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is your 18th great uncle de: Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo →Gil Álvarez de Albornoz, Cardenal is your 18th great uncle.
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(Linea Paterna)
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Gil Álvarez de Albornoz, Cardenal is your 18th great uncle.of→ Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo→ Dr. Enrique Jorge Urdaneta Lecuna
your father → Dr. Carlos Urdaneta Carrillo
his father → Dr. Enrique Urdaneta Maya
his father → Josefa Alcira Maya de la Torre y Rodríguez
his mother → Vicenta Rodríguez Uzcátegui
her mother → María Celsa Uzcátegui Rincón
her mother → Sancho Antonio de Uzcátegui Briceño
her father → Jacobo de Uzcátegui Bohorques
his father → Luisa Jimeno de Bohorques Dávila
his mother → Juan Jimeno de Bohórquez
her father → Luisa Velásquez de Velasco
his mother → Juan Velásquez de Velasco y Montalvo, Gobernador de La Grita
her father → Ortún Velázquez de Velasco
his father → María Enríquez de Acuña
his mother → Lope Vázquez de Acuña, II Conde de Buendia
her father → Pedro Vázquez de Acuña y Carrillo de Albornoz, I Conde de Buendía
his father → Teresa Carrillo de Albornoz
his mother → Urraca Álvarez de Albornoz y Rodriguez, señora de Portilla
her mother → Alvar Garcia de Albornoz Luna
her father → Gil Álvarez de Albornoz, Cardenal
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Gil Álvarez de Albornoz, Cardenal
Gender: Male
Birth: 1310
Carrascosa del Campo, Cuenca, Castile-La Mancha, Spain
Death: August 24, 1367 (56-57)
Viterbo, Viterbo, Lazio, Italy
Immediate Family:
Son of Garci Alvarez De Albornoz, IV señor de Albornoz and Teresa de Luna
Brother of Alvar Garcia de Albornoz Luna and Fernán Gómez de Albornoz
Half brother of Jimeno Alvarez de Albornoz, arzobispo de Toledo
Added by: Pablo Romero (Curador) on April 12, 2009
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Garci Alvarez De Albornoz, IV se...
father
Teresa de Luna
mother
Alvar Garcia de Albornoz Luna
brother
Fernán Gómez de Albornoz
brother
Teresa Martínez de Luna y Alagon
stepmother
Jimeno Alvarez de Albornoz, arzo...
half brother
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Cardenal y estadista español, nace en Cuenca, y muere en Viterbo.
Sus ascendientes fueron de la alta nobleza . Su padre don García , descendía de Alfonso V , REY de Leon ; su madre , Teresa de Luna , provenia de la real casa de Aragon .
Arzobispo de Toledo, cardenal y legado de la Santa Sede en Italia. Hijo de García Álvarez de Albornoz y Teresa de Luna. Cursó estudios de derecho, posiblemente en la Universidad de Montpellier, aunque algunos autores lo sitúan en la Universidad de Toulouse. Parte de su formación la recibió al lado de su tío, Jimeno de Luna, cuando ocupaba la sede episcopal de Zargoza. Hacia 1322 formaba parte del entorno cortesano del infante don Juan, hijo de Jaime II. Dos años más tarde conseguía una canonjía en Cuenca, así como el arcedianato de Huete; a instancias del infante Alfonso de Aragón se le concedió otra canonjía, pero esta vez en Toledo. En 1326 y 1327 fue propuesto para el obispado de Cuenca, nombramientos que no fueron confirmados por el papa Juan XXII. Con motivo de la elevación de su tío Jimeno de Luna al arzobispado de Toledo, se trasladó a esta ciudad donde cimentó su futura y exitosa carrera eclesiástica. Allí entró en contacto con la corte del joven rey Alfonso XI que le empleó en misiones diplomáticas: fue enviado como embajador a la curia papal y también en misión negociadora con el reino de Navarra en relación al litigio por la posesión del monasterio de Fitero y el castillo de Tudején.A la muerte de su tío fue nombrado arzobispo de Toledo, cargo en el que tuvo que hacer de árbitro entre el papa y el rey de Castilla. Hacia 1350 abandonó la silla arzobispal tras su nombramiento como cardenal. En esa nueva posición fue designado de manera casi sucesiva como legado papal en Italia (1353-1357 y 1358-1367). Su misión consistió en la recuperación del dominio sobre aquellas ciudades y territorios dependientes de la Santa Sede y que habían sido ocupados por señores laicos. Este paso era necesario para el regreso de la curia papal desde Aviñón a Roma. Uno de sus grandes legados fue la fundación del Real Colegio de España de Bolonia en 1364.FuncionesArzobispo de Toledo entre 1338 y 1350
OcupacionesCardenales
Hizo sus estudios en la escuela de toulouse y pronto mostro singular valentía caballeresca. Por eso Alfonso XI de Castilla le nombro su capellan de corte , consejero de Estado , su abanderado y en 1337 arzobispo de Toledo . Su labor pastoral la hacen ver los concilios provinciales por el celebrados en 1339 y 1347 .En 1340 , a instancia del REY de Castilla , tomo parte en la campaña contra los moros en Africa . Al lado del REY asistio a varios combates en la peninsula , salvando la vida de aquel en el sitio de Tarifa y contribuyendo no poco a la toma de la plaza de Algeciras . Al subir al trono Pedro el Cruel , Albornoz le vitupero su desarreglada vida , y por ello experimento los efectos de la colera del REY de modo que se vio obligado a huir de España . Refugiose en Aviñon . El Papa Clemente VI , de quien era conocido el valer de Albornoz , le acogio con distinción , haciendole Cardenal en 1350 . El promovido renuncio su sede de Toledo alegando que , de retenerla , hará algo análogo a lo que hacía Pedro el Cruel , que vivía con la Padilla , viviendo su legítima esposa ,Blanca. Inocencio IV , que organizó los Estados de la Iglesia con base de poder militar , nombro jefe del mismo a Albornoz , y este , formando un ejercito con Alemanes , Hungaros y Franceses , reconquisto todas las plazas de aquel patrimonio.En todas partes era querido y se le dio el titulo de padre de la Iglesia . Solo Forli resistio a su poder , cuando el PAPA lo llamó a Aviñon para poner en su puesto al Abad de Cluny , Androni de la Roche . Pero la mala gestion del último exigio el nuevo envio de Albornoz .
A la muerte de Inocencio IV era casí segura su promoción al Papado; mas Albornoz no quiso comparecer en el conclave. Reinando el nuevo Papa Urbano V. continuó en su empleo de legado en Italia y se señaló sobre todo por aniquilar totalmente a aquel poderoso enemigo del Papado , Visconti de Milan , por la publicación de las famosas leyes que llevan el nombre de Constituciones Egidianas , que tuvieron sabia secular aplicación , y por haber formado una alianza defensiva y ofensiva entre el PAPA , el emperador , la reina de Napoles , varios señores de Italia y las Republicas de Sena y Perusa , contra el poder del Visconti.
