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de: Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo →Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz is your first cousin 8 times removed.
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(Linea Paterna)
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Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz is your first cousin 8 times removed.of→ Carlos Juan Felipe Antonio Vicente De La Cruz Urdaneta Alamo→ Dr. Enrique Jorge Urdaneta Lecuna
your father → Dr. Carlos Urdaneta Carrillo
his father → Guadalupe Carrillo Márquez
his mother → General Juan Bautista Carrillo Guerra
her father → Juan Bautista Carrillo Quevedo
his father → José Tomás Carrillo Domínguez
his father → José Antonio Carrillo y Gámez Terán
his father → Andrés Antonio Carrillo y Camacho
his father → Diego Carrillo y Carrillo
his father → José Carrillo de Albornoz y Montiel, I duque de Montemar
his father → Leonor Carrillo de Albornoz y Antich
his daughter → Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz
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Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz is your second great uncle's uncle's wife's first cousin thrice removed.
Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz
Gender: Male
Birth: September 12, 1727
Barbastro, Huesca, Spain
Death: March 13, 1794 (66)
Madrid, Madrid, Spain
Immediate Family:
Son of Sir Felipe Nicolás Ricardos y Rodríguez de Herrera, 4. baronet Richards of Brambletye and Leonor Carrillo de Albornoz y Antich
Brother of Antonia Engracia Ricardos; Antonia María Clara Ricardos; Antonia Inés Ricardos and Antonio Ramón Ricardos
Added by: Francisco Jose Echeagaray Azpiri on April 19, 2008
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http://en.wikipedia.org/wiki/Antonio_Ricardos
Junto con Aranda, uno de los grandes militares españoles del siglo XVIII. Consumado táctico, destacan su preocupación por la formación de oficiales y sus triunfos de guerra en el Rosellón.
Nació en la misma casa que los Argensola, en Barbastro. Era hijo de militar y sobresalió, desde temprano, como oficial de caballería, en el regimiento que mandaba su padre (el de Caballería de Malta) del que, como noble, fue capitán comenzada su adolescencia. Durante la Guerra de Sucesión austriaca (1740-1748) tomó parte en las acciones de Piacenza y el río Tedone, destacando hasta el punto de suceder a su padre en el mando del regimiento, con dieciséis años de edad. Combatió en la guerra con Portugal, consiguiendo el generalato, tras lo que se dedicó a estudiar la organización militar prusiana, capacitación que le valió ser enviado por Carlos III a reorganizar el dispositivo militar de la Nueva España.
En 1768 fue miembro de la comisión para establecimiento de los límites exactos entre España y Francia. Los méritos contraídos consiguieron para él una Encomienda de Santiago -lo que le serviría de escudo contra las asechanzas inquisitoriales- como las hubo contra tantos reformistas ilustrados de la España de entonces. Cofundador de la Real Sociedad Económica de Madrid y llegado a teniente general e inspector de Caballería, creó el Colegio Militar de Ocaña, en donde introdujo nuevos métodos de formación moderna para la oficialidad del Arma. Pero la Inquisición no cejó en su enemiga contra él y hubo de dejarlo, recibiendo modesto destino al frente del ejército en Guipúzcoa.
Cuando España declaró la guerra a la República francesa, tras la ejecución de Luis XVI, Godoy se asesoró de él. Carlos IV lo promovió a Capitán General de Cataluña, con competencias de gobernador del Principado (1793), en cuya condición tomó el mando del ejército para invadir el Rosellón. Entre abril y septiembre tomó Arles, el río Tec y Bellegarde, venciendo, por sus condiciones de estratega y táctico, en Mas Deu y en la batalla de Truillás, causando allí seis mil muertos al enemigo. Su rival, Dagovert, no pudo con él, a pesar de que Ricardos, falto de apoyos, hubo de retirarse con 20.000 hombres y 106 piezas artilleras, acosado a poca distancia, sin perder hombres ni equipo y aguantando casi un mes en sus atrincheramientos (tres ataques generales y once combates) sin ceder posiciones ni piezas. Aún pudo vencer a los ejércitos de la Convención republicana en Asprés, tomando Port Vendres, Santelme y Collioure, dominando, así, toda la costa rosellonesa. Sin medios para continuar una campaña que alcanzó resonancia europea, regresa a Madrid, para exigir apoyo a Godoy. Y estando en la gestión, muere en 1794. Desde ese momento, la guerra en el Pirineo oriental comienza a perderse por las armas españolas, faltas de un jefe que pudiera suplir las virtudes humanas y profesionales de Ricardos. Condecorado con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, la más alta distinción de la Monarquía, su muerte supuso para su viuda el título de condesa de Truillás, como prueba tangible de lo que la Corona adeudaba a este distinguido servidor, cuya obra más querida, su Escuela Militar de Ocaña, no pudo continuar. Adicto al grupo de Aranda () y admirador de los enciclopedistas, es un ejemplo del militar moderno del siglo XVIII español y europeo.
