir un castillo estratégico en Domfront.[69]​

Guillermo II cruzó a Normandía para hacer la guerra contra Roberto II en 1094 y, cuando el conflicto se estancó, pidió ayuda a Enrique,[70]​ quien iba a seguir a su hermano, pero viajó a Londres en lugar de unirse a la campaña principal al este en Normandía, posiblemente a petición de su hermano, quien de todos modos abandonó la campaña y regresó a Inglaterra.[71]​[viii]​ En los próximos años, Enrique parece haber fortalecido su base de poder en el oeste de Normandía y visitaba ocasionalmente Inglaterra para asistir a la corte de Guillermo II.[73]​ En 1095, el papa Urbano II convocó a la primera cruzada, lo que alentó a caballeros del continente a unirse.[72]​ Roberto II se unió a la cruzada y pidió prestado dinero a Guillermo II para hacerlo, pero para convencerlo le otorgó la custodia temporal de su parte del ducado.[74]​ El rey inglés parecía seguro de recuperar el resto de Normandía en manos de Roberto II. Enrique cada vez apoyaba a Guillermo II y ambos acamparon en el Vexin normando entre 1097 y 1098.[75]​[76]​

Reinado
Consolidación (1100-1106)
Ascenso al trono (1100)
Coronación de Enrique I. Dibujo en un manuscrito del s. XVII.
Coronación de Enrique I. Dibujo en un manuscrito del s. xvii.
En 1100, Enrique fue proclamado rey de Inglaterra tras la muerte de Guillermo II, quien murió en un accidente mientras cazaba.[77]​ En la tarde del 2 de agosto de 1100, el rey inglés había ido a cazar en New Forest, acompañado por un grupo de cazadores y miembros de la nobleza normanda, entre ellos Enrique.[78]​ Alguien disparó una flecha, posiblemente el barón Walter Tirel, que golpeó y mató a Guillermo II.[79]​ Aparecieron numerosas teorías de conspiración que sugerían que el rey inglés fue asesinado deliberadamente; la mayoría de los historiadores modernos las rechazan, ya que la cacería era una actividad arriesgada y tales accidentes eran comunes.[80]​[81]​[82]​[ix]​ El caos estalló y Tirel huyó a Francia, ya sea porque había disparado el tiro mortal o porque había sido acusado incorrectamente y temía que lo convirtieran en chivo expiatorio de la muerte del rey inglés.[79]​

Entretanto, Enrique cabalgó a Winchester, donde se produjo una discusión sobre a quién le correspondía entonces el derecho al trono.[87]​ Guillermo de Breteuil defendió los derechos de Roberto II, quien todavía estaba en el extranjero regresando de la cruzada y a quien Enrique y los barones le habían rendido homenaje en los años anteriores.[83]​ Enrique argumentó que, a diferencia de Roberto II, había nacido de un rey y una reina reinantes, lo que le otorgaba privilegio de acuerdo al derecho de porfirogénesis.[88]​ Los ánimos se desvanecieron, pero Enrique, apoyado por Enrique de Beaumont y Roberto de Meulan, dominó y convenció a los barones para que lo siguieran.[89]​[90]​ Ocupó el castillo de Winchester y se apoderó del tesoro real.[89]​

Enrique fue coronado apresuradamente rey en la abadía de Westminster el 5 de agosto de Maurice, obispo de Londres, ya que Anselmo, arzobispo de Canterbury, había sido exiliado por Guillermo II, mientras que Tomás, arzobispo de York, estaba en Ripon al norte de Inglaterra.[91]​ De acuerdo con la tradición inglesa y en un intento de legitimar su reinado, Enrique emitió una carta de coronación que establecía varios compromisos.[92]​[93]​ El nuevo rey se presentó a sí mismo como alguien que había restaurado el orden en un país devastado por problemas.[94]​ Anunció que abandonaba las políticas de Guillermo II sobre la Iglesia —que el clero había considerado opresivas—, prometió evitar abusos reales contra los derechos de propiedad de los barones y aseguró el retorno a las costumbres más benévolas de Eduardo «el Confesor»; además, afirmó que «establecería una paz firme» en Inglaterra y ordenó «que esta paz se mantenga desde ahora».[95]​

Aparte de su círculo de seguidores preexistente —muchos de los cuales fueron generosamente recompensados con nuevas tierras—, Enrique rápidamente incorporó a miembros de la administración anterior en su nueva casa real.[96]​ William Giffard, canciller de Guillermo II, fue nombrado obispo de Winchester, mientras los prominentes gobernadores civiles Urse d'Abetot, Haimo Dapifer y Robert Fitzhamon continuaron desempeñando un importante rol en el gobierno.[96]​ Por el contrario, el impopular Ranulf Flambard, obispo de Durham y miembro clave del régimen anterior, fue encarcelado en la Torre de Londres por cargos de corrupción.[97]​ El difunto rey había dejado vacantes muchas posiciones eclesiásticas y Enrique se propuso nominar candidatos para estas, en un esfuerzo por construir más apoyo para su nuevo gobierno.[98]​ Los nombramientos debían ser consagrados, por lo que escribió a Anselmo pidiéndole disculpas por haber sido coronado mientras aún estaba en Francia y solicitándole que regresara de inmediato.[99]​

Matrimonio con Matilde (1100)
Matilde de Escocia, primera esposa de Enrique I. Miniatura del s. XIII.
Matilde de Escocia, primera esposa de Enrique I. Miniatura del s. xiii.
El 11 de noviembre de 1100, Enrique se casó con Matilde, hija de Malcolm III de Escocia.[100]​ En ese momento, Enrique tenía alrededor de 31 años, pero los matrimonios tardíos para nobles no eran inusuales en el siglo xi.[101]​[102]​[103]​ La pareja probablemente se conoció a principios de la década pasada, posiblemente siendo presentada por el obispo Osmundo de Salisbury.[104]​[105]​ El historiador Warren Hollister sostuvo que Enrique y Matilde eran emocionalmente cercanos, pero su unión también tenía motivos políticos.[106]​[107]​[x]​ Matilde había sido llamada originalmente Edith —nombre anglosajón— y era miembro de la familia real sajona occidental: era sobrina de Edgar Æþeling, bisnieta de Edmundo II «Costilla de Hierro» y descendiente de Alfredo «el Grande».[106]​ Para Enrique, casarse con Matilde le dio a su reinado mayor legitimidad, mientras que para Matilde, una mujer ambiciosa, fue una oportunidad para tener estatus alto y poderío en Inglaterra.[109]​[110]​

Sin embargo, Matilde había sido educada en varios conventos y pudo haber tomado votos para convertirse formalmente en monja, lo que constituía un obstáculo para el progreso del matrimonio.[111]​ Ella no deseaba ser monja e hizo un llamado a Anselmo para que le permitiera casarse con Enrique; el arzobispo ordenó un concilio en el palacio de Lambeth para juzgar el asunto.[112]​ A pesar de algunas voces disidentes, el concilio concluyó que, aunque Matilde había vivido en un convento, no se había convertido oficialmente en monja y, por tanto, era libre de casarse, juicio que Anselmo luego confirmó y permitió que el matrimonio prosiguiera.[112]​[xi]​ Matilde demostró ser una reina efectiva para Enrique, ya que en ocasiones actuaba como regente en Inglaterra, dirigía y presidía concilios y apoyó las artes.[100]​[110]​ La pareja pronto tuvo dos hijos: Matilde, nacida en 1102, y Guillermo Adelin, nacido en 1103; es posible que también tuvieron un segundo hijo varón, Ricardo, que murió joven.[100]​[114]​[xii]​ Después del nacimiento de estos niños, Matilde prefirió permanecer en Westminster mientras su esposo viajaba por Inglaterra y Normandía, ya sea por motivos religiosos o porque le gustaba estar involucrada en la administración real.[110]​

Por su parte, Enrique tenía un apetito sexual considerable y ostentó una considerable cantidad de parejas sexuales, lo que resultó en un gran número de hijos ilegítimos —al menos nueve hombres y 13 mujeres—, muchos de los cuales al parecer reconoció y apoyó.[101]​[115]​ Era usual que los nobles anglonormandos solteros mantuvieran relaciones sexuales con prostitutas y mujeres locales y también se consentía que los reyes tuvieran amantes.[116]​[117]​[xiii]​ Algunas de estas relaciones ocurrieron antes de que Enrique se casara, pero muchos otras tuvieron lugar después de su matrimonio con Matilde.[117]​ Enrique tenía un amplio surtido de amantes de diversos orígenes y las relaciones aparentemente se llevaron a cabo de manera relativamente abierta.[110]​ Es posible que haya elegido algunas de sus nobles amantes para fines políticos, pero la evidencia para apoyar esta teoría es limitada.[118]​

Tratado de Alton (1101-1102)
Enrique I retratado en una miniatura del s. XIII.
Enrique I retratado en una miniatura del s. xiii.
Para principios de 1101, el nuevo régimen de Enrique estaba establecido y operando, pero muchos miembros de la élite anglonormanda aún apoyaban a Roberto II o estarían dispuestos a cambiar de bando si el hermano mayor de Enrique parecía ganar poder en Inglaterra.[119]​[120]​ En febrero, Flambard escapó de la Torre de Londres y cruzó el canal de la Mancha hacia Normandía, donde organizó e incitó a los intentos de Roberto II de movilizar una fuerza de invasión.[121]​ En julio, Roberto II había formado un ejército y una flota, listos para atacar a Enrique en Inglaterra.[122]​ Para agravar la situación en el conflicto, Enrique confiscó las tierras de Flambard y, con el apoyo de Anselmo, fue destituido de su obispado.[123]​ Enrique celebró su corte en abril y junio, donde la nobleza renovó sus juramentos de lealtad, pero su apoyo aún parecía parcial y débil.[124]​

Ante la invasión inminente, Enrique movilizó sus fuerzas y su flota fuera de Pevensey, cerca del lugar de desembarco anticipado de Roberto II y entrenó personalmente a algunos de sus soldados en cómo contrarrestar las cargas de caballería.[125]​[126]​ A pesar de las levas inglesas y los caballeros que debían servicio militar a la Iglesia católica y que llegaban en cantidades considerables, muchos de sus barones no legaron.[125]​ Anselmo intervino con algunos de los dudosos y les explicó la importancia religiosa de su lealtad a Enrique.[127]​ El 20 de julio, Roberto II desembarcó inesperadamente en la costa de Portsmouth con una fuerza modesta de unos cientos de hombres, pero rápidamente se unieron a ellos muchos de los barones en Inglaterra.[128]​ No obstante, en lugar de entrar en la cercana Winchester y apoderarse del tesoro de Enrique, Roberto II hizo una pausa y le dio tiempo a su hermano para marchar hacia el oeste e interceptar la fuerza de invasión.[129]​

Los ejércitos se encontraron en Alton donde comenzaron las negociaciones de paz, posiblemente iniciadas por Enrique o Roberto II y probablemente respaldadas por Flambard.[129]​ Después, los hermanos firmaron el Tratado de Alton, según el cual Roberto II liberó a Enrique de su juramento de homenaje y le reconoció como rey; Enrique renunció a sus reclamos sobre Normandía occidental —a excepción de Domfront— y aceptó pagar a Roberto II £ 2000 anuales por el resto de su vida;[xiv]​ si alguno de los hermanos moría sin heredero varón, el otro heredaría sus tierras; los barones cuyas tierras habían sido confiscadas por el rey o el duque por apoyar a su rival debían devolverse; Flambard sería reintegrado como obispo; los hermanos harían campaña juntos para defender sus territorios en Normandía.[131]​ Roberto II permaneció en Inglaterra unos meses más con Enrique antes de regresar a Normandía.[132]​

A pesar del tratado, Enrique se propuso infligir duros castigos a los barones que se habían enfrentado a él durante la invasión.[133]​ Guillermo de Warenne, conde de Surrey, fue acusado de crímenes que no estaban cubiertos por la amnistía de Alton y fue desterrado de Inglaterra.[134]​ En 1102, Enrique se dirigió contra Robert de Bellême, el más poderoso de los barones, y sus hermanos, acusándolos de 45 ofensas diferentes.[135]​ Robert escapó y tomó las armas contra el rey inglés.[136]​ Enrique sitió los castillos de Robert en Arundel, Tickhill y Shrewsbury y avanzó hacia el sudoeste para atacar Bridgnorth.[137]​ Cuando su base de poder en Inglaterra se rompió, Robert aceptó la oferta de destierro y abandonó el país hacia Normandía.[138]​

Conquista de Normandía (1103-1106)
Aldea de Tinchebray en 2009.
Aldea de Tinchebray en 2009.
Su red de aliados en Normandía se hizo más fuerte durante 1103.[139]​ Enrique casó a Juliana —una de sus hijas ilegítimas— con Eustace de Breteuil— y otra hija ilegítima, Matilde, con Rotrou, conde de Perche, en la frontera con Normandía.[140]​ Intentó ganarse a otros miembros de la nobleza de Normandía y otorgó varias propiedades inglesas y ofertas lucrativas a los señores normandos importantes.[141]​ Roberto II siguió luchando contra Robert de Bellême, pero la posición del duque empeoró, hasta que, en 1104, tuvo que aliarse formalmente con Bellême por sobrevivir.[142]​ En pretexto de que el duque Roberto II había roto los términos de su tratado, Enrique cruzó el canal de la Mancha hacia Domfront, donde se reunió con barones de rango superior de toda Normandía, ansiosos por aliarse con el rey inglés.[143]​[144]​ Antes de regresar a Inglaterra, Enrique confrontó a su hermano y le acusó de ponerse del lado de sus enemigos.[145]​

Normandía se continuó sumergiendo en el caos.[146]​ En 1105, Enrique envió a su amigo Robert Fitzhamon y una tropa de caballeros al ducado, aparentemente para provocar un enfrentamiento con el Roberto II.[147]​[148]​ Fitzhamon fue capturado y Enrique tomó esto como una excusa para invadir y prometió restaurar la paz y el orden.[146]​ Contaba el apoyo de la mayoría de los condados a lo largo de las fronteras de Normandía y el rey francés Felipe I fue persuadido de permanecer neutral.[149]​ Enrique ocupó el oeste de Normandía y avanzó hacia el este, donde Fitzhamon se encontraba, pero debía atravesar Bayeux.[150]​ La ciudad rechazó capitular y Enrique la sitió y redujo a cenizas.[150]​ Aterrorizados de encontrarse con el mismo destino, Caen cambió de bando y se rindió, lo que permitió a Enrique avanzar hacia Falaise, que tomó con algunas bajas.[151]​ La campaña se estancó y el rey inglés, en su lugar, comenzó las conversaciones de paz con Roberto II.[152]​ Las negociaciones no fueron concluyentes y la lucha se prolongó hasta Navidad, cuando Enrique regresó a Inglaterra.[153]​[154]​

Enrique invadió nuevamente en julio de 1106, con el objetivo de provocar una batalla decisiva.[155]​[156]​ Después de algunos éxitos tácticos iniciales, giró hacia el sudoeste en dirección al castillo de Tinchebray.[157]​ Asedió la fortaleza, mientras el duque Roberto II, apoyado por Robert de Bellême, avanzó desde Falaise para liberarla.[157]​ Después de que fracasaron los intentos de negociación, ocurrió la batalla de Tinchebray, probablemente el 28 de septiembre.[158]​[xv]​ El enfrentamiento duró alrededor de una hora y comenzó con una carga de la caballería de Roberto II; la infantería y los caballeros desmontados de ambos bandos se unieron a la batalla.[160]​ Las reservas de Enrique —dirigidas por Elías, conde de Maine, y Alano, duque de Bretaña— atacaron los flancos del enemigo y derrotaron primero a las tropas de Bellême y luego al grueso de las fuerzas ducales.[161]​ Roberto fue capturado, pero Bellême escapó.[161]​

Después, Enrique terminó con la resistencia restante en Normandía y Roberto ordenó a sus últimas guarniciones rendirse.[162]​ Al llegar a Ruan, Enrique ratificó las leyes y costumbres de Normandía y recibió el homenaje de los principales barones y ciudadanos.[163]​ Los prisioneros de menor rango capturados en Tinchebray fueron liberados, pero Roberto y varios otros nobles destacados fueron encarcelados indefinidamente.[164]​ El sobrino de Enrique e hijo de Roberto, Guillermo Clito, tenía tres años y fue entregado al cuidado de Helias de Saint-Saens, barón normando.[165]​ Enrique se reconcilió con Robert de Bellême, quien renunció a las tierras ducales que había tomado y se reincorporó a la corte real.[166]​ No había forma de eliminar legalmente el ducado de su hermano Roberto e inicialmente evitó usar el título de «duque» en todas las situaciones, ya que pensaba que, como el rey de Inglaterra, solo estaba actuando como el guardián del problemático ducado.[167]​[168]​

Gobierno y asuntos familiares
Administración, leyes y nobleza
Ataviado con sus vestiduras reales en una miniatura de Historia Anglorum por Mateo de París (c. s. XIII).
Ataviado con sus vestiduras reales en una miniatura de Historia Anglorum por Mateo de París (c. s. xiii).
Enrique heredó el reino de Inglaterra de Guillermo II, recibiendo un reclamo de suzeranía sobre Gales y Escocia, y adquirió el Ducado de Normandía, una entidad compleja con fronteras problemáticas.[169]​ Las fronteras entre Inglaterra y Escocia todavía eran inciertas durante el reinado de Enrique, aunque la influencia anglonormanda llegaba hacia el norte a través de Cumbria; sin embargo, la relación de Enrique con el rey David I de Escocia fue generalmente buena, en parte debido al matrimonio de Enrique con su hermana.[170]​[171]​ En Gales, Enrique usó su poder para coaccionar y atraer a los príncipes galeses, mientras los marcher lord normandos (equivalentes al título de margrave o marqués)[172]​ ejercían presión por los valles del sur de Gales.[173]​[174]​ Normandía era controlada mediante varias redes entrelazadas de contactos ducales, eclesiásticos y familiares, respaldados por una cadena creciente de importantes castillos ducales a lo largo de las fronteras.[175]​ Las alianzas y las relaciones con los condados vecinos a lo largo de la frontera normanda fueron particularmente importantes para mantener la estabilidad del ducado.[176]​