Albornoz fundo el colegio Español . Sus restos fueron trasladados a la Catedral de Toledo.
Alfonso V, Rey de León
d. 1028 Vermudo II, Rey de León
d. 999 Ordoño I., Rey de León
d. 956
Sanchia de León was the daughter of Alfonso V, Rey de León.1 She married Fernando I, Rey de Castilla y León, son of Sancho III, Rey de Navarre and Munia Elvira de Castilla, in 1033.1 She died in 1067.1
Family Fernando I, Rey de Castilla y León d. 1065
Children Garcias, Rey de Galice d. 10951
Sancho II, Rey de Castilla y León d. 10721
Alfonso VI, Rey de Castilla y León+ b. 1039, d. 30 Jun 11091
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Alvarez Carillo Gil de Albornoz
A renowned cardinal, general, and statesman; b. about 1310 at Cuenca in New Castile; d. 23 Aug., 1367, at the Castle of Bonriposo, near Viterbo, in Italy. His father, Don Garcia, was a descendant of King Alfonso V of Leon, and his mother, Teresa de Luna, belonged to the royal house of Aragon. After studying law at Toulouse, he became royal almoner, soon after Archdeacon of Calatrava, and, finally, on 13 May, 1338, Archbishop of Toledo. In 1340 he accompanied King Alfonso XI on his campaign against the Moors, saved the life of the king in the battle of Rio Salado on 30 Oct., 1340, and took part in the siege of Algeciras in 1344. As Archbishop of Toledo he held two reform synods, one at Toledo in May, 1339 (Mansi, XXV, 1143-8), the other at Alcalá, in April, 1347 (Mansi, XXVI, 123-6). In March, 1350, Alfonso XI was succeeded by his son Pedro "El Cruel", whom Albornoz on various occasions severely rebuked for his cruelty and lasciviousness. As a result the king conceived a deadly hatred of him and sought his life. The archbishop fled from Spain and took refuge at the papal court in Avignon, where Clement VI received him kindly and created him Cardinal-Priest of San Clemente, 17 Dec., 1350, whereupon Albornoz resigned as Archbishop of Toledo. Two years and a half later Innocent VI entrusted him with the restoration of papal authority in the ecclesiastical territories of Italy. The Bull appointing him legate and vicar-general of the Papal States with extraordinary powers was issued on 30 June, 1353. During the sojourn of the popes at Avignon the ecclesiastical territories of Italy had, to all intents and purposes, become lost to the popes. The intrepid cardinal set out for Italy in the autumn of 1353 at the head of a small army of mercenaries. After gaining the support of the influential Archbishop Giovanni Visconti of Milan and that of Pisa, Florence, and Siena, he began his military operations against the powerful Giovanni di Vico, Prefect of Rome, Lord of Viterbo and usurper of a large tract of papal territory. The latter was defeated in the battle of Orvieto, 10 March, 1354. A treaty was concluded at Montefiascone on 5 June, whereupon Giovanni di Vico made his submission to the cardinal at Orvieto. In order to gain the support of the prefect for the future, the cardinal appointed him Governor of Corneto for twelve years. Innocent VI was displeased at the easy terms of the treaty, but the cardinal justified his act by pointing out the necessity of prudence for his final success. The pope had already previously sent Cola di Rienzi, the former tribune of Rome, to Italy to be used by the cardinal as he saw fit. The cardinal did not trust the visionary Rienzi, and for a time kept him at Perugia; but upon the repeated request of the Romans and of Rienzi himself, he finally appointed him Senator of Rome, to replace Guido dell' Isola who showed himself powerless against the intrigues of the Roman nobility. On 1 Aug., 1354, Rienzi entered Rome and was hailed by the people as a liberator. Soon, however, his cruelty, his oppressive taxes, and his costly revelries made him hated, and during a popular tumult on 8 Oct., 1354, he fell a victim to the fury of the mob. After the fall of Rienzi, the cardinal restored order in Rome.
The submission of Giovanni di Vico resulted in the return of the Papal States (in their narrow sense) and the Duchy of Spoleto to papal authority. Albornoz now turned his attention to the restoration of the Gentile da Mogliano of Fermo and Ridolfo da Varano of Camerino, he began military operations against the two powerful Malatestas of Rimini. The Malatestas allied themselves with their enemy, Francesco degli Ordelaffi, who had usurped a large part of the Romagna. They also won over the faithless Gentile da Mogliano. Ridolfo da Varano, to whom the cardinal had given the supreme command of the papal army, gained a signal victory over Galeotto de' Malatesta near Paterno, and on 2 June, 1355, a treaty was concluded with the Malatestas, which was approved by Innocent VI on 20 June. Henceforth the Malatestas were faithful allies of the papal forces. Their submission was soon followed by that of Montefeltro, which brought the districts of Urbino and Cagli under the power of the cardinal. Shortly after, the cities of Sinigaglia and Ancona, and the two brothers Bernardino and Guido da Polenta, Lords of Ravenna and Cervia, submitted to the cardinal. Towards the end of 1355 Albornoz was appointed Bishop of Sabina. Giovanni and Riniero de' Manfredi, of Faenza, and Francesco degli Ordelaffi, of the Romagna, stubbornly refused to submit. In 1356 a crusade was preached against them by order of the pope. The Manfredi surrendered Faenza to Albornoz, 10 Nov., 1356, but Ordelaffi and his wife, the warlike Marzia, were still unconquered. The cardinal had repeatedly asked Innocent VI to be recalled to Avignon. Now that all the usurpers of the Papal States with the exception of Ordelaffi had been subdued, the pope granted his request and sent Androin de la Roche, Abbot of Cluny, to replace him in Italy. Before returning to Avignon, the cardinal held a meeting of the vicars of the papal territory on 29 April, 1357, and the two following days. At this meeting he published his famous Constitutions for the Papal States, "Constitutiones Sanctæ Matris Ecclesiæ", generally known as the "Egidian Constitutions". When he made known to the assembled vicars his intention to return to Avignon, they all urged him to remain, at least till September. He reluctantly consented and at once began military operations against Ordelaffi. On 21 June he took Cesena, and Bertinoro fell into his hands on 25 July. When the cardinal departed for Avignon in September, Ordelaffi was still master of Forlì and a few other strongholds of the Romagna. On 23 October the cardinal arrived at Avignon, was received with high honours by the pope, and hailed as "Pater Ecclesiæ".