TENIENTE GENERAL D. ANTONIO RICARDOS CARRILLO DE ALBORNOZ
(1727 - 1794)
General en Jefe del ejército de operaciones español en la Campaña del Rosellón de 1793.
Nació en Barbastro el 12 de septiembre de 1727, en el seno de una familia de gran abolengo aristocrático emparentada con personalidades británicas establecidas en Cádiz en 1650. Su abuelo paterno fué un distinguido oficial de la Marina Real Británica llamado Jacobo Richards que se casó en Cádiz en 1683 con doña Beatriz Rodriguez de Herrera y que españolizó su apellido cambiándolo por el de Ricardos.
Su padre fue D. Felipe Nicolás Ricardos, Sargento Mayor del Regimiento de Caballería de Malta y que estaba en esa época de guarnición en Barbastro. Años más tarde, durante la Guerra de Sucesión austríaca (1740 - 1748) su padre marchó a Italia, en cuyas campañas intervino y donde obtuvo el empleo de Brigadier. Posteriormente desempeñó los cargos de Gobernador de las plazas de Málaga y Cartagena de Indias. Murió en ésta última en 1757 siendo Teniente General.
Su madre fue Dña. Leonor Carrillo de Albornoz, hija del Capitán General D. Juan José Carrillo de Albornoz, conquistador de Orán, Nápoles y Sicilia, vencedor de los austriacos en Bitonto, nombrado Capitán General por el rey Felipe V, quien además le otorgó el título de Duque de Montemar con Grandeza de España en agradecimiento a sus servicios distinguidos.
Tuvo tres hermanas; la mayor, Antonio Engracia, casó con el Marqués de Tablantes. Las otras dos, Antonia Clara y Antonia Bienvenida, profesaron como monjas capuchinas en un convento de Barbastro que a partir de entonces gozó del apoyo y protección de la familia.
La educación militar de D. Antonio Ricardos estuvo a cargo de su abuelo el Duque de Montemar. A los 14 años ya vestía el uniforme de Capitán del Regimiento de Caballería de Malta, al que se incorporó tres años más tarde y en el que participó en toda la campaña de Italia a pesar de su juventud. Participó en la batalla de Plasencia y en las sangrientas jornadas que la siguieron e el rio Tedone, destacando hasta el punto de suceder a su padre en el mando del regimiento con dieciseis años de edad. Regresó a España en 1748 tras la Paz de Aquisgrán con apenas 20 años recién cumplidos y conceptuado como uno de los mejores capitanes de caballería del ejército.
Hasta 1763 se dedicó a estudiar las tácticas del rey de Prusia Federico el Grande, especialmente el empleo que éste hacía de las unidades de caballería.
En 1764 ya era Teniente General, y marchó a Veracruz a reorganizar durante cuatro años el descuidado sistema militar de Nueva España.
En 1768 se le nombró jefe de la Comisión Militar española que, junto con una francesa, delimitaría la frontera pirenaica con Francia.
En 1773 se le nombró Inspector del Arma de Caballería, dedicándose a reorganizar sus servicios administrativos y mejorar la instrucción de sus oficiales de acuerdo a las modernas teorías imperantes en la época. Para ello fundó el Colegio Militar de Ocaña para la instrucción de oficiales.
En 1775 participó en la expedición a Orán, pero no llegó a combatir. La expedición española, al mando del general O´Reilly, encontró a los moros alertados de la presencia española por avisos procedentes de Francia, lo que malogró la expedición.