Enrique gobernó a través de diversos barones y señores de Inglaterra y Normandía, a quienes manipuló hábilmente para obtener un efecto político deseado.[177]​ Las amistades políticas —denominadas amicitia en latín— fueron importantes durante el siglo xii y Enrique mantuvo una amplia variedad de estas, mediaba entre sus amigos en varias facciones de su reino cuando era necesario y premiaba a aquellos que le eran leales.[178]​[179]​ Asimismo, Enrique tenía la reputación de castigar a los barones que estaban en su contra y mantuvo una red efectiva de informantes y espías que le reportaban sobre los acontecimientos.[177]​[180]​ Enrique era un gobernante severo y firme, pero no tan excesivo según los estándares del momento.[181]​[182]​ Con el tiempo, aumentó el grado de control sobre los barones, ya que eliminaba a sus enemigos y reforzaba a sus amigos hasta que el «baronazgo reconstruido», como lo describe el historiador Warren Hollister, era predominantemente leal y dependiente del rey inglés.[183]​

La corte real itinerante de Enrique comprendía varios estratos.[184]​[185]​ En el fondo estaba la familia doméstica de Enrique, llamada domus; una agrupación más amplia se denominaba familia regis y las reuniones formales de la corte se denominan curia.[184]​ El domus estaba dividido en varias partes: la capilla, encabezada por el canciller, se ocupaba de los documentos reales; la cámara se ocupaba de asuntos financieros y el mariscal maestro era responsable del viaje y el alojamiento.[186]​ La familia regis incluía a las tropas domésticas montadas de Enrique, hasta varios cientos de hombres fuertes que provenían de una variedad de orígenes sociales y que podían desplegarse en Inglaterra y Normandía según fuera necesario.[187]​[188]​ Inicialmente, Enrique continuó la práctica de su padre de realizar ceremonias regulares cargando coronas en su curia, pero se volvieron menos frecuentes a medida que pasaron los años.[189]​ Su corte era «grandiosa» y «ostentosa» y financió la construcción de grandes edificios nuevos y castillos con una variedad de regalos lujosos en exhibición, como la colección de animales exóticos del rey, que mantuvo en el palacio de Woodstock.[190]​ A pesar de ser una comunidad animada, la corte de Enrique estaba más controlada que las de los reyes anteriores.[191]​ Las estrictas normas controlaban el comportamiento personal y prohibían a los miembros de la corte saquear aldeas vecinas, como había sido la norma en el caso de Guillermo II.[191]​

Enrique fue responsable de una expansión sustancial del sistema de justicia real.[192]​[xvi]​ En Inglaterra, Enrique recurrió al existente sistema anglosajón de justicia, gobierno local y tributación, pero lo fortaleció con instituciones gubernamentales centrales adicionales.[195]​ Roger de Salisbury inició el desarrollo de la tesorería real después de 1110 y la empleó para recaudar y auditar los ingresos de los gobernadores civiles del rey en los condados.[196]​ Los jueces itinerantes aparecieron durante el reinado de Enrique, viajaban por el país administrando tribunales de circuito o eyre y muchas de las leyes decretadas se registraron formalmente.[197]​[198]​[199]​ Enrique obtuvo mayores ingresos con la expansión de la justicia real, tanto por multas como por honorarios.[200]​ El primer rollo de registros financieros que se conoce data de 1130 y documenta los gastos reales.[201]​ Enrique reformó la acuñación de moneda en 1107, 1108 y 1125 e instituyó duros castigos corporales a los acuñadores ingleses que habían sido declarados culpables de falsificar moneda.[202]​[xvii]​ En Normandía, Enrique restauró la ley y el orden después de 1106, que eran operadas mediante un cuerpo de jueces normandos y un sistema de erario similar al de Inglaterra.[204]​ Las instituciones normandas crecieron en extensión y autoridad bajo Enrique, aunque menos rápidamente que en Inglaterra.[205]​ Muchos de los funcionarios que manejaban el sistema de Enrique fueron llamados «hombres nuevos», individuos de nacimiento relativamente humilde que ascendieron en las filas como administradores para gestionar la justicia o los ingresos reales.[206]​[xviii]​

Relaciones con la Iglesia
La Iglesia y Enrique I
Miniatura iluminada de Anselmo de Canterbury en Prayers and Meditations (c. s. XII).
Miniatura iluminada de Anselmo de Canterbury en Prayers and Meditations (c. s. xii).
La capacidad de Enrique para gobernar estaba íntimamente ligada a la Iglesia católica —que era la clave de la administración tanto de Inglaterra como de Normandía—; esta relación cambió considerablemente a lo largo de su reinado.[208]​ Guillermo I «el Conquistador» había reformado la Iglesia con el apoyo de su arzobispo de Canterbury, Lanfranco, quien se convirtió en un ayudante cercano y consejero del rey.[209]​[xix]​ Con Guillermo II este arreglo colapsó: el rey y el arzobispo Anselmo se habían distanciado y este último se había ido al exilio. Enrique también creía en la reforma de la Iglesia, pero al tomar el poder en Inglaterra se vio envuelto en la querella de las investiduras.[211]​

La cuestión concernía a quién debía investir a un nuevo obispo con su báculo y anillo: tradicionalmente, esto había sido llevado a cabo por el rey en una demostración simbólica del poder real, pero el papa Urbano II había condenado esta práctica en 1099, con el argumento que solo el papado podía llevar a cabo esta tarea, y declaró que el clero no debe rendir homenaje a sus gobernantes temporales locales.[212]​ Anselmo regresó a Inglaterra del exilio en 1100 después de haber escuchado el pronunciamiento de Urbano II e informó a Enrique que cumpliría los deseos del romano pontífice.[213]​ Enrique estaba en una situación difícil: por un lado, el simbolismo y el homenaje eran importantes para él; por otro lado, necesitaba el apoyo de Anselmo en su lucha con su hermano el duque Roberto II.[214]​[215]​

Anselmo se atuvo firmemente a la letra del decreto papal, a pesar de los intentos de Enrique de persuadirlo de ceder a cambio de una garantía imprecisa sobre un futuro acuerdo real.[214]​[216]​ Las cosas se intensificaron, con Anselmo regresando al exilio y Enrique confiscando los ingresos de sus propiedades. Anselmo amenazó con excomulgarlo y, en julio de 1105, ambos finalmente negociaron una solución.[214]​[216]​[217]​[218]​ Se hizo una distinción entre los poderes seculares y eclesiásticos de los prelados, en la que Enrique renunció a su derecho a investir a su clero, pero retuvo la costumbre de exigirles presentarse y rendirle homenaje por las propiedades temporales que poseían en Inglaterra.[218]​ A pesar de esta riña, ambos trabajaron en estrecha colaboración, como cuando hicieron frente al intento de invasión de Roberto II en 1101 o en la organización de grandes concilios de reforma en 1102 y 1108.[219]​

Estalló una larga disputa entre los arzobispos de Canterbury y York durante el mandato del sucesor de Anselmo, Ralph d'Escures.[220]​ Canterbury —tradicionalmente la más antigua de las dos sedes— había argumentado durante mucho tiempo que el arzobispo de York debería formalmente prometer obediencia a su arzobispo, pero York argumentó que los dos episcopados eran independientes dentro de la Iglesia y que tal promesa no era necesaria. Enrique apoyó la primacía de Canterbury, para asegurar que Inglaterra permaneciera bajo una sola administración eclesiástica, pero el papa prefirió la justificación de York.[220]​ El asunto se complicó por la amistad personal de Enrique con Thurstan, arzobispo de York, y el deseo del rey inglés de que el caso no terminara en una corte papal, más allá de su control.[220]​ Sin embargo, Enrique necesitaba desesperadamente el apoyo del papado en su lucha contra Luis VI de Francia y, por tanto, permitió que Thurstan asistiera al Concilio de Reims en 1119, donde fue consagrado por el romano pontífice sin mencionar ninguna obediencia hacia Canterbury.[221]​ Enrique consideró que esto atentaba contra las garantías que Thurstan había establecido previamente y lo exilió de Inglaterra hasta que el rey y el arzobispo llegaron a una solución negociada el año siguiente.[222]​[223]​

Aún después de la querella de las investiduras, el rey inglés continuó desempeñando un papel importante en la selección de nuevos obispos y arzobispos ingleses y normandos.[224]​ Enrique designó a muchos de sus funcionarios para los obispados y, como sugiere el historiador Martin Brett, «algunos de sus oficiales podían esperar una mitra con absoluta confianza».[225]​ Los cancilleres de Enrique y los de sus reinas se convirtieron en obispos de Durham, Hereford, Londres, Lincoln, Winchester y Salisbury.[226]​ Enrique recurrió cada vez más a varios de estos obispos como asesores —particularmente Roger de Salisbury— y rompió con la tradición anterior de depender principalmente del arzobispo de Canterbury.[227]​ El resultado fue un cuerpo cohesivo de administradores, a través del cual Enrique pudo ejercer una influencia cuidadosa y convocaba concilios generales para discutir asuntos políticos importantes.[228]​[229]​ Esta estabilidad cambió ligeramente después de 1125, cuando comenzó a introducir una variedad más amplia de candidatos a puestos superiores dentro de la Iglesia, que frecuentemente tenían puntos de vista más reformistas, por lo que el impacto de esta generación se sentiría en años posteriores a la muerte de Enrique.[230]​

Creencias personales y piedad
Ruinas de la sala capitular de la abadía de Reading. Fotografía tomada en c. 1870.
Ruinas de la sala capitular de la abadía de Reading. Fotografía tomada en c. 1870.
Al igual que otros gobernantes de la época, Enrique donó a la Iglesia y patrocinó varias comunidades religiosas, pero los cronistas contemporáneos no lo consideraron un rey inusualmente piadoso.[231]​ No obstante, sus creencias personales y piedad pudieron haberse desarrollado a lo largo de su vida. Enrique siempre se interesó por la religión, pero en sus últimos años pude haber estado mucho más preocupado por asuntos espirituales.[232]​[233]​ De ser cierto, los principales cambios en su pensamiento parecieron haber ocurrido después de 1120 —cuando murió su hijo Guillermo Adelin— y 1129 —cuando el matrimonio de su hija Matilde se tambaleó al borde del desplome—.[233]​[xx]​

Como defensor de la reforma religiosa, Enrique aportó a los grupos reformistas dentro de la Iglesia.[237]​ Era partidario entusiasta de la Orden de Cluny, probablemente por razones intelectuales.[238]​ Donó dinero a la abadía de Cluny y, después de 1120, generosamente a la abadía de Reading, un monasterio cluniacense.[238]​ La construcción de Reading comenzó en 1121 y Enrique la dotó de terrenos amplios y grandes privilegios, lo que la convirtió en símbolo de sus líneas dinásticas.[239]​ También centró sus esfuerzos en promover la conversión de comunidades de clérigos en cánones agustinianos, la fundación de hospitales para leprosos, la ampliación del suministro de conventos de monjas y las órdenes carismáticas de savigniacos y tironensianos.[240]​ Fue un ávido coleccionista de reliquias y envió una embajada a Constantinopla en 1118 para recolectar artículos bizantinos, algunos de los cuales fueron donados a la abadía de Reading.[231]​[241]​

Últimos años (1107-1135)
Política continental y galesa (1108-1114)
Luis VI de Francia (a la izquierda) ante el papa Calixto II en una audiencia. Miniatura del s. XIV.
Luis VI de Francia (a la izquierda) ante el papa Calixto II en una audiencia. Miniatura del s. xiv.
Normandía se enfrentó a una mayor amenaza por Francia, Anjou y Flandes después de 1108.[242]​ Luis VI ascendió al trono francés en 1108 y comenzó a consolidar a las instituciones centrales.[242]​ Exigió a Enrique que le rindiera homenaje y que dos castillos disputados a lo largo de la frontera con Normandía estuvieran bajo el control de gobernadores neutrales.[243]​[244]​ Enrique rehusó hacerlo, por lo que Luis VI movilizó a su ejército.[244]​ Después de algunos pleitos, ambos reyes negociaron una tregua y se retiraron sin luchar, pero dejaron problemas fundamentales sin resolver.[244]​[xxi]​ Fulco V asumió el poder en Anjou en 1109 y comenzó a reconstruir la autoridad angevina.[246]​[247]​ También heredó el condado de Maine, pero rechazó reconocer a Enrique como su señor feudal y en su lugar se alió con Luis VI.[248]​ Roberto II de Flandes también se unió brevemente a la alianza, antes de su muerte en 1111.[249]​

En 1108, prometió a su hija de seis años, Matilde, a Enrique V, futuro emperador del Sacro Imperio.[250]​ Para el rey inglés, este era un partido prestigioso; para el soberano teutón, era una oportunidad de restaurar su situación económica y financiar una expedición a Italia, ya que recibió una dote de £ 6666 de Inglaterra y Normandía.[251]​[252]​[xxii]​ Reunir este dinero fue un desafío y requirió la implementación de una «ayuda» especial (básicamente, un impuesto) en Inglaterra.[253]​ Matilde fue coronada reina consorte de Enrique V en 1110.[254]​

Enrique respondió a la amenaza de los franceses y angevinos con la ampliación de su propia red de seguidores más allá de las fronteras normandas.[255]​ Algunos barones normandos considerados poco fiables eran arrestados o desposeídos y Enrique empleó sus propiedades confiscadas para sobornar a sus potenciales aliados en los territorios vecinos, especialmente Maine.[256]​[257]​ Alrededor de 1110, Enrique había intentado arrestar al joven Guillermo Clito, pero sus mentores lo trasladaron a la segura Flandes antes de que pudiera ser capturado.[258]​ Aproximadamente en este momento, Enrique probablemente comenzó a usar el título de duque de Normandía.[259]​[xxiii]​ Robert de Bellême se enemistó contra Enrique una vez más y, cuando apareció en la corte del rey en 1112 en su nuevo cargo como embajador francés, fue arrestado y encarcelado.[261]​

Las rebeliones estallaron en Francia y Anjou entre 1111 y 1113, por lo que Enrique partió a Normandía para socorrer a su sobrino, el conde Teobaldo de Blois, que se había aliado contra Luis VI en el levantamiento.[262]​[263]​ En un intento de aislar diplomáticamente al rey francés, Enrique prometió a su hijo, Guillermo Adelin, a la hija de Fulco V, Matilde, y casó a su hija ilegítima Matilde con Conan III, duque de Bretaña, por lo que de esta manera creó alianzas con Anjou y Bretaña, respectivamente.[264]​ Luis VI retrocedió y, en marzo de 1113, se entrevistó con Enrique cerca de Gisors para negociar un acuerdo de paz, que entregó al rey inglés las fortalezas en disputa y confirmó el dominio de Enrique sobre Maine, Bellême y Bretaña.[265]​

Mientras tanto, la situación en Gales se estaba deteriorando. Enrique había liderado en el sur de Gales una campaña en 1108, que impuso la autoridad real en la región y colonizó con flamencos la zona alrededor de Pembroke.[266]​ En 1114, algunos de los señores normandos residentes fueron atacados, mientras que, en el mediodía galés, Owain ap Cadwgan cegó a uno de los rehenes políticos que tenía y, en el norte de Gales, Gruffydd ap Cynan amenazó la autoridad del conde de Chester.[267]​ Enrique envió tres ejércitos a Gales ese año, con Gilbert FitzRichard liderando una fuerza desde el sur, Alejandro I, rey de Escocia, presionando desde el norte y el propio Enrique avanzando hacia el centro de Gales.[267]​ Owain y Gruffudd demandaron la paz y Enrique aceptó un acuerdo político.[268]​ Enrique reforzó las Marcas Galesas con sus propios designados, que fortalecieron los territorios fronterizos.[269]​

Sublevaciones (1115-1120)
Peniques de plata acuñados durante su reinado en la ceca de Oxford.
Peniques de plata acuñados durante su reinado en la ceca de Oxford.
Preocupado por la sucesión, Enrique intentó convencer a Luis VI para que aceptara a su hijo, Guillermo Adelin, como el legítimo futuro duque de Normandía, a cambio del homenaje de su hijo.[270]​ Enrique cruzó a Normandía en 1115 y reunió a los barones normandos para jurarle lealtad; también negoció casi con éxito un acuerdo con el rey francés, en que reafirmó el derecho de Guillermo al ducado a cambio de una gran suma de dinero, pero el acuerdo fracasó y Luis VI, con el respaldo de su aliado Balduino VII de Flandes, declaró que Guillermo Clito era el legítimo heredero del ducado.[271]​

La guerra estalló después de que Enrique regresó a Normandía con un ejército para apoyar a Teobaldo de Blois, quien estaba siendo atacado por Luis VI.[272]​[273]​ Enrique y Luis VI irrumpieron en las ciudades al otro lado de la frontera y luego se desató un conflicto más amplio, probablemente en 1116.[272]​[273]​[xxiv]​ Enrique fue forzado a defenderse cuando las fuerzas francesas, flamencas y angevinas comenzaron a saquear la campiña de Normandía.[275]​[276]​ Amaury III de Montfort y otros barones se alzaron contra Enrique y hubo un complot de asesinato dentro de su propia casa real.[275]​[276]​ La consorte de Enrique, Matilde, murió a principios de 1118, pero la situación en Normandía era lo suficientemente apremiante como para que él no pudiera regresar a Inglaterra para su funeral.[277]​[278]​

Enrique respondió organizando campañas contra los barones rebeldes y profundizó su alianza con Teobaldo.[279]​ Balduino VII de Flandes fue herido en batalla y murió en septiembre de 1118, lo que alivió la situación de Normandía en el nordeste.[280]​ Enrique intentó aplastar una revuelta en la ciudad de Alenzón, pero fue derrotado por Fulco V y el ejército angevino.[281]​ Obligado a retirarse de Alenzón, la situación de Enrique se deterioró alarmantemente, ya que sus recursos se estiraron demasiado y más barones abandonaron su causa.[282]​[283]​ A principios de 1119, Eustaquio de Breteuil y la hija de Enrique, Juliana, amenazaron con unirse a la revuelta de los barones.[282]​ Intercambiaron rehenes en un intento por evitar el conflicto, pero las relaciones se rompieron y ambas partes mutilaron a sus cautivos.[284]​ Enrique atacó y tomó la ciudad de Breteuil, a pesar del intento de Juliana de matar a su padre con una ballesta.[284]​[xxv]​ Después de esto, desposeyó a la pareja de casi todas sus tierras en Normandía.[286]​