Albornoz remained only a short time at Avignon. His successor in Italy, the Abbot of Cluny, lacked the military training to contend successfully with the skilled and valiant Ordelaffi. Moreover, the intrigues of Giovanni di Vico in the Papal States and fresh disturbances in Rome required the presence of Albornoz in Italy. The pope ordered him to return thither in December, 1358. He at once began operations against Ordelaffi, whose endeavours to buy the Condottiere Lando and his Grand Company into his service he frustrated by a contract with Lando. Ordelaffi was finally compelled to surrender, and on 4 July, 1359, the cardinal took possession of Forlì. He allowed Ordelaffi to rule as papal vicar over Forlimpopoli and Castrocaro. In Rome, during the cardinal's absence, the people had established the septemviri to rule jointly with the senator. Deeming it imprudent to go against the will of the people, he consented to the new arrangement, but reserved the appointment of the senator to the pope. With the exception of Bologna, the entire pontifical territory now again acknowledged the sovereignty of the pope. Giovanni d'Ollegio, who had possession of Bologna, was engaged in a war with Bernabò Visconti of Milan, who attempted to become master of Bologna. Unable to contend with the powerful Bernabò, Giovanni d'Ollegio surrendered Bologna to the cardinal, who tried in vain to arrive at an amicable arrangement with Bernabò. Meanwhile Innocent VI had died (12 Sept., 1362). Albornoz refused the tiara which was offered him, and Urban V was elected pope. Under him Albornoz continued his military operations against Bernabò, whose stubborn resistance was the principal obstacle to the crusade which Urban V intended to undertake against the Turks. When all other attempts failed, the pope published a crusade against, Bernabò in the spring of 1363. In April the cardinal gained a victory at Salaruolo, near Modena, and the complete subjection of this stubborn tyrant was now only a question of time. But the idea of a crusade against the Turks had so completely taken possession of the pope that on 13 March, 1364, a hurried peace was concluded, the conditions of which were extremely favourable to Bernabò, who received 500,000 gold florins for his surrender of the city and principality of Bologna.
The cardinal had now completed the difficult task that had been entrusted to him by Innocent VI. He had again subjected the whole pontifical territory to the papal authority and thereby made it possible for the pope to return to Rome. But he did not receive the gratitude which he had so well earned. Urban V gave credence to the cardinal's enemies who accused him of having misappropriated papal moneys. In consequence the management of the temporal affairs of the Romagna was taken from Albornoz and given to the Bishop of Ravenna. Hereupon the cardinal asked to be recalled from Italy and addressed a letter to the pope in which he gave an account of his management. The pope discovered his mistake and in his answer gave due credit for the inestimable service which Albornoz had performed for the papacy. In 1367 Urban V returned to Rome; Albornoz received him at Viterbo, but died before the pope came to Rome. In accordance with his wish he was buried in the church of St. Francis at Assisi, but four years later his remains were transferred to Toledo. His Constitutions for the Papal States were among the earliest books printed in Italy (Jesi, 1473); they remained in force until 1816. He is also the author of a compilation of all the documents relating to the subjection of the papal archives under the title "Codex legationis Cardinalis Egidii Albornotii". In his will (29 Sept., 1364) he provided for the foundation of the Spanish College of St. Clement at Bologna (Collegium Albornotianum) with 24 Spanish students and 2 chaplains.
Rashdall (Hist. of Universities, Oxford, 1895, I, 200) says that it was the first Continental college "on a scale at all approaching that with which we are familiar in the English Universities", and was the model of many others in Italy and Spain. It still flourishes upon its ancient site, in sumptuously adorned sixteenth-century buildings, under control of the Spanish Government, which sends thither candidates for the diplomatic service who have the B.A. degree of a Spanish university.
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Gil Álvarez de AlbornozDe Wikipedia, la enciclopedia libre
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Egidio Álvarez de Albornoz y Luna
Cardenal de San Clemente
grabado conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Proclamación 1350 por Clemente VI
Nacimiento Carrascosa del Campo, 1310
Fallecimiento Viterbo, 24 de agosto de 1367
Alma Máter Universidad de Tolosa
Egidio Álvarez de Albornoz y Luna, también conocido como Gil de Albornoz o Gil Carrillo de Albornoz (Carrascosa del Campo , 1310 — Viterbo, Italia, 24 de agosto de 1367) fue arzobispo de Toledo (1338 - 1350) y cardenal de la Iglesia Católica desde 1350. El apellido Carrillo de Albornoz, derivado posterior de parte de la familia, para este cardenal parece una acumulación de errores durante siglos sin justificación genealógica suficientemente firme.
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1 Biografía
1.1 Arzobispo de Toledo
1.2 Primer legado en Italia
1.2.1 Constitutiones Aegidianae
1.3 Segundo legado en Italia
1.4 Colegios
1.5 Familia
1.6 Restos
2 Referencias
3 Enlaces externos
[editar] Biografía[editar] Arzobispo de ToledoEn su juventud estudió Derecho en Toulouse (Francia), iniciando su carrera eclesiástica como archidiácono de Calatrava para continuar, desde 1338, como arzobispo de Toledo con unos 28 años de edad. Desde esta dignidad actuó como consejero político y prestamista financiero de los cuantiosos bienes del arzobispado toledano con Alfonso XI de Castilla, en las guerras contra los musulmanes que lograron la conquista de Algeciras y de Tarifa.[1]
Su relación con el rey pareció haber sido muy estrecha, sin demasiadas argumentaciones morales contra la amante real, la viuda doña Leonor de Guzmán, madre de Enrique II de Castilla. El 13 de mayo de 1338 la Cancillería Pontificia en Avignon le concedía la provisión del Arzobispado de Toledo, "diácono, arcediano de la Orden Militar de Calatrava, capellán pontificio y Doctor en Decretales".
Gil figura en la Corte de Burgos de 1341 como Canciller, Arzobispo y Legado Pontificio de la Cruzada europea en Algeciras contra los benimerines del Reino de Fez. También interviene entonces en la asignación eclesiástica y civil al Patrimonio y Patronato Real de la actual Alcalá la Real, provincia de Jaén, entonces llamada hasta su conquista Alcalá de Benzayde, frontera durante siglos del Reino Nazarí de Granada.
Una vez más Juan Manuel y el ofendido rey portugués y suegro de Alfonso XI de Castilla, padre de 10 hijos con la viuda Leonor de Guzmán y de tan sólo Pedro I de Castilla con su hija, recaban armas y dinero de sus súbditos para otra Cruzada de Occidente. Comenzado el Cerco de Algeciras, Don Gil consiguió préstamos dinerarios del Rey de Francia, a la sazón enfrentado a los ingleses en Francia.
En 1350, con la subida al trono de Pedro I de Castilla, Albornoz tuvo que exiliarse en Aviñón por diversas razones, era valedor de Leonor de Guzmán y sus hijos, un defensor de la independencia eclesiástica frente a la política intervencionista de Pedro, y, además, curiosamente, se enfrenta al nuevo monarca castellano con motivo de la relación extramatrimonial que este mantenía con María de Padilla.
Su hermano primogénito Alvar García había buscado en Francia a Blanca de Borbón, hermana gemela de la luego Reina Consorte de Francia Juana de Borbón, pese a que su padre el Duque I de Borbón (Pedro I de Borbón) pareció haber tenido pocos dineros para sus dotes matrimoniales, una de las razones probables del desprecio de Pedro I de Castilla.
En Aviñón fue acogido con especial afecto por el Papa Clemente VI. Durante la estancia en Francia obtuvo el capelo cardenalicio del título de San Clemente (1350).