Como el General Ricardos era un innovador, padeció un proceso por sospechoso de ser proclive a los aires pre-revolucionarios que se detectaban en la Francia de Luis XVI. Suponiendo que era amigo del Conde de Aranda, el Conde de Floridablanca le mandó a Guipúzcoa como Comandante General en 1788 a modo de destierro encubierto con el encargo de vigilar la frontera del Bidasoa en previsión a posibles intervenciones militares en Francia por causa de los sucesos que acaecían en el vecino país.
En marzo de 1793 Godoy le nombró para sustituir al recientemente fallecido Capitán General de Cataluña, Conde de Lazy, y se le ordenó que dispusiera el Ejército de Cataluña para entrar en Francia por el Rosellón. Con las escasas fuerzas puestas a su disposición entró el Francia el 17 de abril y sostuvo una victoriosa campaña contra los franceses hasta final de ese año, momento en el que se preparó para pasar en invierno atrincherado en territorio francés.
En este corto periodo de tiempo escribió páginas gloriosas y poco conocidas, como las batallas de Madeu y Truillas, el empleo de la Caballería en misiones de exploración extendiendo sus funciones estratégicas, la construcción del campo atrincherado de Bulú y el empleo de métodos de fortificación improvisada o en el campo de batalla según procedimientos usados muchos años más tarde en la guerra franco-prusiana de 1870 y en la ruso-turca. Nueve fueron los generales franceses a los que se enfrentó en esta campaña.
A primeros de 1794 acudió a Madrid para solicitar refuerzos con los que proseguir la campaña. Fatalmente, falleció en la capital el 13 de marzo de 1794 a consecuencia de una pulmonía a la edad de 66 años.
http://www.ingenierosdelrey.com/personajes/s_18/ricardos.htm
CAMPAÑA DE 1793. FRENTE DEL ROSELLÓN
Invasión y ofensiva española: meses de abril a septiembre
El general Ricardos inició la invasión del Rosellón el 17 de abril de 1793, día del 82 aniversario de la creación del Real Cuerpo de Ingenieros por Felipe V en 1711. Para evitar enfrentarse al fuerte de Bellegarde, que defendía el paso del Coll de Le Perthus en la carretera nacional que une Perpignan con Figueras a la atura de La Junquera, Ricardos decidió atravesar el Coll de Portell, a la izquierda de Le Perthus, con 3.500 soldados e iniciar la invasión por el valle del Tech. A finales de abril había ocupado los pueblos de San Lorenzo de Cerdá.
Tras el fácil éxito inicial, Ricardos avanzó lentamente hacia la desembocadura del valle del rio Tech en dirección a la capital del Rosellón, para dar tiempo al paso de la artillería por el Coll de Portell y reunir el grueso de su ejército, cifrado en unos 32.000 hombres. Los franceses pretendieron cortarle el paso, pero el general Ricardos les venció en la batalla de Mas Deu el 19 de mayo. En vez de aprovechar el éxito y tratar de ocupar Perpignan, el general Ricardos decidió consolidar su posición. Una semana más tarde, el 23 de mayo, las tropas españolas tomaron las villas de Argeles, Elna y Cornella, situadas en el flanco derecho. De esta manera cortó el camino a Perpignan e impidió cualquier posible socorro que las guarniciones de la costa situadas en Colliure y Port-Vendrés pudieran enviar a la capital.
El general Ricardos empleó el mes de junio en la rendición y toma de los fuertes franceses que guarnecían el valle del Tech y el Col de Le Perthus: Castillo de los Baños el dia 4 de junio, Prats de Molló el dia 6 de junio y el Castillo de Bellegarde el 24 de junio, éste último tras un asedio de 11 días. A continuación se preparó para el ataque a Colliure y Port-Vendrés con el fin de asegurarse el flanco derecho; pero el intento fracasó el dia 30 de junio en el combate de Puig Oriol.
Consolidada la presencia española tras los Pirineos y sin enemigos en la espalda, el general Ricardos avanzó hacia la capital. El 17 de julio se dió la batalla de Perpignan, a resultas de la cual el ejército español no consiguió rebasar el campo atrincherado de la Unión, situado justo delante de la capital.