La situación de Enrique mejoró en mayo de 1119 cuando indujo a Fulco V a cambiar de bando al finalmente acordar el compromido de Guillermo Adelin con su hija Matilde, así como pagar a Fulco V una gran cantidad de dinero.[287]​ Fulco V se trasladó al Levante y dejó el condado de Maine a cargo de Enrique, quien ya tenía vía libre para concentrarse en erradicar a sus enemigos restantes.[287]​[288]​ Durante el verano, Enrique avanzó hacia el Vexin normando, donde se encontró con el ejército de Luis VI, lo que resultó en la batalla de Brémule.[289]​ Aparentemente Enrique desplegó exploradores y luego organizó sus tropas en varias líneas cuidadosamente formadas de caballeros desmontados.[290]​ A diferencia de las fuerzas de Enrique, los caballeros franceses permanecieron montados; cargaron apresuradamente contra las posiciones anglonormandas y rompieron la primera línea de defensa, pero luego se enredaron en la segunda línea de caballeros de Enrique.[290]​[291]​ Rodeado, el ejército francés comenzó a colapsar.[290]​ En el melé, Enrique recibió un golpe con una espada, pero su armadura le protegió.[292]​ Luis VI y Guillermo Clito escaparon de la batalla, lo que permitió a Enrique regresar victorioso a Ruan.[293]​

La guerra lentamente se terminó después de esta batalla y Luis VI elevó la disputa sobre Normandía al concilio del papa Calixto II en Reims en octubre.[294]​[295]​ Enrique se enfrentó a una serie de demandas francesas sobre su adquisición y posterior gestión de Normandía y, a pesar de ser defendido por Godofredo, arzobispo de Ruan, su caso fue vociferado por los miembros profranceses del concilio.[296]​[297]​ Sin embargo, Calixto II declinó de apoyar a Luis VI y simplemente aconsejó a los gobernantes que buscaran la paz.[298]​ Amaury III de Montfort llegó a un acuerdo con Enrique, pero este y Guillermo Clito no lograron un compromiso mutuamente satisfactorio.[299]​ En junio de 1120, Enrique y Luis VI formalmente hicieron las paces en términos ventajosos para el monarca inglés: Guillermo Adelin rindió homenaje a Luis VI y, a cambio, el rey francés confirmó los derechos de Guillermo sobre el ducado.[300]​

Crisis de sucesión (1120-1123)
Hundimiento del Barco Blanco, navío en el que iba Guillermo Adelin. Ilustración de Pictures of English History, 1868.
Hundimiento del Barco Blanco, navío en el que iba Guillermo Adelin. Ilustración de Pictures of English History, 1868.
La sucesión de Enrique estuvo en jaque por el hundimiento del Barco Blanco el 25 de noviembre de 1120.[301]​ Enrique había zarpado del puerto de Barfleur para Inglaterra al atardecer y dejó a Guillermo Adelin y muchos de los miembros más jóvenes de la corte para salir esa noche en otro barco, el Barco Blanco.[302]​ Tanto la tripulación como los pasajeros estaban ebrios y, justo fuera del puerto, el navío golpeó una roca sumergida.[303]​[xxvi]​ El barco se hundió; murieron aproximadamente 300 personas y solo hubo un sobreviviente, un carnicero de Ruan.[303]​ Al principio, la corte de Enrique estaba demasiado asustada para reportarle la muerte de Guillermo. Cuando finalmente se lo dijeron, se desplomó de dolor.[305]​[306]​

El desastre dejó a Enrique sin hijo varón legítimo, por lo que sus varios sobrinos entonces eran los herederos masculinos más cercanos.[307]​[308]​ Enrique anunció que tomaría una nueva esposa, Adela de Lovaina, con la perspectiva de un nuevo hijo real; ambos se casaron en el castillo de Windsor en enero de 1121.[307]​[xxvii]​ Aparentemente la eligió porque ella era atractiva y provenía de un prestigioso linaje noble. Adela posiblemente era afectuosa con Enrique y le seguía en sus viajes, probablemente para maximizar las posibilidades de concibir un hijo.[310]​[110]​[309]​ El desastre del Barco Blanco inició un nuevo conflicto en Gales, donde la ejecución por inmersión de Ricardo, conde de Chester, alentó una rebelión dirigida por Maredudd ap Bleddyn.[311]​ Enrique intervino en el norte de Gales ese verano con un ejército y, aunque el rey inglés fue atinado por una flecha galesa, la campaña reafirmó su poder en la región.[311]​

Con Guillermo muerto, la alianza de Enrique con Anjou —basada en que su hijo se casaría con la hija de Fulco V— comenzó a desintegrarse.[312]​ Fulco V regresó del Levante y exigió a Enrique que devolviera a Matilde, su dote y varias propiedades y fortificaciones en Maine.[312]​ Matilde regresó a Anjou, pero Enrique argumentó que la dote en realidad le había pertenecido antes de que llegara a manos de Fulco V, por lo que declinó devolver las propiedades a Anjou.[313]​ Fulco V casó a su hija Sibila con Guillermo Clito y les otorgó Maine.[314]​ Una vez más, estalló el conflicto, cuando Amaury III de Montfort se alió con Fulco V y lideró una revuelta a lo largo de la frontera Normandía-Anjou en 1123.[314]​ Amaury III se unió a otros barones normandos, encabezados por Waleran de Beaumont, conde de Meulan y uno de los hijos del antiguo aliado de Enrique, Robert de Meulan.[315]​[316]​[xxviii]​

Enrique primero envió a Roberto de Gloucester y Ranulf le Meschin a Normandía y luego intervino a fines de 1123.[319]​ Comenzó el proceso de asedio de los castillos rebeldes, antes de pasar el invierno en el ducado.[320]​[321]​ En la primavera, la campaña comenzó de nuevo. Ranulf recibió información de que los rebeldes regresaban a una de sus bases en Vatteville, lo que le permitió tenderles una emboscada mientras se dirigían a Rougemontiers; Galerano cargó contra las fuerzas reales, pero sus caballeros fueron derribados por los arqueros de Ranulf y los rebeldes se vieron rápidamente vencidos.[322]​ Galerano fue capturado, pero Amaury III escapó.[322]​ Enrique liquidó el resto de la rebelión, cegó a algunos de los líderes rebeldes —considerado, en ese momento, un castigo más misericordioso que la ejecución— y recuperó los últimos castillos rebeldes.[323]​[324]​ El rey inglés pagó al papa Calixto II una importante suma de dinero a cambio de que el papado que anulara el matrimonio de Guillermo Clito y Sibila por razones de consanguinidad.[325]​[xxix]​

Planificación de su sucesión (1124-1134)
Enrique y su nueva esposa no concibieron hijos, lo que generó inquietantes especulaciones sobre la posible explicación, mientras el futuro de la dinastía parecía estar en riesgo.[327]​[328]​[xxx]​ Probablemente Enrique empezó a buscar de entre sus sobrinos un posible heredero. Pudo haber considerado a Esteban de Blois como una posible opción y, tal vez en preparación a esto, arregló un matrimonio ventajoso para Esteban con una acaudalada heredera, Matilde.[329]​ Teobaldo de Blois, su cercano aliado, posiblemente también sintió que contaba con el favor de Enrique.[308]​ Guillermo Clito, la elección preferida del rey Luis VI, mantenía una enemistad con Enrique y, por tanto, no era apto.[330]​ Posiblemente Enrique también haya considerado a su propio hijo ilegítimo, Roberto de Gloucester, como posible candidato, pero la tradición y las costumbres inglesas le habrían desfavorecido.[331]​

Los planes de Enrique cambiaron cuando el consorte de su hija Matilde, el emperador teutón Enrique V, murió en 1125.[332]​ Convocó a su hija a Inglaterra al año siguiente y declaró que, si él moría sin heredero varón, ella sería su legítima sucesora.[333]​ Los barones anglonormandos se reunieron en Westminster en la Navidad de 1126, donde juraron reconocer a Matilde y cualquier futuro heredero legítimo que pudiera tener.[333]​[xxxi]​ Presentar de esta manera a una mujer como heredera potencial era inusual: la oposición a Matilde siguió existiéndose dentro de la corte inglesa y Luis VI se opuso con vehemencia a su candidatura.[335]​[336]​

Otro conflicto estalló en 1127 cuando Carlos, conde de Flandes y sin descendencia, fue asesinado, lo que provocó una crisis de sucesión local.[337]​ Con el respaldo por el rey Luis VI, Guillermo Clito fue elegido por los flamencos para convertirse en su nuevo gobernante.[338]​ Este ascenso amenazó potencialmente a Normandía; Enrique comenzó a financiar una guerra subsidiaria en Flandes y promovió las reclamaciones de los rivales flamencos de Guillermo.[339]​[340]​ En un esfuerzo por interrumpir la alianza francesa con Guillermo, Enrique montó un ataque a Francia en 1128 y forzó a Luis VI a cortar su ayuda a Guillermo,[341]​ quien murió inesperadamente en julio, desapareciendo el último rival importante del gobierno de Enrique y deteniendo la guerra en Flandes.[342]​ Sin Guillermo, la oposición de los barones en Normandía carecía de líder. Se hizo una nueva paz con Francia y el rey inglés finalmente pudo liberar a los prisioneros restantes de la revuelta de 1123, entre ellos Galerano de Beaumont, quien fue rehabilitado en la corte real.[343]​[344]​

Mientras tanto, Enrique reconstituyó su alianza con Fulco V de Anjou, esta vez casando a Matilde con su hijo mayor, Godofredo.[345]​ La pareja se comprometió en 1127 y se casó el año siguiente.[346]​ Se desconoce si Enrique tenía la intención de que Godofredo V tuviera una futura reclamación sobre Inglaterra o Normandía y probablemente mantendría el estatus de Godofredo V deliberadamente en incertidumbre. Del mismo modo, aunque a Matilde le concedieron varios castillos de Normandía como parte de su dote, no se especificó cuándo la pareja realmente tomaría posesión de estos.[347]​[348]​ Fulco V dejó Anjou rumbo a Jerusalén en 1129 y declaró a su hijo Godofredo conde de Anjou y Maine.[349]​ El matrimonio resultó difícil, ya que la pareja no se agradaba entre sí y los disputados castillos demostraron ser un tema frecuente de discusión, lo que provocó en que Matilde regresara a Normandía más tarde ese año.[350]​[351]​ Aparentemente Enrique culpó a Godofredo V por la separación, pero en 1131 la pareja se reconcilió.[350]​[352]​ Para mayor placer y alivio de Enrique, Matilde dio a luz a dos hijos, Enrique y Godofredo, en 1133 y 1134, respectivamente.[353]​[354]​

Muerte (1135)
Enrique I llorando la muerte de su hijo. Representación de principios del s. XIV.
Enrique I llorando la muerte de su hijo. Representación de principios del s. xiv.
Las relaciones entre Enrique, Matilde y Godofredo V se volvieron cada vez más tensas durante los últimos años del rey inglés. Matilde y Godofredo V sospechaban que carecían de un apoyo genuino en Inglaterra. En 1135 instaron a Enrique a entregar los castillos reales en Normandía a su hija mientras todavía vivía e insistieron en que la nobleza normanda jurara lealtad inmediata a ella, para otorgar así a la pareja una posición más poderosa después de la muerte de Enrique.[355]​ Enrique rehusó enojado hacerlo, probablemente por temor a que Godofredo V intentara tomar el poder en Normandía.[356]​[357]​[358]​ Estalló una nueva rebelión entre los barones en el sur de Normandía, dirigida por Guillermo, conde de Ponthieu, con el cual Godofredo V y Matilde intervinieron en apoyo de los rebeldes.[19]​[359]​

Enrique hizo campaña durante el otoño, fortaleció la frontera sur y después viajó a Lyons-la-Forêt en noviembre para disfrutar de un poco de cacería, aparentemente en buen estado de salud.[360]​ Allí cayó enfermo —según el cronista Enrique de Huntingdon comió demasiadas («un exceso de») lampreas en contra del consejo de su médico— y su condición empeoró en el transcurso de una semana.[361]​ Una vez que su estado pareció terminal, Enrique dio su confesión y convocó al arzobispo Hugues de Amiens, al que se unieron Roberto de Gloucester y otros miembros de la corte.[362]​ De acuerdo con la costumbre, se hicieron preparativos para saldar las deudas pendientes de Enrique y revocar las sentencias pendientes de incautación.[360]​[363]​ Murió el 1 de diciembre de 1135 y su cadáver fue llevado a Ruan, acompañado por los barones, donde fue embalsamado; sus entrañas fueron enterradas localmente en el priorato de Notre-Dame-du-Pré y el cuerpo preservado fue llevado a Inglaterra e inhumado en la abadía de Reading.[364]​

A pesar de los esfuerzos de Enrique, la sucesión fue disputada. Cuando las noticias sobre la muerte del rey comenzaron a extenderse, Godofredo V y Matilde estaban en Anjou apoyando a los rebeldes en su campaña contra el ejército real, que incluía a varios partidarios de Matilde como Roberto de Gloucester.[19]​ Muchos de estos barones habían jurado permanecer en Normandía hasta que el difunto rey fuese enterrado adecuadamente, lo que les impidió regresar a Inglaterra.[365]​ La nobleza normanda discutió y declaró rey a Teobaldo de Blois.[366]​ Sin embargo, el hermano menor de Teobaldo, Esteban de Blois, partió rápidamente de Boulogne a Inglaterra, acompañado por sus militares.[367]​[368]​ Con la ayuda de su hermano, Enrique de Blois, tomó el poder en Inglaterra y fue coronado rey el 22 de diciembre.[368]​ Matilde no renunció a su reclamo sobre Inglaterra y Normandía, lo que llevó a una prolongada guerra civil conocida como la Anarquía entre 1135 y 1153.[369]​

Valoraciones historiográficas
Páginas del manuscrito galés Crónica de los príncipes, una de las fuentes sobre el reinado de Enrique I.
Páginas del manuscrito galés Crónica de los príncipes, una de las fuentes sobre el reinado de Enrique I.
Los historiadores han recurrido a varias fuentes sobre Enrique, como los relatos de cronistas y los primeros rollos de registros financieros; también los edificios y arquitectura supervivientes.[370]​[371]​ Los tres cronistas principales que describieron los eventos de la vida de Enrique fueron William de Malmesbury, Orderico Vital y Enrique de Huntingdon, pero cada uno incorporó extensos comentarios sociales y morales en sus relatos y tomaron prestados diversos recursos literarios y eventos estereotípicos de diferentes obras populares.[372]​[371]​ Entre otros cronistas están Eadmer, Hugo «el Cantor», el abad Suger y los autores de la Crónica de los príncipes.[373]​ No todos los documentos reales del período han sobrevivido, pero existe una serie de actos reales, cartas, escritos y misivas, junto con algunos registros financieros tempranos.[374]​ Algunos de estos han sido descubiertos como falsificaciones y otros han sido modificados o manipulados posteriormente.[375]​

Los historiadores de la baja Edad Media retomaron los relatos de cronistas seleccionados sobre la educación de Enrique y le dieron el título de Enrique «Beauclerc», un tema que se hizo eco del análisis de historiadores victorianos y eduardianos, como Francis Palgrave y Henry William Carless Davis.[376]​ El historiador Charles David desestimó estos trabajos en 1929 y argumentó que las afirmaciones más excepcionales de la educación de Enrique carecían de fundamento.[67]​[377]​ Las historias modernas sobre Enrique comenzaron con el trabajo de Richard Southern a principios de los años 1960, seguido por una extensa investigación durante el resto del siglo xx en una surtido de temas de su reinado en Inglaterra y un número mucho más limitado de estudios de su gobierno en Normandía.[378]​ Solo se han producido dos biografías principales y modernas de Enrique: el volumen póstumo de Warren Hollister en 2001 y el trabajo de Judith Green en 2006.[379]​[380]​

La interpretación de la personalidad de Enrique por los historiadores ha cambiado con el tiempo. Los primeros historiadores —como Austin Lane Poole y Richard Southern— le consideraban un gobernante cruel y draconiano.[381]​[181]​[382]​ Los historiadores más recientes —como Hollister y Green— observaron su implementación de la justicia mucho más compasiva, particularmente cuando se compara con los estándares del momento, pero incluso Green opinó que Enrique era, «en muchos, aspectos muy desagradable» y Alan Cooper advirió que varios cronistas contemporáneos estaban probablemente tan asustados del rey inglés como para expresar muchas críticas.[181]​[383]​[384]​[385]​ Los historiadores también han debatido en qué medida las reformas administrativas de Enrique constituyeron genuinamente una introducción de —lo que Hollister y John Baldwin denominaron— «realeza administrativa» sistemática o si su perspectiva seguía siendo fundamentalmente tradicional.[386]​[387]​

El nicho de Enrique en la abadía de Reading estabo marcada por una cruz local, pero este monasterio fue demolido poco a poco durante la disolución de los monasterios en el siglo xvi.[388]​ La ubicación exacta de la tumba es incierta, pero la más probable ahora se encuentra en una zona edificada del centro de Reading, en el lugar donde se situaba el coro de la abadía.[388]​ Se anunció un plan para localizar sus restos en marzo de 2015, con el apoyo de la agencia English Heritage y Philippa Langley, quienes participaron en la exitosa exhumación de Ricardo III en septiembre de 2012.[389]​

Muerte y herencia
Descendientes
Legítimos
Aparte de Matilde y Guillermo,[100]​ Enrique posiblemente tuvo un hijo efímero, Ricardo, de su primer matrimonio con Matilde de Escocia.[114]​ No tuvo hijos con su segunda esposa, Adela de Lovaina.