[editar] Primer legado en ItaliaSu llegada a Aviñón, sede francesa del Papado desde aproximadamente 1308, es providencial. En ese momento el papa Clemente VI prepara una campaña militar para lograr la restauración y pacificación de los Estados Pontificios. La experiencia militar del arzobispo toledano, unida a su gran formación política, hacían de él el candidato idóneo para dirigir el ejército papal. Así, el 17 de diciembre de 1350, es creado cardenal de San Clemente y, el 30 de julio de 1353, lo designa legado papal y vicario general en Italia, adonde se dirige con el objetivo de restaurar la autoridad papal en los Estados Pontificios y especialmente con la tarea de someter al prefecto de Roma Giovanni di Vico, con quien, tras derrotarlo en la Batalla de Orvieto, firmó el tratado de Montefiascone (Montefiascón), en el que este reconocía la soberanía pontificia.
El 14 de julio de 1354 Gil entraba en Viterbo, a 16 kilómetros de Montefiascón, conquistada por su tío Lope Martínez de Luna, parece ser que también conocido como Lope Fernández de Luna, Arzobispo de Zaragoza en el período 1351 - 1380 en que muere quedando el Arzobispado sin cubrir durante 3 años, donde se asienta y asiste a principios de 1355 a la Coronacíon en Roma del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos IV de Luxemburgo o también Carlos I de Bohemia, uniéndose después con Galeotto Malatesta, contra tiranos y tiranuelos municipales de Faenza, Forli, Forlimpopoli, Cesena, etc.
Entretanto el papa Clemente VI había fallecido en Aviñón en 1352, siendo elegido sucesor Inocencio VI, quien decidió enviar a Italia al extribuno romano Cola di Rienzo que se encontraba prisionero en Aviñón condenado a muerte, con la idea de que prestara ayuda al cardenal Albornoz. Sin embargo la actuación en Roma de Rienzo provocó un motín en el que fue asesinado.
Tras la revuelta de Cola di Rienzo, reinstauró en la ciudad de Roma el tradicional gobierno en el que dos cónsules, elegidos entre las familias nobles de la ciudad, ostentaban el poder. Asegurada la situación en la ciudad dedicó su atención a la recuperación de las restantes ciudades y territorios italianos, logrando entre 1356 y 1357 la recuperación de casi todos los Estados Pontificios.
En Toledo, su sucesor en el Arzobispado Gonzalo de Aguilar había muerto sucediéndole, quizá por influjo de Gil, Blas Fernández de Toledo (1353 - 1362). Hasta 1362 hubo una serie de crímenes y ejecuciones ordenados por Pedro I de Castilla y también tendría lugar el supuesto asesinato, "por orden suya", de Blanca de Borbón, su esposa oficial, a la edad de 25 años, en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, y la muerte de su "esposa por promesa de palabra" anterior María de Padilla en 1362, de unos 28 años, como Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique II de Castilla, madre de 1 varón (Alfonso) y tres hembras [Constanza, Beatriz e Isabel).
En 1357 cuando Don Gil intentaba la recuperación de Forli, recibió la noticia de que había sido sustituido como legado papal en Italia, por el abad de Cluny y futuro cardenal, Androin de la Roche.
[editar] Constitutiones AegidianaeAlbornoz redactó para los Estados Pontificios las Constitutiones Aegidianae, inspiradas en parte por los llamados Ordenamientos de Alcalá de 1345, antes de regresar a Aviñón, se reunió con todos los vicarios de los territorios pontificios entre el 29 de abril y el 1 de mayo de 1357. En el transcurso de esta asamblea publicó sus famosas Constitutiones Sanctae Matris Ecclesiae, más conocidas como Constitutiones Aegidianae que proporcionaban una imprescindible base jurídica para la organización y gobierno de los Estados de la Iglesia.[1]
Esta norma, que tendrán validez jurídica hasta 1816 (aunque no fueron abolidas hasta 1929), dividía los Estados Pontificios en cinco provincias: Campania y Marítima, Ducado de Spoleto, Marca de Ancona, Patrimonio de San Pedro y Romaña.
Cada una de estas provincias estaba gobernada por un Rector designado personalmente por el Papa y que se encargaba del nombramiento de un Consejo compuesto por siete Jueces, que para evitar la corrupción, no podían pertenecer a la provincia en la que desarrollarían sus funciones. El rector se encargaba también del nombramiento del jefe de la fuerza armada de la provincia, especificándose que dicho cargo no podría recaer en uno de sus parientes.
[editar] Segundo legado en ItaliaLa labor de su sucesor en Italia, el abad de Cluny fue de poco éxito por lo que volvió a quedar al frente de los asuntos de la Iglesia en Italia, por decreto de 18 de septiembre de 1358, en diciembre de 1358, logrando en los dos años siguientes, tras la conquista de Forli y de Bolonia, sublevada contra el tirano Giovanni Visconti da Oleggio y conquistada por el aragonés Francisco Blasco de Belvís el 15 de marzo de 1359, y en donde entra con gran pompa Gil en octubre de 1359 de modo que casi todos los territorios pontificios volvieran a quedar bajo la autoridad papal. Por entonces, Niccoló Spinelli di Giovinazzi di Napoli da Giovinazzo, al principio asociado a los insaciables Viscontis, se acerca a las Cortes de Albornoz y a través de éste a la Reina Juana I de Nápoles.
En 1362 falleció Inocencio VI, y tras su rechazo a la tiara que le fue ofrecida, resultó elegido en 28 septiembre de 1362 Urbano V quien al año siguiente lo vuelve a sustituir por el abad de Cluny quedando como legado en Nápoles. En 6 de abril de 1363 los Albornoz y sus mesnadas y mercenarios conquistan cerca de Faenza territorios ocupados por los Visconti muriendo allí su sobrino carnal García de Albornoz.
El 14 de enero de 1364 envió una carta por al Pontífice Urbano V, "la carta más dura que jamás haya recibido un Pontífice".
Expulsados los reyes de ascendencia húngara de Nápoles consiguió Gil torear con éxito a la taimada y voluble Reina Juana I de Nápoles, recién casada en terceras nupcias con el supuesto Infante exiliado Jaime de Mallorca, (enterrado en Soria, España). Le cambió las reliquias de San Blas, que por testamento iba a ceder a la Catedral de Cuenca, España, quedándose a cambio con las de Santa Lucía.
Don Gil falleció en Viterbo, Italia, el 24 de agosto de 1367 y legó en herencia todo su patrimonio para la construcción de un Collegium Hispanicum en Bolonia, sede de la más antigua universidad europea, en donde estudiantes españoles se formarían para ejercer cargos de responsabilidad en España. Su muerte dejo en Italia una situación política con un equilibrio inestable.[1]
[editar] Colegios
Vista exterior del Colegio de San Clemente de los Españoles en Bolonia, fundación del Cardenal de Albornoz.Es destacable su visión de futuro al titular "hispanicus" a su Colegio, varios siglos antes de la constitución de España como sujeto jurídico-político, y adelantándose a la formación de las naciones de la Cristiandad (hispánica, gálica, ánglica y germánica), en el Concilio de Constanza.