Tras su retirada frente a Perpignan, el general Ricardos decidió cambiar de táctica. Atrincheró parte de sus fuerzas en Ponteillac, al norte de la Península del Rear, para fijar las tropas francesas del atrincherado de La Unión, que estaba a unos cinco kilómetros, e inició un movimiento envolvente por la izquierda para cruzar el río Tet, torcer hacia el este y envolver la capital por el norte para cortar sus comunicaciones con los montes Corbieres y Narbona.
En su avance hacia el rio Tet ocupó los castillos de Millas el 1 de agosto y de Villafranca tres dias despues, este último para evitar ataques por retaguardia desde la Cerdaña francesa. Los franceses establecieron el dia 5 de agosto un campo atrincherado en Cornelia, una aldea situada a media legua de Millas, como punto central de la defensa del rio Tet. No obstante, los españoles tomaron Mosset el 17 de agosto y San Feliú el 25 de agosto, cruzaron el rio el día 29 de agosto y ese mismo día tomaron el campo atrincherado de Cornellá. Tras la victoria el general Ricardos no lanzó su caballería a explotar el éxito hacia el norte de la capital para cortar sus comunicaciones e iniciar el cerco, sino que se atrincheró en Pecilla el dia 31 de agosto, a dos kilómetros del campo francés recién tomado.
Antes de iniciar el cerco de Perpignan por el norte, el general Ricardos hizo un reconocimiento ofensivo sobre el campo atrincherado de La Unión, atacando el 3 de septiembre las baterías de Orlés y Cabestany, situadas a ambos extremos del campo y distantes entre sí unos seis kilómetros. Los ataques españoles produjeron el pánico en Perpignan y la retirada del general en jefe francés, Puget de Barbantane, con su jefe de Estado Mayor, general Giacomoni, y 4000 soldados hacia la ciudad de Salcés, situada muy norte del Rosellón.
En este clima de desolación, la moral de los franceses se elevó al tener noticias de las victorias del general Dagobert en el combate del Coll de la Perche y en el combate de Olette, de tal manera que el general Ricardos se vió obligado a enviar tropas de refuerzo a Villafranca el 4 de septiembre. Los franceses aprovecharon este periodo de inactividad española para acabar las defensas del norte de la capital, situadas en un llano denominado "Llano de Vernet".
El general Ricardos continuó las operaciones de cerco de la capital. El dia 8 de septiembre los españoles se apoderaron del campo de Rivesaltes, obligando a los franceses retirarse hasta Salces. En este estado de cosas, el Marqués de las Amarillas solicitó el relevo por no estar de acuerdo con las medidas ofensivas que estaba adoptando el general Ricardos. Fue relevado por el Teniente General Courten.
El dia 15 de septiembre la osadía de los franceses les llevó a atacar el campo español de Ponteillac, siendo derrotados tras el intento.
Finalizados los preparativos para el sitio y asalto a Perpignan, el 17 de septiembre el general Ricardos dió la orden de tomar la posición de Vernet. Pero si bien los españoles consiguieron un éxito inicial, fueron finalmente derrotados en la acción de Vernet y obligados a retirarse a su campo de Peyrestortes. Pero los franceses salieron en su persecución y completaron la derrota de los españoles en la batalla de Peyrestortes ese mismo dia.
Reacción francesa: septiembre y octubre
Como consecuencia de las derrotas de Vernet y Peyrestortes, Ricardos ordenó la retirada de todas las tropas españolas y su concentración en el campo atrincherado de Ponteillac. Las tropas derrotadas del general Courten pasaron el puente sobre el rio Tet situado frente a San Feliú el dia 18 sin ser hostilizadas. El mariscal Conde la Unión lo pasó al dia siguiente procedente de la Cerdaña francesa con todas las tropas útiles, tras haber abandonado el castillo de Villafranca y reunido los heridos y enfermos dispersos. Tras su paso, quemó el puente y los franceses que le hostilizaban no se atrevieron a cruzar el rio. El 20 de septiembre llegó al campo de Ponteillac, con lo que todo el ejército español que había iniciado la operación envolvente de Perpignan dos meses antes estaba reunido de nuevo en el punto de origen.