Ilegítimos
Roberto de Gloucester y su esposa Mabel en una ilustración de Founders' and benefectors' book of Tewkesbury Abbey (c. 1500-1525).
Roberto de Gloucester y su esposa Mabel en una ilustración de Founders' and benefectors' book of Tewkesbury Abbey (c. 1500-1525).
Enrique tuvo varios hijos ilegítimos por muchas amantes.[xxxii]​

Hijos
Roberto de Gloucester (n. c. 1090).[392]​
Richard: hijo de Ansfride, criado por Robert Bloet, obispo de Lincoln.[393]​
Reginald de Dunstanville, conde de Cornualles (n. c. 1110-1120): posiblemente nacido de Sibyl Corbet.[394]​
Robert FitzEdith «Hijo del Rey»: nacido de Ede, hija de Forne.[395]​[396]​
Gilbert FitzRoy: posiblemente nacido de una hija sin nombre documentado o hija de Walter de Gand.[395]​
Guillermo de Tracy (n. c. 1090).[395]​
Henry FitzRoy: posiblemente hijo de Nest ferch Rhys.[395]​[396]​[xxxiii]​
Fulk FitzRoy: posiblemente hijo de Ansfride.[396]​
William: hermano de Sibila de Normandía, probablemente hermano de Reginald de Dunstanville.[397]​
Hijas
Matilde FitzRoy, condesa de Perche.[398]​
Matilde FitzRoy, duquesa de Bretaña.[398]​
Juliana de Fontevrault: esposa de Eustaquio de Breteuil: posiblemente hija de Ansfrida.[399]​[396]​
Mabel, esposa de William Gouet.[400]​
Constanza, vizcondesa de Beaumont-sur-Sarthe.[401]​
Alice FitzRoy: esposa de Mateo de Montmorency.[402]​
Isabel: hija de Isabel de Beaumont, condesa de Pembroke.[402]​
Sibila de Normandía, reina consorte de Escocia (n. c. 1100).[402]​[xxxiv]​
Matilde FitzRoy, abadesa de Montivilliers.[402]​
Gundrada de Dunstanville.[402]​
Posiblemente Rohese: esposa de Henry de la Pomerai.[402]​[xxxv]​
Emma; esposa de Guy de Laval.[403]​
Adeliza FitzRoy.[403]​
La esposa (sin nombre documentado) de Fergus de Galloway.[403]​
Posiblemente Sibila de Falaise.[403]​[xxxvi]
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English (default) history
http://www.friesian.com/flanders.htm#norman

http://www.telegraph.co.uk/news/2016/09/13/another-car-park-another-king-henry-is-remains-found-beneath-tar/

http://genealogics.org/getperson.php?personID=I00000238&tree=LEO

Called "Beauclerc because of his study habits (Beauclerc meaning well-learnt, scholarly, erudite)

Il est aussi connu sous le nom de Henri Ier de Normandie, roi d'Angleterre et Henri Ier, roi d' Angleterre dit le Beau Clerc. En 1106, il est connu sous le nom de Henri Ier, duc de Normandie dit Beauclerc.

Henry I 'Beauclerc', King of England gained the title of

Lord of Domfront in 1092
Comte de Coutances in 1096
Comte de Bayeux in 1096
King Henry I of England on 2 August 1100.
He was crowned King of England on 5 August 1100 in Westminster Abbey, Westminster, London,

Married First: Eadgyth renamed on marriage Mathilda of Scotland
Mathilda of Scotland

Children with Mathilda:

Euphemia
Empress Mathilda (Maud)
William Atheling
Adelaide de Angers? (possibly same as Empress Mathilda)
Married Second: Adeliza de Louvain
Adeliza de Louvain

Partners/Concubines of Henry I and their children
Unknown woman de Caen Concubine #1

child:

Robert de Caen, Earl of Gloucester
Edith Concubine #2

child:

Mathilde of Normandie
Ansfride Concubine #3

Children:

Juliane
Fulk fitzRoy
Richard fitzRoy
Concubine #4

Chilren:

Sibyl de Falaise
William fitzRoy
Sybil Corbet Concubine #5

Children:

Herbert fitzHenry
Renaud de Dunstanville
Gundred fitzHenry
Rohese fitzHenry
Edith fitzForne Concubine #6

Child:

Robert fitzEdith
Concubines #7-12

Children:

Constance Mathilde fitzRoy Vicountess de Maine
fitzRoy
Gilbert fitzRoy
Gieva de Tracy
William de Tracy
Nesta verch Rhys Concubine #13

Child:

Henry fitzRoy
Mother of wife of Goet, Concubine #14

Child:

Richilde fitzRoy
Isabel de Beaumont Concubine #15

Children:

Constance Princess fitzHenry
Isabel ftzRoy
Unconfirmed unknown mother of Elizabeth Joan or Emma

Children:

Elizabeth Princess of England
[Emma Guyon FitzRoy
~~~~~~~~~~~~~~

http://www.bbc.co.uk/news/uk-england-berkshire-32037999

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http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_I_of_England

He had 2 wives, Eadgyth of Scotland who changed her name to Matilda mother of Euphemia (unconfirmed), Matilda & William and Adelisa de Louvain who married William d'Aubigny on Henry's death

He also had many mistresses (or concubines) as follows:

1 Unknown woman from Caen mother of Robert de Caen aka Robert FitzRoy, Earl of Gloucester

2 Edith Unknown mother of Mathilde w/o Routrou de Perche

3 Ansfride widow of Anskill mother of Richard, Juliane & Foulques

4 Unknown mother of Sybil Queen of Scotland & William

5 Sibyl Corbet married Herbert FitzHerbert mother of Renaud de Dunstanville, William, & Gundred, Rohese

6 Edith FitzForne d/o Forn Sigurdson Lord of Greystoke, Cumberland married Robert De Oilly of Hook Norton mother of Robert FitzEdith

7 - 12 All Unknown. Mothers to:

* Maud (m. Conan III Duke of Brittany), *Alix (m. MATHIEU [I] de Montmorency)
*Constance (Mathilde) (m ROSCELIN Vicomte de Beaumont) *Mathilde abbess of Montvilliers *Gilbert *William de Tracy
13 Nest of South Wales wife of Gerald FitzWalter of Windsor d/o Rhys apTewdwr Prince of South Wales and Gwladus mother of Henry

14 Unknown mother of unknown daughter (m GUILLAUME [III] Goët de Montmirail)

15 Isabelle de Beaumont d/o Robert de Beaumont Comte de Meulan, Earl of Leicester and Isabelle de Vermandois and wife of Gilbert FitzGilbert de Clare Earl of Pembroke mother of Isabel Please do not merge Named Mistresses as Unknown Mistresses

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http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_I_of_England

The fourth son of William I the Conqueror the first King of England after the Norman Conquest of 1066.

Henry I 'Beauclerc', King of England gained the title of Lord of Domfront in 1092.
He gained the title of Comte de Coutances in 1096.
He gained the title of Comte de Bayeaux in 1096.
He succeeded to the title of King Henry I of England on 2 August 1100.
He was crowned King of England on 5 August 1100 in Westminster Abbey, Westminster, London, and styled 'Dei Gratiâ Rex Anglorum.'
He fought in the Battle of Tinchebrai on 28 September 1106.2
He succeeded to the title of 9th Duc de Normandie on 28 September 1106, after defeating his brother Robert in battle.
Strangely, at the time William 'Rufus' was shot in the New Forest, Henry was also hunting there and this may or may not be coincidence. Henry was in turn in some danger from his brother Robert who claimed the throne for himself. Robert was captured at the battle of Tinchebrai in 1106 and Henry imprisoned him in Cardiff Castle for the rest of his life. Henry was successful in keeping the peace in England despite spending much time in Normandy. He developed the English system of justice and organised the civil service of the time, particularly the taxation department. He was unpopular with the church leaders. He had only one legitimate son, William and a legitimate daughter Matilda, but over twenty illegitimate children. His sons William and Richard were drowned in 1120 aboard his personal vessel the 'White Ship' when it struck a rock off the Normandy coast. He wanted his successor to be his daughter Matilda whom the English called Maud. He has an extensive biographical entry in the Dictionary of National Biography.
All detailed biographical entries are extracted from:
1. [S18] Dictionary of National Biography; and
2. [S23] Dictionary of New Zealand National Biography
Henry I 1068-1135, king, fourth son of William the Conqueror and Matilda, was born, it is said, at Selby in Yorkshire (Monasticon, iii. 485; Freeman, Norman Conquest, iv. 231, 791), in the latter half of 1068, his mother having been crowned queen on the previous Whitsunday (Orderic, p. 510). As the son of a crowned king and queen of England he was regarded by the English as naturally qualified to become their king; he was an English ætheling, and is spoken of as clito, which was used as an equivalent title (ib. p. 689; Brevis Relatio, p. 9; comp. Gesta Regum, v. 390). He was brought up in England (Cont. William of Jumièges, viii. 10), and received an unusually good education, of which he took advantage, for he was studious and did not in after life forget what he had learnt (Orderic, p. 665; Gesta Regum, u. s.). The idea that he understood Greek and translated Æsop's Fables into English is founded solely on a line in the Ysopet of Marie de France, who lived in England in the reign of Henry III, but it is extremely unlikely, and there is so much uncertainty as to what Marie really wrote or meant in the passage in question that it is useless to build any theory upon it (Poésies de Marie de France, par B. de Roquefort, i. 33-44, ii. 401; Professor Freeman seems to think that the idea is fairly tenable, Norman Conquest, iv. 229, 792-4). It is certain that he understood Latin (Orderic, p. 812), and could speak English easily (William Rufus, i. pref. viii). At least as early as the thirteenth century he was called clerk, the origin of the name Beauclerc (Wykes, iv. 11; Norman Conquest, iv. 792). While he was with his father at Laigle in Normandy, in 1077, when the Conqueror was on bad terms with his eldest son Robert, he and his brother, William Rufus, went across to Robert's lodgings in the castle, played dice with their followers in an upper room, made a great noise, and threw water on Robert and his men who were below. Robert ran up with Alberic and Ivo of Grantmesnil to avenge the insult, a disturbance followed, and the Conqueror had to interfere to make peace (Orderic, p. 545). His mother at her death in 1083 left Henry heir of all her possessions in England, but it is evident that he did not receive anything until his father's death (ib. p. 510). The next year, when his father and brothers were in Normandy, he spent Easter by his father's order at the monastery of Abingdon, the expenses of the festival being borne by Robert of Oily (Chron. de Abingdon, ii. 12). At the Whitsuntide assembly of 1086 his father dubbed him knight at Westminster, and he was armed by Archbishop Lanfranc. He was with his father when the Conqueror lay dying the next year at Rouen, and, on hearing his father's commands and wishes about his dominions and possessions, asked what there was for him. I give thee 5,000l., was the answer. But what, he said, can I do with the money if I have no place to live in? The Conqueror bade him be patient and wait his turn, for the time would come when he should be richer and greater than his brothers. The money thus left had been his mother's, and he went off at once to secure the treasure. He returned for his father's funeral at Caen
Robert of Normandy, who was in want of money, asked Henry for some of his treasure; Henry refused, and the duke then offered to sell or pledge him some part of his dominions. He accordingly bought the Avranchin and the Côtentin, along with Mont St. Michel, for 3,000l., and ruled his new territory well and vigorously (Orderic, p. 665). In 1088 he went over to England, and requested Rufus to hand over to him his mother's lands. Rufus received him graciously, and granted him seisin of the lands, but when he left the country granted them to another. Henry returned to Normandy in the autumn in the company of Robert of Bellême, and the duke, acting on the advice of his uncle, Bishop Odo, seized him and shut him up in prison at Bayeux, where he remained for six months, for Odo made the duke believe that Henry was plotting with Rufus to injure him (ib. p. 673). In the spring of the following year the duke released him at the request of the Norman nobles, and he went back to his county, which Robert seems to have occupied during his imprisonment, at enmity with both his brothers. He employed himself in strengthening the defences of his towns, and attached a number of his nobles to himself, among whom were Hugh of Chester, the lord of Avranches, Richard of Redvers, and the lords of the Côtentin generally. When the citizens of Rouen revolted against their duke in favour of Rufus in November 1090, Henry came to Robert's help, not so much probably for Robert's sake, as because he was indignant at seeing a city rise against its lord (William Rufus, i. 248). He joined Robert in the castle, and headed the nobles who gathered to suppress the movement. The rebellious party among the citizens was routed, and Conan, its leader, was taken prisoner. Henry made him come with him to the top of the tower, and in bitter mockery bade him look out and see how fair a land it was which he had striven to subject to himself. Conan confessed his disloyalty and prayed for mercy; all his treasure should be given for his life. Henry bade him prepare for speedy death. Conan pleaded for a confessor. Henry's anger was roused, and with both hands he pushed Conan through the window, so he fell from the tower and perished (Orderic, p. 690; Gesta Regum, v. 392). In the early part of the next year Robert and William made peace, and agreed that Cherbourg and Mont St. Michel, which both belonged to Henry, should pass to the English king, and the rest of his dominions to the Norman duke. Up to this time Henry had been enabled to keep his position mainly by the mutual animosity of William and Robert. Now both his brothers attacked him at once. He no longer held the balance between them in Normandy, and the lords of his party fell away from him. He shut himself up in Mont St. Michel, and held it against his brothers, who laid siege to it about the middle of Lent, each occupying a position on either side of the bay. The besieged garrison engaged in several skirmishes on the mainland (Flor. Worc.). Their water was exhausted, and Henry sent to the duke representing his necessity, and bidding him decide their quarrel by arms and not by keeping him from water. Robert allowed the besieged to have water. After fifteen days Henry offered to surrender if he and his men might march out freely. He was accordingly allowed to evacuate the place honourably (Orderic, p. 697)
The surrender of Mont St. Michel left Henry landless and friendless, and for some months he wandered about, taking shelter first in Brittany and then in the Vexin. In August he accompanied his two brothers to England, and apparently joined in the expedition against Malcolm of Scotland (Gesta Regum, iv. 310; HistoriæDunelm. Scriptores Tres, p. xxii; William Rufus, ii. 535-8). Then he probably resumed his wandering life, travelling about attended only by a clerk, a knight, and three armed followers. Apparently at the end of 1092 he received a message from the men of Domfront inviting him to become their lord. He was received at Domfront by Archard, the chief man of the town, who had instigated his fellow-townsmen to revolt against Robert of Bellême, their former lord. Henry promised that he would never give up the town to any other lord, and would never change its laws and customs (Orderic, pp. 698, 788). Domfront, situated on the Varenne, dominated part of the border of Normandy towards Maine; lies not far to the east of Henry's old county, and was a place of great strength (for geographical description see William Rufus, i. 319). The interests of Henry and Rufus were now one; both alike desired to win all the parts of Normandy they could from the duke. Henry from his new fortress carried on constant war against the duke and Robert of Bellême; before long he regained a large part of his old territory in the west (ib. p. 321), and in doing so certainly acted with the goodwill of Rufus, though there appear to have been some hostilities between them (Orderic, p. 706; too much weight must not be given to this passage; in the first place it is rather vague and may apply to an earlier period, and in the second a war such as that which Henry was carrying on, consisting of attacks on single towns and castles, was certain to lead to quarrels with others besides those immediately concerned). Some places in his old county yielded to him out of affection, for, as the people of Domfront had discerned, he was a good lord, others he took by force of arms, and his old friends and followers again joined him. In 1094 he received an invitation from Rufus, who was then carrying on open war against Robert in Normandy, to meet him with Hugh of Chester at Eu, and because the duchy was in too disturbed a state for them to pass through it safely, Rufus sent ships to bring them (A.-S. Chron. sub an.). They sailed, however, to Southampton, and waited at London for the king, who met them there shortly after Christmas. Henry stayed with Rufus until Lent, and then returned to Normandy with a large supply of money, and carried on war against Robert with constant success (ib. an. 1095). When Normandy passed into the possession of Rufus in 1096, Henry joined him and remained with him, receiving from him the counties of Coutances and Bayeux, with the exception of the city of Bayeux and the town of Caen, and having further committed to his charge the castle of Gisors, which Rufus built on the frontier against France (Cont. William of Jumièges, viii. 7).
On 2 Aug. 1100 Henry was hunting in the New Forest, when men came hastening to him one after another telling him of the death of Rufus. According to popular belief he had shortly before gone into a hut to mend his bowstring, and an old woman had declared that she had learnt by augury that he would soon become king. When he heard of his brother's death, it is said that he grieved much, and went to where his body lay (Wace, ll. 10105-38). In reality he spurred at once to Winchester, where the royal treasure was kept, and demanded the keys of the treasury from the guards (Orderic, p. 782). William of Breteuil refused to deliver them, declaring that, as Robert was his father's first-born, he was the rightful heir. The dispute waxed hot, and men came running to the spot, and took the count's part (Professor Freeman's assumption that these men were Englishmen as opposed to Normans seems unwarranted). Henry clapped his hand on his sword, drew it, and declared that no one should stand between him and his father's sceptre. Friends and nobles gathered round him, and the treasury was delivered over to him. The next day such of the witan as were at hand met in council, and after some opposition chose Henry as king, chiefly owing to the influence of Henry Beaumont, earl of Warwick (Gesta Regum, v. 393). As king-elect he bestowed the see of Winchester, which Rufus had kept vacant since January 1098, on William Giffard [q.v.]; he then rode to London, and was crowned at Westminster on Sunday, 5 Aug., by Maurice, bishop of London, for Archbishop Anselm [q.v.] was then in exile. Thomas, archbishop of York, hastened from the north to perform the ceremony, but came too late. When he complained of this as an infringement of his right, the king and the bishops told him that it was necessary to hasten the coronation for the sake of the peace of the kingdom (Hugh the Chantor, ii. 107). At his coronation he swore to give peace to the church and people, to do justice, and to establish good law. On the same day he published a charter in which, after declaring that he had been made king by the ‘common concent of the barons,’ he forbade the evil customs introduced during the last reign. The church was to be free, its offices and revenues neither sold nor farmed, and the feudal incidents of relief, marriage, and wardship were no longer to be abused by the king as instruments of oppression. As he did by his tenants-in-chief so were they to do by their tenants, a provision which may be said to have been founded on the law of his father that all men, of what lord soever they held, owed the king allegiance, a provision wholly contrary to the feudal idea. The coinage was to be reformed, and justice done on those who made or kept bad money. Wills of personalty were permitted. Men who incurred forfeiture were no longer to be forced to be at the king's mercy. Knights who held by knight-service were to have their demesne lands free of tax, and were to be ready both with horses and arms to serve the king and defend his realm. Good peace was to be kept throughout the kingdom, and the ‘law of King Edward,’ with the amendments of the Conqueror, was restored. The forests were, with the common consent of the barons, to remain as they were in the days of the king's father (Select Charters, pp. 95-8). This charter was taken by the barons in the reign of John as the basis of their demands. Henry also wrote a letter to Anselm inviting him to return, and declaring that he committed himself to the counsel of the archbishop and of those others whose right it was to advise him (Epp. iii. 41). There was great joy among the people at his accession, and they shouted loudly at his coronation, for they believed that good times were at last come again, and saw in their new king the ‘Lion of Justice’ of Merlin's prophecy (Gesta Regum, v. 393; Orderic, pp. 783, 887).
Henry was thirty-two at his accession. He was of middle height, broad-chested, strong, stoutly built, and in his later years decidedly fat (Orderic, p. 901). His hair was black and lay thickly above his forehead, and his eyes had a calm and soft look. On fitting occasions his talk was mirthful, and no press of business robbed him of his cheerfulness. Caring little what he ate or drank, he was temperate, and blamed excess in others (Gesta Regum, v. 412). He was, however, exceedingly licentious, and was the father of a large number of natural children by many mistresses. At the same time he was free from the abominable vices which Rufus had practised, and, sensual as he was, his accession was at once followed by a reform in the habits of the court (ib. p. 393). In common with all his house he was devoted to hunting, and one of his lords who quarrelled with him gave him the nickname of ‘Pie-de-Cerf,’ because of his love of slaying deer (Wace, l. 10566). From the studies of his youth he acquired an abiding taste for books. He formed a collection of wild beasts at Woodstock, where he often resided (Gesta Regum, v. 409; Henry of Huntingdon, pp. 244, 300). He was an active, industrious king, and when in England constantly moved about, visiting different places in the southern and central parts of the kingdom, though he seems very seldom to have gone north of the Humber. In his progresses the arrangements of his court were orderly, for he was a man of method; there were no sudden changes of plan, and people brought their goods to the places on his route, certain that the court would arrive and stay as had been announced, and that they would find a market. The morning he gave to affairs of state and to hearing causes; the rest of his day to amusement (De Nugis Curialium, p. 210). He was not without religion. Reading Abbey he founded (ib. p. 209; Gesta Regum, v. 413; Monasticon, iv. 28); he completed the foundation of the abbey of Austin canons at Carlisle; he formed the see of Carlisle (Creighton, Carlisle, pp. 31-5; John of Hexham, col. 257; Waverley Annals, ap. Annales Monast. ii. 223); Cirencester Abbey, and Dunstable (Dunstable Annals, ib. iii. 15) and Southwyke priories, all for Austin canons, were founded by him (Monasticon, vi. 175, 238, 243), together with some other houses. He was a benefactor to some older English foundations, and rebuilt many churches in Normandy which suffered during his wars. He was liberal to pilgrims and to the military orders in Palestine (Cont. William of Jumièges, viii. 32), and seems to have treated clergy of holy life with respect. Contemporaries were much impressed by his wisdom; he did not love war, and preferred to gain his ends by craft. An unforgiving enemy, he was said to be an equally steadfast friend. He was, however, such a thorough dissembler that no one could be sure of his favour; and Robert Bloet [q.v.], bishop of Lincoln, declared that when he praised any one he was sure to be plotting that person's destruction (De Contemptu Mundi). He was cruel, and his cruelties proceeded from a cold-hearted disregard of human suffering. Policy rather than feeling guided his actions. Without being miserly, he was avaricious, and the people suffered much from his exactions, which, though apparently not exorbitant in amount, were levied with pitiless regularity alike in times of scarcity and plenty. His justice was stern. Unlike his father, he caused thieves, robbers, and other malefactors to be hanged, and sometimes inflicted such sweeping punishments that the innocent must have suffered along with the guilty. Criminals were constantly blinded and mutilated, though in his later years he often substituted heavy fines for these punishments. He strictly enforced the forest laws; no one was allowed, except as a special privilege, to hunt on his own land or to diminish the size of his woods; all dogs in the neighbourhood of a forest were maimed, and little difference was made between the slayer of a deer and of a man (Orderic, p. 813; William of Newburgh, i. c. 3). On the whole, however, Henry's harsh administration of justice was good for the country; while it brought suffering to the few, it gave peace and security to the many. His despotism was strong as well as stern; no offender was too powerful to be reached by the law. Private war he put down peremptorily, and peace and order were enforced everywhere. He exalted the royal authority, and kept the barons well under control, both by taking sharp measures against those who offended him, and by choosing his counsellors and chief officers from a lower rank, raising up a number of new men, whom he enriched and ennobled in order to make them a counterpoise to the power of the great houses of the Conquest (Orderic, p. 805). Although he kept a large number of stipendiary soldiers, to whom he was a liberal master (Cont. William of Jumièges, viii. 22), he was persuaded by Anselm to sharply restrain them from injuring the people, as they had done in his brother's time, and as they did in the earlier years of his own reign (Eadmer, Historia Novorum, iv. col. 470). Trade was benefited by his restoration of the coinage, and the severity with which he punished those who issued bad money or used false measures; he is said to have made the length of his own arm the standard of measure throughout the kingdom (Gesta Regum, v. 411). The peace and order which he established were highly valued by the people, and the native chronicler, though he makes many moans over his exactions, yet, writing after his death, and looking back in a time of disorder to the strong government of the late reign, says of him: ‘Good man he was, and great awe there was of him. No one durst misdo another in his time. Peace he made for man and deer. Whoso bare his burden of gold and silver no man durst say to him aught but good’ (Anglo-Saxon Chron. sub an. 1135; for Henry's character, both as a man and as a king, see more at large in Norman Conquest, v. 153-61, 839-45, where full references are given; also Stubbs, Constitutional History, vol. i. secs. 110-12).