El edificio fue construido a partir de 1364 bajo los diseños y la idea del propio cardenal teniendo pinturas de finales del siglo 17 y principios del 18 de Giuseppe Crespi, "Lo Spagnolo", Federico Lippi de Dalmacia, de nombre real B. Bencovich, alumno también como Giuseppe María Crespi, de Carlo Cignani en Bolonia, pintor en Bolonia y en Forli, y otros pintores de la época.
Sus ideas fueron plasmadas en en los estatutos fundacionales por su sobrino Fernando Álvarez de Albornoz y aún hoy (2007) sigue cumpliendo la función para la que fue erigido.
También fundó el Real Colegio de España que fue construido entre 1365 y 1367.
A continuación se nombran los personajes importantes egresados de sus colegios o fundaciones:
Siglo XVI: El descendiente de conversos y Maestro en Oxford Juan Luis Vives, el gramático de la lengua castellana Nebrija, el descendiente de conversos considerado fundador de la Universidad de Sevilla Rodrigo Fernández de Santaella, el padre del escritor Alonso de Ercilla y de Zúñiga, Fortún García de Arteaga y Ercilla, el escritor pro-imperial Juan Ginés de Sepúlveda, redactor de una biografía de Don Gil y interlocutor de Hernando Colón, en Bolonia,
Siglo XVII: el genealogista de linajes aragoneses Andrés Aviñón y Serveto; el biógrafo de Don Gil en el Siglo XVII el conquense Baltasar Porreño, (1565-1639), eclesiástico que destacó en los estudios biográficos de figuras tales como el cardenal Gil de Albornoz (1628), Cisneros, Juan de Austria y dichos de Felipe II y Felipe III entre otras cosas,
Siglo XVIII: Francisco Pérez Bayer y Benicassim, el Conde de Floridablanca José Moñino Redondo, uno de los más duros con la expulsión de los Jesuitas.
El jesuíta aragonés San José de Pignatelli, su contemporáneo, que vivió en su casa propia de Bolonia, santo desde 1933, de poderosa familia hispano-italiana afincada en Zaragoza, sería uno de sus más sutiles y constantes opositores, salvo, claro está, el particular empeño en no aceptar la Orden de Disolución Papal ni seguir las ideas de otros ilustrados europeos de los nuevos amos de Polonia y del Báltico Eslavo desde 1773, Federico II el Grande de Prusia, (1712 - 1786) y la Emperatriz Rusa nacida en Alemania Catalina II de Rusia,(Stettin, Pomerania, actualmente Polonia, 2 de mayo de 1729 - San Petersburgo, 17 de noviembre de 1796, calendario gregoriano).
Siglos XIX y XX: Álvaro de Figueroa y Torres, 1º conde de Romanones, notorio político y factotum español, Presidente del Consejo de Ministros con Alfonso XIII, antiguo residente del Colegio en Bolonia (24 estudiantes), Iñigo de Arteaga y Falguera, 18º Duque del Infantado; Manuel Bartolomé Cossío, y el pensador económico y constitucionalista Elías Díaz García.
El Ministro republicano Alejandro Lerroux, financiador gubernamental del Colegio en la 2ª República Española; el jurista y profundo investigador sobre la obra y proyección de Juan Beneyto Pérez; el epígono del franquismo más rígido, hermano de Enrique, y muy próximos a Ramón Serrano Súñer, y al yerno de Benito Mussolini, Conde Galeazzo Ciano, (Livorno, 18 de marzo de 1903-Verona, 11 de enero de 1944) de la primera postguerra civil, José Antonio Giménez Arnau, padre de Jimmy Giménez Arnau.
El prestigioso penalista y abogado de presuntos delincuentes famosos en la prensa José María Stampa Braun, el prestigioso Académico de la Historia Manuel Fernández Álvarez, el jurista extremeño Marino Barbero Santos, el hispanista milanés Rinaldo Froldi, son una pequeña parte de varios centenares de personajes de la Letras y la Cultura de España que han gravitado en una u otra forma en torno al Colegio Hispánico de Bolonia. También hubo bastantes tradicionalistas y retrógrados poco citados por todas las instituciones universitarias en el mundo, por supuesto.
Algunos trabajos relativamente recientes de Pascual Tamburri, de la Universidad Pública de Navarra, sobre 29 colegiales que desempeñaron de puestos ligados con Hispanoamérica, épocas colonial y postcolonial, resultan bastante interesantes para proseguir y ampliar algunas investigaciones y/o planificaciones de resúmen general todavía pendientes en el tiempo:
[editar] FamiliaHijo no primogénito del a veces llamado García Álvarez de Albornoz , muerto el 18 de septiembre de 1329 , 4ª Señor de Albornoz (Provincia de Cuenca), Uña (Cuenca), Valdemeca, provincia de Cuenca, Aldehuela provincia de Guadalajara, El Hoyo de Cuenca, Cañizares, provincia de Cuenca, Mezquitas y Valera, provincia de Cuenca).
Jimeno de Luna, tío suyo y anterior Arzobispo de Tarragona, y su propia madre Teresa de Luna fueron hermanos de Pedro de Luna , Ricohombre de Aragón , Juan de Luna.
Tuvo como hermanos, el a veces llamado, Fernando Álvarez de Albornoz y de Luna, Arzobispo de Sevilla de 1371 a 1378, que fue sucedido en la sede por Pedro Álvarez de Albornoz entre 1378 y 1390. También el militar llamado Fernán Gómez de Albornoz, Señor de Campo Robles y Pedraza, de Villoria, provincia de Salamanca, Merinos y Arcos, General de la Frontera de Requena 1337, Comendador Mayor de Montalbán, provincia de Teruel, y de Mestanza, provincia de Salamanca y 13 de la Orden de Santiago. Acompañó en 1329 a su hermano primogénito, el militar conocido como Álvaro García de Albornoz "El Viejo" , (muerto en 1374 y enterrado en la Catedral de Cuenca) en oposición al poderoso e inquieto noble castellano y escritor el infante don Juan Manuel.
En 1331 Fernán Gómez, con su hermano Alvar García, estuvieron presentes en la coronación del joven rey Alfonso XI de Castilla, y fue uno de los que al día siguiente el Monarca armó Caballeros de la Orden de la Banda, muriendo Fernán Gómez en 1352 en el sitio de Algeciras.