Las victorias francesas del 17 de septiembre fueron seguidas entre los días 18 y 25 de septiembre por la invasión del Corregimiento del Talarn por las tropas francesas que habían invadido el Valle de Arán en el mes de mayo, con lo que los refuerzos que esperaba el general Ricardos fueron desviados para enfrentarse a esta pequeña invasión.
Como era de esperar, los franceses, animados por sus victorias sobre los españoles y al mando del enérgico general Dagobert, atacaron el campo español de Ponteillac el 22 de septiembre. Pero los franceses fueron derrotados en la batalla de Trouillas, en la que el general Ricardos obtuvo una brillante victoria.
A pesar de su derrota, el general Dagobert ordenó el despliegue de sus 12.000 hombres frente a los españoles en las alturas de Corbère, y la noche del 24 al 25 lanzó un golpe de mano sobre Thuir con intención de atacar la izquierda española y sorprender su retaguardia. Los franceses fueron descubiertos y su ataque neutralizado.
El 26 de septiembre el general Ricardos celebró un Consejo de Generales a resultas del cual ordenó la retirada y concentración de todo el ejército español de invasión en el campo atrincherado de Boulou, situado en la confluencia de las carreteras del valle del Tech y de la de La Junquera. El 1 de octubre llegaron a Boulou las unidades procedentes del campo de Ponteillac. Al día siguiente lo hicieron las que efectuaron la retirada de Argeles. A continuación el general Ricardos envió un parte al ministro Godoy.
El 2 de octubre, el nuevo general en jefe francés, se presentó con el ejército republicano en Banyuls-les-Aspres, situado a cuatro kilómetros de los españoles. Desde esta posición inició un asedio al campo atrincherado de Boulou, en el que los franceses realizaron tres ataques generales y once particulares hasta el dia 15 de octubre, siendo todos ellos rechazados por los españoles ocasionando un gran número de bajas a los franceses.
El 23 de octubre los franceses celebraron un consejo de guerra. En él se reconoce el fracaso del ataque al campo español y se decide adoptar otra táctica: atacar la plaza española de Rosas y hacer un golpe de diversión sobre Ceret.
La expedición contra Rosas se inició el 25 de octubre. Tres columnas al mando del general Delattre y el representante del pueblo Fabré pasaron la frontera por los colls de Fourcade, Banyuls y Belistre con intención de caer sobre Espollá e iniciar la invasión del Ampurdán. Pero las tropas francesas fueron derrotadas el 30 de septiembre en el combate de Espolla. Los franceses repasaron la frontera, pero quedaron en posesión del Coll de Banyuls.
Entretanto, la operación de diversión de Dagobert se inició el 28 de octubre. Partiendo desde Thuir por caminos de montaña se presentó el 31 ante las posiciones españolas; pero sus tropas fracasaron en sus ataques a Ceret, si bien el dia 2 de noviembre tomó la villa de Arlés. Las acciones del general Dagobert fueron influctuosas. Fracasada la invasión del Ampurdán, no tenía objeto proseguir su operación de diversión con tan pocas fuerzas, por lo que el 8 de noviembre regresó a Perpignan.
El 12 de noviembre los franceses celebraron un segundo consejo de guerra. En él se presenta un plan para realizar una segunda expedición a Rosas. Esta descabellada idea no se llevó finalmente a la práctica. Mientras tanto, la desorganización y la anarquía cundía en el ejército francés despues de los fracasados ataques al campo español de Boulou y las constantes marchas, contramarchas y continuos trabajos a los que se vió sometido desde primeros del mes pasado.
Contraofensiva española: noviembre y diciembre
A mediados de noviembre la situación del ejército español de invasión era muy precaria. Asentado en la línea del rio Tech, no tenía ningún punto fuerte donde apoyarse. El flanco izquierdo estaba amenazado por la guarnición francesa de Saint-Ferreol, situada tres kilómetros al norte de Ceret; el centro español estaba amenzado por la plaza francesa de Villalongue; y la derecha se enfrentaba a la constante amenaza de las plazas francesas de la costa y la ameneza de invadir el Ampurdán de nuevo a través del Coll de Banyuls.