In the first days of his reign Henry imprisoned, in the Tower of London, Ranulf Flambard [q.v.], bishop of Durham, the evil minister of Rufus, and began to appoint abbots to the abbeys which his brother had kept vacant in order to enjoy their revenues. He met Anselm at Salisbury, on his return to England about Michaelmas, and required him to do homage as his predecessor had done, and receive back from him the temporalities of the see, which were then in the king's hands. Anselm refused, and Henry, who could not afford to quarrel with him, and would probably in any case have been unwilling to do so, agreed to delay the matter, in order that the pope might be consulted whether he could so far change his decrees as to bring them into accordance with the ancient custom of the kingdom. In this dispute as to the question of investiture [for which see under Anselm] Henry took his stand on the rights of his crown as handed down by his predecessors, and on the undoubted usages of his realm. He made no new demand; the innovation was introduced by Anselm, who, in obedience to papal instructions, refused to accept the temporalities from Henry, as he had accepted them from Rufus, and as former archbishops had accepted them from former kings. Nor did Henry make the quarrel a personal matter; he did not persecute the archbishop, or thwart him in the exercise of his office, as Rufus had done. He behaved throughout with a due regard to law, and on the whole acted fairly, though he naturally availed himself of every lawful means to gain his point. He was urged by his counsellors, and especially by the bishops, to marry and reform his life. He had for some time been in love with Eadygyth (Edith) or Matilda [q.v.], daughter of Malcolm Canmore, king of Scotland, by Margaret, daughter of Edward the Exile, son of Edmund Ironside [q.v.]. Matilda had been brought up in the convent at Romsey, and many people declared that she had taken the veil. Anselm, however, pronounced that she was not a nun, and married her to the king, and crowned her queen in Westminster Abbey on 11 Nov. 1100. The English were delighted to see their king take a wife of ‘England's right kingly kin’ (A.-S. Chronicle, a. 1100). Before long, his example was followed by others, and intermarriages between Normans and English became common. They were encouraged by Henry, who by this and other means did all he could to promote the amalgamation of the two races within his kingdom (De Nugis Curialium, p. 209). His efforts were so successful that he has been called the ‘refounder of the English nation’ (William Rufus, ii. 455). For a while he devoted himself to his queen, but before long returned to his old mode of life. His marriage was not pleasing to the Norman nobles, who knew his early misfortunes, and as yet held him in little respect; they sneered at the domestic life of the king and queen, calling them by the English names Godric and Godgifu (Godiva). Henry heard their sneers but said nothing (Gesta Regum, v. 394; Henry of Huntingdon, p. 236). Already they were plotting against him in favour of Robert, who had returned from the crusade, and had again resumed his government, such as it was, of Normandy, though Henry kept the castles which he held in virtue of his grant from Rufus. Some hostilities were carried on in Normandy between his men and the duke's. At Christmas the king held his court at Westminster, and there received Louis, who had lately been made joint king of France by his father, Philip. While Louis was with him a letter came from Bertrada, Philip's adulterous wife, purporting to have been sent by Philip, and requesting Henry to keep Louis in lifelong imprisonment. Henry, however, sent his guest home with many presents (Symeon of Durham, ii. 232; Orderic, p. 813, places this visit under 1103. Symeon's date seems better; comp. Recueil des Historiens, xii. 878, 956). At Christmastide Flambard escaped from the Tower and fled to Normandy, where he stirred up Robert against his brother. During the spring of 1101 the conspiracy of the Norman nobles against the king spread rapidly, and when the Whitsun assembly met it was known that Robert was about to make an invasion. A large number both of nobles and of the people generally came to the assembly to profess their loyalty. Henry and the nobles met with mutual suspicions. Among the nobles only Robert FitzHamon, Richard of Redvers, Roger Bigot, Robert of Meulan, and his brother Henry, earl of Warwick, were steadfast to him; all the rest were more or less on Robert's side. The English people and the bishops were loyal, and by the advice of Anselm Henry renewed his promises of good government (Gesta Regum, v. 394; Eadmer, Historia Novorum, iii. col. 430). He gathered a large army, and was joined by Anselm in person. With him he went to Pevensey, and sent a fleet to intercept the invaders. Some of the seamen were persuaded to join the duke, who landed near Portsmouth on 20 July. Henry advanced to meet him, and though some of his lords, and among them Robert of Bellême, now earl of Shrewsbury, deserted him, many were kept from following their example by the influence of Anselm. The king and the duke met at Alton in Hampshire (Wace, l. 10393). Henry's army was largely composed of Englishmen. He rode round their battalions, telling them how to meet the shock of a cavalry charge, and they called to him to let them engage the Normans. No battle took place; for the brothers had an interview, were reconciled, and came to terms. Henry agreed to give up all he held in Normandy except Domfront, which he kept according to his promise to the townsmen, to restore the lands in England which Robert's adherents had forfeited, and to pay the duke three thousand marks a year. Robert renounced his claim on England and on homage from Henry, and both agreed that if either should die without leaving an heir born in wedlock the other should succeed to his dominions (A.-S. Chronicle, sub an.; Orderic, p. 788). The duke went back to Normandy, and Henry bided his time to take vengeance on the lords who had risen against him. By degrees one after another at various times and by various means he brought them to judgment and punished them (ib. p. 804). One of them, Ivo of Grantmesnil, began to carry on war in England on his own account, was cited before the king's court, and was forced to part with his lands for the benefit of the king's counsellor, Robert of Meulan, and to go on a crusade.
Henry now prepared to deal with Robert of Bellême, the most powerful noble in his kingdom, and his enemy alike in England and in Normandy. He knew that while Robert remained lord of so many strong fortresses, and held an almost independent position in the Severn country, where he could easily find Welsh allies, it was hopeless to attempt to carry out his design of enforcing order and of humbling the great feudatories. His war with the earl [for particulars see Bellême, Robert of] was the principal crisis in his reign. Not only did Robert's wealth and dominions make him a dangerous foe, but the chief men in Henry's army also sympathised with him. Henry depended on the loyalty of men of lower degree. In fighting out his own quarrel he was also fighting against the foremost representative of a feudal nobility, which would, if triumphant, have trampled alike on the crown, the lesser landholders, and the nation generally. The shouts which were raised on the surrender of Shrewsbury, the earl's last stronghold in England, and the song which celebrated his banishment, show that the people knew that the king's victory insured safety for his subjects. During the early part of the war the earl received help from the Welsh under Jorwerth and his two brothers, who ruled as Robert's vassals in Powys and the present Cardigan. The king won Jorwerth over to his side by promising him large territories free of homage, and he persuaded his countrymen to desert the earl and uphold the king. When, however, he claimed the fulfilment of Henry's promise, it was refused, and in 1103 he was brought to trial at Shrewsbury and imprisoned.
It is characteristic of the spirit in which Henry carried on his dispute with Anselm that while in 1102 he allowed the archbishop to hold his synod at Westminster, he in 1103 banished William Giffard [q.v.], the bishop-elect of Winchester, for refusing to receive consecration from Gerard [q.v.] of York. He was anxious for a settlement of the question, and willingly gave Anselm license to go to Rome. Henry was relieved from some anxiety by the death of Magnus Barefoot, king of Norway, who was slain while invading Ireland, and he enriched himself by seizing on 20,000l. deposited by the Norwegian king with a citizen of Lincoln. Some interference in the affairs of Normandy was forced on the king by the attacks made on his son-in-law, Eustace of Pacy, lord of Breteuil, the husband of his natural daughter, Juliana. Robert of Meulan was sent to threaten the duke and his lords with the king's displeasure unless they helped Eustace, and his mission was successful (Orderic, p. 811). Duke Robert came over to England, and was persuaded by the queen to give up the pension of three thousand marks which the king had agreed to pay him (Flor. Wig. ii. 52; Gesta Regum, v. 395). Normandy was in a state of confusion. Henry's enemies, and above all Robert of Bellême, who was now in alliance with the duke, were active, and were joined by William of Mortain, one of the king's bitterest foes, who claimed the earldom of Kent as heir of Bishop Odo. Since the overthrow of Robert of Bellême the king had become too strong for the nobles. William was tried in 1104 and sentenced to banishment. He went over to Normandy and attacked some of the castles belonging to men of the king's party. Henry himself crossed with a considerable fleet, and visited Domfront and other towns, apparently those held by the lords who also had English estates. In an interview with Robert he complained of his alliance with Robert of Bellême and of his general misgovernment. Robert purchased peace by ceding to him the lordship of the county of Evreux. Henry's lords seem to have fought with some success. The king returned before Christmas. It was a time of trouble in England; for he was determined to invade Normandy, and accordingly taxed his subjects to raise funds for his expedition. He was collecting an army, and, as he had not yet made his decree against military wrongdoing, his soldiers oppressed the people, plundering, burning, and slaying (A.-S. Chron. sub an.). He held his Christmas court at Windsor, and in Lent 1105 left England with a large force. He landed at Barfleur, and spent Easter day at Carentan. Thither came Serlo, bishop of Seez, who had been driven out of his see by Robert of Bellême, and prepared to celebrate mass. The king and his lords were sitting at the bottom of the church, among the goods and utensils which the country-folk had placed there to preserve them from plunder. Serlo called on the king to look at these signs of the misery of the people, and exhorted him to deliver them and the church from those who oppressed them. He wound up by inveighing against the custom of wearing long hair which prevailed among the men of the English court, and spoke to such good effect that the king allowed him then and there to shear off his locks, and the courtiers followed the king's example (Orderic, p. 816). Geoffrey, count of Anjou, and Elias, count of Maine, came to his help; Bayeux, with its churches, was burnt, and Caen, where the treasure of the duchy was kept, was bribed to surrender. On 22 July Henry met Anselm at Laigle. There was some talk of a possible excommunication, which would have damaged his position. The interview was amicable, and terms were almost arranged. Although he won many of the Norman barons over by gifts, he failed to take Falaise, and found it impossible to complete the conquest of the duchy that year. He returned to England in August. (For this expedition see ib. pp. 816-18; Henry of Huntingdon, p. 235; Versus Serlonis, Recueil des Historiens, xix. præf. xcj; Norgate, Angevin Kings, i. 11.)
On his return he laid a tax on the clergy, who kept their wives in disobedience to Anselm's canon, and, finding that it brought in little, extended it to all the secular clergy alike. A large number appeared before him at London in vestments and with bare feet, but he drove them from his presence. Then they laid their griefs before the queen, who burst into tears and said she dared not interfere (Eadmer, iv. col. 457). Robert of Bellême came over to endeavour to obtain the king's pardon, and was sent back indignant at his failure. Duke Robert also came early in 1106 and found the king at Northampton; he failed to persuade the king to give up his conquests and make peace. Contrary to his usual custom, Henry held no court at Easter or Whitsuntide, and spent the one feast at Bath and the other at Salisbury. In July he again went over to Normandy. On 15 Aug. he had a satisfactory interview with Anselm at Bec, and the archbishop returned to England. At Caen he received a visit from Robert of Estouteville, one of the duke's party, who offered to surrender the town of Dives to him, proposing that he should go thither with only a few men. Henry did so, and found that a trap had been laid for him, for he was attacked by a large number. Nevertheless, his men routed their assailants and burnt both castle and monastery (Orderic, p. 819). He raised a fort outside Tinchebray, a town between Vire and Flers, belonging to the Count of Mortain, and stationed one of his lords there to blockade the place. As the count succeeded in introducing men and stores, and the siege made no progress, Henry appeared before the town in person. Robert and his army found him there on 2 Sept. Henry's army, which comprised allies from Anjou, Maine, and Brittany, had the larger number of knights, while Robert had more foot-soldiers. The clergy urged the king not to fight with his brother. Henry listened to their exhortations, and sent to Robert, representing that he was not actuated by greed or by a desire to deprive him of his dukedom, but by compassion for the people who were suffering from anarchy, and offering to be content with half the duchy, the strong places, and the government of the whole, while Robert should enjoy the revenues of the other half in idleness. Robert refused. Both armies fought on foot, with the exception of the duke's first line, and Henry's Breton and Cenomannian cavalry, which he placed at some little distance from his main body under the command of Count Elias. The Count of Mortain, who led the first line of the ducal army, charged the king's first line under Ranulf of Bayeux and shook without routing it. Then Elias with his cavalry fell on the flank of the duke's second line of foot, and cut down 225. Thereupon Robert of Bellême, who commanded the rear of the army, fled, and the whole of the duke's forces were scattered (ib. p. 821; Henry of Huntingdon, p. 235). The duke, the Count of Mortain, Robert of Estouteville, and other lords were made prisoners, and the battle completed the conquest of the duchy. It was regarded as an English victory, and a reversal of the battle of Hastings, fought almost on the same day forty years before, for it made Normandy a dependency of the English crown (Will. of Malm. v. 398; Norman Conquest, v. 176). The war in Normandy helped on Henry's work of consolidating the Norman and English races in England, and this process was still further forwarded by his later wars with France. His subjects in England of either race were counted Englishmen as opposed to Normans or Frenchmen (Angevin Kings, i. 23, 24). Duke Robert was kept a prisoner until his death in 1134; there is no ground for the story current in the thirteenth century (Ann. Monast. ii. 50, iv. 15, 378) that he was blinded (Orderic, p. 823). Henry caused William of Mortain to be blinded, and kept him in prison until he died. In the middle of October he held a council of the Norman lords at Lisieux, in which he resumed the grants made by his brother, and ordered the destruction of all ‘adulterine’ or unlicensed castles, and at the same time held a council of the Norman church. In order to accustom the Norman lords to his rule he held a court at Falaise the following January, and it was there probably that he caused Robert of Montfort sur Risle to be tried for disloyalty and banished by legal process. In March he again held a council at Lisieux, and settled the affairs of the duchy, where he pursued the same policy as in England, depressing the baronage and protecting the lower classes from tyranny and violence (ib.).
He returned to England in Lent, and according to his custom held courts at Easter and Whitsuntide, the first at Windsor, the second at Westminster. On 1 Aug. he held a council at Westminster, at which the terms of the compromise between the crown and the papacy were finally settled [see under Anselm]. The issue of the struggle was that the church was freed from the feudal character which had gradually, and especially in the reign of Rufus, been imposed upon it, and that the king tacitly recognised a limitation of secular authority. On the other hand, Henry surrendered a shadow and kept the substance of power; for the appointment of bishops remained as much as before in the king's hands. At this council five vacant sees were filled by the consecration of bishops, some of whom had been elected long before. One of the new bishops, Roger, consecrated to the see of Salisbury, formerly the king's chancellor, was now made justiciar. Henry used the revenues and offices of the church as a means of rewarding his ministers, whom he chose from the clergy rather than from the baronial class. He employed Bishop Roger to develope a system of judicial and fiscal administration. The curia regis, or king's court, became specially active in judicial matters, and while the three solemn courts were regularly held, at which the king came to decisions on more important judicial cases in the presence, and theoretically by the advice, of his counsellors, the permanent court of which he, or in his absence his justiciar, was the head, and which was composed of the great officers of the household and any others whom he might select, gained greater distinctness; the king further sent out justices to go on circuit to transact judicial business and to settle and enforce the rights of the crown. The court of exchequer was organised for the purpose of royal finance; it seems to have consisted of the justiciar and the other ordinary members of the curia regis, and to have been the body which received the royal revenue from the various officers appointed to collect it. Its business was recorded, and the earliest exchequer roll known to be in existence is that of the thirty-first year of Henry I. From this it appears that the royal revenue was then fully 66,000l. The ordinary direct taxes were the danegeld, the ferm, or composition paid by the shires, and certain fixed amounts paid by towns. Besides these sources of revenue there were, among others, the feudal incidents, the sale of offices, and the profits of the royal jurisdiction (see Constitutional History, i. 376-91; Angevin Kings, i. 25-7). In July 1108 Henry again crossed over to Normandy, where trouble was beginning. He had given Robert's son William, called ‘Clito,’ into the charge of Elias of Saint-Saen, and now, by the advice of his courtiers, wanted to get hold of the lad. An attempt to seize him in the absence of Elias failed, and his guardian refused to give him up, and when Henry took his castle from him, went from one lord to another asking help for his young charge. Many of the Norman nobles were ready to uphold their old duke's son, and his cause was favoured by several of the great French feudatories, and by Louis VI, who, after his father's death, was crowned king on 3 Aug. (Orderic, pp. 837, 838). During all the earlier part of 1109 Henry remained in Normandy, and in the course of the next year a quarrel broke out between him and Louis about the border fortress of Gisors. According to the French statement an agreement had been made between them, when Henry conquered the duchy, that Gisors should be a kind of neutral ground, and should belong to neither of them. Henry, however, turned out the castellan and made it his own. Louis gathered a large army and marched to meet him at the town of Neauffles; the Epte flowed between the two armies, and could only be crossed by a crazy bridge. Messengers came to Henry from Louis asserting his grievance and offering to decide the matter by combat. Henry would not hear of this. After some altercation Louis offered to fight the matter out if Henry would allow the French army to cross over the river, but Henry answered that if Louis came over to the Norman side he would find him ready to defend his land. The two armies retired each to its own quarters. This was the beginning of a long border warfare between the Normans and the French, during which Louis did much harm to the castles and lands on the Norman march (Suger, Vita Ludovici Grossi, ap. Recueil, xii. 27, 28). About 1111 Theobald, count of Blois, Henry's nephew, relying on his uncle's help, began to make war on Louis on his own account (ib. p. 35). Meanwhile Henry continued his work of repressing the baronage, and in 1110 banished from England Philip of Braiose, William Malet, and William Bainard, and confiscated their lands. While he was fighting in Normandy he kept England at peace. In 1111 Fulk V of Anjou joined Louis against him, for Fulk had married the daughter and heiress of Elias of Maine, and on the death of his father-in-law revived the old claim of his house on Maine; the war increased in importance, and Henry remained in Normandy for about two years. He seems to have acted warily, to have trusted much to good management and bribes, and to have avoided actual fighting as much as possible. He caught his old enemy, Robert of Bellême, sent him over to an English prison, and captured his town of Alençon. The Norman barons were not universally faithful, and Henry banished the Count of Evreux and William Crispin. By the beginning of 1113 the war seems to have died out. Henry spent the festival of the Purification (2 Feb.) at the monastery of Evroul, and early in Lent met Fulk at Pierre-Pécoulée, near Alençon, and there made peace with him, for, as he had by gifts won over to his side many of the nobles of Maine, the count was not unwilling to come to terms; he did homage to Henry for Maine, and promised to give his daughter in marriage to Henry's son William. Henry pardoned the Count of Evreux and some other banished lords. Shortly afterwards Henry and Louis made peace at Gisors. The amount of Henry's success may be gauged by the concessions of the French king, who acknowledged his right to Bellême, Maine, and all Brittany. He received the homage of the Count of Brittany, subdued the forces which held out in Bellême, and then returned to England.
During Henry's reign the English power in Wales was strengthened by colonisation and conquest. The English regarded with dislike the large number of Flemish which had settled in their country since the Conquest, and Henry in 1111 settled them in the southern part of Dyfed or Pembrokeshire, where they formed a vigorous Teutonic colony, held their ground against the Welsh, and converted a land originally Welsh into an outlying English district, ‘Little England beyond Wales’ (Gesta Regum, iv. 311, v. 401; Flor. Wig. ii. 64; Orderic, p. 900; Ann. Cambriæ, an. 1106; Freeman, English Towns and Districts, pp. 33-9). Barnard, an English bishop of Norman race, was appointed to the see of St. David's, and professed obedience to Canterbury (Councils and Eccl. Docs. i. 307); obedience was likewise professed by the Bishop of Llandaff, who was consecrated by Anselm in 1107. Owen, the prince of Powys, caused a good deal of trouble, and carried on constant wars against the Normans and Flemings until he was slain in 1116. After one of his raids Henry granted the present Cardiganshire to Gilbert of Clare, who subdued the district in 1111. After his return from Normandy, Henry, in the summer of 1114, led a large army into Wales against Gruffyd of North Wales and Owen. On his approach the Welsh made peace with him, and after ordering castles to be built he returned, and on 21 Sept. embarked at Portsmouth for Normandy, where he remained until the following July. His relations with Scotland, where three of his wife's brothers reigned in succession, were uniformly peaceful. David I [q.v.], the queen's youngest brother, passed his youth at the English court, and Henry gave him an English wife and an English earldom. At the same time he was careful to strengthen the borders against the Scots as well as against the Welsh. The eastern border he gave in charge to Ranulf Flambard, bishop of Durham, whom he reinstated in his see in 1107 (Orderic, p. 833); over the western border he first set an earl of Carlisle, and on his death divided the district of Carlisle into baronies, and gave it a county organisation. He also carried on the work begun by his brother of making Carlisle an English city by completing the monastery of Austin canons, and making it the cathedral church of a bishop of Carlisle. In 1114 he sent his daughter Matilda over to Germany to be the wife of the Emperor Henry V; at the time of her betrothal in 1110 he had levied an aid which the English chronicler says was specially burdensome because it came in a year of scarcity. When he was in Normandy in 1115 he made all the barons do homage and swear fealty to his son William as heir to the duchy, and on 19 March 1116 he caused the prelates, nobles, and barons throughout the whole of England to do the like at an assembly which he held at Salisbury (Anglo-Saxon Chron. a. 1115; Flor. Wig. ii. 69; Eadmer, Historia Novorum, v. col. 496; Dr. Stubbs considers this to have been a general muster of landowners, Constitutional History, i. 358; and William of Malmesbury says that the oath was taken by all freemen of every degree in England and Normandy, Gesta Regum, v. 419. In the face of the English chronicler and Florence this may perhaps be put down as merely rhetorical).