[editar] Restos
Sepulcro de Gil Álvarez de Albornoz en la Capilla de San Idelfonso en la Catedral de Toledo.Por bula de Gregorio XI de 21 de septiembre de 1371 se concedió Indulgencia Plenaria a todos los que colaborasen en el traslado de sus restos a España con el Cortejo por Italia y Francia y España presidido por su sobrino Fernando Álvarez de Albornoz, investido poco después de la muerte de Gil como Arzobispo de Lisboa(1369 - 1371), Arzobispo de Sevilla (1371 - 1378). En 1372 el propio Enrique II de Castilla ayudó a llevarlo , siendo trasladados a Toledo, y está enterrado en un sepulcro que se muestra exento en el centro de la Capilla de San Ildefonso de la Catedral de Toledo, cuya construcción, de finales del siglo XIV, fue ordenada por el propio Cardenal Albornoz, para capilla funeraria suya y de su familia, y que no vio terminada.
[editar] Referencias1.↑ a b c Artehistoria (ed.): «Carrillo De Albornoz, Gil Alvarez». Consultado el 3 de enero de 2010.
[editar] Enlaces externos(en inglés) Enciclopedia Católica
Wikisource contiene obras originales de o sobre Gil Carrillo de Albornoz (Retrato).Wikisource
Predecesor:
Jimeno de Luna Arzobispo de Toledo
1338 – 1350 Sucesor:
Gonzalo de Aguilar
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El arzobispo de Toledo, Gil de Albornoz, acompañó al rey Alfonso XI en la batalla de Tarifa o del Salado. La misma noche de la batalle envió dos cartas, una al Papa y otra a un obispo italiano. Se analizan estos documentos y se los compara con la Crónica de Alfonso XI. A partir de estas fuentes se expone una hipótesis sobre la ubicación de las tropas y su evolución en el campo de batalla.
EL ITINERARIO DEL EJÉRCITO CRISTIANO
Gil Álvarez Carrillo de Albornoz fue nombrado en el año 1337 arzobispo de Toledo, iglesia primada de España, cargo que llevaba aparejado el de canciller de Castilla (1 ). Estuvo junto a Alfonso XI en las principales operaciones militares que acomtió el animoso rey castellanoleonés, a saber: Tarifa, Algeciras y Gibraltar, actuando en todo momento como leal consejero del rey.
Al subir al trono Pedro 1, el arzobispo Gil de Albornoz marchó a la sede papal de Aviñón. Nombrado cardenal, actuó como jefe militar del papa Inocencia VI. Como legado papal en Italia logró recuperar hábilmente las posesiones papales. Los restos del insigne cardenal, estadista y militar se encuentran en la catedral de Toledo.
Después de finalizar la batalla del Salado, al anochecer del día 30 de octubre de 1340, las tropas coaligadas de Portugal y Castilla volvieron al real de Torre de los Vaqueros (nuestra actual Valdevaqueros). Esa misma noche, Gil de Albornoz redactó dos canas (2). Una de ellas se la envió al papa Benedicto XIII, que había participado activamente en los preparativos de la decisiva batalla y otra al obispo de Frascati, Aníbal de Ceccano (3).
Gil de Albornoz dio por sentado que el Papa estaba informado de que, dos semanas antes, los cristianos habían salido de Sevilla con dirección a Tarifa, para enfrentarse a !os reyes de Marruecos y Granada. Esto confirma el interés con que Benedicto XIII siguió los sucesos que se estaban produciendo en Tarifa.
Según la narración del arzobispo de Toledo, el ejército cristiano salió de Sevilla el lunes día 16 de octubre. La noche de ese lunes durmieron en Utrera. El martes llegaron a un lugar llamado Locas (Torres de Alocaz). El miércoles llegaron a Coyos (lugar cercano a Lebrija). El jueves pasaron la noche cerca de Jerez de la Frontera. El viernes acamparon en el río Guadalete. Allí permanecieron el sábado, domingo, lunes y martes, "esperando las gentes y las vítuallas". Tras llegar las tropas que esperaban, se prosiguió la marcha. El miércoles acamparon cerca de Medina Sidonia. El jueves llegaron a Ladaleíos (Benalup) y el viernes alcanzaron al rfo Almodóvar. Aquí debieron permanecer un día, ya que es el domingo día .29, y no el sábado, cuando el ejército llegó a_Valdevaqueros, a unos diez kilómetros de Tarifa.
El itinerario y las fechas que da Gil de Albornoz difieren algo de las recogidas en la Crónica del Alfonso XI, que no da fechas pero se pueden deducir de la narración (4). Según el arzobispo, estando los reyes cristianos en el Guadalete enviaron mensajeros al sultán Abu IHasan, para retarle a pelear en las llanuras aledañas a la laguna de la Janda. Los enviados cristianos volvieron, según Albornoz, cuando los reyes habían llegado al río Almodóvar. Más aceptable es la versión de la Crónica, que afirma que los mensajeros retornaron cuando los cristianos aún estaban acampados en el Guada!ete.
Gil de Albornoz deja traslucir la preocupación de los reyes cristianos por la dificultad de pasar por la Peña del Ciervo (5), donde los musulmanes habían levantado una trinchera y la tenían defendida. Según el arzobispo de Toledo esta fue la principal razón para que los reyes cristianos retaran a Abu 1Hasan a batirse en las cercan/as de la laguna de la Janda.
El camino natural para acceder a Tarifa desde el valle del Guadalquivir es por Puertollano, es posible que los cristianos no siguieran este camino porque si lo hubiesen hecho, habrían llegado a escasa distancia de donde se encontraban las tropa
enemigas, no teniendo lugar para poner el real (6). Sea cual fuere las razones de los cristianos para no pasar por Puertollano, tomaron la decisión, al menos, una semana antes,
El mismo domingo día 29 de octubro, los cristianos lograron expulsar a los moros del puerto de la Poña, que no fue defendido con mucho ahínco. El rey Alfonso XI examinó personalmente el terreno, especialmente la 7.ona costara, por donde se proveía que iba a desarrollarse la batalla. El rey mandó "explanar el atrincheramiento[ ... ) as( como cuantas obras podían dificultar en aquella zona la libertad de movimientos exigida por el combate".
LA ORACIÓN DE ALFONSO XI
El domingo día 30 de octubre "muy temprano" el rey oyó la misa que celebró el arzobispo. Sorpresivamento, cuando Gil de Albornoz alzó el cuerpo de Cristo, el rey lo interrumpió y
prometió públicamente, con copiosas lágrimas y pronunciando palabras muy devotas, apartarse del pecado y enmendar su vida", dicho lo cual "llorando humilde y devotamente, recibió a Jesucristo". "En se
guida fueron bendecidas tas armas"del rey que, según la Crónica, estaban encima del altar. Después de la misa, todos se prepararon para el combate.
El ansia de comenzar la batalla impidió a Alfonso XI conciliar el sueño el día antes del enfrentamiento: "En la su tienda yazía / non codiciando tesoros, / mas deseando el día/ que se viese con los moros. / En la su cama yaciendo I con saña del cora9ón I yazíase rebolviendo / commo un bravo león I e a Dios Padre pedía I que la mañana llegase; I e Dios le enbíó el día I e non quiso que tardase". Al amanecer dijo su oración: "Contra Ti so muy errado I desde el tiempo en que nas9í, I bien conosco mi pecado/ e el mas que merecí. [ ... ] a Ti, Padre, Señor bueno, I pido meret e perdón I por mí e por mi conpaña / que nos non dexes perder e la corona de España/ póngala en tu poder" (7).