Por todo ello, el general Ricardos diseñó un plan de ataque general a la línea francesa: por la derecha, el Conde de la Unión, reforzado con la División Portuguesa recién llegada el 4 de noviembre, liberaría de enemigos el alto valle del Tech; por la derecha, un ataque combinado con las fuerzas españolas desplegadas en Espollá a las órdenes de D. Ildefonso Arias y D. Francisco Solano y las desplegadas en Montesquiou a las órdenes del general Courten desalojarían a los franceses del Coll de Banyuls; por su parte, el propio Ricardos atacaría el centro del dispositivo francés desde Boulou.
Las operaciones del Conde de la Unión fueron un completo éxito: el 3 de noviembre consiguió que los franceses abandonasen Arlés y se refugiasen en Saint-Ferreol; el 5 de noviembre socorrió el Fuerte de los Baños; el 13 de noviembre desolojó a los franceses de las alturas de Palalda y Mont-Boulou; y el dia 20 de noviembre los desalojó de Saint-Marsal; y el dia 26 de noviembre finalizó con la toma de la ermita de Saint-Ferreol. De esta forma, el Conde de la Unión dejó expedito el camino entre Ceret y el Castillo de los Baños.
Mientras tanto, los franceses permanecieron inactivos, sin atacar decididamente el precario dispositivo español. Tan solo realizaron un tímido ataque: el dia 21 los franceses atacaron la ermita de San Sebastián, situada entre Ceret y Boulou, pero fueron rechazados.
Tras la fuerte tormenta que asoló aquellas tierras durante seis infernales dias, el general Ricardos reanudó su ofensiva. El 4 de diciembre ordenó el ataque a la posición de la ermita de Saint-Luc, guarnecida por los franceses retirados de Saint-Ferreol. Desde allí amenazaban el campo de Boulou desde las alturas. El Conde de la Unión dirigió el ataque y fracasó en el denominado combate del Llauro. No obstante este fracaso, el general Ricardos ordenó al general Courten que atacase desde su posición de Montesquieu. Tras dos dias de confusión y malos entendimientos en la transmisión de las órdenes, el general Curten conquistó la plaza de Villalongue el 7 de diciembre, extendiendo la ocupación hasta las villas de Saint-Genis y Laroque.
Consolidados la izquierda y el centro español, el general Ricardos se dispuso a atacar las plazas francesas de la costa y el paso de Coll de Banyuls. Iniciadas las operaciones el 8 de diciembre, el Coll de Banyuls fue finalmente tomado al asalto por el general Curten, seguida por la toma del pueblo de Banyuls-sur-Mer esa misma tarde.
Tras la victoria del Coll de Banyuls, los españoles tomaron de nuevo la villa de Argeles el 17 de diciembre. Dos dias más tarde, el 19, los franceses intentonn un contraataque contra Villalongue, llegando a conquistar una batería y a hacer numerosas bajas entre los españoles; pero los franceses se vieron obligados a retirarse tras la inminencia del contraataque español.
Mientras tanto, el general Ricardos se mostraba impaciente en ver finalizada la consolidación de la derecha de su ejército. A este fin, el general De la Cuesta tomó el 20 de diciembre el campo de la Justicia, fortificado en la zona de Puig Oriol por los franceses, el fuerte de San Telmo y el de Port-Vendrés, y la importante plaza de Colliure.
Finalizadas todas las acciones anteriores, el general Ricardos ordenó la última acción de la campaña: el ataque al campo francés situado frente a Boulou. El ataque fue un éxito, obligando a todo el ejército francés a huir precipitadamente y encerrarse en Perpignan.
Entre los dias 22 y 31 de diciembre el general Ricardos recorrió todas las posiciones españolas, dando instrucciones y órdenes concretas para su fortificación y acantonamiento y cuidado de las tropas. Visto algo quebrantada su salud por su edad, las fatigas de la campaña y la responsabilidad del mando, entregó el mando interinamente al Marques de las Amarillas, estableció cuatro correos semanales entre el Cuartel General en Colliure y él, y partió el 18 de enero de Ceret rumbo a Barcelona.
Fue convocado a Madrid junto con los generales en jefe de los frentes vasco-navarro y aragonés para despachar con el rey Carlos IV y el ministro Godoy en un Consejo de Guerra los acontecimientos de la campaña finalizada e iniciar las provisiones para la siguiente. Pero el general Ricardos murió inesperadamente en Madrid el 2 de marzo de 1794.
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