After Easter Henry again visited Normandy, and, taking up the quarrel of his nephew Theobald with Louis VI, sent forces into France, took the castle of St. Clair, and did much damage. Provoked by this invasion, Louis adopted the cause of Robert's son William, and attacked Normandy, and, as he knew that the dukes had thoroughly fortified the border, seized by a clever stratagem a little town called Gue Nichaise, where there was a bridge across the Epte. Henry tried to blockade him by building two forts against his quarters, but Louis called them ‘Malassis’ and ‘hare's-form’ (trulla leporis), stormed Malassis, and carried on a desultory warfare (Suger, p. 43; Orderic, p. 842). The French king was joined by Baldwin of Flanders and Fulk of Anjou, who combined with him to place William Clito in possession of Normandy. Many of the Norman barons revolted, and Amaury of Montfort, who claimed Evreux, the fief of his uncle William, was active in gaining fresh adherents to the league against Henry. During 1117 Henry remained in Normandy, and in the following year matters became serious. While Count Baldwin was mortally wounded at Eu, and the king did not suffer any important defeat, the defection of his lords still continued. On 1 May of this year his queen, Matilda, died, and he also lost his faithful counsellor, Robert of Meulan. To this time also is to be referred a conspiracy which was made by one of his chamberlains to assassinate him. The plot was discovered, and the traitor punished by mutilation. It is said to have had a considerable effect on the king; he increased his guards, often changed his sleeping-place, and would not sleep without having a shield and sword close at hand (Suger, p. 44; Gesta Regum, v. 411). Hearing that Richer of Laigle had admitted the French into his town, he marched against it, but was stopped by William of Tancarville, who brought him false news that Hugh of Gournay, Stephen of Albemarle, and others of his rebellious lords were at Rouen. When he found that they were not there, he attacked Hugh of Gournay's castle, la Ferté, but heavy rain forced him to abandon the siege. Having laid waste the country he attacked and burnt Neubourg. In September he seized Henry of Eu and Hugh of Gournay at Rouen, imprisoned them, and reduced their castles. He held a council at Rouen in October, and endeavoured to make peace with his lords. While he was there Amaury of Montfort made himself master of Evreux. About the middle of November he attacked Laigle, and was hit on the head by a stone sent from the castle by the French garrison; his helmet, however, protected him. In December Alençon rebelled against his nephews Theobald and Stephen, and was occupied by Fulk of Anjou. Henry had caused Eustace de Pacy, the husband of his natural daughter Juliana and lord of Breteuil, to send him his two little daughters as hostages for his good faith, and had put a castellan, Ralph Harenc, in charge of his tower of Ivry, making him send his son as a hostage to Eustace. By the advice of Amaury of Montfort, Eustace, who was on the rebels' side, put out the boy's eyes. On this Henry, in great wrath, sent his two grand-daughters to Harenc that he might serve them in the same way. Harenc tore out their eyes, and cut off the tips of their noses. Their parents then fortified all their castles against Henry, and Juliana gathered a force, and shut herself in the castle of Breteuil. The townsmen who were loyal sent to Henry, and he appeared before the castle in February 1119. Juliana tried to kill her father by a shot from an engine. She failed, and was forced to offer to surrender. Her father would not allow her to leave the castle except by letting herself down into the moat and wading through the icy water (Orderic, p. 848; De Contemptu Mundi, p. 311; Lingard, ii. 12). During the early months of the year the war went on much as in the year before; the Norman lords still remained disloyal, Louis took Andelys, which was held by the king's natural son Richard, by surprise, and the French became masters of all the neighbouring country. Henry was losing ground, and Amaury of Montfort scornfully rejected his offer of reconciliation.
In May 1120 Henry joyfully received his son William, who came over to him from England. The object of his coming was shown by the despatch of messengers to Count Fulk to propose that the marriage contract between William and Fulk's daughter Matilda should be fulfilled. Fulk agreed and made peace with Henry, offering to end the ancient dispute between the houses of Normandy and Anjou by settling Maine upon his daughter, and to give up Alençon provided that the king would restore it to William Talvas, son of Robert of Bellême, and heir of its ancient lords (Orderic, p. 851; Suger, p. 45; Gesta Regum, v. 419). This marriage, which was celebrated in June at Lisieux, changed the aspect of the war, for the alliance with Count Fulk enabled Henry to devote all his energies to repelling Louis and punishing his rebellious vassals. In the summer he made a terrible raid on the disloyal lords; he laid siege to Evreux, and finding it well defended called the Bishop Audoin to him, for Audoin, in common with the bishops and clergy of the duchy generally, was loyal to Henry, and asked him whether it would not be well for him to fire the town provided that if the churches were burnt he would rebuild them. As the bishop hesitated to give an answer, the king set fire to the town and burnt it, churches and all, he and his nobles giving the bishop ample pledges that he would rebuild the churches, which he afterwards did. When Amaury heard that his town was burnt, he sent to Louis for help. On 20 Aug. Henry, who had heard mass that morning at Noyon, was riding towards Andelys to make war, with five hundred of his best knights, when his scouts told him that the French king, who had ridden out from Andelys with four hundred knights, was close at hand. The two bands met on the plain of Brenneville. Besides William the Ætheling two of Henry's natural sons, Robert and Richard, fought in their father's company; Richard with a hundred knights remained mounted, the rest of Henry's knights fought on foot. Among the knights of Louis fought William of Normandy. Louis neglected to marshal his force; William Crispin, a rebel Norman, charged Henry's forces with eighty horse. He and his men were surrounded, but he made his way to the king and struck him a deadly blow on the head, but Henry's headpiece saved him, though it was broken by the blow, and wounded his head so that the blood flowed. All the eighty knights were taken. A body of knights from the Vexin for a moment shook the Norman lines, but was quickly repulsed. When Louis saw that William Crispin and the knights whom he led did not return from their charge, he and his men took flight, and the Normans pursued some of the fugitives as far as Andelys. Henry's men took 140 prisoners and the banner of the French king. Henry returned this banner to Louis together with his charger, and William the Ætheling sent back the charger of his cousin William of Normandy. Henry also sent back without ransom some knights who owed allegiance to Louis as well as to himself. Only three knights were slain out of the nine hundred engaged in the fight; for all were clad in complete armour, and on both sides there was a feeling of knightly comradeship which prevented any sanguinary conflict; indeed the aim of both sides was rather to make prisoners than to slay the enemy. The whole affair was more like a great tournament than a battle (Orderic, pp. 853-5; Suger, p. 45; Henry of Huntingdon, p. 241, where some details are probably untrustworthy). Louis raised a large force and overran part of Normandy and Chartres, gaining nothing by his raid, while Henry organised his army. In October Louis, who evidently felt himself overmatched, appeared before Calixtus II at the Council of Rheims, and made his complaints against the English king. Geoffrey, archbishop of Rouen, rose to reply to the charges brought against his lord, but the council would not hear him. The pope, however, was anxious to make peace with the emperor, and did not care to offend the father of the empress. Meanwhile Henry received the submission of several rebel lords, and was reconciled to Amaury of Montfort, Eustace, and Juliana, Hugh of Gournay, and others, who agreed, though against their wills, to let William Clito and Elias of St.-Saen remain in exile. In November he met the pope at Gisors, and replied in person to the charges brought against him by Louis of usurping the inheritance of his brother and nephew, declaring that he had offered to make William earl of three counties in England, and to bring him up with his own son. His answers on these and other points thoroughly satisfied the pope, by whose intercession a peace was arranged in 1120 between Henry and Louis and the Count of Flanders; all conquests were to be restored, captives liberated, and offences pardoned, and Louis accepted the homage of Henry's son, and thus gave a pledge that he should succeed to his father's fiefs (Orderic, p. 866; Norman Conquest, v. 193). Henry thus passed safely and honourably through the most dangerous crisis of his reign. After devoting some time to settling the affairs of the duchy, he embarked at Barfleur on 25 Nov. to return to England, from which he had been absent for four years. His only legitimate son, William, was to follow him, with his half-brother Richard, his half-sister the Countess of Perche, many young lords and ladies, and the king's treasure, in the White Ship. The ship foundered, and all were drowned except a butcher of Rouen. Although Henry's lords were mourning their own losses, they concealed the disaster from the king for a day after the news had come, for they feared to tell him. At last the young son of Count Theobald knelt before him and told him of his loss. Henry fell senseless to the ground, and though in a few days he restrained his grief, and applied himself to his kingly business, he was deeply affected by his son's death (Orderic, pp. 868 sq.; Gesta Regum, v. 419; Henry of Huntingdon, p. 242; Symeon, ii. 259; Wace, ll. 10203-10288; Benoit, ll. 41039-41152).
The disaster ruined his schemes at the very moment when their success appeared certain, and when it seemed as though nothing could prevent his son from inheriting both his kingdom and duchy. All his dominions would now naturally pass at his death to his enemy, William Clito. By the advice of his counsellors he married again, taking to wife, on 29 Jan. 1121, Adela, or Adelaide, daughter of Godfrey VII, count of Louvain, in the hope of having a son by her, and also, it is said, to keep himself from disgraceful conduct (Gesta Regum, v. 419; Eadmer, col. 517). Unfortunately the marriage proved barren. After Whitsuntide Henry led an army into Wales, where the natives had taken advantage of the death of the Earl of Chester to rise in revolt. He marched as far as Snowdon (Symeon, ii. 264), and received the submission of the Welsh nobles, who gave him their sons as hostages, and paid him tribute, so that he is said to have fully subdued the land (Giraldus Cambrensis, iii. 152). While on this expedition, and as the army was passing through English territory, he was hit by an arrow which was shot at him secretly. His armour saved him from harm. The man who made the attempt was not discovered, and Henry swore ‘by God's death,’ his favourite oath, that he was no Welshman, but one of his own subjects (Gesta Regum, v. 401). Shortly before this time Henry brought to a close a quarrel with Thurstan, archbishop of York. His rule was as despotic in ecclesiastical as in civil matters, and in both alike he maintained the principle of holding to the hereditary rights of the crown. After the death of Anselm in 1109, he broke the promise of his coronation charter by keeping the see of Canterbury vacant until 1114, when he summoned the suffragan bishops and the monks of Christ Church to Windsor, and allowed the election of Ralph, bishop of Rochester, to the archbishopric. This election led to a dispute with Pope Paschal II, who in 1115 wrote to Henry, complaining that his legates were shut out from the kingdom, and that he translated bishops without papal license. On the other hand, the king informed the bishops that the pope had infringed the privileges enjoyed by his father and brother. He commanded Thurstan, the archbishop-elect of York, to make profession to Archbishop Ralph. Thurstan refused, and was upheld in his refusal by Pope Paschal and his successors, Gelasius II and Calixtus II. A long quarrel ensued, in which Henry upheld the rights of Canterbury. He allowed Thurstan to attend the pope's council at Rheims in 1119, on his promising that he would not receive consecration from the pope, and so evade the profession, and allowed the English prelates to go thither also, warning them that, as he intended to abide by the ancient customs and privileges of his realm, they had better not bring back any idle innovations. Finding that Thurstan, in spite of his promise, was trying to obtain consecration from Calixtus, he charged the bishops to prevent it. They were too late, and the pope consecrated Thurstan, whereupon the king forbade him to enter England, and seized the estates of his see. Nor would Henry at Gisors assent to the pope's demand for his restoration. Thurstan, however, did Henry a service by forwarding the negotiations with Louis, and Henry allowed him to return, and gave him the temporalities (Eadmer, v. col. 499 sq.; Hugh the Chantor, pp. 129 sq.).
Although Henry sent the young widow of his son back to her father against his own will¾for, besides her importance as a kind of hostage for Count Fulk's conduct, he seems to have been fond of her (Orderic, p. 875)¾he did not return the money which formed part of her dower, nor would he satisfy the envoys from the count who came to his court, probably on this matter, at Christmas 1122. The settlement of the county of Maine, however, was broken by William's death, and Fulk was induced, partly by his anger at the retention of the dower, and partly by the persuasions of Louis of France and Amaury of Montfort, count of Evreux, to give the county to William Clito, to whom he betrothed his second daughter Sibyl. At the same time in 1123 a revolt was excited among the Norman lords, chiefly through the instrumentality of Amaury and of Waleran of Meulan, the son of Henry's late counsellor. Henry heard of the movement, and crossed over from Portsmouth immediately after Whitsuntide, leaving his kingdom under the care of his justiciar, Roger, bishop of Salisbury, who was at this period, after the king himself, all powerful both in church and state. In September the rebels met at Croix-St. Leuffroy, and arranged their plans. As soon as Henry knew of their meeting, he gathered his forces at Rouen, and took the field in October. His promptitude would have taken them by surprise had they not received timely warning from Hugh of Montfort, of whom the king required the surrender of his castle. Henry burnt Montfort, and forced the garrison to surrender the fortress, and then laid siege to Pont Audemer, the town of Waleran. The town was burnt, but the castle was held by a strong garrison, partly composed of men who had pretended to be on Henry's side, while some, the poet Luke de Barré among them, were fierce and valiant warriors. In spite of his age Henry was as active during this siege as the youngest soldier of his army, superintending everything himself, teaching the carpenters how to build a tower against the castle, scolding bad workmen, and praising the industrious, and urging them on to do more. At last, after a siege of six weeks, the castle was surrendered. On the other hand Gisors was taken by a treacherous stratagem. Henry at once hastened thither, and the rebels evacuated the town on his approach. In returning he seized Evreux. Heavy rains compelled him for a time to forbear further operations. While his rebellious lords seem to have been no match for him, their attempts gained importance from the fact that they were upheld by Louis, who was ready, if matters went ill with Henry, to take a prominent part in the war. In order to prevent this, Henry's son-in-law, the emperor, threatened France with an invasion, but did not advance further than Metz (Suger, pp. 49, 50; Otto of Freising, vii. 16). A decisive blow was struck on 25 March 1124, when Ranulf of Bayeux, who held Evreux for the king, defeated a large force led by Waleran, and took him and many others captive at Bourgthéroulde. This battle virtually ended the war, and after Easter Henry pronounced sentence on the rebel prisoners at Rouen. Many were imprisoned, Hugh of Montfort being confined miserably at Gloucester. Waleran, whose sister was one of the king's mistresses, was kept in prison in England until 1129, and then pardoned and received into favour. Two rebels who had forsworn themselves were condemned to lose their eyes. A like doom was pronounced against the warrior poet, Luke de Barré, for he had mortally offended the king by his satirical verses, as well as by his repeated attacks upon him. Charles, count of Flanders, who chanced to be at the court, and many nobles remonstrated at this, for, as they pleaded, Luke was not one of Henry's men, and was taken while fighting for his own lord. Henry acknowledged this, but would not remit his sentence, for he said that Luke had made his enemies laugh at him. Luke escaped his doom by dashing out his own brains (Orderic, pp. 880, 881). The king's success was crowned by the publication of a papal decree, obtained by his persuasion, annulling the marriage contract between William Clito and the daughter of the Count of Anjou, on account of consanguinity (ib. p. 838; D'Achery, Spicilegium, iii. 497). The war cost much money, and Englishmen moaned over the burdens which were laid upon them; ‘those who had goods,’ the chronicler writes, ‘were bereft of them by strong gelds and strong motes; he who had none starved with hunger.’ The law was enforced vigorously, and sometimes probably unjustly; at Huncote in Leicestershire the king's justices at one time hanged forty-four men as thieves, and mutilated six others, some of whom, it was generally believed, were innocent. At the end of the year Henry sent from Normandy, commanding that severe measures should be taken against debasers of the coin, which had deteriorated so much that it was said that a pound was not worth a penny in the market. The offenders were punished with mutilation.
On the death of his son-in-law the emperor in 1125, Henry sent for his daughter Matilda, who went back to him, and in September 1126 he returned to England with his queen, his daughter, and his prisoners. Finding that it was unlikely that his queen would have children, he determined to secure the succession for his daughter, and at the following Christmas assembly at Westminster caused the prelates and barons to swear that if he died without a male heir they would receive Matilda as Lady both of England and Normandy. Among those who took this oath were David, king of Scots, who had come to the English court at Michaelmas, and Stephen, count of Boulogne, the king's nephew, and the brother of Count Theobald (Anglo-Saxon Chronicle, sub an. 1127; William of Malmesbury, Historia Novella, i. 2, 3; Symeon, ii. 281; Cont. William of Jumièges, viii. 25). It was afterwards asserted by Bishop Roger of Salisbury that this oath was taken on the king's promise that he would not give his daughter in marriage to any one out of the kingdom without the advice of his chief men; this assertion was probably untrue. Henry's move must have seemed strange to the men of his time, for no woman had hitherto reigned in her own right either over England or Normandy; it was meant to put an end to the hopes of the party which supported William Clito, and so to give stability to Henry's position during the rest of his reign, as well as to secure the succession after his death. By way of answer to this oath of succession, Louis again took up the cause of William, who, since the papal decree against his marriage had been finally enforced, had been forsaken by his friends, gave him to wife Jane of Montferrat, the half-sister of his queen, and invested him with the grant of the French Vexin. Moreover, when Charles, count of Flanders, died on 1 March 1127, he gave the county to William as the heir of Baldwin V. Henry was himself one of the claimants, and sent his nephew Stephen, whose county of Boulogne was a Flemish fief, to press his claim. Stephen was unsuccessful, and the favour shown to William by the French king and the rapid rise in his nephew's fortunes forced him to take measures to prevent another combination being formed against him. Accordingly he made alliance with Fulk of Anjou, and at Whitsuntide sent his daughter and heiress to Normandy, under the charge of her half-brother, Robert, earl of Gloucester, to become the wife of Fulk's son Geoffrey. He also made alliance with Theodoric of Alsace, who claimed to succeed to the county, and with a strong party among the Flemings against William and the French king. In August he crossed over to Normandy, and in order to prevent Louis from giving help to William upheld Amaury of Montfort in a quarrel with the French king (Suger, p. 56); invaded France, though probably without any idea of making conquests; encamped for a week at Epernon, one of Amaury's chief possessions, without being attacked (Henry of Huntingdon, p. 247), and by this means kept Louis from marching into Flanders. At Whitsuntide 1128 he knighted Geoffrey with much ceremony at Rouen, and then proceeded with him and Matilda to Le Mans, where on the octave of the feast Geoffrey and Matilda were married in his presence in the cathedral (Historia Gaufredi ap. Recueil, xii. 520, 521; for date see Angevin Kings, i. 258). The marriage was unpopular in England, Normandy, and Maine; the English were not pleased at the heiress to the crown marrying out of the country, while the people of both Normandy and Maine had a long-standing hatred for the Angevin house. It promised, however, to turn the most dangerous of Henry's enemies into an assured friend, to put an end to the designs of the counts of Anjou on Maine, and to add Anjou to the inheritance of his descendants. In the last days of July he heard that his nephew was dead, and received a letter from him, asking his pardon, and praying that he would be gracious to such of his friends as might come to him. He agreed to this request, released some of his nephew's adherents from prison, and allowed them and others to have their lands again. William's death relieved him from all further attempts on the part of Louis to shake his power, and robbed the nobles of Normandy of the weapon which they had so often used against him.
His good fortune was soon chequered, for shortly after he landed in England, in July 1129, he heard that Geoffrey had quarrelled with his wife, and that she had returned to Rouen (Symeon, ii. 283). Towards the end of the year he scandalised the English bishops by a trick to raise money. With his concurrence William of Corbeuil, archbishop of Canterbury, held a synod at Michaelmas 1127, at which it was ordered that married priests should put away their wives. Nevertheless after his return the king allowed the clergy to keep their wives by paying him a fine (Henry of Huntingdon, p. 251). On 4 May following, the repairs of Christ Church, Canterbury, being finished, he attended the consecration, and there is a story that when the anthem ‘Terribilis est locus’ was sung with a trumpet accompaniment, he was so much moved that he swore aloud that by God's death the place was indeed awful (Oseney Annals, p. 19). Four days later he went to Rochester, where another monastic and cathedral church was to be dedicated, and while he was there the city was almost destroyed by fire. At Michaelmas he went to Normandy to his daughter. Innocent II was then in France, having been forced to leave Rome by the supporters of his rival Anaclete. Henry was urged to take the side of Anaclete, who was, it is said, favoured by the English bishops. Bernard, abbot of Clairvaux, persuaded him otherwise, and he left his own dominions and came to Chartres to meet Innocent, promised him his support, and afterwards received him at Rouen with much honour, and used all his influence on his behalf (Henry of Huntingdon, p. 251; Historia Novella, i. 6; Arnulf of Seez ap. Muratori, iii. 436; Acta SS., Mabillon, ii., Vita S. Bernardi, ii. 4). He returned to England with Matilda in July 1131, and soon received a message from Geoffrey asking that his wife should come back to him. By the advice of a great council held at Northampton on 8 Sept., it was decided that his request should be granted, and Henry again required all the nobles who were present to swear fealty to Matilda as his successor. During 1132 he remained in England, and at Christmas lay sick at Windsor. The following Easter he kept at Oxford at the ‘new hall,’ which he had just completed; this was Beaumont Palace, outside the north gate of the city (Wood, City of Oxford, p. 366; Boase, Oxford, pp. 28, 62; the suggestion in Henry of Huntingdon, ed. Arnold, p. 253 n., that it was Oxford Castle is erroneous). The birth of his grandson, afterwards Henry II, on 5 March, seemed to secure the success of his policy, and in August he embarked, for the last time, for Normandy, to see the child. An eclipse of the sun which took place during his voyage was afterwards held to have been ominous (Anglo-Saxon Chron. a. 1135; Historia Novella, i. 8). Matilda joined him at Rouen, and there, at Whitsuntide 1134, bore a second son named Geoffrey. He took much delight in his little grandchildren, and stayed at Rouen contentedly until, in 1135, he heard that the Welsh had made an insurrection and had burnt a castle belonging to Pain Fitzjohn [q.v.]. In great wrath he bade his men prepare to return to England, and was thrice on the point of embarking, but was prevented by fresh troubles. His son-in-law claimed certain castles in Normandy, which he asserted had been promised to him at the time of his marriage; and, according to a later story (Robert of Torigni, a. 1135, which receives some confirmation from Orderic, p. 900; see Angevin Kings, i. 269), seems to have demanded to receive fealty for all Henry's strong places in England and Normandy. Henry indignantly declared that so long as he lived he would make no one his master or his equal in his own house. Geoffrey destroyed the castle of the viscount of Beaumont, the husband of one of Henry's natural daughters, and behaved so insultingly towards him that he threatened to take Matilda back with him to England. But he was unable to leave Normandy, for some of the nobles were disaffected and held with the count. Chief among these were William Talvas and Roger of Toesny. He kept Roger quiet by sending a garrison to Conches, and when Talvas, after disregarding several summonses, fled to Angers, he made an expedition into his country and compelled the surrender of his castles. Matilda made frequent attempts to persuade him to pardon Talvas, and when Henry refused quarrelled with her father, and went off to Angers to her husband (Cont. William of Jumièges, viii. 34).