LA POSICIÓN DE LAS TROPAS
Las cartas de Gil de Albornoz, !a Crónica de Alfonso XI, la lógica militar y la orografía del terreno, nos permiten averiguar cómo se encontraban repartidas las tropas cristianas y moras cuando comenzó ia batalla.
metros de Tarifa en dirección a Algeciras, que se eleva hasta los 185 metros, desde donde se domina no sólo el castillo, sino los llanos de La Vega y los cerros aledaños (9). Esta versión es apoyada por la Crónica que afirma que el campamento estaba en un otero que "/legaua fasta Tarífa". Para su defensa y en evitación de un movimiento envolvente de los sitiados en Tarifa, permanecieron allí seis mil hombres a caballo y ocho mil peones, según la narración de la Crónica.
El rey de Granada puso su real también lejos de Tarifa, pero cerca del campamento benimerín. Los granadinos no tenían que situar su campamento lejos del campo de batalla (como sí tuvieron que hacerlo los benimerines}, ya que no tenían que proteger a nadie en especial, porque todos eran guerreros.
La narración de Gil de Albornoz es bastante precisa en cuanto a la posición relativa de las citaras musulmanas, El rey de Granada se encontraba
"en una región verdaderamente difícil donde había un bosque". El emir Abu 'Umar, el Aboamar de la Crónica, se encontraba "hacia los antiguos campamentos". Mientras que Abu 1Hasan estaba "en medio, por donde la fucha se ofrecía todavía más áspera". Tenía distribuidas sus huestes por tribus y estirpes, "llegando hasta la orilla de dicho río del Salado".
Después de las primeras escaramuzas entre las vanguardias de uno y otro ejército, los castellanos, al mando de Alfonso XI, se lanzaron directamente hacia donde estaba el sultán, subiendo por la "falda de una cierta escarpada peña, muy defendida, en cuya cumbre el rey de Benamarín aparecía rodeado de un gran ejército". Las únicas elevacio• nes de la zona que pueden ser calificadas como "pefia escarpada" son el Bujo de 259 metros de altura, el Cerro del Tesoro con 290 metros y Los Zorrillos de 220 metros, los tres muy cercanos entre sí. Los tres promontorios permiten la visión de todo e! campo de batalla, rápido acceso al alfaneque y al camino de vuelta a Algeciras (1 O).
Los "antiguos campamentos" a los que se refiere Albornoz debieron ser los ocupados por los benimerines desde el mes anterior, cuando comenzó el sitio de Tarifa. Si se tiene en cuenta que durante la batalla debía de interceptarse tanto a los cristianos que quisieran llegar a Tarifa como los que pudieran salir de la plaza y que un campamento debía de estar en una posición prominente, planteamos la hipótesis de que esos antiguos campamentos que el día de la batalla estuvieron controlados por Abu 'Umar, debieron estar en la Loma de lCantera o en sus faldas. Se trata de un cerro que a modo de muralla de casi un kilómetro de longitud protege a Tarifa por el oeste, extendiéndose hasta cerca de la playa, alcanzando una mái<ima altitud de 58 metros y a una distancia de un kilómetro de la muralla de la plaza tarifeña (11 ). La Crónica dice que Abu 'Umar estaba "detrás de un cabe90 con una 90fada que tenla techa", algo que es compatible con nuestra hipótesis.
Según Albornoz, el rey de Granada estaba "af otro lado", en una colina. La Crónica nos dice que posaba "9erca de la sierra". Este lugar debió ser la falda del cerro de Longanilla o mejor aún de Cerro Gordo de 433 metros de altura, donde ahora no ha un denso bosque pero que lo pudo haber en aquel tiempo. Este lugar está separado de la supuesta posición de los benimerines por el puerto de Piedracana, a unos nueve kilómetros de Tarifa. Esta hipótesis satisface la información que nos da la Crónica, que afirma que los peones de la costanera izquierda de Alfonso XI se unieron a los portugueses, decantando la victoria de parte cristiana. Los menos de cinco kilómetros que separan los llanos por donde los castellanos cruzaron el Salado y la supuesta ubicación de los granadinos, pueden ser recorridos sin dificultad y sin tardanza por gente a pie. Nótese que la distribución de las tropas musulmanas perseguía impedir una operación envolvente por las alas, cosa que finalmente ocurrió.
El número de efectivos del ejército musulmán debió ser enorme. Gil de Albornoz dice que "nadie del mundo haya visto tanta gente junta", según su apreciación llegaba a cuarenta mil caballeros y cuatrocientos mil peones, una cifra exagerada, pero que deja constancia de que se trataba de un gran ejército.
Las tropas cristianas pasaron la Peña y el río Jara sin oposición, a pesar de que por la noche un destacamento al mando de Abu 'Umar, había estado patrullando la zona. Los cristianos llegaron a la orilla del riachuelo del Salado o Saladillo, allí se detuvieron porque estaba defendido por una avanzadilla musulmana.
La Crónica detalla pormenorizadamente las distintas citaras o cuerpos del ejército cristiano, con indicación de quien la componían y la función que debían tener en la batalla. El ejército castellano estaba formado a la usanza, es decir, con vanguardia, cuerpo central, dos costaneras y zaga. La costanera izquierda est.aba formada por los peones, al mando de Pedro Núñez de Guzmán y la derecha, al mando de Álvar Pérez de Guzmán, la formaban los donceles de rey, que montaban a la jineta, a la manera de los musulmanes.
La lógica y la tradición nos obliga a suponer que el paso del Salado por los castellanos se realizó por la zona denominada Pedro Valiente (12). Se trata de un llano de un kilómetro y medio de ancho, que va desde el final de la playa de Los Lances, hasta la Loma de los Prados, a cuyos pies transcurre el cauce del Salado.
El ejército portugués fue completado por efectivos castellanos y se encontraba a la izquierda de Alfonso XI, formando una citara independiente. También cruzó el Salado pero sin encontrar oposición y debieron hacerlo por la embocadura que conduce al puerto de Piedracana, donde se encontraba el rey de Granada.
La retaguardia cristiana permaneció en las laderas de la Peña y estaba formada por gente poco experimentada. Por último, una cuarta citara quedó formada por los efectivos que estaban en Tarifa, a los que se unió un destacamento que la noche anterior logró burlar la vigilancia musulmana y los destinados en la flota castellana, pues los aragoneses se negaron a salir al campo de batalla. A este destacamento se le encomendó que "otro dia fuesen ferir en el rreal do tenia el rrey Aboa9en el su alfaneque, por quanto los moros viesen dar en el su rreal, que por lo acorrer, avria razon de enauessar [enervarse, o sea, debilitarse] de las hazes en que estouisen" (Crónica). Estas tropas salieron de las murallas de Tarifa al poco de comenzar la batalla e intranquilizaron a Abu IHasan, que no tomó medidas efectivas contra ellos, tal vez esperando que su retaguardia podría controlarlos en el caso de que efectuaran un movimiento envolvente, un grave error que contribuyó a la derrota musulmana (13). EL DESARROLLO DE LA BATALLA
No hay dudas de que la batalla del Salado se desarrolló el lunes día 30 de octubre de 1340 y no el día 28 como equivocadamente refiere la Crónica, lo que ha dado pie a innumerables equivocaciones. El propio Gi! de Albornoz afirma que el día 29 de octubre llegaron a la orilla del mar, "colocándose a una legua de distancia de las blasfemas huestes de los reyes de Benamarín y de Granada" y la batalla fue "al día siguiente, es decir, en el penúltimo del presente mes" (14).