Henry's health, which had now been failing for some time, was further impaired by the agitation brought on by these quarrels, and he fell sick while hunting in the forest of Lyons towards the end of November, his illness, it is said, being brought on by eating lampreys contrary to the orders of his physician (Henry of Huntingdon, p. 254). He became feverish, and, feeling that his end was near, sent for Hugh, archbishop of Rouen, by whose directions he remitted all sentences of forfeiture and banishment. To his son Robert, earl of Gloucester, the only one of his children who was with him, he gave 6,000l. from his treasury at Falaise, ordered that wages and gifts should be distributed among his household and mercenary soldiers (Orderic, p. 901), and declared Matilda heiress of all his dominions (Historia Novella, i. 8). He received absolution and the last sacrament, and died in peace (ib. c. 9), after a week's illness, on the night of 1 Dec., at the age of sixty-seven. It was afterwards asserted that he had on his deathbed repented of having caused his lords to swear to receive Matilda as his successor (Gesta Stephani, p. 7), and that he had on one occasion absolved them from their oath (Gervase, i. 94).
His corpse was carried to Rouen, and was followed thither by twenty thousand men. There it was roughly embalmed, and his bowels having been buried in the church of St. Mary de Pre at Emandreville, near Rouen, which had been begun by his mother and finished by him, his body was taken to Caen, where it lay for a month in the church of St. Stephen, and thence, according to his orders, was brought over to England, and buried, on 4 Jan. 1136, in the church of the monastery which he had founded at Reading (ib. p. 95; Henry of Huntingdon, pp. 256, 257; Orderic, p. 901).
Besides William and Matilda, his two legitimate children by his first wife, he had many natural children (for list see Cont. William of Jumièges, viii. 29; Lappenberg, p. 348).
Of these the most noteworthy was Robert, earl of Gloucester [see Robert, d. 1147], who is said on insufficient grounds to have been the son of Nest or Nesta [q.v.] daughter of Rhys ap Tewdwr (d. 1093), king of Deheubarth, one of Henry's mistresses, who afterwards married Gerald of Windsor, constable of Pembroke Castle, by whom she had four children: Robert was probably born at Caen before his father's accession, and was most likely the son of a French mother (Norman Conquest, v. 851). He was the eldest of Henry's sons (Continuat. William of Jumièges, lib. viii. cap. 39).
Of Henry's other natural children, Richard, and Matilda, wife of the Count of Perche, were both drowned in the White Ship; Reginald of Dunstanville, whose mother was Sibil, daughter and (in her issue) co-heir of Robert Corbet of Longden, Shropshire (Eyton, History of Shropshire, vii. 145, 159, 181), was created Earl of Cornwall in 1140, and died 1175 (Gesta Stephani, p. 65; see art. Reginald, Earl of Cornwall, d. 1175); Matilda was wife of Conan III of Brittany (Orderic, p. 544); Juliana, wife of Eustace of Pacy, lord of Breteuil; Constance, wife of Roscelin, viscount of Beaumont (Cont. William of Jumièges, viii. 29; Orderic, p. 900); and Sybilla, born to him by a sister of Waleran, count of Meulan, married Alexander I, king of Scotland, fourth son of Malcolm Canmore and Margaret, grand-niece of Edward the Confessor (ib. p. 702; Skene, Celtic Scotland, i. 448). By his mistress Nest or Nesta he was father of Henry ‘filius regis,’ who was slain in Anglesey in 1157 (Itinerarium Kambriæ, p. 130), and was also father of Meiler Fitzhenry [q.v.] and of Robert Fitzhenry (d. 1180?; Expugnatio Hiberniæ, p. 354).
Sources:
For Henry's birth and education, see Freeman's Norman Conquest, iv. 790-5; for his life before his accession and his reign to 1104, Freeman's William Rufus, passim; for his personal character, Norman Conquest, v. 839-45; for sketch of reign, ib. pp. 148-243; for state of England under him, and for his relations with Anjou, Miss Norgate's England under Angevin Kings, i. 1-96, 230-44, 261-71; for reign, especially as regards continental policy, Lappenberg's Norman Kings, pp. 276-356, trans. Thorpe; for constitutional aspect, Stubbs's Constitutional History, i. 303-18, and chap. xi. passim; for summary of events relating to his doings on the continent, index with references to Recueil des Historiens, xii. 934-7 (the chronological sequence is occasionally incorrect, but this is a matter of much doubt and difficulty owing to the confused character of the work of Orderic); William of Jumièges and Orderic, Hist. Norm. Scriptt. (Duchesne); Brevis Relatio (Giles); Anglo-Saxon Chron.; Henry of Huntingdon's Hist., with De Contemptu Mundi, Ann. Cambriæ, Descript. Kambriæap. Girald. Cambr. vol. iii., Annals of Waverley, Wykes, and Oseney ap. Ann. Monast. vols. ii. and iv., Hugh the Chantor ap. Archbishops of York, vol. ii., Symeon of Durham, and Gervase of Cant., all Rolls Ser.; Florence of Worc., William of Malm., Gesta Stephani, and William of Newburgh, all Engl. Hist. Soc.; Eadmer's Hist. Nov. and the Letters of S. Anselm, Patrol. Lat., Migne, vols. clviii. clix.; Map's De Nugis Curialium (Camd. Soc.); Hist. Dunelm. SS. tres (Surtees Soc.); Wace's Roman de Rou, ed. Andresen; Benoˆit, ed. Fr. Michel; John of Hexham, ed. Twysden; Suger's Vita Lud. Grossi, and Hist. Gaufr. Ducis ap. Recueil des Historiens, vol. xii.; Arnulf of Seez, tractatus ap. Rer. Ital. Scriptt. Muratori, vol. iii.; Vita S. Bernardi ap. Acta SS. O.S.B., Mabillon, vol. ii.; for Henry's English foundations, Dugdale's Monasticon, index, and references; Boase's Oxford and Creighton's Carlisle (Hist. Towns Ser.); Wood's City of Oxford (Oxf. Hist. Soc.)
Contributor: W. H. [William Hunt]
Published: 1891
Henry I was born in the year 1068---a factor he himself regarded as highly significant, for he was the only son of the Conqueror born after the conquest of England, and to Henry this meant he was heir to the throne. He was not an attractive
proposition: he was dissolute to a degree, producing at least a score of bastards; but far worse he was prone to sadistic cruelty---on one occasion, for example, personally punishing a rebellious burgher by throwing him from the walls of his town.
At the death of William the Conqueror, Henry was left no lands, merely 5,000 pounds of silver. With these he bought lands from his elder brother Robert Curthose, Duke of Normandy, only to see them taken back again a few years later by Robert, in unholy alliance with his brother William Rufus.
Henry could do little to avenge such treatment, but in England he found numerous barons who were tired of the exactions and ambitions of their king. He formed alliances with some of these, notably with the important de Clare family. He and some of the de Clares were with William Rufus on his last hunting expedition, and it is thought that the king's death was the result of Henry's plotting.
Certainly he moved fast to take advantage of it; leaving Rufus's body unattended in the woods, he swooped down on Winchester to take control of the treasury. Two days later he was in Westminster, being crowned by the Bishop of London. His speed is understandable when one realises that his elder brother, Robert [Curthose], was returning from the crusade, and claimed, with good reason, to be the true heir.
Henry showed great good sense in his first actions as King. He arrested Ranulph Flambard, William's tax-gatherer, and recalled Anselm, the exiled Archbishop. Furthermore, he issued a Charter of Liberties which promised speedy redress of
grievances, and a return to the good government of the Conqueror. Putting aside for the moment his many mistresses, he married the sister of the King of Scots, who was descended from the royal line of Wessex; and lest the Norman barons should
think him too pro-English in this action, he changed her name from Edith to Matilda. No one could claim that he did not aim to please.
In 1101 Robert Curthose invaded, but Henry met him at Alton, and persuaded him to go away again by promising him an annuity of £2,000. He had no intention of keeping up the payments, but the problem was temporarily solved.
He now felt strong enough to move against dissident barons who might give trouble in the future. Chief amongst these was the vicious Robert of Bellême, Earl of Shrewsbury, whom Henry had known for many years as a dangerous troublemaker. He set
up a number of charges against him in the king's court, making it plain that if he appeared for trial he would be convicted and imprisoned. Thus Robert and his colleagues were forced into rebellion at a time not of their own choosing, were
easily defeated and sent scuttling back to Normandy.
In Normandy Robert Curthose began to wreak his wrath on all connected with his brother, thus giving Henry an excellent chance to retaliate with charges of misgovernment and invade. He made two expeditions in 1104-5, before the great expedition of 1106 on which Robert was defeated at the hour-long battle of Tinchebrai, on the anniversary of Hastings. No one had expected such an easy victory, but Henry took advantage of the state of shock resulting from the battle to annex Normandy.
Robert was imprisoned (in some comfort, it be said); he lived on for 28 more years, ending up in Cardiff castle whiling away the long hours learning Welsh. His son William Clito remained a free agent, to plague Henry for most of the rest of his reign.
In England the struggle with Anselm over the homage of bishops ran its course until the settlement of 1107. In matters of secular government life was more simple: Henry had found a brilliant administrator, Roger of Salisbury, to act as Justiciar for him. Roger had an inventive mind, a keen grasp of affairs, and the ability to single out young men of promise. He quickly built up a highly efficient team of administrators, and established new routines and forms of organisation within which they could work. To him we owe the Exchequer and its recording system of the Pipe Rolls, the circuits of royal justiciars spreading the king's peace, and the attempts at codification of law. Henry's good relationships with his barons, and with the burgeoning new towns owed much to skilful administration. Certainly he was able to gain a larger and more reliable revenue this way than by the crude extortion his brother had used.
In 1120 came the tragedy of the White Ship. The court was returning to England, and the finest ship in the land was filled with its young men, including Henry's son and heir William. Riotously drunk, they tried to go faster and faster, when suddenly the ship foundered. All hands except a butcher of Rouen were lost, and England was without an heir.
Henry's only legitimate child was Matilda, but she was married to the Emperor Henry V of Germany, and so could not succeed. But in 1125 her husband died, and Henry brought her home and forced the barons to swear fealty to her---though they did not like the prospect of a woman ruler. Henry then married her to Geoffrey of Anjou, the Normans' traditional enemy, and the barons were less happy---especially when the newly-weds had a terrible row, and Geoffrey ordered her out of his lands.
In 1131 Henry, absolutely determined, forced the barons to swear fealty once more, and the fact that they did so is testimoney of his controlling power. Matilda and Geoffrey were reunited, and in 1133 she produced a son whom she named for his grandfather. If only Henry could live on until his grandson was old enough to rule, all would be well.
But in 1135, against doctor's orders, he ate a hearty meal of lampreys, got acute indigestion, which turned into fever, and died. He was buried at his abbey in Reading---some said in a silver coffin, for which there was an unsuccessful search at the Dissolution. [Source: Who's Who in the Middle Ages, John Fines, Barnes & Noble Books, New York, 1995]
http://www.mindfreedom.net/gen/t-s-p/p1.htm#i8397
See also: http://en.wikipedia.org/wiki/Henry_I_of_England
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24th great-grandfather of Queen Elizabeth II
King Henry I (1068-1135)
Born: September 1068
at Selby, Yorkshire West Riding
King of England
Duke of Normandy
Died: 1st December 1135
at St. Denis-le-Fermont, Gisors, Normandy
Henry was the youngest son of William the Conqueror and his only child born in England. He came into the World at Selby, in Yorkshire, while Queen Matilda was accompanying her husband on his expedition to subdue the North. Henry was always his mother’s favourite and, though his father held a life interest, he inherited all her English states upon her death in 1083.
As a boy, Henry received an excellent education at Abingdon Abbey in Berkshire. Though a native speaker of Norman-French, as well as learning the usual Latin, he was taught to read and write in English. He also studied English law, possibly with a view to entering the Church, like so many other younger sons. Henry had a particular interest in natural history and, being far in advance of the times, eventually collected together the first zoo in the country, at his palace in Woodstock (Oxfordshire). His wide-ranging knowledge earned him the epithet of ‘Beauclerc’ meaning ‘Fine Scholar’, a name of which he was extremely proud. In later years, he even declared that ‘an unlettered King was but a crowned ass.’
Knighted by his father at Whitsun 1086, Henry became one of the barons who suffered from divided loyalties after the latter’s death the next year. The Conqueror left Normandy to his eldest son, Robert Curthose, and England to his second son, William Rufus. For nine years, this resulted in many disputes in which men like Henry, with lands in both realms, were obliged to take sides with one overlord while unintentionally antagonizing the other. Eventually, however, Robert renounced Normandy and set off on crusade, leaving Henry and the other barons to serve the monarch of a united kingdom. He was thus attending his brother, William, in the New Forest when he was accidentally (or otherwise) shot dead whilst out hunting on 2nd August 1100. Recognising the need for quick actions, the young prince left his brother’s body on the forest floor and rode straight for Winchester to secure both the treasury and his election as King by a small band of available councilors. He then left for Westminster where Bishop Maurice of crowned him in the Abbey, four days later.
Henry promised to return to the ways of his father and his first act as king was to restore the exiled St. Anselm to the Archdiocese of Canterbury. He then began his search for a suitable wife and quickly decided Princess Edith (later renamed Matilda), the eldest daughter of King Malcolm Canmore of Scots. Her mother was St Margaret, the grandaughter of the penultimate Saxon King of England, Edmund Ironside. So their children united the blood lines of both the old and new ruling houses.
Anselm’s return was not without controversy and the monarch and prelate soon clashed over the question of lay investiture of ecclesiastical estates. Believing he held his estates from the Pope, for years, the Archbishop refused to do homage for them to King Henry, until the frustrated monarch finally forced him to flee into exile once more. The King's sister, the Countess of Blois, eventually suggested a compromise in 1107, by which the bishops paid homage for their lands in return for Henry allowing clerical investiture.
King Henry’s elder brother, Robert, had returned from the Crusade in 1100, but proved such an ineffectual ruler in Normandy that the barons revolted against him and asked Henry, a wise monarch and a skilled diplomat, to take his place. The King crossed the Channel to aid their struggle and Duke Robert was prisoner at Tinchebrai. Disquiet continued to harass Henry’s rule in Normandy over the next few years, and this was not helped by war with France. However, in 1109, his foreign policy was triumphant in arranging the betrothal of his only legitimate daughter, Matilda, to the powerful German Emperor, Henry V. They were married five years later.
Despite his numerous bastard progeny, King Henry had only one other legitimate child, his heir, Prince William, a boisterous young man whom the monarch completely idolized. Tragically, in 1120, the prince was needlessly drowned - along with many of his generation at court - while making a return trip from Normandy in the ‘White Ship’ which ran aground and sank. It is said that Henry never smiled again. His first wife having died in 1118, Henry took a second, Adeliza of Louvain, in 1122. But, despite the lady being many years his junior, the marriage remained childless. So, four years later, while staying for Christmas at Windsor Castle, the King designated as his successor, his widowed daughter, the Empress Matilda; and all the barons swore to uphold her rights after his death. The following May, Henry also found his daughter a new husband, in the person of Geoffrey, the rather young heir to the County of Anjou.
Henry found it expedient to spent an equal amount of time in both his realms but, on 1st August 1135, he left England for the last time. An eclipse the next day was seen as a bad omen and by December, the King was dead. He apparently had a great love of lampreys (eels), despite their disagreeing with him intensely. He had been ordered not to eat them by his physician, but, at his hunting lodge at St Denis-le-Fermont, near Gisors, the monarch decided he fancied some for supper. A severe case of ptomaine poisoning ensued, of which gluttonous King Henry died.
Several Norman monasteries wanted Henry’s body buried within their walls, but it was mummified for transportation back to England and only his bowels, brains, heart, eyes & tongue were interred at Rouen Cathedral. As he had wished, King Henry was laid to rest before the high altar of Reading Abbey, at the time, an incomplete Cluniac house he had founded in 1121. The Di
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Elizabeth FitzRoy
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Henry FitzRoy
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Gieva de Tracy, concubine #12 of...
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Baron Henry de Tracy, Baron Barn...
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Concubines #7 - #11 Mistresses o...
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Enrique I de Inglaterra (Selby, Yorkshire, c. 1068/1069-Lyons-la-Forêt, Normandía, 1 de diciembre de 1135); rey de Inglaterra, cuarto hijo varón de Guillermo el Conquistador y de Matilde de Flandes.


Primeros años y ascenso al trono®
A la muerte de su padre en 1087, recibe de herencia 5.000 monedas de plata, siendo conocido como Enrique "Beauclerc" (buen cura en francés), pues desde su infancia se esperaba que siguiera la carrera eclesiástica, habiendo recibido por ello una excelente educación.

Pero el asesinato de su hermano mayor, Guillermo el Rojo (2 de agosto de 1100) –al que se le vincula–, y la ausencia de su hermano mayor Roberto –que estaba en las Cruzadas– lo convierten en el nuevo soberano de Inglaterra, siendo coronado tres días más tarde (5 de agosto de 1100).

Matrimonio y descendencia®
El 11 de noviembre de ese mismo año, tras conseguir la dispensa de sus votos, se casó en la abadía de Westminster, con Edith de Escocia, hija de Malcolm III Canmore, rey de Escocia, y de su segunda esposa, la célebre Santa Margarita Atheling –la cual a su vez, era la hermana mayor de Edgar Atheling, el último miembro de la casa de los Cerdic, y bisnieta de Etelredo II de Inglaterra–. Con este matrimonio, conseguía darle al relativamente nuevo linaje normando cierta legitimidad.

De la unión nacieron tres hijos:

Eufemia (n.y m. Winchester, VII. 1101).
Matilde (n. Winchester, 7.2.1102 – m. Ruan, Francia, 10.9.1167), competidora al trono a la muerte de su padre.
Guillermo "Atheling" (n. Winchester, VIII.1103 – m. ahogado durante el naufragio de su barco, "Le Blanche-Neuf", en Barfleur, Normandía, 25.11.1120), casado con Isabel de Anjou –hermana mayor de Godofredo Plantagenet, segundo esposo de Matilde– (n.1107 – m.1154), la cual toma los hábitos al enviudar, llegando a ser abadesa de Fontevrault.
Lucha por el poder®
En 1101 su hermano Roberto retorna a Inglaterra e intenta hacer valer sus derechos al trono inglés, pero la falta de apoyo de los nobles normandos le hace desistir de su idea. Por el Tratado de Alton, Roberto reconoce a Enrique como rey y éste a cambio concede a su hermano una pensión de 5000 marcos, que se apresuró a pagar.

Ante la falta de recursos económicos, y para ahorrarse así dejar la pensión de Roberto, Enrique conquista el ducado de Normandía al derrotar y encarcelar a su hermano en la batalla de Tinchebray, en Normandía (1106). El ducado de Normandía es anexionado al reino de Inglaterra, y el depuesto duque es confinado sucesivamente en los castillos de Devizes y de Cardiff, donde morirá en 1134.

Política interior®
Para apaciguar a la nobleza, concede una Carta de Libertades, anticipo de la Carta Magna y restaura muchos de los códigos legislativos del rey Eduardo el Confesor. Durante su reinado se disfrutó de una paz, tranquilidad y seguridad que no había tenido el país en muchos años, cambiando el sistema de justicia en el reino para mejor.

Tras la muerte de su único hijo varón legítimo, Guillermo, trata con todas sus energías de que los barones del reino acepten a su hija Matilde como la nueva heredera del trono. Muerta su esposa Matilde en 1118, el rey decide casarse nuevamente, en un afán desesperado por concebir un hijo varón que lo suceda en el trono. El 29 de enero de 1121, en la abadía de Westminster, se desposa con Adela de Lovaina, de sólo 17 años de edad. Este matrimonio no tuvo descendencia.

Murió en la ciudad de Lyons-la-Forêt, cerca de Ruan, en Francia, el 1 de diciembre de 1135, a los 67 años de edad, siendo sepultado en la abadía de Reading.

Descendencia ilegítima®
El rey Enrique es famoso por ser el rey inglés con mayor número de hijos ilegítimos nacidos y reconocidos, con un número entre 20 y 25. Tuvo muchas amantes por ello la identificación de la madre de cada niño es difícil.

Sus hijos ilegítimos de los que hay documentación son los siguientes:

Roberto, Primer Conde de Gloucester. Nacido en 1090. A menudo se dice que fue hijo de Sibila Corbet.
Maud FitzRoy, casada en 1113 con Conan III, duque de Bretaña
Constanza FitzRoy, casada en 1122 con Richard de Beaumont
Mabel FitzRoy, casada con Guillermo III Gouet
Alicia FitzRoy, casada con Matthieu I de Montmorency y tuvo dos hijos.
Gilbert FitzRoy, murió después de 1142. Su madre pudo haber sido una hermana de Walter de Gand.
Emma, se casó con Guy de Laval IV, Señor de Laval


Predecesor:
Guillermo II el Rojo Rey de Inglaterra
1100 – 1135 Sucesor:
Esteban de Blois
Predecesor:
Roberto II Duque de Normandía
1106 – 1135 Sucesor:
Esteban I


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Indice de Personas

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