En cuanto a la hora del comienzo y fin de la batalla tenemos que ser más imprecisos. Aunque los cristianos se prepararon desde muy temprano y poco después llegaron a los vados del Salado, debieron detener el comienzo de la contienda, pues al rey le "consejaron que se detoviesse vn poco por el sol que salia enton9es e les daua de rrostro, de guisa que fes fazia perder mucho de la vista de los ojos" (Crónica). La verdad de esta afirmación se puede comprobar in situ y llega a ser de tal intensidad que se pierde la visión casi por completo. A las 9 hora local el Sol está aproximadamente hacia el SE, o sea, hacia donde se encontraba la vanguardia musulmana, y a una molesta altura de unos treinta grados sobre el horizonte. A las 1 O horas, ya el Sol se encontraba en el SSE y las molestias eran mínimas. Por tanto, hay que suponer que fue en torno a esa hora cuando comenzó la batalla, unas cuatro horas después de haber amanecido (15),
Sobre la hora final de la batalla Gil de Albornoz dice: "Se combatió hasta la hora tercia; cuando el Señor de los Ejércitos dejó caer el rocío de su bendición, cedió la resistencia de nuestros adversarios, que doblaron la espaldaD. Es decir, la conclusión de la batalla estuvo en torno a mediodía, lo que da una duración de aproximadamente tres horas. Hay que entender que este fue el tiempo del enfrentamiento en regla, hasta que el ejército musulmán se desorganizó. Posteriormente vino su persecución o "alcance" que debió durar hasta concluir el día.
Sin entrar en los pormenores de la batalla, decir que parte de la delantera cristiana logró superar la primera línea de defensa musulmana y se dirigió directamente al campamento benimerín saqueándolo. Debieron de seguir muy aproximadamente el camino de la actual carretera nacional 340 y por el desvío que evita su entrada en el casco urbano de Tarifa o bien por una corta cañada que hay cerca. También los acuartelados en Tarifa atacaron el campamento musulmán, probablemente ascendiendo por el arroyo del Retiro y siguiendo la cañada de Alfaneque.
LA HUÍDA HACIA ALGECIRAS
Tras vencer la resistencia musulmana, Gil de Albornoz dice que: "Entonces ascendimos ágilmente, avanzando hacía los campamentos enemigos y penetrando en sus propios reductos, donde tenían plantadas sus tiendas. Todo había quedado abandonado al darse a la fuga". En la "tienda colorada" de Abu 1Hasan se encontraron los cadáveres de dos mujeres del sultán, "una de las cuales era hija del rey de Túnez; cuatro hijas mayores y dos pequeñas y muchas concubinas". Una innecesaria atrocidad que lamentó el rey Alfonso XI. Según la Crónica su mayor pesar "fue de las rreynas e de las ynfantas e mugeres de alto Jugar que fallo muertas por manos de viles omes ". La huida de los moros debió ser por los dos caminos que conducen a Algeciras, a saber, por la orilla del mar y por donde actualmente transcurre la carretera nacional 340. Los cristianos acosaron a los musulmanes hasta llevarlos a la orilla y "al huir hacia dentro del mar se sumergieron y ahogaron", versión de corrobora la Crónica.
Los reyes de Granada y Marruecos se encontraron en la huída y fueron perseguidos por los cristianos. La Crónica dice que Abu 1Hasan "fue huyendo por vn valle arriba[ ... ] E desta guisa se yua contra A/geciras", que puede referirse al valle por donde corre el río de la Vega. "Prosiguiendo nuestro avance [escribe Albornoz] alcanzamos la cima de un monte y penetramos en fas asperezas del mismo, hacía donde corrían los moros" .. Debemos suponer que en la huída se dirigían hacia Algeciras, el lugar más seguro para su protección. Gil Albornoz prosigue: "Allí mí señor el rey de Castilla, peleando cuerpo a cuerpo, aprisionó a cierto infante moro llamado Aboanar, hijo del rey de Benamarfn" (i 6). Difícil es identificar este monte, que debe estar antes del río Guadalmesí, porque al llegar allí los reyes se volvieron a su campamento. A este apresamiento se refiere el Libro de la Montería de Alfonso XI "el colmenar de Pero Xjmenez, a do tomaron el Infante de Benamarin quando a la de Tarifa, es buen monte de puerco". El topónimo Pedro Jiménez se ha con. servado pero como un afluente del río Jara, que nace en Saladavieja en la cercanía de Puertollano, por tanto muy separado del lugar de la batalla (17).
Alfonso XI perseguió con ahínco a Abu 1Hasan pero desistió de su empeño al quedarse sin tropas suficientes, porque la mayoría se quedaron en el campamento musulmán robando. Los musulmanes pensaron que los cristianos iban a continuar hasta Algeciras. Por eso los reyes de Granada y Marruecos no permanecieron en esa ciudad, sino que uno se fue para Marbella y el otro para Gibraltar. Pero los cristianos no estaban en condiciones de seguir el avance. Son bien elocuentes las palabras de Gil de Albornoz: "¡Lástima que no tuviésemos vituallas sino para dos días! ¡Si hubiésemos estado abastecidos para un mes, es indudable que podríamos llegar a conquistar el castillo de Algeciras!" La Crónica eleva a cuatro los días para los que tenían suministros.
CONCLUSIONES
Las cartas de Gil de Albornoz escritas el mismo día de la victoria de! Salado y la Crónica del rey Alfonso Xl, nos permite aventurar que el campamento benimerín estaba al final de la cañada de Alfaneque y la distribución de las tropas fue: los granadinos en el puerto de Píedracana, Abu 1Hasan en el Cerro del Tesoro u otro cerro cercano y Abu 'Umar en la Loma de la Cantera. La huída fue por varios lugares, algunos se fueron por la costa y otros por un camino que coincide con la actual carretera nacional 340. Abu 1Hasan se unió en la huída con el rey de Granada Yusuf I y recorrieron el cauce del río de la Vega hasta alcanzar el camino de Algeciras. El día de la batalla fue con seguridad el lunes 30 de octubre de 1340, empezando en torno a las 1 O hora local y durando aproximadamente tres horas.
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Agregado por: Ing. Carlos Juan Felipe Urdaneta Alamo, MD.IG.
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